¿Cómo se aprende en el contexto escolar?
© de esta edición, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Marta Gràcia Garcia y M. Teresa Segués Morral
Producción: FUOC
Todos los derechos reservados

Índice
- Introducción
- Objetivos
- 1.Las prácticas educativas escolares como escenarios educativos
- 2.El aula como contexto de enseñanza y aprendizaje
- 3.La interacción profesor-alumnos y la construcción del conocimiento en el aula
- 3.1.El estudio del comportamiento del profesor y de la interacción profesor-alumnos desde la perspectiva proceso-producto
- 3.2.La interactividad como unidad de análisis de los procesos de construcción del conocimiento
en el aula
- 3.2.1.La interactividad y los mecanismos de influencia educativa
- 3.2.2.Un modelo conceptual y metodológico para el análisis de los procesos de influencia educativa en el ámbito de la interactividad
- 3.2.3.Los mecanismos de influencia educativa identificados desde el modelo de análisis de la interactividad
- 4.Interacción entre alumnos y aprendizaje escolar
- 4.1.El valor educativo de la interacción entre alumnos
- 4.2.La organización social de las actividades escolares
- 4.3.Procesos interpsicológicos responsables de la construcción del conocimiento en la interacción entre alumnos
- 4.4.Factores que condicionan y modulan la emergencia de procesos interpsicológicos responsables de la construcción de nuevos conocimientos en la interacción entre alumnos
- 5.Factores psicológicos implicados en el aprendizaje escolar: las características individuales
de los alumnos
- 5.1.Las diferencias individuales en el ámbito cognitivo y el aprendizaje escolar
- 5.2.Las diferencias individuales en el ámbito de la personalidad y el aprendizaje escolar
- 5.3.Representaciones mutuas, expectativas y dimensión afectiva en el aprendizaje escolar
- 5.4.Hacia un tratamiento articulado y contextual de las relaciones entre características individuales y aprendizaje escolar
- 6.La adecuación de la enseñanza a las características individuales de los alumnos
- 6.1.Estrategias educativas de respuesta a las diferencias individuales
- 6.2.La respuesta a la diversidad de capacidades, intereses y motivaciones en la escuela
como eje de la calidad de la enseñanza desde una perspectiva constructivista
- 6.2.1.Las diferencias individuales en el estado inicial de los alumnos ante el aprendizaje
- 6.2.2.La opción por un currículo abierto y la enseñanza como tarea de observación constante y actuación diferenciada y diversificada
- 6.2.3.Atención a la diversidad y ajuste de la ayuda educativa: la adaptación de las formas de ayuda como eje de la calidad de la enseñanza
- Bibliografía
Introducción
Objetivos
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Conocer y comprender algunos de los procesos interpsicológicos que tienen relevancia en la explicación del aprendizaje en el contexto educativo escolar y situar estos conocimientos en un marco conceptual integrador de tipo constructivista.
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Conocer y comprender algunos de los procesos intrapsicológicos que tienen relevancia en la explicación del aprendizaje en el contexto educativo escolar y situar estos conocimientos en un marco conceptual integrador de tipo constructivista.
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Conocer y comprender las principales estrategias de respuesta educativa a la diversidad de los alumnos que se han desarrollado históricamente y también la relación con las diferentes conceptualizaciones psicológicas y psicoeducativas de las diferencias individuales, en especial la enseñanza adaptativa.
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Profundizar en el conocimiento de un marco conceptual de referencia integrador de tipo constructivista con capacidad para ofrecer una aproximación al análisis de los procesos educativos escolares, de los principales factores que intervienen en éstos y de las relaciones que se establecen entre ellos.
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Adquirir y utilizar procedimientos y estrategias que permitan llevar a cabo la busca de informaciones relevantes para el análisis de procesos educativos concretos, así como valorar críticamente las informaciones obtenidas y elaborar las conclusiones oportunas.
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Conseguir y practicar habilidades y estrategias de trabajo colaborativo necesarias para la construcción de un conocimiento compartido en el marco de un equipo.
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Adquirir y practicar habilidades y estrategias de autorregulación que permitan el aprendizaje propio y el trabajo en equipo.
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Valorar las aportaciones de la psicología al estudio de los procesos educativos escolares y a la resolución de los problemas vinculados a su planificación y a su desarrollo.
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Desarrollar una actitud favorable hacia un modelo de escuela estructurado desde la diversidad de los alumnos, en la diversidad de los alumnos y para esta misma diversidad, e integrar esta actitud en la representación global del papel profesional propio como psicólogo de la educación en general y como psicólogo escolar en particular.
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Adquirir y practicar actitudes de compromiso personal, corresponsabilización, apoyo y ayuda mutua necesarias para la resolución de tareas académicas o profesionales en el ámbito de la intervención psicoeducativa.
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Desarrollar un enfoque con detalle del propio proceso de aprendizaje.
1.Las prácticas educativas escolares como escenarios educativos
1.1.Las características de las prácticas educativas escolares


1.2.La aproximación sistémica a los procesos escolares de enseñanza y aprendizaje

Os proponemos unas direcciones electrónicas a partir de las que podéis encontrar información sobre las diferentes leyes que rigen el sistema educativo español y catalán:
LOE Ley orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, la que actualmente rige el sistema educativo en el Estado español.
Proyecto de ley de educación para Cataluña (aprobado el 29 de julio del 2008).
Podéis encontrar información muy útil sobre la organización general de los centros y del currículo escolar en las diferentes etapas educativas –entre otros aspectos–, accediendo a las Instruccions per a l’organització i el funcionament dels centres educatius públics i també privats per al curs 2008-09 [última consulta: 22 de octubre del 2008]. Desde las mismas instrucciones se puede acceder a diferentes decretos que ordenan el sistema educativo en Cataluña.
Para tener más información sobre aspectos de estructuración curricular desde una perspectiva psicológica, podéis consultar la obra siguiente:
C. Coll (1987). Psicología y currículum. Barcelona: Paidós.
Para reflexionar sobre qué contenidos han de formar parte del currículo escolar, podéis consultar la obra siguiente:
C. Coll (Dir.). (2007). Currículum i ciutadania. El què i el per a què de l’educació escolar. Barcelona: Mediterrània.
2.El aula como contexto de enseñanza y aprendizaje
2.1.Niveles de configuración y análisis de las prácticas educativas escolares
2.2.El contexto del aula
“[...] el contexto no hace referencia a ningún entorno predefinido u objetivo (Goodwin, 2000) que pudiera tratarse como algún tipo de las variables de contexto típicas en estudios de relaciones causales. El contexto incluye sólo las dimensiones causales que resultan relevantes para los participantes de la actividad (Linell, 1998). En este sentido, los propios participantes originan y crean los contextos en sus actividades conjuntas al tomar en consideración aquellos aspectos de los entornos físicos, sociales y cognitivos que consideran relevantes en aquella situación particular y que, en consecuencia, pasan a formar parte de su actividad (Goodwin, 2000; Linehan y McCarthy, 2001, p. 449)”.
M. Arvaja et al. (2007). Combining individual and group-level perspectives for studying collaborative knowledge construction in context. Learning and Instruction, 17 (4), 448-459.

3.La interacción profesor-alumnos y la construcción del conocimiento en el aula
3.1.El estudio del comportamiento del profesor y de la interacción profesor-alumnos desde la perspectiva proceso-producto
“Las investigaciones a las que aludimos se insertan en el paradigma de investigación denominado proceso-producto, ya que tienen el objetivo de relacionar el comportamiento del profesor (variable 'proceso') con los resultados obtenidos por los alumnos (variable 'producto'); el estudio de esta relación –se argumenta desde este paradigma de investigación– debería permitir el acceso al conocimiento de las condiciones que cumple una enseñanza eficaz. Por esta razón, los estudios proceso-producto también se denominan en ocasiones estudios sobre la eficacia docente”.
L. S. Shulman (1989). Paradigmas y programas de investigación en el estudio de la enseñanza: una perspectiva contemporánea. (Ed. original, 1986).
3.1.1.El comportamiento instructivo del profesor y la enseñanza eficaz
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Las aulas de los profesores eficaces configuran un ambiente de aprendizaje ordenado, caracterizado más por los elogios y la motivación positiva que por las críticas, y en el que se consume poco tiempo en la gestión (porque ésta ya se ha negociado antes).
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Los profesores eficaces tienden a promover una utilización del tiempo por parte del alumno que da prioridad a las actividades en grandes grupos en detrimento de las actividades individuales y en pequeños grupos.
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Los profesores eficaces utilizan métodos de instrucción caracterizados por la presencia de preguntas de bajo nivel; tienden a discutir y a ampliar menos las respuestas de sus alumnos; dedican menos tiempo al trabajo independiente de éstos, pero lo supervisan con atención. En sus clases, los alumnos muestran poca iniciativa a la hora de formular preguntas y comentarios.
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En primer lugar, parece que no se puede dudar mucho de que una gestión eficaz de la enseñanza está asociada con la cantidad y el ritmo de instrucción. Por otra parte, esta gestión se optimiza con la existencia de reglas y procedimientos conocidos por los alumnos desde el principio, gracias a la fluidez y energía en el ritmo de la lección, por medio de la diversidad de tareas y la adaptación de su grado de dificultad a las necesidades de aprendizaje de los alumnos, con el seguimiento del trabajo independiente y por medio del conocimiento que tienen los alumnos de las posibilidades de obtener la ayuda de la que disponen.
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En segundo lugar, la instrucción individualizada, basada en tareas independientes sin supervisión directa, se considera menos eficaz que la enseñanza que se dirige al grupo clase; esta instrucción también es menos compleja y más útil, según la revisión hecha, que la instrucción en grupos pequeños (que requiere una combinación de estrategias instructivas y de gestión sofisticadas para obtener buenos resultados).
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En tercer lugar, son más eficaces los profesores que explican con claridad y se muestran activos en la presentación y estructuración de los contenidos a sus alumnos. Una buena estructuración es la que cuida de la secuenciación, empezando con visiones globales de los contenidos y/o con la revisión de los objetivos que se pretende conseguir, la que señala las transiciones entre las partes y también las ideas más relevantes, así como la que resume y revisa las ideas básicas con periodicidad y al final.
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En cuarto lugar, el comportamiento en relación con la formulación de preguntas y como reacción a las respuestas de los alumnos define también al profesor más eficaz. La capacidad de plantear preguntas adecuadas con respecto a su grado de dificultad, de manera que se pueda obtener alguna respuesta, la capacidad de promover la participación de todos los alumnos y la de tratar las ideas con respeto e interés son aquí los factores que marcan la diferencia.
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En quinto lugar, con respecto a las tareas independientes –dentro del aula o como deberes para hacer en casa–, su éxito depende de la explicación previa y de la práctica demostrada por los profesores antes de que los alumnos se dispongan a abordar la tarea por su cuenta.
Cantidad y ritmo de la instrucción |
• Oportunidad para aprender/contenido cubierto • Definición de rol / expectativas/reparto del tiempo • Dirección del aula / utilización del tiempo por parte del alumno • Éxito constante / tiempo de aprendizaje académico |
Dar información |
• Estructuración • Redundancia/secuenciación • Claridad • Entusiasmo • Ritmo/tiempo de espera |
Preguntar a los alumnos |
• Nivel de dificultad de las preguntas • Nivel cognitivo de las preguntas • Claridad de las preguntas • Tiempos de espera de la pregunta • Selección del alumno que debe responder • Espera hasta que el alumno responde |
Reaccionar a las respuestas del alumno |
• Reaccionar a las respuestas correctas • Reaccionar a las respuestas parcialmente incorrectas • Reaccionar a respuestas incorrectas • Reaccionar a la “ausencia de respuestas” • Reaccionar a las preguntas y comentarios de los alumnos |
Dirección del trabajo independiente y del trabajo para casa (“deberes”) |
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Encuentros específicos del contexto |
• Nivel-grado • Nivel socioeconómico del alumno / habilidad / • Afecto • Intenciones del profesor/objetivos |
Con respecto al contexto, se actúa de manera diferente en la educación primaria que en la secundaria. En la educación primaria se invierte más tiempo en la gestión del aula, y eso lleva a instruir directamente en las rutinas que permiten agilizarla. La necesidad de aprender las habilidades básicas exige la instrucción en grupos pequeños. En la educación secundaria estos aspectos aparecen resueltos, y eso permite que el comportamiento sea diferente. Los autores también sugieren que los alumnos de nivel socioeconómico bajo necesitan más estructuración, dirección, seguimiento, retroalimentación, apoyo, estímulo y elogios que los de nivel socioeconómico elevado.
3.1.2.Los estilos de enseñanza y las dimensiones de la acción didáctica. Los sistemas de categorías
Habla el profesor |
contesta |
1) Acepta sentimientos. Acepta y aclara una actitud o el tono afectivo de un alumno de manera “no amenazadora”. Los sentimientos pueden ser positivos o negativos. En esta categoría, también se incluyen la predicción y la evocación de sentimientos. 2) Alaba o anima. Alaba o anima la acción o el comportamiento del alumno. Bromea o hace chistes que suavizan la tensión en la clase, pero no a costa de otro individuo. Se incluyen los movimientos afirmativos, de aprobación, de la cabeza y expresiones como “¿mm, mm?” o “adelante”. 3) Acepta o utiliza ideas de los alumnos. Aclaración, estructuración o desarrollo de ideas sugeridas por un alumno. Se incluyen las ampliaciones que hace el profesor de las ideas de los alumnos, pero, cuando el profesor quiere aportar más elementos de sus ideas, tiene que pasar a la categoría número 5. |
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4) Hace preguntas. Planteamiento de preguntas sobre contenidos o procedimientos y métodos; el profesor parte de las ideas propias y con la intención de que conteste un alumno. |
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comienza |
5) Expone y explica. Refiere hechos u opiniones sobre contenidos o métodos; expresa sus ideas, da sus propias explicaciones o nombra a una autoridad que no sea un alumno. 6) Da instrucciones. Directrices, normas u órdenes que se espera que el alumno cumpla. 7) Critica o justifica su autoridad. Frases que tienden a hacer cambiar la conducta del alumno, de formas o pautas no aceptables a maneras aceptables; riñe al alumno; explica las razones de su conducta, por qué hace lo que hace; extrema la referencia a él mismo. |
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Habla el alumno |
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8) Respuesta del alumno. Los alumnos hablan para contestar al profesor. El profesor es quien comienza el proceso, solicita que el alumno se exprese o estructura la situación. La libertad para expresar las ideas propias es limitada. |
comienza |
9) El alumno comienza el discurso. Comienzo del discurso por parte de los alumnos. Expresión de ideas propias; iniciación de un tema nuevo; libertad para exponer opiniones y líneas personales de pensamiento; formulación de preguntas pensadas por cuenta propia; ir más allá de la estructura dada. |
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Silencio |
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10) Silencio o confusión. Pausas, periodos cortos de silencio y periodos de confusión, en los cuales, la comunicación resulta ininteligible para el observador. |
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Control de las tareas asignadas para hacer en casa (capacitar a los alumnos para que unos puedan comprobar el trabajo de los otros).
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Reenseñanza cuando sea necesario.
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Revisión del aprendizaje anterior (puede incluir preguntas).
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Revisión de las habilidades como requisitos previos.
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Informar de los objetivos.
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Proporcionar una visión y una estructuración de carácter global.
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Proceder a pasos pequeños y a ritmo rápido.
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Intercalar preguntas durante la demostración para comprobar que se entiende.
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Señalar los puntos principales.
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Proporcionar aclaraciones y ejemplos concretos.
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Proporcionar demostraciones y modelos.
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Cuando sea necesario, dar instrucciones y ejemplos detallados y redundantes.
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La práctica inicial del alumno tiene lugar con la orientación del profesor.
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Frecuencia alta de preguntas y práctica abierta del alumno (procedente del profesor y/o de los materiales).
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Las preguntas son relevantes para el nuevo contenido o habilidad.
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El profesor comprueba la comprensión cuando evalúa las respuestas del alumno.
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Cuando el profesor comprueba la comprensión, hace una explicación adicional, retroalimentación (feedback), o repite la explicación.
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Todos los estudiantes tienen una oportunidad para responder y recibir retroalimentación: el profesor se asegura de que todos los alumnos participan en ella.
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Se proporcionan pistas durante la práctica guiada (donde resulten aconsejables).
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La práctica inicial del alumno es suficiente para que pueda trabajar independientemente.
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La práctica guiada continúa hasta que los alumnos estén seguros.
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La práctica guiada se continúa hasta conseguir un 80% de éxito.
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Las respuestas rápidas, seguras y correctas pueden ir seguidas de otra pregunta o de un breve reconocimiento de su corrección (es decir, “correcto”).
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La vacilación en las respuestas correctas puede ir seguida de retroalimentación (es decir, “sí, eso es correcto porque...”).
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Los errores de los alumnos indican que es necesaria más práctica.
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Se deben de controlar los errores sistemáticos de los alumnos.
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Se debe intentar obtener una respuesta sustantiva para cada pregunta.
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Las correcciones pueden incluir que se sostenga la retroalimentación (es decir, “simplificar la pregunta, dar pistas”), explicar o revisar pasos, dar retroalimentación (feedback) al proceso o reenseñar los últimos pasos.
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Se debe intentar provocar una respuesta mejor cuando la primera es incorrecta.
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Hay que hacer práctica guiada y correcciones continuas hasta que el profesor note que el grupo puede conseguir los objetivos de la lección.
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La alabanza de debería utilizar con moderación, y la alabanza específica es más eficaz que la alabanza general.
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Práctica suficiente.
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La práctica es directamente relevante en las habilidades o en el contenido enseñado.
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Se debe practicar hasta el sobreaprendizaje.
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Se debe practicar hasta que las respuestas sean seguras, rápidas y automáticas.
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Hay que obtener un 95% de aciertos durante la práctica independiente.
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Se debe advertir a los alumnos de que el trabajo independiente será controlado.
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Los alumnos serán responsables del trabajo independiente.
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Se ha de realizar la supervisión activa de los alumnos, cuando sea posible.
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Revisión sistemática del contenido aprendido con anterioridad.
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Inclusión de la revisión de los “deberes”.
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Pruebas frecuentes.
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Reenseñanza en aquellos aspectos del contenido que con las pruebas aparezcan como insuficientemente aprendidos.
3.1.3.Del comportamiento del profesor al pensamiento del profesor
“[...] comprender el comportamiento docente exige analizar en profundidad los factores y procesos internos que determinan la intencionalidad y actuación del profesor. En este esquema, el comportamiento es, en gran medida, el resultado del pensamiento del profesor: de sus conocimientos, de sus estrategias para procesar la información y utilizarla en la resolución de problemas, y de sus actitudes y disposiciones personales”.
A. Pérez Gómez (1983). La enseñanza: su teoría y su práctica (p. 115).

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Informaciones sobre los alumnos, relativas a una amplísima variedad de parámetros (sexo, edad, rendimiento, participación en el aula, etc.).
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Las características de la tarea de instrucción, que se tienen en cuenta en las decisiones de planificación y en las que se adopten a lo largo del proceso de enseñanza.
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El entorno de la clase y de la escuela, es decir, el contexto sociocultural en el que se inserta la institución, y que con sus recursos, sus limitaciones y sus presiones incide en las decisiones de enseñanza.
El paradigma del profesorEl paradigma del pensamiento del profesor asume que no son las informaciones presentes en el aula las responsables de las decisiones de enseñanza que se adoptan, sino la interpretación que realiza el profesor:
>“[...] los condicionantes externos no lo son tanto en virtud de su peso situacional objetivo como en virtud del significado subjetivo que les confiere el profesor. Es el profesor quien interpreta, evalúa y da significación a las personas, objetos, espacios y procesos que interactúan en el aula [...]. Los valores potenciales llegan a ser actuantes en virtud de la actividad cognitiva del profesor, que los dota de sentido en su estrategia docente. De ahí la importancia de las creencias y teorías con las que el profesor percibe, interpreta y construye el significado de cada situación”.
A. Pérez Gómez (1983). Paradigmas contemporáneos de investigación didáctica (p. 117).
3.2.La interactividad como unidad de análisis de los procesos de construcción del conocimiento en el aula
3.2.1.La interactividad y los mecanismos de influencia educativa
3.2.2.Un modelo conceptual y metodológico para el análisis de los procesos de influencia educativa en el ámbito de la interactividad
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El concepto de interactividad requiere atender simultáneamente y de manera interrelacionada, las actuaciones de los participantes en el flujo de la actividad conjunta. De manera que debe ser posible identificar en esta relación interdependiente y recíproca los mecanismos y dispositivos que concretan la posible influencia educativa del profesor hacia los alumnos.
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El estudio de la interactividad implica prestar atención a las actuaciones de profesor y alumnos emergentes en la interacción cara a cara, pero también considerar las formas de actuaciones que, en apariencia individuales (deberes en casa o participación en un foro de discusión asincrónico), distan de ser adecuadamente comprendidas si no es en relación con las actuaciones del otro y más allá de los parámetros que establece la actividad conjunta (Stodolsky, 1991; GRINTIE/EDUS, 2004; Onrubia, 2004).
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La interactividad requiere considerar la dimensión temporal de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Para interpretar lo que hace, hará o ha hecho cada participante en relación con el otro, es necesario ubicar sus actuaciones en el curso de la propia actividad conjunta. Así, una misma forma de actuación como, por ejemplo, pedir la aclaración de algún tema al profesor, puede tener significados diferentes desde el punto de vista del ajuste de la ayuda según el momento temporal en el que aparezca: en el inicio de la actividad o al acabar la misma.
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La interactividad y su progreso se anclan en tareas y contenidos particulares. El modo como el profesor y los alumnos organizan su actividad conjunta no es independiente de la naturaleza, estructura y organización interna del contenido sobre el que trabajan, como tampoco parecen irrelevantes las condiciones o exigencias asociadas a la tarea que los ocupa. Es posible, por lo tanto, afirmar que las características específicas del contenido y los requisitos de la tarea tienen una influencia decisiva en la forma en la que acaba por organizarse la actividad conjunta (Stodolsky, 1991; GRINTIE/EDUS, 2004; Onrubia, 2004).
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La noción de interactividad implica ver de manera integrada los aspectos discursivos –aquello que dicen el profesor y los alumnos y cómo lo dicen– y no discursivos –aquello que hacen el profesor y los alumnos y cómo lo llevan a cabo– de la actividad. No procede el análisis del discurso al margen del contexto en el que emerge si lo que se pretende es identificar dispositivos y procesos concretos de influencia educativa. Los significados dependen, por lo tanto, del contexto específico de actividad en el que se ponen de manifiesto y la actividad discursiva debe ser entendida como una forma de actividad particular engastada en el marco más amplio del proceso que enmarca la actividad conjunta en desarrollo. Así, expresiones lingüísticas equivalentes pueden vehicular propósitos diferentes del emisor –una pregunta, una afirmación, etc.– o incluso provocar distintas interpretaciones por parte del receptor en función de los elementos lingüísticos y/o paralingüísticos que las acompañen –tono de voz, gesticulaciones, movimientos de brazos, etc.
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Desde la noción de interactividad se asume que las actuaciones interrelacionadas de los participantes en torno a una tarea o a un contenido particular se construyen y, en la medida en que avanza este proceso de construcción, lo hace también la actividad conjunta asociada a la resolución de la tarea o a la co-construcción de significados y sentido compartido sobre el contenido específico.
Se trata, en realidad, de un doble proceso de construcción: por un lado, los alumnos progresan construyendo significados y atribuyendo sentido a los contenidos escolares y, por otro, profesor y alumnos co-construyen la actividad conjunta por medio de sus aportaciones. Le dan una forma y una estructura (Coll et al., 1992a, 1992b, 1995; Green et al., 1988). El proceso de construcción de significados y de atribución de sentido por parte del alumno se encaja en la dinámica más amplia de construcción de la actividad conjunta. Es el contexto, de acuerdo con el principio general asumido por la concepción constructivista de que el aprendizaje es indisociable del proceso social y comunicativo en el que se inserta.
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La interactividad, y ésta es la última de las dimensiones que se deben considerar, se regula de acuerdo con una serie de normas, derechos y obligaciones que determinan en cada momento del proceso quién puede decir o hacer qué, cuándo, cómo y con quién. Estas reglas delimitan una “estructura de participación” (Erickson, 1982) particular que rige, como hemos dicho, la actividad conjunta –y las formas en las que se organiza–. La estructura de participación implica, a su vez, dos tipos de estructuras o subestructuras diferenciadas: “la estructura de participación social” vinculada a los derechos y deberes sociales de los participantes desde un punto de vista comunicativo –regulan una actuación esmerada en los intercambios comunicativos entre participantes– y “la estructura de la tarea académica”, asociada a las reglas de participación que se derivan de la tarea y/o el contenido específico.
Al igual que la interactividad es definida como un proceso en construcción, también la estructura de participación y las subestructuras que la componen se deben entender desde esta perspectiva: son los participantes los que delimitan estas estructuras, ya sea por acción o por omisión. Por acción, explicitándolas y negociándolas; por omisión, no haciéndolas públicas, o bien presuponiendo que se conocen y son compartidas o bien apelando a su obviedad. En los dos casos, no hacer explícitos los elementos reguladores de la actividad conjunta puede favorecer una contribución desajustada de profesores y alumnos, factor que favorece la emergencia de malentendidos, errores o rupturas en el flujo de la actividad conjunta y afecta al proceso de construcción conjunta del nuevo conocimiento.
Conviene, de acuerdo con las consideraciones precedentes, plantear que los derechos y deberes moduladores de la interactividad no responden a la traducción de lo que se haya podido diseñar o planificar a priori, sino que los propios participantes pueden, mediante sus actuaciones, redefinir o desarrollar sus propias normas de participación social y estructuras asociadas al desarrollo de la tarea o contenido a la hora de hacer evolucionar la actividad conjunta.
Secuencia didáctica (SD) |
Hace referencia a un proceso completo de enseñanza y aprendizaje con todos sus componentes y fases: planificación, desarrollo y evaluación. Son la unidad básica de observación, registro y análisis, lo cual quiere decir que todos los análisis, de cualquiera de los dos niveles, deben estar siempre situados en relación con el flujo de la actividad conjunta que enmarca el proceso de enseñanza y aprendizaje. |
Las sesiones (S) |
Responden a una fragmentación de la SD en unidades temporalmente significativas. Para cada una de estas unidades es posible identificar indicadores sobre la reanudación, continuidad y/o conclusión de la actividad conjunta que, pueden ser interpretados desde los dispositivos subyacentes a los procesos de construcción de sistemas de significados compartidos sobre la labor y/o el contenido específico. |
Los segmentos de interactividad (SI) |
Corresponden a formas particulares de organización de la actividad conjunta regidas por reglas y normas que traducen una estructura de participación –en sus componentes sociales y académicos- específica. Los criterios generales que ayudan a identificar y diferenciar los segmentos de interactividad son la unidad temática o de contenido (aquello de lo que hablan o de lo que se ocupan los participantes) y el patrón de actuaciones dominantes de los participantes (quién puede decir o hacer qué, cuándo. cómo y con quién). A diferencia de la SD y las S, que son unidades que vienen dadas por el mismo diseño de la investigación, los SI son unidades “construidas” o “inferidas” a partir del análisis de las actuaciones de los participantes. Son las unidades básicas del primer nivel de análisis de la interactividad. |
Las configuraciones de segmentos de interactividad (CSI) |
Son unidades llamadas de segundo orden porque derivan de los segmentos de interactividad, de su agrupamiento. Muestran la regularidad y la estabilidad con la que aparecen los SI agrupados a lo largo del SD. |
Los mensajes (M) |
Un mensaje equivale a una unidad básica de información y comunicación con sentido en sí misma, que no puede ser segmentada en unidades más elementales sin perder su valor informativo, ni su potencialidad comunicativa en el contexto en el que se ha producido este mensaje. Los mensajes se consideran, al mismo tiempo, unidades elementales de significado y de conducta comunicativa, lo cual comporta una aproximación esencialmente pragmática al estudio de los significados que se negocian en la actividad conjunta. Los mensajes son las unidades básicas del segundo nivel del análisis. |
Las configuraciones de mensajes (CM) |
Son conjuntos o agrupaciones de mensajes consecutivos vinculados semánticamente –cohesión temática o de contenido – y pragmáticamente –funciones de los mensajes en el contexto de la actividad conjunta . En este sentido, son como las CSI, unidades de segundo orden o derivadas. Pueden adoptar formas muy diversas según las situaciones y los tipos de discurso. |
3.2.3.Los mecanismos de influencia educativa identificados desde el modelo de análisis de la interactividad
Características relevantes compartidas por los mecanismos de influencia educativa que operan en el ámbito de la interactividad profesor/alumnos |
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facilitar desde el inicio la participación activa del aprendiz en la realización de la tarea insertando sus actuaciones en un marco más global proporcionado por el experto, fomentando que asuma algún tipo de responsabilidad al respecto aunque su grado de competencia y comprensión puedan ser de bajo nivel;
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ofrecer un conjunto de ayudas contingentes o ajustadas al nivel de competencia del aprendiz, más importantes cualitativa y cuantitativamente cuanto menor sea el nivel de competencia y, progresivamente, menos importantes cualitativa y cuantitativamente cuanto mayor sea este nivel de competencia;
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retirar las ayudas de manera progresiva a medida que el aprendiz demuestre asumir cuotas más elevadas de autonomía y control en relación con el aprendizaje, hasta desaparecer completamente al final del proceso acompañado de la actuación autónoma del aprendiz.
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la confirmación, el rechazo, la repetición, la elaboración o la reformulación de las representaciones aportadas por los alumnos;
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el uso de fórmulas para subrayar la relevancia de determinados aspectos del conocimiento y su carácter compartido;
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las recapitulaciones reconstructivas de las actividades efectuadas;
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el recurso a ciertos núcleos de experiencia, escolares o extraescolares, que se suponen conocidos y compartidos por los alumnos, como apoyo para introducir nuevas informaciones;
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el recurso, en un sentido similar, a elementos presentes en el contexto extralingüístico, más fácilmente compartibles por los alumnos;
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la presentación sucesiva de objetos, acontecimientos y situaciones desde distintas perspectivas referenciales;
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el tratamiento diferencial de determinadas informaciones como nuevas o ya dadas y, por lo tanto, como no conocidas o conocidas;
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la abreviación o reducción de la representación lingüística explícita en determinadas consignas u órdenes.
D. Barnes (1994). De la comunicación al currículo.
C. B. Cardan (1991). El discurso en el aula.
C. Coll et al. (1992a). Interacció, influència educativa i formes d”organització de l’activitat conjunta.
C. Coll et al. (1992b). Actividad conjunta y habla: una aproximación al análisis de los mecanismos de influencia educativa.
C. Coll et al. (1995). Actividad conjunta y habla: una aproximación al análisis de los mecanismos de influencia educativa.
D. Edwards y N. Mercer (1988). El conocimiento compartido. El desarrollo de la comprensión en el aula.
J. Lemke (1997). Aprender a hablar ciencia.
N. Mercer (1997). La construcción guiada del conocimiento.
N. Mercer (2001). Palabras y mentes. Cómo usamos el lenguaje para pensar juntos.
D. Newman, P. Griffin, y M. Cole (1991). La zona de construcción del conocimiento.
A. S. Palincsar (1988). Teaching and practising thinking skills to promote comprehension in the context of group problem solving.

4.Interacción entre alumnos y aprendizaje escolar
4.1.El valor educativo de la interacción entre alumnos
4.2.La organización social de las actividades escolares
Resultados de los estudios comparativos entre las tres formas de organizar las actividades de aprendizaje |
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4.3.Procesos interpsicológicos responsables de la construcción del conocimiento en la interacción entre alumnos
De acuerdo con Colomina y Onrubia:
“Los alumnos encuentran en la interacción entre iguales amplias oportunidades para implicarse en un auténtico proceso de construcción conjunta de metas, planes, ideas y conceptos, apoyándose para ello en la posibilidad de coordinar y controlar mutuamente sus aportaciones, puntos de vista y roles en la interacción; una construcción en la que, además, se crean condiciones óptimas para que los alumnos utilicen el lenguaje para autorregular las acciones y procesos mentales propios”.
R. Colomina y J. Onrubia (2001). Interacción educativa y aprendizaje escolar: interacción entre alumnos.
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que sea una ayuda realmente necesaria para quien la recibe;
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que sea relevante para resolver la necesidad identificada;
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que se formule en un grado de elaboración suficiente al de elaboración de la dificultad;
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que se proporcione tan pronto como se manifieste la dificultad;
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que sea comprensible para el receptor;
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que tenga la oportunidad y efectivamente pueda usar la ayuda recibida para resolver la duda en cuestión.
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La conversación acumulativa se caracteriza por lo que los hablantes construyen positivamente, aunque no críticamente, sobre las aportaciones del otro, las completan o complementan. Usan la conversación para construir conocimiento común, fundamentado en el consenso, por medio de la acumulación, la aceptación poco crítica y el apoyo mutuo de sus aportaciones. Recursos semióticos como las repeticiones, las confirmaciones y las elaboraciones caracterizan esta modalidad interactiva. Las diferencias individuales en cuanto a perspectiva se reducen al mínimo, mientras que las relaciones implícitas de solidaridad y confianza se refuerzan a la hora de dar solución a un problema.
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La conversación disputativa se fundamenta en el desacuerdo y la toma de decisiones unilaterales. Las afirmaciones, reafirmaciones, las órdenes y las refutaciones son recursos que dominan la conversación disputativa. La actividad conjunta se caracteriza por la competición y la actuación defensiva sin ánimo de colaboración. No se aceptan las perspectivas diferentes de los compañeros. Los participantes pueden hacer pública la información de la que disponen para abordar una tarea, pero nunca con el objetivo de compartirla. El lenguaje no es usado para razonar conjuntamente y tampoco para priorizar el establecimiento o el mantenimiento de unas relaciones sociales positivas. La actividad progresa más bien en paralelo, sin fisuras para la regulación mutua, la distribución de roles y la co-construcción de nuevo conocimiento.
4.4.Factores que condicionan y modulan la emergencia de procesos interpsicológicos responsables de la construcción de nuevos conocimientos en la interacción entre alumnos
“El avance en la construcción de significados compartidos deviene posible gracias a la confluencia y articulación de múltiples fuentes de influencia educativa, entre las que destacan la interacción y los intercambios comunicativos que el profesor mantiene con sus alumnos y la interacción y los intercambios comunicativos que los alumnos mantienen entre sí. En ambos casos, por lo demás, el discurso –es decir, el uso que los participantes hacen del lenguaje– es el instrumento por excelencia a través del cual se ejerce la influencia educativa y los participantes pueden ajustar las ayudas –más bien asimétricas, en el caso de la interacción y los intercambios comunicativos entre profesor y alumnos; casi siempre más simétricas y bidireccionales, en el caso de la interacción y de los intercambios comunicativos entre alumnos– que unos y otros necesitan para seguir avanzando en la construcción conjunta de significados compartidos”.
C. Coll (2001). Lenguaje, actividad y discurso en el aula (p. 412).
5.Factores psicológicos implicados en el aprendizaje escolar: las características individuales de los alumnos
5.1.Las diferencias individuales en el ámbito cognitivo y el aprendizaje escolar
5.1.1.La inteligencia desde la perspectiva psicométrica
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Se constata la existencia de correlaciones elevadas entre las puntuaciones de los tests y el rendimiento. Por lo tanto, se confirma la capacidad instrumental de los tests desde el punto de vista predictivo, es decir, su capacidad para anticipar el éxito escolar.
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Se constata también un importante consenso entre los autores con respecto a la existencia de algunos factores que explican las correlaciones habitualmente constatadas entre los tests. Este consenso, en la línea también de los modelos jerárquicos antes mencionados, aporta una primera aproximación al menos descriptiva a la cuestión de qué es y cómo se puede caracterizar la inteligencia, más allá de las simples respuestas directas a los ítems o apartados de los tests.
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No obstante, en tercer lugar, la comprensión teórica de qué miden realmente los complejos factoriales identificados, la explicación de las razones por las que los tests tienen aquel valor predictivo, y como consecuencia la posibilidad de aprovechar los resultados obtenidos para mejorar la enseñanza o las capacidades de los alumnos resulta, en términos generales y desde esta perspectiva, enormemente reducida, incompleta y parcial. En la parte fundamental, los trabajos psicométricos no contestan a estas preguntas y, lo que es más importante, a causa de su planteamiento esencialmente correlacional y carente de una estructura teórica clara de referencia, no parece que dispongan de algunas de las herramientas conceptuales y metodológicas necesarias para conseguirlo.
5.1.2.La perspectiva del procesamiento humano de la información
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El relativo a las estrategias de procesamiento implicadas en la resolución de una tarea o en la realización de un nuevo aprendizaje, como también los elementos y procesos subyacentes a dichas estrategias.
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El relativo al conocimiento previo del que dispone el sujeto y que puede ser relevante para la realización de la tarea o el nuevo aprendizaje.
Los metacomponentes |
Los metacomponentes son procesos de control utilizados para planificar las ejecuciones de los planes y la toma de decisiones. Sus funciones son: identificar el tipo de problema que se tiene que resolver, seleccionar los componentes de orden inferior para ejecutar el problema, seleccionar una estrategia para combinarlos, seleccionar las representaciones de la información sobre las cuales tienen que operar, guiar el proceso hacia la solución y decidir el tiempo que se tiene que emplear o el grado de exigencia y calidad final de la ejecución. Por todo ello, su importancia en el proceso es fundamental. |
Los componentes de ejecución |
Los componentes de ejecución son los responsables directos de la ejecución de los planes y las decisiones de los metacomponentes. |
Los componentes de adquisición |
Los componentes de adquisición son los implicados en el aprendizaje de nuevas informaciones. |
Los componentes de retención |
Los componentes de retención se ocupan de la recuperación de la información aprendida previamente. |
Los componentes de transferencia |
Los componentes de transferencia son los encargados de traspasar la información de un contexto situacional a otro. |
Cita“[...] las habilidades de alto nivel requieren un extenso conocimiento de la materia, la comprensión de cuándo se debe utilizar ese conocimiento y un control y una supervisión metacognitivos. Los estudiantes que poseen esas destrezas pueden resolver problemas nuevos y ambiguos; los estudiantes que tienen habilidades de alto nivel son principiantes inteligentes”.
J. T. Bruer (1995). Escuelas para pensar. Una ciencia del aprendizaje en el aula (p. 89)
5.1.3.Más allá de lo clásico: las explicaciones no unitarias de la inteligencia
Inteligencia logicomatemática |
Capacidad para resolver problemas o generar productos usando la lógica y la matemática (experimentos, juegos de estrategia, problemas aritméticos...). Caracteriza la forma de pensamiento de científicos y filósofos. |
Inteligencia lingüística |
Capacidad para resolver problemas o generar productos usando el lenguaje verbal. La mostrarían en grado elevado escritores, poetas y buenos redactores en general. |
Inteligencia corporal y kinésica |
Capacidad para resolver problemas o generar productos usando el cuerpo o partes de él. La mostrarían en grado elevado bailarines, atletas y artesanos, por ejemplo. |
Inteligencia musical |
Capacidad para resolver problemas usando el sonido y el silencio. La poseen cantantes, compositores, músicos y bailarines. |
Inteligencia espacial |
Capacidad para resolver problemas o generar productos usando modelos y representaciones espaciales. La mostrarían en grado elevado marineros, pilotos, ingenieros, cirujanos, pintores, escultores, arquitectos y decoradores. |
Inteligencia intrapersonal |
Capacidad para formarse una imagen o un modelo ajustado y verídico de uno mismo y para actuar de manera coherente. No aparece asociada a ninguna actividad concreta. |
Inteligencia interpersonal |
Capacidad para entender a las otras personas (sentimientos, intenciones, pensamientos, motivaciones...). La mostrarían en grado elevado los buenos vendedores, los políticos, los profesores, los terapeutas y líderes religiosos. |
Inteligencia naturalista |
Capacidad que permite reconocer y clasificar especies y organismos, animales y plantas del entorno e interactuar con ellos. La mostrarían en grado elevado biólogos, herboristas, botánicos y entomólogos. |
La triárquica de habilidades inteligentes, según Sternberg |
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5.2.Las diferencias individuales en el ámbito de la personalidad y el aprendizaje escolar
5.2.1.Estilos cognitivos
5.2.2.Ansiedad y expectativas de control
5.2.3.Autoconcepto y autoestima

Dar sentido al aprendizajePara decirlo en palabras de Solé:
“La percepción del hecho que se puede aprender actúa como un requisito imprescindible para atribuir sentido a una tarea de aprendizaje. Ésta [...] ha de consistir en un reto, es decir, en alguna cosa que no ha sido ya adquirida por el alumno y que se encuentra dentro de sus posibilidades, aunque le exija un cierto esfuerzo. Uno se debe sentir razonablemente capaz, con recursos, para realizar aquel esfuerzo [...] [de manera que] entienda que con su aportación [...], y con la ayuda necesaria, podrá superar el reto que se le plantea. Cuando eso no sucede, propiamente, debemos dejar de hablar de reto y referirnos al aprendizaje como carga que agobia, como desafío que no se puede superar [...] y del cual se puede prever que saldrá maltrecho”.
I. Solé (1993). Disposición para el aprendizaje o sentido del aprendizaje (p. 43)
5.2.4.Motivación, metas y capacidad de autorregulación
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Haced el favor de estar atentos al trabajo y, por favor, que no se os ocurra copiar del compañero, estaré muy atento.
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Pensáis que este problema no se puede resolver de ninguna manera, ¿eh? Hay que pensarlo un poquito, ¿de acuerdo?
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Vamos a ver quién lo ha hecho bien y quién lo ha hecho mal.
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Pensad que la nota que saquéis en este trabajo repercutirá en la nota final del curso.
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Muy bien, ¿no? ¡Para ser la primera vez que intentabais elaborar un mapa conceptual!
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Ya sabéis que si no ponéis de vuestra parte las cosas no pueden salir bien de ninguna manera.
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¡Va! Que seguro que si os volvéis a leer el problema y pensáis en lo que hemos hecho en clase, lo podéis resolver.
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Pues ahora os toca organizaros a vosotros mismos y decidir quién hace qué.
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Hay demasiados errores, sería necesario que la próxima vez mejoraras los resultados de tu trabajo.
5.3.Representaciones mutuas, expectativas y dimensión afectiva en el aprendizaje escolar
La obra de C. Rogers y, específicamente, el libro Psicología social de la enseñanza es un referente obligado para comprender los procesos de construcción de las representaciones mutuas, para entender el impacto de las expectativas de los profesores en el comportamiento de los alumnos, para analizar el papel que tiene el fenómeno de las atribuciones y para valorar el papel mediador del autoconcepto en el rendimiento escolar. El libro revisa el importante bagaje de investigaciones realizadas en torno a las expectativas, a partir de la investigación pionera de Rosenthal y Jacobson, y ofrece marcos interpretativos que permiten situar su alcance y limitaciones; esto lleva a considerar las atribuciones que profesores y alumnos realizan sobre los éxitos y los fracasos del alumnado, así como a subrayar la importancia del autoconcepto y de la autoestima como causa y efecto, al mismo tiempo, del rendimiento académico.
C. Rogers (1987). Psicología social de la enseñanza. Madrid: Visor; MEC. (Ed. original, 1982),
R. Rosenthal y L. Jacobson (1968). Pygmalion in the classroom: teacher expectation and pupil’s intellectual development. New York: Holt. (Traducción en castellano: Pigmalion en la escuela: expectativas del maestro y desarrollo intelectual del alumno. Madrid: Marova).

Hans, un caballo inteligente: artefacto experimental y profecía de autocumplimiento“En la primera década de nuestro siglo, Hans, el caballo del señor von Osten, se hizo famoso entre los investigadores de la conducta animal por su capacidad comprobada para resolver operaciones de suma, resta, multiplicación, división, y otros problemas aritméticos sencillos. Cuando se le pedía “¿cuánto son tres más tres?”, Hans respondía golpeando en el suelo con la pata seis veces; ante la pregunta, “¿cuánto son cinco por tres?”, Hans golpeaba en el suelo con la pata quince veces; y así, al margen de los errores y el lapsus que puede cometer ocasionalmente cualquier persona a quien se pide resolver mentalmente operaciones aritméticas, lo cierto es que Hans parecía especialmente bien dotado para este tipo de tareas.
Pfungst y Stumpf, intrigados por el talento matemático, de Hans, que era ciertamente poco habitual entre los equinos, emprendieron una investigación sistemática para averiguar el alcance y las características del mismo. Los resultados a los que llegaron constituyen el primer análisis detallado del fenómeno conocido posteriormente con el nombre de “efecto de expectativa” o “profecía de autocumplimiento”. Efectivamente, enseguida constataron que Hans sólo era capaz de resolver correctamente las operaciones que le planteaba el investigador cuando éste estaba presente físicamente, y Hans lo podía ver mientras golpeaba en el suelo con la pata para responder. Este hecho los llevó a formular la hipótesis de que el experimentador indicaba de alguna manera a Hans, naturalmente sin ser nada consciente de ello, cuándo debía empezar a golpear con la pata y cuándo debía parar para que el número de golpes coincidiera con la respuesta correcta. Las investigaciones subsiguientes confirmaron esta hipótesis: el análisis del comportamiento del experimentador puso de relieve que, después de formular la pregunta, el experimentador tendía de manera inconsciente a inclinar la cabeza adelante, un movimiento que desencadenaba automáticamente los golpes de pata de Hans; asimismo, cuando el número de golpes se acercaba al resultado correcto de la operación, tendía nuevamente, de manera totalmente inconsciente, a levantar la cabeza; y eso provocaba que Hans parara automáticamente de golpear en el suelo con la pata.
El experimentador que formulaba las preguntas a Hans conocía la respuesta correcta, de manera que, inconscientemente y a pesar de mantener una actitud escéptica sobre el talento matemático del caballo, acababa transmitiéndole involuntariamente las señales que hacían que empezara a golpear y que parara. Tal como señalan Pfungst y Stumpf en las conclusiones de su investigación, la dificultad inicial que tenían para explicar el talento matemático de Hans radicaba en el hecho de que habían cometido el error de “buscar en el caballo aquello que había que buscar en el hombre”. Trasladado al ámbito de la investigación psicopedagógica, este comentario representa un toque de atención para no cometer el error de buscar en el alumno aquello que quizá en ocasiones hay que buscar en el profesor. Es decir, que en cierta manera ésta es también una de las lecciones que nos transmiten los estudios y las investigaciones sobre las expectativas del profesor y su incidencia sobre el rendimiento escolar”.
R. Rosenthal (1969). L’influence de l’expérimentateur sur les résultats dans la recherche en psycologie (pp. 291-310).
En palabras de Rogers:“Hay una cosa clara en esta discusión sobre algunos de los estudios que se han llevado a cabo directamente sobre los efectos de la expectativa del profesor: no producen resultados que proporcionen de manera inmediata un cuadro obvio y consistente”. Lo queque no obsta para que este mismo autor, después de la afirmación precedente, haga suyas las palabras siguientes de Leigh (citado por Rogers): “la profecía autocumplida [...] no es omnipresente en el aula; aquello que es omnipresente es su potencial omnipresencia”; y acaba concluyendo que “ahora hay, con certeza, bastantes indicios disponibles que demuestran que los efectos de la expectativa del profesor se producirán algunas veces. No se afirma que todos los profesores tengan expectativas sobre sus alumnos que siempre determinen el rendimiento, sino sólo que eso puede suceder en algunas ocasiones”.
C. Rogers (1987). Psicología social de la enseñanza (pp. 44-45). (Ed. original, 1982),
Expectativas, autoconfianza y éxito académicoEl autoconcepto y la motivación del alumno no son únicamente factores mediadores de la influencia de las expectativas del profesor sobre su rendimiento escolar, sino que son al mismo tiempo factores que, al menos en parte, son influidos por estas expectativas:
“ Debido al efecto sobre el autoconcepto y la motivación que tienen las percepciones del alumno sobre su profesor, el niño llega a adquirir estilos de trabajo más o menos adaptativos. En un extremo, el alumno que percibe que sus profesores tienen altas expectativas de él desarrolla altos niveles de autoconfianza y está muy motivado. Estará encantado con sus éxitos y luchará duro para superar sus fallos. En el otro extremo, el alumno que percibe que su profesor tiene bajas expectativas de él desarrolla bajos niveles de confianza y de motivación. Como resultado, se pone a la defensiva. El éxito le preocupa porque teme no ser capaz de mantenerlo y carece de recursos para sobreponerse a sus fallos. Estos dos estilos de conducta llevan respectivamente a niveles altos o bajos de éxito académico (asumiendo por el momento que otras variables, como la inteligencia, son iguales). Si asumimos que estos alumnos han interpretado adecuadamente las expectativas de sus profesores, ahora proporcionan datos vitales que confirman que los profesores estaban en lo cierto. De esta forma, se confirman y se consolidan de hecho las expectativas del profesor.
Los dos puntos extremos de la cadena de expectativa se juntan ahora. El alumno sobre el cual se mantenían expectativas altas disfruta de los efectos de un ciclo positivo, mientras que el alumno sobre el cual se mantenían expectativas bajas se ve atrapado en un círculo vicioso”.
C. Rogers (1987). Psicología social de la enseñanza. (Ed. original, 1982).
“Roberto es un alumno que cursa primero de ESO en una escuela concertada. Hasta el curso pasado las notas habían sido excelentes, se mostraba bastante interesado por los estudios y encaraba el cambio de etapa con ilusión y ganas de continuar aprendiendo. Nunca se habían detectado problemas con los maestros ni con los compañeros de clase. Este curso, Roberto se ha encontrado con un grupo nuevo, buena parte de chicos y chicas proceden de otros centros, no coincide con ninguno de sus “buenos amigos”. Desde que empezó el curso su rendimiento ha bajado mucho, considera que no cae bien a su tutora y a menudo encuentra ejemplos que se lo confirman: cuando él le pregunta alguna cosa la tutora le contesta deprisa y sin prácticamente prestarle atención; cuando le comenta alguna cosa sobre el trabajo que está haciendo no le da ningún tipo de importancia y le dice que ya lo puede hacer solo; cuando realizan alguna actividad donde todos los compañeros participan y hacen aportaciones siempre da la palabra a otros compañeros o compañeras, etc. Siempre compara a su nueva tutora con lo que hacían o decían sus maestros anteriores: cómo lo felicitaban, las notas que le ponían, sus muestras de afecto, el interés por lo que hacía fuera de la escuela, etc. Por otra parte, su maestra, Lourdes, no es nada consciente de lo que le pasa a Roberto, por lo que sabe de cursos anteriores Roberto es un niño con muy buena capacidad y muy aplicado, que procura llevar los deberes al día y, sobre todo, nada conflictivo. A veces ni se da cuenta de que lo tiene en clase porque hay otros estudiantes que reclaman su interés ya sea por cuestiones de conducta, ya sea porque no tienen tanta capacidad para aprender”.
5.4.Hacia un tratamiento articulado y contextual de las relaciones entre características individuales y aprendizaje escolar
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la busca de interrelaciones entre las áreas clásicas de análisis de la conducta del individuo, reflejada especialmente en la progresiva interrelación de variables y dimensiones cognitivas, afectivas y relacionales a las que hemos hecho referencia en diferentes apartados;
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la asunción del carácter complejo y bidireccional de las relaciones entre características individuales y aprendizaje escolar. Esta asunción implica una comprensión más situacional y contextual, que queda reflejada especialmente en la importancia cada vez mayor que se atribuye a los tipos de tareas o a los dominios específicos de contenido como moduladores de la relación entre las diferentes dimensiones de la conducta y el aprendizaje o el rendimiento, así como también la aceptación de la posibilidad de modificar las características individuales por medio de la experiencia y, eventualmente, de la misma acción educativa, y
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el acento de los procesos metacognitivos, de regulación y control de la propia conducta, y sus dimensiones subyacentes.

6.La adecuación de la enseñanza a las características individuales de los alumnos
6.1.Estrategias educativas de respuesta a las diferencias individuales
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estrategia selectiva,
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estrategia de adaptación de objetivos,
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estrategia temporal,
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estrategia de neutralización o compensación y
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estrategia de adaptación de los métodos de enseñanza.
CitaComo apuntan Cole y Cole, el mantenimiento de esta controversia es un indicador claro de que, en la temática general que nos ocupa, “incluso cuando se emplea un especial cuidado para asegurar que la evidencia es adecuadamente recogida, los hechos pueden no ser capaces de hablar por sí mismos. Más bien, la realidad social puede acabar socavando la lógica del diseño experimental. Como consecuencia, los mismos hechos hablan de manera diferente de acuerdo con las teorías previas y las prioridades sociales de aquellos que los interpretan”.
M. Cole y S. Cole (1989). The development of children (p. 402).
6.2.La respuesta a la diversidad de capacidades, intereses y motivaciones en la escuela como eje de la calidad de la enseñanza desde una perspectiva constructivista
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En primer lugar, haremos referencia a la posibilidad de ordenar las características individuales del alumno y situar su influencia en el aprendizaje escolar partiendo de los conceptos y principios sobre el aprendizaje sostenidos por esta concepción. Esta ordenación también nos llevará a señalar la necesidad, de acuerdo con aquellos mismos conceptos y principios, de tener en cuenta la influencia en el aprendizaje escolar de algunas otras características individuales y de fuentes de diferencia entre los alumnos, no tan consideradas habitualmente en este ámbito, al menos desde la investigación psicológica más clásica.
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En segundo lugar, haremos referencia a algunas propuestas desde la perspectiva de los procesos de macroadaptación y microadaptación de la enseñanza.
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Finalmente, plantearemos el papel que ocupa o debería ocupar, desde esta concepción, la atención a la diversidad de los alumnos en el diseño y el desarrollo de la enseñanza.
6.2.1.Las diferencias individuales en el estado inicial de los alumnos ante el aprendizaje
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¿Podríais poner esta afirmación en relación con la propuesta de la concepción constructivista que acabamos de reseñar sobre los dos grandes tipos de factores que intervienen en los procesos de aprendizaje escolar?
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¿A qué concepción psicológica de la naturaleza y el origen de las diferencias individuales se adscribiría, según vuestra opinión, esta afirmación?
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¿A qué tipo de estrategia general de respuesta educativa a la diversidad apuntaría?
6.2.2.La opción por un currículo abierto y la enseñanza como tarea de observación constante y actuación diferenciada y diversificada
“La categoría de «diferente» no tiene ninguna autonomía analítica. [...] La diversidad se hace relevante cuando está en la base de una discriminación injusta. Pero que la discriminación sea injusta no depende del hecho de la diversidad, sino del reconocimiento de la inexistencia de buenas razones para un tratamiento desigual”.
N. Bobbio (1995). Derecha e izquierda (p. 126).