Introducción al análisis de datos cualitativos

  • Beatriz Ballestín González

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Índice

Introducción

En el presente módulo de lectura, nos proponemos como hito la comprensión por parte del estudiante del concepto de análisis cualitativo de datos, así como la familiarización con las principales operaciones y fases prácticas del análisis, añadiendo, además, aspectos relativos a diferentes tipos de análisis de datos cualitativos que podemos aplicar, así como información práctica sobre la redacción del informe de investigación fruto de este trabajo analítico. Recordemos que el análisis de datos supone la última fase de cualquier proyecto de investigación, en la que tenemos que saber «poner orden al caos» y llegar a un producto acabado que se adapte a la audiencia a la que va destinado el informe o trabajo de investigación. El análisis de datos da sentido a la información. Es la etapa del estudio de los datos y del establecimiento de enunciados e ideas relevantes según las hipótesis o los objetivos de investigación formulados.
En cuanto a la estructura de contenidos, el material didáctico empieza con una primera parte de introducción y presentación del concepto de análisis cualitativo de datos: se desgranan sus características y finalidades principales, el tipo de fuentes de información al que se puede aplicar, y se añade una breve discusión sobre las principales dificultades y limitaciones de esta modalidad de análisis. A continuación, se ha preparado un segundo apartado en el que abordaremos los rudimentos y principales operaciones de tratamiento y transformación de la información cualitativa, poniendo un especial énfasis en las dos acciones y fases principales de lo que denominamos reducción de datos: la categorización y la codificación; este apartado acaba con algunas consideraciones técnicas sobre cómo integrar, sintetizar y representar la información ya codificada.
En el tercer apartado, haremos una breve incursión en algunos de los principales tipos y estrategias específicas (con una lógica y unos objetivos propios) de análisis cualitativo: el análisis de contenido, el análisis hacia la teoría fundamentada, y el análisis del discurso (distinguiendo entre el análisis crítico del discurso, y el análisis conversacional). Por último, cerraremos el módulo con una serie de requisitos, recomendaciones y puntos guía para poder redactar adecuadamente nuestro informe de investigación cualitativa a partir de las herramientas de análisis de datos aplicados, sabiendo que tanto la estructura como el detalle y el énfasis de los diferentes contenidos necesariamente variarán según el tipo de informe (tesis o tesina, artículo de revista científica, memoria de investigación, artículo de divulgación, etc.) y el público (más bien académico, o técnico, o implicado en la investigación –profesorado, alumnado, familias, etc.–, o dirigido al gran público) al que vaya destinado.

Objetivos

  1. Introducir el concepto y los aspectos fundamentales del análisis cualitativo de datos.

  2. Comprender los conceptos de categorización y codificación como elementos clave del análisis de datos cualitativos.

  3. Mostrar desde una vertiente práctica las operaciones básicas del tratamiento cualitativo de los datos para el análisis: preparación de los materiales, reducción de la información (categorización + codificación), síntesis y representación de la información codificada.

  4. Introducir de forma breve tres tipus o estrategias diferenciadas metodológicamente dentro del análisis cualitativo de datos: análisis del contenido, teoría fundamentada y análisis del discurso.

  5. Especificar los aspectos generales a tener en cuenta y la estructura de contenidos necesaria en la escritura del informe de investigación, teniendo en cuenta el tipo de público destinatario.

1.El análisis cualitativo de datos: introducción

1.1.Concepto y objetivos

En términos generales, dentro del ámbito científico, el análisis es un proceso aplicado a la realidad que nos permite discriminar sus componentes en algún nivel determinado, describir las relaciones entre estos componentes y utilizar esta primera visión conceptual del «todo» como instrumento para llevar a cabo nuevos análisis de mayor profundidad, que lleven a una síntesis más adecuada (Bunge, 1985, citado por Gil Flores, 1994, pág. 31). En suma, podemos definir el análisis como el «conjunto de manipulaciones, transformaciones, operaciones, reflexiones y comprobaciones efectuadas a partir de los datos, con el fin de extraer un significado relevante en relación con un problema de investigación» (Gil Flores, ibid., pág. 33).
Se trata de hacer un rompecabezas cuya «foto» o «imagen» no conocemos previamente, ni tenemos las piezas ya «cortadas». En el trabajo de preparación para el análisis «rompemos», separamos los materiales de la investigación en piezas, partes, elementos o unidades para poder examinarlas mejor y en profundidad. El investigador clasifica y reclasifica si hace falta las piezas, buscando en los datos patrones, secuencias, procesos, pautas, etc. aislables. A continuación, se contrasta y compara cada pieza para buscar similitudes y diferencias tanto entre los datos como con los modelos teóricos de partida.
Hernández, Fernández, y Baptista desglosan los objetivos del análisis cualitativo en los siguientes (2014, pág. 418), que resumimos y ampliamos explicativamente en algunos casos:
  • Explorar los datos que hemos recogido durante el trabajo de campo empírico, inventariarlos.

  • Imponer una estructura a estos datos, organizándolos y clasificándolos en unidades y categorías (también podríamos decir «temas» y «subtemas») que tendrán una función tentativa y serán refinadas posteriormente.

  • Describir las experiencias de las personas que queremos estudiar según su óptica, lenguaje y expresiones, a partir de la estructura inicial.

  • Descubrir los conceptos, categorías, temas y patrones más refinados y específicos presentes en los datos, así como sus vínculos, con el objetivo de otorgarles sentido, interpretarlos y explicarlos en función del planteamiento del problema, los interrogantes y objetivos de investigación.

  • Comprender en profundidad el contexto que rodea a los datos para poder explicarlos/interpretarlos de manera más cuidadosa. Reconstruir hechos e historias, teniendo en cuenta la comprensión de este contexto.

  • Vincular y contrastar los resultados de las tres operaciones anteriores con el conocimiento previo disponible (vertido en el marco teórico y estado de la cuestión).

  • Extraer conclusiones teóricas al respecto (incluso, si es posible, generar una teoría fundamentada en nuestros resultados de investigación).

El análisis de datos empieza, pues, con el proceso a través del cual se organiza y se manipula la información recogida por los investigadores para establecer relaciones, interpretar y extraer significaciones y conclusiones de los datos (Spradley, 1980, pág. 70). Por lo tanto, hablamos de un conjunto de manipulaciones, transformaciones y operaciones sobre los datos que llevamos a cabo con el fin de extraer un significado relevante en relación con el problema de investigación, es decir, con finalidades analíticas. Analizar supone una actividad intensa que requiere reducir la información y organizarla en unidades más manejables, sintetizarla para después complejificarla y descubrir qué es importante, qué cosas hay tras los datos, con el fin de conseguir una descripción y una comprensión profundas de la realidad sociocultural estudiada (Del Rincón, 1997, pág. 61).
El paso siguiente es tratar de encontrar patrones más generales que nos permitan identificar las mismas interpretaciones o explicaciones en otros contextos de realidades similares o equivalentes. En este sentido, el análisis de datos tiene por objetivo posibilitar la emergencia de enunciados generalizables sobre los significados que expresan los datos, palabras, textos gráficos o dibujos fruto de esta clasificación y organización. Así pues, uno de los objetivos principales del análisis es también poder llegar a elaborar algún tipo de modelo conceptual explicativo de la realidad o el fenómeno estudiado.
Y el último paso del análisis no es otro que la propia redacción del informe o reporte de investigación, ordenando el contenido y estableciendo los hilos interpretativos mediante los materiales obtenidos de las fases anteriores.
Es importante remarcar que los datos no «hablan» por sí solos, sino que el análisis de la información siempre hace dialogar la información recogida en el campo con los conocimientos previos y las teorías que han sido sintetizadas en el marco teórico y el estado de la cuestión. De hecho, el análisis de la información es un proceso en progreso continuo desde el mismo momento en que empezamos a diseñar nuestro proyecto de investigación, puesto que en todo el proceso de recogida de datos el investigador va elaborando intuitivamente interpretaciones que después habrá que sistematizar por medio de diferentes técnicas analíticas.
Por lo tanto, la particularidad del análisis cualitativo reside en que el proceso es flexible, sus etapas se encuentran muy interrelacionadas. El análisis se adapta, modela y emerge según la dinámica o estrategia de recogida de datos. Algunos autores hablan de espiral de comprensión: un proceso cíclico que consiste en un «ir y venir» entre la observación y el análisis (Woods, 1987, pág. 135): es decir, la integración de los componentes del análisis es en espiral (reducción, análisis descriptivo, interpretación), se influyen unos a otros simultáneamente, son procesos paralelos.
Este proceso supone que el texto o transcripción (de entrevista, o notas de campo, etc.) pide múltiples lecturas, con la intención de reconstruir la realidad en su contexto concreto. No olvidemos que la investigación cualitativa se centra en los sujetos, su objetivo es comprender a las personas en su contexto social. El criterio del análisis es de tipo holístico, en el sentido de que se estudia a la población objeto de estudio en todas las dimensiones de su realidad. En cambio, el análisis de datos cuantitativo privilegia solo una selección de variables y sus relaciones, enfatizando las dimensiones aisladas de los fenómenos sociales (Mejía, 2011, pág. 48).

1.2.Refrescando el concepto de dato cualitativo en relación con el análisis

En este sentido, va bien recuperar aquí brevemente el concepto de dato cualitativo (no nos extenderemos porque las características de la investigación cualitativa están detalladas, como hemos dicho, en el primer módulo):
La definición etimológica de «dato» (del latín datum) lo considera como un elemento dado. Esta definición resultaría adecuada para los datos cuantitativos, pero no es del todo adecuada para los cualitativos, por las razones siguientes:
1) Ante las técnicas cuantitativas que recopilan información mediante números, las técnicas cualitativas suministran una cantidad ingente de información audiovisual y textual que tiene que ser organizada.
Tal y como afirma Gil Flores (1994, pág. 30), entre muchos otros:

«Datos cualitativos pueden ser las cadenas verbales producidas en una entrevista, en una reunión, en un contacto interpersonal o en documentos escritos, las conductas y los sucesos recogidos en las notas de campo. También son datos cualitativos las fotografías, las filmaciones, las grabaciones efectuadas en los contextos estudiados y que aportan al investigador información sobre ellos. Los objetos, su distribución, su uso, etc. constituyen fuentes de datos cualitativos.»

(Gil Flores, 1994, pág. 30)

Dentro de los datos cualitativos se incluye, en consecuencia, casi cualquier forma de comunicación escrita y audiovisual que describa la acción material y la acción simbólica:
  • Notas o diario de campo fruto de la observación (participante).

  • Transcripciones de entrevistas y grupos de discusión.

  • Documentación (revistas, folletines, memorias, etc.).

  • Correos electrónicos, páginas web, conversaciones en línea.

  • Fotografías.

  • Dibujos.

  • Audiovisuales documentales y de ficción.

  • Grabaciones audiovisuales (de investigación y caseras).

  • Anuncios y propaganda: escrita y audiovisual.

Ahora bien, a pesar de que los materiales tengan un apoyo fotográfico o audiovisual, la información extraída normalmente siempre acaba teniendo una plasmación hecha en registro escrito o textual (transcripciones de los vídeos, descripciones de fotografías, de dibujos, etc.), lo cual ya supone un primer nivel muy básico de interpretación.
2) El dato cualitativo se convierte, pues, en un elemento dinámico, resultado de una serie de manipulaciones que transforman la realidad. El dato cualitativo se «construye» en un sentido contrastativo con la «obtención» de datos cuantitativos.
Para convertir la información obtenida en datos, como hemos introducido más arriba, tenemos que someter los materiales del trabajo de campo a procesos de transformación mediante estrategias manipulativas de elaboración conceptual, en las que el dato cualitativo es producto de una ecuación en la que intervienen de manera activa la percepción del investigador, su interpretación, y sus conocimientos previos sobre el tema objeto de análisis.
Si bien se pueden identificar distintas modalidades de análisis asociadas a las diferentes tradiciones de la metodología cualitativa (Jacob, 1987; Tesch, 1990), la mayoría de los autores describen el análisis estrictamente cualitativo como: inductivo, generativo, constructivista y émico:
  • Inductivo: procede desde abajo, desde los datos. Las categorías conceptuales derivan de los datos, se basan en su significado, y no en categorías preestablecidas.

  • Generativo: más orientado a generar categorías, hipótesis y teorías fundamentadas, no a contrastarlas. Parte de categorías y teorías sustantivas.

  • Constructivista: las unidades de análisis se extraen de la observación y la descripción, por medio de procesos de reelaboración y de abstracción.

  • Émico: se sirve de las categorías que los sujetos utilizan para conceptualizar sus experiencias y su visión del mundo.

1.3.Retos y dificultades del análisis cualitativo

Antes de entrar en los aspectos relativos al tratamiento de la información para el análisis, hay que hacer notar, de la mano de Rodríguez, Gil y García (1996, citados por Rodríguez, Lorenzo, y Herrera, 2005, pág. 136), algunas de las dificultades que rodean al desarrollo del análisis de datos cualitativo:
  • En primer lugar, el carácter polisémico de los datos cualitativos. Es decir, los múltiples significados que se pueden encontrar en una grabación de audio o vídeo, o en una transcripción materializada en un texto son casi ilimitados. El análisis del investigador, pues, se convierte en una tarea compleja que exige preparación y, sobre todo, planificación sobre el significado que se desea extraer de la realidad analizada.

  • En segundo lugar, encontramos la naturaleza preponderantemente verbal de los datos cualitativos, cosa que exige una gran agudeza para captar bien el contexto y los matices visuales en el trabajo de análisis e interpretación.

  • En tercer lugar, hay que destacar el gran volumen de datos que se recogen: la mayor parte de las investigaciones cualitativas generan una gran cantidad de hojas escritas: transcripciones de entrevistas, de grupos de discusión, de observaciones, y otros tipos de fuentes (Álvarez-Gayou, 2005; Miles y Huberman, 1994). Puede haber multiplicidad de fuentes y formatos de datos (incluyendo, como hemos dicho, fuentes icónicas y audiovisuales). La información crece geométricamente y, sobre todo en las primeras fases del estudio, todo puede parecer importante, y es angustiosa la tarea de condensar y ordenar todo el material recogido, salvo que se disponga de mucho tiempo (a veces, incluso años) por delante. También por este motivo, el marco teórico y los interrogantes y objetivos de investigación son la mejor defensa contra la sobrecarga de información. La recolección de datos es inevitablemente un proceso selectivo, no podremos ni conseguiremos abarcarlo todo a pesar de que pensemos que lo estamos haciendo (Miles y Huberman, 1994). Precisamente, la presencia de esta dificultad es la que incide en el hecho de que el apoyo de software informático se convierta en un aspecto capital y casi indispensable para la sistematización y el control del proceso de análisis (más adelante, volveremos a este aspecto).

  • En cuarto lugar, hay que señalar como problemático el mismo carácter artístico-creativo del análisis de datos cualitativos, en parte intrínseco a la misma naturaleza de los datos, pero también debido a la flexibilidad y una cierta falta de consenso en torno a las etapas del mismo proceso. Como afirma Gil Flores (1994, pág. 39), a pesar de la riqueza y frescura de significados inherentes a los datos cualitativos, la escasa definición de los métodos de análisis de este tipo de datos, basándose con frecuencia en la intuición y la experiencia del investigador, supone un problema no menor.

Debido a esto, el análisis de datos cualitativo ha sido objeto de una atención escasa en la literatura metodológica en ciencias sociales, en la que se le dedica un número exiguo de páginas. Y tampoco hay acuerdo en la terminología utilizada para referirse a los elementos y operaciones implicados en el análisis, cosa que supone una dificultad añadida para el uso de las técnicas de análisis por parte de otros investigadores, y especialmente para los investigadores noveles (Gil Flores, 1994, pág. 40).
Todas estas dificultades ahora mismo presentadas a menudo han contribuido a la consideración del análisis cualitativo de datos como escasamente científico, cuando en cambio tenemos elementos lo bastante objetivables como para evaluar y someter a juicio el rigor de estos procesos analíticos. Lo veremos con la explicitación de las fases y etapas de tratamiento de la información que un buen investigador tiene que aplicar para analizar, y que se detallan en los apartados siguientes.

2.Hacia el análisis. La preparación de los materiales: categorización y codificación de información cualitativa

¿Por dónde empezar? Como hemos insistido anteriormente, para poder analizar, es imprescindible reducir/condensar la información recogida y hacerla manejable e interpretable. El proceso de análisis es guiado por los objetivos de la investigación y por las intuiciones e interpretaciones que surgen durante la recogida de los datos. Después, la lógica de interpretación variará según el diseño metodológico específico de la investigación (estudio de caso, etnográfico, exploratorio, etc.). Aun así, a pesar de estas variaciones y de que el análisis cualitativo es un proceso continuo, dinámico y reiterativo, se pueden identificar algunas fases y lógicas de actuación diferenciadas de manera general. Estas fases las veremos en detalle en los apartados siguientes.

2.1.Transcribir y revisar cuidadosamente la información

Teniendo en cuenta que el producto de nuestro trabajo analítico será textual, cuanto antes preparemos los materiales para este tratamiento de los datos, normalmente por ordenador, será más fácil hacer su tratamiento y reducción. Cuando tenemos grabaciones de audio o vídeo producto de entrevistas u otras técnicas conversacionales grabadas, las tendremos que transcribir cuidadosamente (ya hemos visto cómo hacerlo en el módulo anterior). En el caso del diario de campo fruto de la observación, o de la documentación recogida sobre el terreno, nos ahorramos el trabajo inicial de transcripción (a menos que el diario de campo esté escrito a mano; entonces habría que pasarlo al procesador de textos en su literalidad, sin modificar a posteriori nada de lo que se escribió originalmente). Las imágenes y otros elementos icónicos se tendrán que escanear (si es que ya no las tenemos directamente en formato electrónico) y clasificar de forma que sean fácilmente recuperables; también es recomendable, cuando la cantidad de imágenes sea elevada, elaborar fichas o un listado a modo de índice, con la información esencial.
Es muy importante hacer copias de todos los archivos originales y reservar los originales como punto de referencia y copia de seguridad (Del Rincón, 1997, pág. 62).
Con todo el material transferido al ordenador, es necesario sentarse y volver a examinarlo con calma para inventariarlo y evaluar su calidad. Así, será necesario (Del Rincón, ibid.):
1) Elaborar un índice que clasifique toda la información recogida (notas de campo, transcripciones, fotografías, audios, vídeos, información documental, etc.) tanto entre los diferentes tipos de apoyo y materiales, como dentro de cada uno de los mismos (cronológico, temático, etc.), para hacer la información lo más fácilmente recuperable que sea posible.
Algunos criterios que nos ofrecen Hernández, Fernández y Baptista (2014, pág. 424) para empezar a organizar la información son los siguientes:
  • Cronológico.

  • Por sucesión de acontecimientos.

  • Por tipos de datos: entrevistas, observaciones, documentos, fotografías, artefactos, etc.

  • Por participantes de forma individual o en grupos (médicos, enfermeros, educadores, alumnos, etc.); y también distinguiendo a los «protagonistas» o informantes principales, de los secundarios.

  • Por ubicación (tanto en un ámbito geográfico como espacial, dentro de un edificio o un escenario concreto).

  • Por grandes temas (por ejemplo, en un estudio sobre las relaciones en un hospital, si merece la pena distinguir las sesiones centradas en la seguridad en el recinto, de las centradas en la calidad de la atención al paciente, otras más enfocadas a los problemas emocionales de los pacientes, etc.).

2) Revisar la calidad de la información. Releer y familiarizarse con los datos. Las notas de campo, ¿son completas? ¿Y las transcripciones de las entrevistas? ¿Hay vacíos que requieran datos complementarios? ¿Quedan vacíos que convendría llenar? Si quedaran vacíos, nos tendremos que plantear (en función del tiempo y recursos disponibles, así como del grado de accesibilidad al grupo que estemos estudiando) volver al campo para completar aquello que haga falta o haya quedado pendiente.

2.2.Hacer una lectura preliminar de todo el material para explorar el sentido general de los datos

Una vez hemos completado las operaciones anteriores, se trata de leer y releer varias veces el material, sobre todo las transcripciones y las notas o diario de campo para profundizar en el sentido general de los datos y empezar a visualizar maneras de clasificarlos y organizarlos temáticamente, cosa que en la fase siguiente dará lugar a lo que Hernández, Fernández y Baptista (2014, pág. 423) denominan «descripción de las categorías emergentes para la codificación abierta o de primer nivel». A medida que vamos leyendo, iremos subrayando, anotando, o poniendo títulos indicando a qué se refiere cada parte que marcamos y, si procede, podemos añadir comentarios ya propiamente analíticos en un sentido preliminar.
Si previamente no hemos hecho las fichas identificativas y el índice clasificatorio de la información recogida, tendremos que hacerlo después de esta lectura y relectura inicial.

2.3.Primera fase de «reducción» de los datos: categorización

La categorización (no confundir con la codificación, que viene después) es el modo más sofisticado de preparar los datos para el análisis. Y consiste en identificar temas y patrones clave en la información recogida, los cuales nos servirán para etiquetar, clasificar y poder recuperar, así como relacionar, los datos. En otras palabras, categorizar es decidir cómo agrupar conceptualmente fragmentos (unidades de análisis) que tienen aspectos comunes y asignarles una denominación global. El reto es simplificar y encontrarle el sentido a toda la complejidad contenida en las transcripciones y notas o diario de campo. Por eso, es necesario utilizar algún proceso de codificación que permita desarrollar una clasificación manejable o sistema de códigos (Patton, 2002). Sin embargo, primero tenemos que establecer las categorías que nos proporcionará este sistema de códigos.
Las categorías tienen que ser pertinentes y ajustarse al contenido analizado y a los objetivos y a los interrogantes de la investigación. Esto quiere decir que normalmente esta operación de categorización no se hace en el vacío, sino que viene guiada tanto por las teorías y los conceptos que hemos trabajado en el marco teórico y el estado de la cuestión como por las guías o instrumentos (por ejemplo, el guion o cuestionario de entrevista, la guía de observación cuando esta es focalizada, etc.) que hemos aplicado en la recolección y el registro de la información.
El grado de aproximación a estos referentes teóricos iniciales dependerá también del tipo de análisis que queramos aplicar, más cercano a un modelo de análisis teóricamente preestablecido (concept-driven, en la terminología anglosajona), o más abierto, flexible y «pegado» a la propia lógica organizativa de los datos (data-driven).
En el primer caso, seguiremos un procedimiento deductivo, puesto que las categorías para codificar estarán establecidas a priori, y es función del investigador adaptar cada unidad a una categoría ya existente. En el procedimiento data-driven, en cambio, seguimos un procedimiento inductivo, consistente en elaborar las categorías a partir de la lectura y el examen del material recopilado, sin tomar en consideración categorías de partida. Algunos autores denominan a esta tarea categorización abierta (Strauss, 1987), en la que se parte de la búsqueda de conceptos para cubrir los datos. En muchas ocasiones, sin embargo, aplicamos un proceso mixto, a través del cual hacemos una propuesta previa de categorías, pero añadimos más o modificamos su estructura (más subtemas dentro de un mismo tema, por ejemplo) cuando este repertorio de partida se muestre insuficiente para clasificar toda la información recogida.
Al margen de esta advertencia básica, algunos criterios para categorizar son:
  • Buscar la convergencia: ¿qué aspectos son similares? ¿Tienen algo en común? Se tienen que seguir los criterios de homogeneidad interna o similitud interna (parecido), es decir, el grado en el que tienen algo en común (ajuste), y de heterogeneidad externa o diferenciación externa entre categorías (Del Rincón, 1997, pág. 64).

  • Exclusión mutua: hay que distinguir claramente las categorías (temas y subtemas) entre sí: evitar al máximo ambigüedades y similitudes entre diferentes categorías.

  • Exhaustividad: toda la información se tendría que poder clasificar con alguna categoría (a pesar de que en principio no se aconseja crear una categoría para un único registro, la idea es poder asociar más de un registro en una misma categoría).

  • Identificar la saturación de las categorías, es decir, el momento en que ya no podemos añadir más categorías para clasificar la información.

Otro aspecto importante que hay que tener en cuenta antes de elaborar la propuesta o el listado de categorías para la codificación de la información es identificar las unidades de registro y las unidades de contexto del material textual (preferentemente transcripciones y notas o diario de campo) que estemos trabajando para el análisis. Una unidad de contexto es el segmento del contenido que tiene que ser examinado para poder contextualizar y comprender el significado de una unidad de registro; una unidad de registro es el segmento mínimo del contenido que el investigador aísla y separa porque en el mismo aparece alguna de las palabras clave, temas, o subtemas que se han elaborado como «plantilla» para la codificación (Del Rincón, 1997, pág. 63). Los ejemplos más habituales de unidades de registro son: palabras clave, temas, personajes, y acontecimientos.
Así pues, si se trata de un documento escrito, la unidad de contexto es el pasaje (habitualmente un párrafo, pero no siempre) en el que se encuentra la unidad de registro y, por lo tanto, el pasaje que el investigador tiene que leer para establecer cómo se trata un símbolo, un tema o un personaje determinados. Si la unidad de registro es una sola palabra, o un término, para categorizar este término el investigador tendrá que considerar la frase a la que pertenece; en este caso, la frase es la unidad de contexto (Del Rincón, ibid.).
Las categorías pueden referirse a situaciones y contextos, actividades y acontecimientos, relaciones entre personas, comportamientos, opiniones, perspectivas sobre un problema, métodos y estrategias, procesos, etc. Algunos autores, como Gibbs (2007, págs. 47-48), hacen gala de exhaustividad e incluso proponen un listado de lo que puede ser categorizado:
  • Acciones específicas, comportamientos (basados en lo que la gente hace o dice que hace).

  • Condicionamientos (externos o internos, materiales, organizacionales, etc.) de estas acciones.

  • Acontecimientos significativos, ya sea para las personas implicadas o para el investigador.

  • Actividades: se diferencian de los anteriores en que acostumbran a tener una mínima organización previa, a repetirse o ser habituales, y además tienen lugar en alguna localización particular y con el mismo grupo o subgrupo de personas.

  • Estrategias, metodologías, tácticas, etc. dirigidas a una finalidad u objetivo.

  • Consecuencias de las acciones, actividades, metodología, etc. (efectos, impactos, etc.).

  • Estados o condiciones, situaciones generales experimentadas por el grupo en sentido general o por la organización, entidad o institución que forma parte del estudio.

  • Significados otorgados por los participantes a las acciones descritas (cómo las ven, qué perspectiva tienen de las mismas).

  • Aspectos vinculados a la participación o implicación de los actores en el grupo.

  • Relaciones o interacciones informales (se pueden destacar subtemas relativos a conflictos, consenso, red de relaciones, liderazgos, etc.).

  • Lugares o escenarios concretos (el contexto entero de los elementos en análisis).

  • Aspectos metodológicos del propio investigador o reflexivos (su rol en la comunidad o grupo, cómo impacta su presencia en el campo). Estos temas son más habituales en el análisis de diarios o notas de campo escritos por el propio investigador.

Por otro lado, las categorías pueden tener un grado diferente de potencia interpretativa o abstracción: desde un nivel puramente descriptivo, clasificatorio en un sentido absoluto, hasta llegar a un nivel ya claramente explicativo, pasando por un nivel intermedio, que denominaríamos interpretativo, en el que las categorías propuestas no son netamente o no son solo descriptivas, pero tampoco llegan al nivel de sofisticación pedido en el polo explicativo (Del Rincón, 1997, pág. 65). Normalmente, cuando aplicamos un proceso de categorización inductivo nos movemos de forma más segura en el ámbito descriptivo, pero también nos podemos lanzar a hacer una propuesta o plantilla interpretativa (de hecho, en modalidades de análisis como la teoría fundamentada, que veremos más adelante, vamos evolucionando desde códigos descriptivos a códigos más interpretativos y sintetizadores). En cambio, una categorización causal suele hacerse desde un procedimiento deductivo (categorías establecidas a priori, a partir de las lecturas y el marco teórico trabajado) bien justificado teóricamente.
Pero veámoslo con dos ejemplos concretos, uno en el que la fuente primaria es el diario de campo fruto de la técnica de la observación y participante; y un segundo en el que la fuente primaria de datos es la entrevista semipautada.
Ejemplo 1
Este ejemplo parte del diario de campo fruto de la observación participante de la autora (trabajado en su tesis doctoral, véase Ballestín, 2008), y del cual se cita un fragmento en el anexo del segundo módulo de lectura. No se ha tomado todo el listado completo relativo al diario de campo, sino solo la parte de la propuesta relativa al alumnado que asistía al refuerzo escolar de una de las dos unidades de observación (escuela de primaria de Mataró). Como se puede observar, las categorías son temáticas y basadas en un proceso mixto de elaboración (deductivo-inductivo) y de alcance más bien descriptivo, a pesar de que con algunos subtemas de cariz más interpretativo. La problemática de la investigación estaba centrada en el análisis de las experiencias y trayectorias escolares de los niños hijos e hijas de familias inmigradas en la etapa de primaria en el Maresme, desde una perspectiva etnográfica. Este es el listado de temas y subtemas:

1. Clima escolar

1.1. Descripción de espacios

1.2. Decoración escolar

1.3. Relaciones en los espacios comunes públicos

2. Actividades de refuerzo

2.1. Estructura organizativa

2.2. Dinámica de trabajo

2.3. Materiales y recursos utilizados

3. Respuestas de los alumnos a las actividades de refuerzo

3.1. Respuestas participativas

3.2. Respuestas disruptivas

3.3. Respuestas de inhibición

4. Actividades escolares lúdicas/culturales

4.1. Actividades de cultura «tradicional»

4.1.1. Respuestas de los alumnos

4.2. Actividades lúdicas

4.2.1. Respuestas de los alumnos

4.3. Excursiones y salidas

4.3.1. Respuestas de los alumnos

4.4. Fiestas escolares

4.4.1. Respuestas de los alumnos

5. Discurso docente sobre el alumnado de origen inmigrante

5.1. Discurso según orígenes étnicos y culturales

5.1.1. Marroquí

5.1.2. Subsahariano

5.2. Discurso culturalista

5.3. Discurso colour-blind

6. Relaciones alumnado-profesorado

6.1. Relaciones de confianza y apertura

6.2. Relaciones de distancia y desconfianza

6.3. Relaciones de conflicto

7. Relaciones entre iguales

7.1. Relaciones de amistad y apoyo mutuo

7.2. Relaciones de conflicto

8. Descripción personalidades (escolares) de los alumnos

8.1. Según sexo

8.1.1. Chicos

8.1.2. Chicas

8.2. Según etnicidad

8.2.1. Origen marroquí

8.2.2. Origen subsahariano

9. Juegos entre iguales

9.1. Según sexo

9.2. Según etnicidad

9.2.1. Origen marroquí

9.2.2. Origen subsahariano

10. Descripción profesorado

10.1. Estilo comunicativo

10.2. Estilos de enseñanza

11. Expectativas del profesorado sobre el alumnado de origen inmigrante

11.1. Según sexo del alumnado

11.1.1. Chicos

11.1.2. Chicas

11.2. Según etnicidad del alumnado

11.2.1. Origen marroquí

11.2.2. Origen subsahariano

Ejemplo 2
Este ejemplo trata de una propuesta de categorización también de enfoque semidescriptivo (se proponen cajones abiertos sin cerrar «respuestas» dentro de cada uno de ellos), refinada por la autora a partir del original que presentó un alumno en el marco de la asignatura para codificar sus entrevistas semiestructuradas, elaboradas en el marco de un proyecto centrado en población anciana en situación de dependencia; y en el que se quería analizar en qué medida los centros de día inciden en la sociabilidad de las personas mayores en situación de dependencia por dificultades físicas o psíquicas en un municipio de la provincia del Vallés Occidental. Las entrevistas fueron llevadas a cabo al equipo directivo y al personal de atención del centro de día, y a continuación exponemos la propuesta de categorías para clasificar la información:

1. El centro de día

a. Historia/trayectoria del centro

b. Recursos disponibles

c. Personal de atención

d. Perfiles de los usuarios

e. Actividades llevadas a cabo de forma cotidiana

2. Situación de dependencia de los usuarios

a. Perfiles de dependencia entre los usuarios

i. Física

ii. Psíquica

b. Respuestas hacia la situación de dependencia

3. Sociabilidad y relaciones sociales de los usuarios dentro del centro

a. Aislamiento como punto de partida

b. Dinámicas de sociabilidad establecidas

c. Factores que intervienen en las dinámicas

i. Internos al centro

ii. Externos al centro

iii. Relativos al propio usuario

4. Participación de los usuarios en actividades de ocio

a. Participación dentro del centro

b. Participación fuera del centro

c. Factores asociados a la participación dentro del centro

d. Factores asociados a la participación fuera del centro

e. Factores asociados a las características del usuario

f. Actuaciones del centro para fomentar la participación en las actividades

5. El centro relacionado con la sociabilidad de los usuarios

a. Cómo entiende el centro la sociabilidad entre los usuarios

b. Objetivos del centro en relación con la sociabilidad

c. Acciones del centro en relación con los objetivos de sociabilidad manifiestos

i. Organización/recursos

ii. Actividades

d. Límites reconocidos en relación con la sociabilidad de los usuarios

6. Calidad de vida y bienestar

a. Definición de qué es la calidad de vida para los usuarios de un centro de día

i. Relaciones sociales positivas

ii. Confortabilidad en la atención recibida

iii. Aspectos vinculados al cuidado del propio cuerpo

iv. Aspectos vinculados a la mejora personal y del proyecto vital

v. Aspectos vinculados a la capacidad de autonomía y decisión propia

vi. Aspectos vinculados a la integración social

vii. Aspectos vinculados a los derechos de las personas mayores en situación de dependencia

b. Factores asociados al sentimiento de calidad y bienestar

Hay que tener muy en cuenta que cuando categorizamos transcripciones de entrevista, es más recomendable partir inicialmente del guion aplicado, puesto que allí necesariamente estarán reflejados los temas y centros de interés de la investigación. Entonces se trata de «traducir» las preguntas e ítems del guion en las categorías para la codificación del contenido, discerniendo elementos que en el guion no quedaban lo bastante desagregados o distinguidos, y añadiendo las categorías que aparecen como nuevas después de leer las transcripciones y que no teníamos contempladas en el guion de entrevista.
El trabajo de proponer la plantilla de categorías para la codificación de la información es muy importante, puesto que usaremos los conceptos que representan para pensar sobre los datos con el fin de relacionarlos, compararlos y generar ideas fruto de este trabajo analítico contrastativo. En este sentido, la categorización puede ser concebida como una manera de relacionar nuestros datos con nuestras ideas sobre los mismos. Entonces, dado que los códigos que asignamos a las unidades de registro son vínculos entre las localizaciones de los datos y el conjunto de conceptos o ideas, suponen también mecanismos heurísticos, para el conocimiento. En la práctica, la categorización sirve, como decíamos, para organizar, poder recuperar e interpretar los datos. Miles y Huberman (1994, citados por Coffey y Atkinson, 2005, pág. 47) proponen que la categorización (y posterior codificación) constituye la «materia prima» del análisis que permite diferenciar y combinar los datos que se han recuperado y las reflexiones que se hacen sobre esta información. Argumentan que la categorización y codificación son procesos que permiten a los investigadores identificar datos significativos y establecer el escenario para interpretar y extraer conclusiones.
Bibliografía recomendada

Coffey, A.; Atkinson, P. (2005). Encontrar el sentido a los datos cualitativos. Estrategias complementarias de investigación. Madrid / Alicante: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante.

Fernández, L. (2006). «¿Cómo analizar datos cualitativos?» Butlletí La Recerca (núm. 7) [documento en línea]. <https://www.ub.edu/ice/recerca/pdf/ficha7-cast.pdf>

Miles, M. B.; Huberman, A. M. (1994). Qualitative data analysis: an expanded sourcebook (2.ª ed.). Thousand Oaks / CA: Sage.

2.4.Segunda fase de «reducción» de los datos: codificación

Para poder localizar cada una de las categorías propuestas en los materiales textuales, necesitamos asignarles códigos alfabéticos o numéricos que nos permitan marcar y clasificar la información, así como hacer recuperables de forma rápida los fragmentos de información de cara al análisis. La codificación es el corazón y el alma del análisis de textos enteros (Ryan y Bernard, citados por Fernández Núñez, 2006, pág. 4).
La codificación fuerza al investigador a hacer juicios sobre el significado de bloques contiguos de texto, y permite eliminar el caos y la confusión que habría sin ningún sistema de clasificación. Esto implica un trabajo intelectual y mecánico que permita etiquetar los datos, encontrar patrones, marcar los temas y desarrollar sistemas de categorías, lo cual significa analizar el contenido central de las entrevistas, observaciones y otros documentos para determinar qué es significativo, y a partir de aquí reconocer patrones en estos datos cualitativos y transformar estos patrones en categorías significativas y temas (Patton, 2002).
Los dos procesos –categorización y codificación– giran en torno a una operación fundamental: la decisión sobre la asociación de cada unidad a una determinada categoría. La categoría es definida por un constructo mental que tiene que ser confrontado al contenido de cada unidad para ver si se adecua como indicador empírico, de forma que quede determinada su pertenencia o no a la misma (Gil Flores, 1994, pág. 48).
La codificación nos permite, pues, dos formas de análisis:
  • En primer lugar, nos posibilita recuperar todos los fragmentos marcados con el mismo código o etiqueta para verlos todos juntos y combinar pasajes que corresponden a una misma categoría (en lo referente a una temática, aspecto, o fenómeno, idea, explicación, etc.). Esta recuperabilidad es una forma muy útil de organizar y manejar los datos, y permite al investigador examinarlos de una manera estructurada.

  • En segundo lugar, la codificación de los materiales escritos, especialmente cuando está desarrollada de forma jerárquica (temas y subtemas que dependen de los primeros), nos ofrece una visión de conjunto, una condensación, que nos permite explorar la conectividad y comparabilidad entre los datos y examinar más tipos de cuestiones analíticas.

El proceso de codificación como tal no es más que la operación concreta por la cual se asigna a cada categoría un indicativo o código de identificación, que después se usa para marcar y hacer localizables las unidades de registros correspondientes a esta categoría. Por lo tanto, es el proceso manipulativo por excelencia del análisis cualitativo. A pesar de que se pueden usar códigos numéricos, lo más frecuente es utilizar abreviaturas de las palabras con las que se han etiquetado las categorías. Algunos metodólogos (Miles y Huberman, 1984; citados por Gil Flores, 1994, pág. 48) desaconsejan los números porque dificultan la asociación lógica de categorías y códigos, mientras que los códigos alfabéticos facilitan la localización y recuperación rápida de las unidades de información, especialmente si se usan códigos formulados de manera muy cercana al concepto original que describen. Para Miles y Huberman (1984, citados en ibid.), el código es una «abreviación o símbolo aplicado a un segmento de texto –muchas veces una frase o un párrafo– con el fin de clasificarlo». Distinguen códigos descriptivos (atribuyen una unidad a una clase de fenómenos), que son utilizados en un primer momento, y códigos con un mayor contenido inferencial, denominados interpretativos y explicativos como reflejo de este proceso de categorización más abstracto y teórico que hemos presentado más arriba.
Cuando practicamos una codificación manual, artesanal, podemos combinar el uso de colores para identificar y marcar los grandes bloques temáticos con los códigos (alfabéticos) que localizan las categorías más discretas y definidas dentro de estos temas amplios marcados con colores.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que una misma unidad de registro puede ser etiquetada con dos códigos (o más) diferentes, de modo que se produce un solapamiento, si bien su grado de pertenencia a las categorías que cada uno de los códigos representa pueda ser desigual (Gil, 1994; citado por Rodríguez, Lorenzo y Herrera, 2005, pág. 144).
Veamos una propuesta de plantilla de codificación a partir del primer ejemplo de categorización expuesto anteriormente. Los códigos son totalmente inventados, y de lo que se trata es de que enseguida sugieran la categoría a la que van asociados:

1. Clima escolar

1.1. Descripción de espacios (CLIESP)

1.2. Decoración escolar (CLIDEC)

1.3. Relaciones en los espacios comunes públicos (CLICOM)

2. Actividades de refuerzo

2.1. Estructura organizativa (ACTORG)

2.2. Dinámica de trabajo (ACTDIN)

2.3. Materiales y recursos utilizados (ACTMAT)

3. Respuestas de los alumnos a las actividades de refuerzo

3.1. Respuestas participativas (RESPART)

3.2. Respuestas disruptivas (RESDIS)

3.3. Respuestas de inhibición (RESINH)

4. Actividades escolares lúdicas/culturales

4.1. Actividades de cultura «tradicional» (ACTTRAD)

4.1.1. Respuestas de los alumnos (RESPACTTRAD)

4.2. Actividades lúdicas (ACTLUD)

4.2.1. Respuestas de los alumnos (RESPACTLUD)

4.3. Excursiones y salidas (ACTEXC)

4.3.1. Respuestas de los alumnos (RESPACTEX)

4.4. Fiestas escolares (ACTFEST)

4.4.1. Respuestas de los alumnos (RESPACFEST)

5. Discurso docente sobre el alumnado de origen inmigrante

5.1. Discurso según orígenes étnicos y culturales

5.1.1. Marroquí (DISCMAR)

5.1.2. Subsahariano (DISCSUB)

5.2. Discurso culturalista (DISCULT)

5.3. Discurso colour-blind(DISCBLIND)

6. Relaciones alumnado-profesorado

6.1. Relaciones de confianza y apertura (RELCONF)

6.2. Relaciones de distancia y desconfianza (RELDIST)

6.3. Relaciones de conflicto (RELCONFLI)

7. Relaciones entre iguales

7.1. Relaciones de amistad y apoyo mutuo (RELAMI)

7.2. Relaciones de conflicto (RELACON)

8. Descripción de los alumnos

8.1. Según sexo

8.1.1. Chicos (PERSCHICOS)

8.1.2. Chicas (PERSCHICAS)

8.2. Según etnicidad

8.2.1. Origen marroquí (PERSMAR)

8.2.2. Origen subsahariano (PERSUB)

9. Juegos entre iguales

9.1. Según sexo (JUEGOSSEP)

9.2. Según etnicidad

9.2.1. Origen marroquí (JUEGOSMAR)

9.2.2. Origen subsahariano (JUEGOSUB)

10. Descripción profesorado

10.1. Descripción personal (PROFPERS)

10.2. Estilo comunicativo (PROFCOM)

10.3. Estilos de enseñanza (PROFEN)

11. Expectativas del profesorado sobre el alumnado de origen inmigrante

11.1. Según sexo del alumnado

11.1.1. Chicos (EXPECTCHICOS)

11.1.2. Chicas (EXPECTCHICAS)

11.2. Según etnicidad del alumnado

11.2.1. Origen marroquí (EXPECTMAR)

11.2.2. Origen subsahariano (EXPECTSUB)

En esta tarea más sistemática y práctica de la codificación, entran en juego los programas o aplicaciones informáticas de tratamiento cualitativo de datos. En un proyecto de investigación profesional, en el que además se acostumbra a trabajar en equipo, la cantidad de las transcripciones y textos (además de otros materiales) que hay que analizar puede ser agobiante, y por este motivo estos programas son de gran utilidad, puesto que agilizan mucho la tarea de codificación, nos ahorran mucho tiempo y además ofrecen la gran potencialidad de facilitarnos herramientas para poder trabajar las comparativas, las asociaciones de datos y la generación de gráficos y memorandos que nos preparan enormemente el camino para la tarea de análisis y redacción del informe de investigación propiamente dicho. Dos de los programas más conocidos en la actualidad son ATLAS.ti y NVivo. ATLAS.ti, grosso modo, permite al investigador: a) asociar códigos o etiquetas no solo con fragmentos de texto, sino también de sonidos, vídeos, imágenes, dibujos y otros formatos digitales que no pueden ser analizados significativamente con enfoques formales o estadísticos; b) buscar patrones a través de la asociación de códigos –cruzar datos; c) clasificar estos patrones (Lewis, 2004; Hwang, 2008). Por su parte, NVivo es muy similar pero con complementos que permiten facilitar ciertos trabajos como la transcripción de vídeos y de audios, o para capturar información directamente de las webs; pero en cambio, ATLAS.ti admite más cantidad de formatos para el tratamiento de datos.
Hay que decir que, si bien estas herramientas informáticas suponen un gran apoyo a la tarea de análisis de datos, no sustituyen el trabajo de pensar y diseñar las categorías y los cruces o asociaciones que hay que hacer entre códigos (categorías o variables), es decir, el modelo de análisis: los programas solo pueden funcionar a partir del «cerebro» con el que los tenemos que dotar para poder codificar/clasificar la información.

2.5.Integración, síntesis y representación de la información codificada

El proceso de codificación, como hemos visto, fragmenta las transcripciones (y otros textos) en categorías separadas por temas, conceptos, acontecimientos, estados, etc. La codificación fuerza al investigador a ver cada detalle, cada cita textual, para determinar qué aporta al análisis. El paso siguiente es comparar y relacionar entre sí todos los códigos con sus correspondientes fragmentos, para elaborar un relato explicativo o interpretativo integrado. Habitualmente, se sigue un procedimiento en dos fases: primero se analiza, examina y compara el material dentro de cada categoría; después el material se compara entre las diferentes categorías, buscando los vínculos que puedan existir entre ellas (Fernández Núñez, 2006, pág. 4). El hito es llegar a construir un modelo conceptual de relaciones entre códigos (ibid., pág. 6).
El resultado, por lo tanto, siempre es una síntesis de nivel superior (más abstracto, generalizador, o teórico) que la suma de las partes: tenemos que ser muy conscientes, como nos advierten Coffey y Atkinson (2005, pág. 45), de que a pesar de que la categorización y la codificación puedan ser parte del proceso de análisis, no se tienen que confundir con el análisis mismo: las dos operaciones reflejan nuestras ideas analíticas, pero no sustituyen la tarea de desarrollar esquemas conceptuales y plasmarlos gráficamente y por escrito en diálogo con los datos, que es donde reside el punto fuerte del trabajo analítico e interpretativo. Un trabajo que pide, además, el esfuerzo de una buena escritura: clara, ordenada, estructurada, sistemática y con el equilibrio justo entre las aportaciones más abstractas y teóricas y su aplicabilidad a la información recogida, «llamando» a la cita de los fragmentos codificados de nuestro material empírico a modo de ilustración y en aplicación de los mecanismos (inductivos y deductivos) de comprensión y explicación científica. Lo veremos con más detalle en el apartado final sobre la escritura del informe.
En este punto, activamos diferentes procesos cognitivos que implica el análisis: comprender el fenómeno objeto de estudio; sintetizar una descripción del fenómeno que dé cuenta de las relaciones entre los diferentes aspectos y conceptos; teorizar sobre cómo se interrelacionan los diferentes aspectos y conceptos; y recontextualizar con otros análisis y teorías. En definitiva, reconstruir los datos en un todo comprensible y significante. Algunos autores (p. ej., Miles y Huberman, 1994) recopilan y enumeran diferentes tareas lógicas y cognitivas que aplicamos cuando ya tenemos la información codificada para proceder a la síntesis de resultados y perfilación de conclusiones de investigación. Podemos elaborar tipologías, cadenas de causa-efecto o cadenas lógicas de evidencia, recurrir a metáforas, hacer desglose de aspectos a partir de un concepto de orden más abstracto, etc.
Para hacer más fácil esta fase de análisis propiamente dicho, todavía podemos desplegar una última operación, en este caso de síntesis, representando la información codificada a través de esquemas conceptuales, fichas, gráficos, memorandos, etc. Hay que decir que no es preciso esperar a la codificación para poder elaborar estos elementos, podemos hacerlo incluso previamente, teniendo en cuenta que a menudo los textos originados cuando se transcribe la información grabada resultan difíciles de alcanzar por el analista. Suelen ser dispersos, mencionan secuencialmente acontecimientos simultáneos y se tienen que ordenar para poder considerar diferentes características a la vez. Por esta razón, hace falta una transformación y una ordenación de los datos que permita presentarlos de manera asequible y operativa, con el objetivo de cubrir los objetivos de la investigación (Del Rincón, 1997, pág. 66). Esto se puede conseguir presentando la información por medio de estrategias como por ejemplo las parrillas clasificatorias, los mapas conceptuales, o bien gráficos descriptivos y explicativos y matrices descriptivas y explicativas (Miles y Huberman, 1984, 1987; citados por Del Rincón, 1997, pág. 66).
De todas las herramientas posibles de representación gráfica disponibles, los gráficos o esquemas, tanto descriptivos como explicativos, así como las matrices (o tablas) de resumen de la información, son las más utilizadas.
Información codificada
Las parrillas o matrices de doble entrada nos pueden ser de mucha utilidad cuando las aplicamos a las transcripciones de entrevista para resumir y comparar, para cada una de las personas entrevistadas, la información recogida o codificada en cada uno de los temas/subtemas/categorías.
La estructura más sencilla es:

 

Entrevistado 1

Entrevistado 2

Entrevistado 3

Entrevistado 4...

Tema/subtema/categoría 1

 

 

 

 

Tema/subtema/categoría 2

 

 

 

 

Tema/subtema/categoría 3

 

 

 

 

Tema/subtema/categoría 4

 

 

 

 

El contenido que se ponga en cada casilla puede combinar el resumen sintético de la información recopilada en el código con el añadido de alguna cita importante o emblemática que podemos recuperar cuando redactemos el informe. Hay quien prefiere solo seleccionar citas clave y después elaborar el resumen y la comparativa a medida que se va redactando el informe. Merecerá la pena mantener esta literalidad, sobre todo cuando queramos recuperar las voces de las personas que han participado en la investigación. En informaciones que sean más sucintas u objetivables (ingresos, nivel de estudios, etc.), será suficiente con registrar el dato.
En lo que respecta a los esquemas conceptuales, nos pueden ser de utilidad tanto como modelo de análisis previo teóricamente orientado para clasificar los datos, como «resultado» a modo de representación gráfica de un trabajo más data-based o inductivo de categorización y codificación de los datos.
A modo ilustrativo, se muestran un par de ejemplos:
1) En el primer caso, se trata del modelo de análisis elaborado por la autora en su trabajo de tesis doctoral (2008) para clasificar la información recogida sobre experiencias y dinámicas de vinculación y desvinculación escolar de los niños de origen inmigrante extranjero, en dos escuelas de primaria de la comarca del Maresme. Este modelo de análisis se confeccionó a partir del marco teórico elaborado previamente.
Fuente: Ballestín, B. (2008).
Fuente: Ballestín, B. (2008).
2) En el segundo ejemplo, se muestra el trabajo de representación gráfica del análisis de datos de una alumna de la asignatura, a partir de la categorización y codificación aplicadas a las entrevistas llevadas a cabo en el marco de un pequeño proyecto de investigación sobre los factores influyentes en la integración de jóvenes inmigrantes extranjeros en el ámbito de la educación en el ocio.
Fuente: trabajo de la alumna J. Massot Delgado para la asignatura de Métodos y técnicas de investigación socioeducativa de la UOC, primer semestre del curso 2016-2017.
Fuente: trabajo de la alumna J. Massot Delgado para la asignatura de Métodos y técnicas de investigación socioeducativa de la UOC, primer semestre del curso 2016-2017.

3.Tipos y estrategias específicas de análisis cualitativo: análisis del contenido, teoría fundamentada, y análisis del discurso

Destinamos este apartado a mostrar de forma general e introductoria tres tipos de análisis de datos cualitativos que tienen un enfoque y una mecánica propias dentro del marco general del análisis de datos cualitativo. Se trata de:
  • Análisis del contenido.

  • Análisis a partir de la denominada teoría fundamentada.

  • Análisis del discurso.

3.1.Análisis de contenido

Desde una perspectiva eminentemente cualitativa, el análisis del contenido no es ni más ni menos que la tarea de categorización y de codificación de la información que hemos presentado más arriba. En un sentido amplio y no restrictivo, incluye cualquier estrategia analítica destinada a interpretar el contenido de toda clase de documentos y, más concretamente (a pesar de que no exclusivamente), de documentos escritos. En este sentido, Patton (1990, pág. 381) apunta que el análisis de contenido es el proceso de identificar, categorizar y codificar los patrones primarios de nuestros datos.
Ahora bien, el análisis del contenido (su acuñación conceptual) se perfiló, en sus orígenes, como una técnica eminentemente cuantitativa, y muy vinculada a investigaciones centradas en el mundo de los medios de comunicación escritos y audiovisuales (tratando mayoritariamente temas de propaganda y aspectos de ideología política), así como de la psicología social. En este sentido cuantitativo, constituye una técnica para estudiar cualquier tipo de comunicación de una manera objetiva y sistemática, que cuantifica los mensajes o contenidos en categorías y subcategorías, y los somete a un análisis estadístico (Berelson, 1952). En la práctica, es un análisis orientado al estudio de los temas, ideas o sujetos contenidos en un texto delimitado, los cuales pasan a ser aislados, contados, relacionados con su presencia o ausencia dentro del texto y, finalmente, interpretados.
El análisis cuantitativo del contenido mantiene el supuesto de que todo contenido de un texto o de una imagen puede ser interpretado de una forma directa o manifiesta, o de una manera sepultada en su sentido latente, oculto, que se sirve instrumentalmente del texto manifiesto. Tanto la información expresada como la latente cobran sentido y pueden ser interpretadas dentro de un contexto. El contexto, en este caso, es el marco de referencias que contiene toda aquella información que el lector puede conocer por avanzado o inferir a partir del texto mismo para captar el contenido y el significado de todo lo que se dice. Texto y contexto son aspectos fundamentales del análisis del contenido, la relación entre los cuales da cobijo a la idea de inferencia, operación analítica clave: de hecho, algunos metodólogos (Krippendorff, 1990, pág. 28) definen el análisis de contenido como una técnica destinada a formular, a partir de ciertos datos, inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto. El investigador social solo puede conocer el significado de un acto situándolo dentro del contexto social de la situación en la que ocurrió.
En el análisis del contenido cuantitativo, el énfasis no recae, sin embargo, en los aspectos semánticos, o incluso sintácticos, de los textos, sino en la cuantificación de sus elementos o unidades de análisis integrantes (palabras, expresiones, frases, temas, etc.); es decir, en la medida de su frecuencia de aparición en el texto. Esta cuantificación permite, precisamente, la comparación de los «contenidos» de diferentes documentos y, sobre todo, la inferencia.
¿Qué aspectos son analizables de este modo? Podríamos centrar directamente la atención en la contrastación entre el contenido directo de los mensajes y el contenido subliminal o valores implícitos; también en el análisis de su finalidad; o bien en la revelación de alguna ideología social, política o religiosa; también en el estilo de la comunicación, así como en las características del medio comunicador o la fuente emisora.
Desde estos parámetros, veamos ahora algunos ejemplos de aplicaciones del análisis de contenido cuantitativo: se puede usar, por ejemplo, para evaluar el grado de carga de contenido sexual de uno o varios programas televisivos; estudiar las apelaciones y características de las campañas publicitarias de algún producto en concreto; comparar las estrategias propagandísticas de partidos políticos en internet; determinar la evolución de cierta clase de pacientes que asisten a psicoterapia, analizando sus escritos y expresiones verbales; comparar el vocabulario aprendido por niños que usan más ordenadores en clase en comparación con otros que los usan menos (Hernández, Fernández y Baptista, 2014, págs. 251-252); cómo es el tratamiento de la inmigración en las noticias de la TV, cómo se conceptualiza la violencia de género en las noticias de prensa, cómo se enfocan en los medios las noticias sobre las movilizaciones y protestas sociales, y un largo etcétera.
A medida que la tradición cualitativa se va asentando, también se va haciendo más inclusiva la definición de análisis del contenido, hasta llegar a propuestas como la de Bardin (1996, pág. 32), según la cual englobaría «el conjunto de técnicas de análisis de las comunicaciones tendentes a obtener indicadores (cuantitativos o no) por procedimientos sistemáticos y objetivos de descripción del contenido de los mensajes permitiendo la inferencia de conocimientos relativos a las condiciones de producción/recepción (contexto social) de estos mensajes». Por lo tanto, desde esta definición pertenecen al campo del análisis del contenido todas las técnicas dirigidas a explicar y sistematizar el contenido de los mensajes comunicativos de textos, sonidos e imágenes con la ayuda de indicios cuantificables o no. Todo ello, con el objetivo de efectuar deducciones lógicas justificadas concernientes al emisor y su contexto o eventualmente a sus efectos.
En la práctica del análisis cualitativo del contenido, la tarea de interpretación del discurso es más importante que la del recuento o la asociación estadística de los elementos del lenguaje. Cuando se requiere profundizar en los detalles relativos al contenido y trabajar mucho más desde una lógica comparativa y asociativa entre categorías para buscar patrones que pongan en evidencia una realidad, tendencia, impacto, etc. latente, entonces nos tenemos que plantear un análisis de contenido netamente cualitativo. Aun así, combinar técnicas cuantitativas y cualitativas puede ser una estrategia de análisis totalmente recomendable, por complementaria.

3.2.Análisis hacia la teoría fundamentada

En términos prácticos, los procedimientos y etapas del análisis basado en la teoría fundamentada no son muy diferentes de los que hemos presentado para el análisis cualitativo del contenido. Ahora bien, el trabajo de «reducción de datos» en la teoría fundamentada se hace exclusivamente desde una orientación data-driven, por contraposición a un modelo de planificación del análisis concept-driven, dirigido desde conceptos y categorías teóricas previas. Esta orientación de «ir analizando exclusivamente desde los datos y a medida que se van recogiendo» implica una metodología de investigación todavía más flexible y maleable, dado que incluso el propio muestreo se va (re)configurando a medida que se avanza en el trabajo de campo y se llega a la saturación en los datos. A través del proceso de inducción, los sistemas de códigos establecidos exclusivamente a partir de los datos pasan sucesivamente de un nivel descriptivo a uno más interpretativo, es decir, se crean códigos interpretativos que integran varios códigos más descriptivos con una lógica (tendencia, explicación, etc.) identificable.
La teoría fundamentada es más que una técnica de análisis: es un diseño de investigación y un producto (O’Reilly, Paper y Marx, 2012; Charmaz y Bryant, 2008; citados por Hernández, Fernández, y Baptista, 2014, pág. 472). El investigador produce una explicación general o teoría respecto a un fenómeno, proceso, acción o interacciones que se aplican en un contexto concreto y desde la perspectiva de varios participantes. Sin embargo, se trata de un nivel intermedio o sustantivo de la teoría (en contraste con la teoría formal, con una perspectiva más amplia) porque su capacidad de generalización es limitada cuando emana de un ambiente específico (Hernández, Fernández y Baptista, ibid.).
Supone una aproximación que se enmarca en tradiciones constructivistas (fenomenológicas) e interpretativas por el énfasis y el objetivo en la generación y construcción de la teoría sustantiva fundamentada en la información empírica en oposición a los criterios de verificabilidad o confirmación de hipótesis teóricas (Trinidad, Carrero, Soriano, 2006, págs. 11-14).
Estas son, en formato de lista, las características más reconocibles de este tipo de análisis (Schettini y Cortazzo, 2015, pág. 35):
  • La recolección de datos y el análisis transcurren de forma concurrente.

  • Los datos determinan los procesos y productos de la investigación, y no los marcos teóricos preconcebidos.

  • Los procesos analíticos suscitan el descubrimiento y el desarrollo teórico, y no la verificación de teorías ya conocidas.

  • El muestreo se hace según lo que emerge de los datos, se denomina muestreo teórico y sirve para elaborar, refinar y completar las categorías analíticas.

  • El uso sistemático de los procedimientos analíticos inductivos lleva a niveles más abstractos de análisis (de códigos descriptivos a códigos interpretativos y, eventualmente, explicativos).

El punto central, en consecuencia, en el planteamiento de la teoría fundamentada es facilitar un análisis cualitativo lo más abierto y flexible que se pueda, de cualquier tipo de datos, en contraste con otros tipos de investigación cualitativa que parten de una descripción conceptual preconcebida de los datos obtenidos. De hecho, es más común utilizar códigos in vivo, es decir, categorías constituidas por pasajes, frases o palabras exactas, literales, de los participantes o notas de observación, que por el lenguaje preconcebido o teórico del investigador.
Nos encontramos, por lo tanto, ante la variante analítica que apuesta más fuerte por el tratamiento inductivo y la productividad teórica directamente desde los datos, sin utilizar conceptos teóricos o categorías analíticas ya cerradas previamente; lo cual significa que cuando aplicamos esta modalidad (de hecho, como ya hemos puesto de manifiesto, más que una técnica de análisis de datos es una estrategia de investigación que afecta incluso al planteamiento de la problemática y la metodología de recogida de información), esperamos que la teoría vaya emergiendo de manera totalmente arraigada a los datos, sin encorsetarse a modelos de análisis preestablecidos por el marco teórico. Así pues, la contribución de la teoría fundamentada al análisis cualitativo es la elaboración de un proceso de conceptualización y teorización basado directamente en la emergencia de patrones sociales a partir de los datos de la investigación.
Ahora bien, el tipo de teorías que se llegan a formular con el análisis de la teoría fundamentada son de alcance sustantivo y de reducido potencial generalizador, puesto que se fundamentan en el entorno de ámbitos muy limitados o particulares de la realidad social o cultural, por lo cual siempre tienen que ser enmarcadas y contextualizadas en alguna propuesta o modelo de teoría formal, la cual se refiere a un desarrollo conceptual de alcance más generalizable y universal, sujeto a procedimientos analíticos más deductivos.
De hecho, el análisis basado en la teoría fundamentada es especialmente útil cuando no disponemos de grandes teorías que nos permitan ubicar nuestra problemática, o cuando estas se hacen inadecuadas para el contexto, tiempo, casos o muestra, circunstancias, etc. (Hernández, Fernández y Baptista, 2014). También cuando nuestro planteamiento de investigación es exploratorio y no pretende de entrada un gran alcance explicativo.
Estas circunstancias son las que explican su surgimiento como propuesta analítica en EE. UU. en los años sesenta. El modelo de la teoría fundamentada fue desarrollado por los sociólogos Barney Glaser y Anselm Strauss a finales de la década, en una investigación en el entorno de la exploración de los significados y las reacciones ante la muerte en entornos hospitalarios. Estos investigadores se encontraron con un vacío teórico en la materia, y a través de la teoría fundamentada desarrollaron un análisis del trato institucional dado al fenómeno de la muerte, y propusieron una teoría predictiva de las reacciones mediante la comparación de las respuestas de los pacientes agonizantes y de todos los participantes relacionados con ellos en el contexto hospitalario. Después, reflexionaron sobre sus procedimientos y dieron forma a un método para crear teoría inductiva (Glaser, 1992, pág. 30, citado por Schettini y Cortazzo, 2015, pág. 33) sobre los comportamientos humanos y el mundo social con una base empírica. Cuando Glaser la define, la entiende como una metodología de análisis que está unida a la recolección de datos y tiene que permitir la formulación de un conjunto integrado de hipótesis conceptuales (Schettini y Cortazzo, ibid.).
Decíamos que el análisis de la teoría fundamentada tiene como rasgo principal el hecho de que la información se categoriza y codifica de forma totalmente abierta, pero después hay que proceder a un cierre y reordenación de estas categorías, estableciendo una sistematización y jerarquización de grandes categorías y subcategorías, es decir, organizando un modelo de interrelaciones que se denomina codificación axial, el cual supone el primer paso para representar la teoría emergente, un proceso que acaba con un refinamiento (selección e interrelación de las categorías y subcategorías más importantes y relevantes) para explicar el fenómeno de estudio mediante una tercera fase llamada codificación selectiva (Hernández, Fernández y Baptista, 2014, pág. 475).
El análisis desde la teoría fundamentada usa lo que se denomina método comparativo constante como herramienta analítica inductiva para proceder a ejecutar los diferentes niveles de categorización y codificación mencionados hasta ahora, y generar conceptos e hipótesis, así como las relaciones entre ellos, mediante la emergencia de categorías centrales. Este método opera buscando en profundidad diferencias y similitudes a través de la categorización y codificación abierta de los «incidentes» contenidos en los datos, hasta llegar a la saturación de las categorías (situación que indica que toda la información está cubierta y no cabe ninguna categoría adicional más).
Comparando dónde están estas similitudes y diferencias, el investigador puede generar conceptos relativos a las características de los comportamientos, tendencias, efectos, significaciones, etc., basados en patrones del comportamiento que se repiten; se trata de encontrar regularidades en el entorno de los procesos sociales. En este momento, se procede a generar las teorías sustantivas que explican las relaciones entre las categorías. Después de un proceso de validación y confrontación de varias teorías sustantivas, se abre la posibilidad de generar una teoría formal (Schettini y Cortazzo, 2015, pág. 34), o bien de dialogar y confrontar estas teorías sustantivas dentro de un marco de teoría formal ya establecido. De hecho, la teoría fundamentada no niega que se puedan iniciar investigaciones aplicando elementos de teorías ya formuladas (Abela y otros, 2007; citados en ibid.), pero siempre desde esta dimensión general o formal para situar y contextualizar nuestras aportaciones de teoría sustantiva.

3.3.Análisis del discurso

Tal y como sucede con la teoría fundamentada, el análisis del discurso rebasa la mera metodología de análisis de datos y se enclava en una perspectiva más amplia, transversal en ciencias sociales (muy utilizada en estudios de sociolingüística y psicolingüística, así como de ciencias de la comunicación), que bebe de la lingüística aplicada. El punto de partida subyacente es que el lenguaje, sus signos y estructuras, no reflejan o revelan simplemente realidades sociales, sino que construyen y legitiman estas realidades, tanto las acciones individuales y sociales como las visiones del mundo.
El análisis del discurso
La Wikipedia define el análisis del discurso como «una disciplina transversal de las ciencias humanas y sociales que estudia sistemáticamente el discurso escrito y hablado como una forma del uso de la lengua, como hecho de comunicación y de interacción, en sus contextos cognitivos, sociales, políticos, históricos y culturales».
Para aplicar con consistencia y utilidad el análisis del discurso (AD), nos tienen que interesar los elementos «significantes» del discurso como parte del objeto de estudio, es decir, la forma y la estructura del discurso más allá de sus elementos referenciales. El AD analiza los materiales escritos (transcripciones, diarios de campo, manuscritos, cartas, etc.) del trabajo de campo de investigación, con el propósito de encontrar indicios de estructura de significantes y significados que organizan las subjetividades y las definiciones de lo social desde sus diferentes contextos de producción (o enunciación).
Tiene que quedar claro que analizar entrevistas o diferentes fuentes de comunicación no supone automáticamente hacer AD: habitualmente hacemos análisis de su contenido, y solo cuando nos interesan los elementos interaccionales o subjetivos del discurso, o bien cuando queremos calibrar los aspectos de construcción de la realidad (tanto en el aspecto pragmático de cómo el discurso influye sobre las conductas, como en el aspecto más de creación y mantenimiento de ideologías e imaginarios) tendrá sentido aplicar el AD, adaptando los formatos de las transcripciones (con signos y notaciones específicos, anotando cada turno de intervención en el caso de las entrevistas, etc.) al tipo de AD aplicado.
Ejemplo extraído de Jociles (2005, pág. 3)
No es lo mismo analizar el discurso para reconstruir los tipos de conflictos familiares que se dan más frecuentemente dentro de los grupos campesinos tarraconenses (análisis del contenido), que para conocer cómo interpretan estos campesinos tales conflictos y qué sentimientos muestran hacia ellos, o para ver de qué manera el discurso sobre la unidad de la casa afecta a sus comportamientos. En estos dos últimos objetivos, se activa la pertinencia del AD. Efectivamente, en el primer caso, nos interesa (véase la tabla siguiente) prioritariamente la dimensión referencial del discurso, es decir, nos interesa el discurso tan solo en tanto que hace referencia a una realidad extradiscursiva, a unos hechos o acontecimientos a los que se refiere; mientras que en los otros dos casos, el discurso tiene interés por sí mismo en tanto que acción discursiva: ya sea por ser producto de una subjetividad que tiene una sociogénesis determinada (dimensión expresiva); ya sea por tener capacidad de producir o inducir conductas y procesos de acuerdo con el mismo (dimensión pragmática) (Jociles, 2005, págs. 3-4).

Funciones del discurso

Referencial

El discurso no interesa por sí mismo, sino cuando hace referencia a una realidad extradiscursiva.

Se aplican técnicas de análisis de contenido cuantitativo o cualitativo.

Expresiva (sí AD)

El discurso interesa por sí mismo.

La conducta expresa una subjetividad (un modelo o una actitud cognitiva, valorativa y emotiva), y es producto de una praxis sociohistórica.

Pragmática (sí AD)

El discurso interesa por sí mismo.

La conducta produce lo que enuncia o induce a comportamientos de acuerdo con lo que se ha dicho.

Dentro de la perspectiva y la metodología del AD, tenemos multitud de enfoques según la disciplina desde la cual lo estemos tratando, cosa que implicará diferentes zooms: estructura verbal, proceso mental, interacción o conversación, etc. De todas las posibles líneas que puede haber, abordaremos brevemente dos de las más utilizadas en ciencias sociales, la sociología y la antropología: el análisis crítico del discurso (ACD), y el análisis conversacional (AC).
Bibliografía recomendada

Abril, G.; Peña, C.; Lozano, J. (2004). Análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual (7.ª ed.). Madrid: Ediciones Cátedra.

Íñiguez, L. (2003). Análisis del discurso. Manual para las ciencias sociales. Barcelona: Editorial UOC.

3.3.1.Análisis crítico del discurso
El análisis crítico del discurso (ACD) es un enfoque específico muy aplicado sobre todo en el análisis de los medios de comunicación y de las instituciones gubernamentales, que estudia primariamente la manera en la que el poder, la dominación y la desigualdad social son practicados, reproducidos, y ocasionalmente combatidos, por los textos y el habla en el contexto social y político (Van Dijk, 1999, pág. 23). En otras palabras, el ACD se centra en el estudio de aquellas acciones sociales que se ponen en la práctica a través del discurso, como el abuso de poder, el control social, la dominación, las desigualdades sociales o la marginación y exclusión sociales (Iñíguez, 2003, pág. 93).
Por lo tanto, desde esta perspectiva se considera el lenguaje como una forma de práctica social, analizando cómo la dominación se reproduce y es resistida a través de los discursos. El ACD se fundamenta en el acceso desigual a los recursos lingüísticos y sociales, recursos que son controlados por las instituciones. Los patrones de acceso al discurso y a los acontecimientos comunicativos son un elemento central para el ACD. El énfasis no es solo en la representación, sino en el carácter constitutivo del discurso en las relaciones de poder y de dominación (como parte igualmente constitutiva de las estructuras e instituciones sociales).
De acuerdo con su máximo teórico y difusor, Teun Van Dijk (1999, pág. 23), el ACD toma partido explícitamente con su acción investigadora y «espera contribuir de manera efectiva a la resistencia contra la desigualdad social». En este sentido, los investigadores en ACD no solo conciben el discurso como una práctica social, sino que consideran que su propia tarea –desvelar cómo actúa el discurso en estos procesos– constituye una forma de oposición y de acción social con la que se trata de suscitar una actitud crítica en los hablantes, especialmente aquellos que se enfrentan más a menudo a estas formas discursivas de dominación. Se quiere, así pues, incrementar la conciencia crítica de los sujetos hacia los usos lingüísticos, y proporcionarles, además, un método con el que enfrentarse a la producción e interpretación de los discursos (Martín Rojo y Wittaker, eds., 1998, pág. 10; citados por Iñíguez, 2003, págs. 93-94).
Bibliografía recomendada

Dijk, T. A. Van (1999). «Critical discourse analysis and conversation analysis». Discourse and society (núm. 4, vol. 10, págs. 450-459).

Dijk, T. A. Van. (2009). Discurso y poder. Barcelona: Gedisa.

Dijk, T. A. Van. (2011). Sociedad y discurso. Barcelona: Gedisa.

3.3.2.Análisis conversacional
El análisis conversacional (AC) se enmarca en una perspectiva teórica microsociológica. Concretamente, es un enfoque desde la etnometodología y el interaccionismo simbólico que se interesa por el estudio de los métodos y estrategias que usan los participantes en una situación social de interacción para interpretar y actuar en el interior de los (micro)mundos sociales que estos construyen en sus prácticas. Se pone énfasis en la perspectiva émica: las categorías para analizar tienen que ser, dentro de lo posible, las mismas que utilizan los propios participantes a la hora de comprender la interacción.
Lo importante es descubrir cómo está organizada una pequeña comunidad, grupo, (micro)sociedad y cómo es su funcionamiento a partir de las acciones mismas, aquí en particular el discurso, de las personas que interactúan en la misma (Iñíguez, 2003, pág. 91). Desde el AC, el contexto no se ve como telón de fondo que da sentido a las prácticas de los actores sociales (mostrando un valor heurístico), sino que el propio contexto es el producto de la acción colectiva de los actores que participan en un acontecimiento discursivo, y no adquiere relevancia hasta que los propios actores se lo otorgan (Nussbaum, 2007, pág. 2).
Con este objeto, el AC estudia el orden, el desorden y la organización de la acción social cotidiana, y aprehende lo que la gente dice, explica, o hace, tal y como es producido por los participantes en la conversación. Es clave, pues, identificar, describir y estudiar el orden con el que se producen las conversaciones. El AC examina el lenguaje en uso y no las preconcepciones y esquemas previos definidos por los analistas (Iñíguez, 2003, págs. 91-92).
El análisis minucioso de este tipo de regularidades, como el turn-taking o turnos de palabra, permite conocer a fondo la interacción social y cómo se organiza, se mantiene y se conduce; lo que la gente hace se toma como un instrumento que puede mover la conversación y comportar ciertas acciones sociales, tan obvias como ocultas. Por ejemplo, la frase «¿Está la puerta abierta?» puede ser una pregunta ingenua, pero puede ser también una indirecta para que el interpelado cierre la puerta (Iñíguez, 2003, págs. 92-93). Esto implica el hecho de que la tarea interpretativa se centra en exclusiva en los datos verbales, sin buscar en fenómenos externos la explicación del comportamiento de los hablantes (Nussbaum, 2007, pág. 2).
Bibliografía recomendada

Nussbaum, L. (2007) «Análisis interaccional –del discurso– para el estudio del plurilingüismo escolar». Emigra Working papers (núm. 108).

Otras referencias interesantes:

Ten Have, P. (1990, junio). «Methodological issues in conversation analysis». Bulletin de Methodologie Sociologique (núm. 27, págs. 23-51).

Tusón, A.; Calsamiglia, H. (2004). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Editorial Ariel.

4.La escritura del informe de investigación

4.1.Aspectos generales para tener en cuenta

El informe de investigación es nada más y nada menos que la parte que haremos pública y comunicaremos de nuestro proyecto de investigación. Por lo tanto, tenemos que cuidar mucho su escritura, de forma que tanto la estructura, como los contenidos y el estilo narrativo sean claros y coherentes con nuestros interrogantes y objetivos de investigación. Se tiene que cuidar mucho el título del escrito, de forma que sea claro y preciso, y nos sitúe rápidamente tanto en la problemática como en el contexto de la investigación.
El elemento clave para un buen informe de investigación es la articulación, diálogo y conectividad de la presentación de los datos con las aportaciones presentadas y discutidas en el marco teórico y el estado de la cuestión.
La investigación social constituye una actividad que conecta realidades concretas situables en un contexto específico con los grandes debates interpretativos que se producen en el interior de toda disciplina social. Toda actividad teórica aspira a los niveles más amplios posibles de generalización: organizaremos la lógica de selección de los datos en este sentido. Ahora bien: se trata de que el discurso interpretativo del investigador no obvie ni elimine aquellos elementos obtenidos en el campo que no se avengan con su lectura específica del universo estudiado. Hace falta, pues, que las voces de la población objeto de estudio aparezcan con toda su complejidad, con todo su contexto y no simplemente como datos al servicio exclusivo de la interpretación, cualitativa en este caso. Parafraseando al antropólogo Lévi-Strauss, hay que combinar la mirada próxima y la mirada alejada. Se trata de un reto doble: no simplificar la naturaleza dialéctica, contradictoria y, en algunos sentidos, irreductible de la experiencia de investigación al dictado de los marcos teóricos más o menos restringidos y, al mismo tiempo, no renunciar a determinados ámbitos de generalización a partir de los nuevos conocimientos adquiridos en un contexto concreto de investigación cualitativa (Comas, Pujadas y Roca, 2004).
Cuando redactamos el informe, tenemos que combinar una buena capacidad de síntesis y de interpretación reflexiva con la selección (o «llamada») cuidadosa de fragmentos literales (citas) de nuestros materiales de campo (básicamente, transcripciones y notas de campo, pero también imágenes, fragmentos audiovisuales, etc.) que permitan dotar de credibilidad estas interpretaciones mediante las voces y perspectivas de las personas participantes en la investigación.

4.2.Tipo de público

Dejando de lado estos aspectos más generales, el formato y la estructura del informe final deben ser adaptados al tipo de público que lo tiene que recibir, tal y como efectúan la clasificación Comas, Pujadas y Roca (2004, pág. 36):
  • Las entidades políticas o administrativas que, a partir de la información proporcionada, tienen que definir e implementar políticas sectoriales determinadas (por ejemplo, en materia de políticas migratorias o de asistencia social). Los informes dirigidos a instituciones políticas o administrativas, que tienen como finalidad responder a preguntas muy concretas, vinculadas a la resolución de problemas de políticas públicas, suelen ser de carácter técnico y no incorporan normalmente un gran aparato crítico ni reflexiones de carácter teórico demasiado profundizadas. Por lo tanto, como trabajos de encargo, tienen ciertas limitaciones en este sentido.

  • Las instituciones que financian investigaciones básicas y que supervisan solo la calidad del trabajo científico hecho y no tanto los resultados obtenidos (por ejemplo: MINECO, CSIC, AGAUR, CIRIT, etc.). En muchas ocasiones, estos informes no se publican tal y como se envían a los organismos de investigación, sino que constituyen borradores de las futuras publicaciones que pueden ir dirigidas a los dos grupos listados a continuación. A menudo, están redactados en forma de memoria de investigación, en la que tan importante como los resultados es demostrar que se han invertido todos los recursos y se han cumplido todas las etapas de trabajo previstas en el proyecto presentado.

  • Los miembros de la comunidad científica de la disciplina en cuestión (en este caso, los científicos sociales como sociólogos, antropólogos, etc.): tesis y tesinas, artículos en revistas especializadas, ponencias y comunicaciones. En lo que respecta a este público, hay que extremar el trabajo de profundización, interpretación y reflexión analítica, siendo especialmente cuidadosos con el uso de los conceptos y la terminología empleada, así como con la conexión entre el modelo teórico construido y los datos que hemos recogido y analizado a través de este modelo. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no tendrán la misma extensión ni profundización una tesis, que un artículo de una revista especializada, que una ponencia o comunicación en un congreso.

  • El público en general, pero especialmente los miembros del grupo/institución o residentes del municipio/región que se ha investigado. En relación con este público, hablaremos del retorno de la investigación o feedback: es decir, enfocaremos el informe y los resultados de investigación de forma que sean significativos y útiles para estas personas desde su práctica cotidiana. En este sentido, la perspectiva tendrá que ser necesariamente más ligera y divulgativa en un ámbito teórico, y los resultados deberían ir acompañados de grandes líneas de recomendación o propuestas de mejora de la problemática trabajada.

4.3.Estructura del informe

En cualquier caso, el principio de todo buen reporte de investigación es un índice de contenidos claro y exhaustivo que deje clara la estructura analítica de los datos y la lógica expositiva. Puesto que la modalidad más prestigiada y que acostumbran a frecuentar más a menudo los investigadores en cuanto al informe de investigación son la segunda y la tercera, acabaremos este módulo con la estructura típica que suele tener cualquier informe académico de investigación, pensando sobre todo en un formato de tesis o de tesina, pero también (a pesar de que con apartados mucho más breves y sintéticos) de artículo científico:
1) Presentación e introducción de la problemática; objetivos e interrogantes de investigación.
Tenemos que formular el problema de la manera más clara y concisa posible. El foco de la investigación, definido mediante ideas y concepciones clave, se tendría que identificar y someter a discusión (Del Rincón, 1997, pág. 82). Hay que dejar patentes los objetivos e interrogantes de investigación de los que partimos. Es importante explicitar qué incluye la investigación y qué aspectos de la problemática se han tenido que excluir por motivos justificados. No tenemos que olvidar justificar la relevancia de nuestro propósito de investigación tanto en términos prácticos o aplicados, como en términos teóricos, de profundización en el conocimiento sobre la temática.
Ya desde el principio, el investigador tiene que ser honesto con la audiencia del estudio respecto a su posición personal, incluyendo una breve sección en la que explique su papel y su perspectiva respecto del fenómeno y de los hechos analizados, además de sus antecedentes, valores, creencias y experiencias que podrían influir en su visión sobre la problemática (Hernández, Fernández, y Baptista, 2014, págs. 510-511). También, en caso de que así sea, debe reportar si tiene alguna conexión (personal, laboral, etc.) con los participantes del estudio (Cuevas, 2009; Zemliansky, 2008; citados por Hernández, Fernández y Baptista, ibid.).
2) Marco teórico y estado de la cuestión; hipótesis de partida y modelo de análisis.
Sobre el marco teórico, hemos hablado extensamente en el módulo de lectura anterior y no nos extenderemos mucho más aquí. En resumen, tenemos que demostrar que conocemos lo que se ha investigado previamente en el ámbito científico sobre la problemática en un ámbito local e internacional. A partir de aquí, se trata de explicitar y presentar, también discutir si procede, las perspectivas, modelos, teorías y literatura relevantes para la temática, las cuales nos guiarán en la formulación de hipótesis de partida, así como en la elaboración de un modelo tentativo de análisis.
3) Metodología y técnicas de investigación y análisis de los datos.
En cualquier informe, no puede faltar un capítulo o apartado metodológico en donde exponer y discutir los métodos y las estrategias de investigación aplicadas. Hay que hablar sobre el escenario, el acceso y los procedimientos para establecer el reporte y las relaciones personales. Presentar y justificar todas las técnicas de investigación utilizadas, con su correspondiente muestreo.
En esta tarea, no tenemos que olvidar describir las estrategias y los procedimientos relacionados con los roles del observador, la recogida de datos, el análisis y la elaboración teórica (Del Rincón, 1997, pág. 82).
En suma, es preciso explicar y justificar los pasos seguidos y las decisiones en la ejecución del el estudio de forma lo bastante detallada como para que otro investigador especializado en la temática pueda repetir o replicar el estudio.
4) Cuerpo del trabajo: análisis y resultados. Capítulos temáticos de presentación de datos en función del modelo de análisis propuesto.
Estos capítulos tienen que seguir una estructura lógica con el modelo de análisis elaborado y con las temáticas y categorías que han emergido como relevantes para la problemática de investigación. A veces, se formulan precedidos por alguna frase o afirmación recogida en el campo que da una visión de resumen o de síntesis «emblemática». Por ejemplo: «"Dile al negrito y al cola cao que paren de molestarnos". Dinámicas de segregación entre iguales en el patio». Como vemos, una sugerencia es establecer un título atractivo seguido de un subtítulo «serio», que dé la medida de lo que se está tratando en el capítulo o apartado.
En el cuerpo del trabajo, hay que ir conjugando y hacer dialogar en su máximo detalle interpretativo los datos que hemos codificado y las teorías y aportaciones que dan sentido a las categorías que hemos empleado para codificarlas. En caso de incluir (se suele hacer en un capítulo u otro) tablas y figuras, estas siempre tienen que ir acompañadas de su interpretación, nunca sustituyen el texto. Y lo mismo con las citas del material original (transcripciones de entrevistas y diario de campo, habitualmente), nunca pueden suplir la interpretación teóricamente fundamentada. Recordemos: los discursos literales de las personas participantes no son «resultados» de investigación directamente, solo a través del filtro interpretativo.
Hernández, Fernández y Baptista (2014, págs. 510-511) ofrecen una serie de recomendaciones a la hora de trabajar esta parte del informe:
  • Tenemos que cuidar los detalles en todo el informe de resultados, no solo en la narración sino también en la estructura. Las secciones del reporte tendrían que estar relacionadas entre sí con algún hilo conductor (el último párrafo de una sección con el primero de la sección siguiente).

  • El análisis, la interpretación y la discusión en el reporte tienen que incluir: las descripciones profundas y completas (así como su significado) del contexto o ambiente; de los participantes, de los lugares, objetos, acontecimientos y situaciones; las categorías, los temas y patrones emergentes relacionados con el planteamiento de la problemática, y sus vínculos (hipótesis y teoría).

  • En este sentido, Mertens (2010, citado por Hernández, Fernández y Baptista, ibid., pág. 511) sugiere que la mayoría de los reportes deberían contener la historia del fenómeno o hecho revisado, la descripción de la ubicación o del lugar donde se llevó a cabo el estudio, el clima emocional que prevaleció durante la investigación, las estructuras organizacionales y sociales, así como las normas, y todo aquello que pueda ser relevante para que el lector comprenda el contexto en términos del estudio presentado.

  • Además de descripciones y significados, hay que incluir, como ya hemos introducido más arriba, fragmentos de contenido o testimonios expresados por los participantes de cada categoría o temas tratados o emergentes: citas textuales cortas y largas, en su lenguaje natural, a pesar de que las palabras puedan ser incorrectas desde el punto de vista gramatical o puedan ser consideradas «impropias» desde un registro culto. Las citas tienen que ir entre comillas o marcadas con algún formato diferente (por ejemplo, cursiva, o letra de un tamaño más pequeño o interlineado más reducido, etc.). También hay que identificar claramente, cuando se trata de citas de entrevista (a pesar de que también si es un pasaje de diario de campo donde hay varios actores), a las personas que aparecen según variables clave: edad, sexo, posición social, y todos aquellos datos que sean relevantes para el tema de estudio (por ejemplo, origen étnico y cultural, lengua materna, nivel de estudios, antigüedad en algún cargo o puesto de trabajo, etc.).

  • Las descripciones y narraciones tendrían que utilizar un lenguaje vívido, fresco y natural, así como un estilo más personal. Se trata de hacer atractiva y humana la lectura, no despersonalizada y fría. A veces las narraciones pueden redactarse en primera persona y empezar con una historia costumbrista, un testimonio, una reflexión, una anécdota, etc. Para enriquecer las narraciones se recomienda usar ejemplos, anécdotas, metáforas y analogías.

  • Ahora bien, hay que diferenciar con claridad las narraciones de los participantes, las del investigador y las interpretaciones que hace este de las otras dos. Es decir, diferenciar los datos o información directa de su interpretación analítica.

  • Se tienen que incluir todas las voces o perspectivas de los participantes, al menos las más representativas (las que más se repitan, aquellas que se refieran a las categorías más relevantes, en su diversidad y heterogeneidad). Si creemos que nos falta alguna, tal vez sea conveniente volver al campo para recabar estas «voces perdidas» o, al menos, conocer los motivos de su ausencia cuando esta no depende de nuestra tarea de investigación.

  • El lenguaje no tendría que ser sexista ni discriminatorio en ningún sentido.

5) Recapitulación (resumen de toda la información presentada en los capítulos temáticos presentada de forma organizada) y conclusiones.
En las conclusiones es donde más tenemos que reforzar el vínculo entre la esfera teórica de nuestra investigación y el corpus de información analizado. Aquí, además, hay que discutir las aportaciones fundamentales de la investigación, las cuales dependen del problema y de los temas objeto de estudio y de la información recogida. Se trata de remarcar la significación de las aportaciones o qué representan (Del Rincón, ibid.).
Se trata de recapitular los objetivos, sintetizar los resultados e identificar el apoyo a los objetivos o las hipótesis que se hayan formulado. Hay que conectar estas conclusiones con la literatura existente.
Ahora bien, resumir no es repetir literalmente lo que ya hemos señalado como resultados, sino condensarlos e interpretarlos en términos más generales, sin introducir no obstante información nueva.
En las conclusiones es posible destacar los puntos fuertes de la investigación y los resultados (por su novedad, capacidad de apoyo a una teoría específica, profundización en algún ámbito de conocimiento, etc.), así como indicar los puntos débiles (lagunas, desequilibrios, riesgos, etc.).
6) Propuesta de nuevas líneas de investigación e hipótesis (tanto teóricas como de trabajo de campo).
Es muy recomendable (a pesar de que no siempre se hace) cerrar las conclusiones con una prospectiva que nos aporte nuevas líneas de investigación para profundizar en la problemática estudiada. Se trata de recoger implicaciones científicas para futuras investigaciones, por ejemplo superando los puntos débiles que se hayan señalado en el punto anterior.
7) Si procede (no siempre es posible o esperable): recomendaciones para la intervención.
Estas recomendaciones son casi de obligado desempeño cuando nuestro proyecto es de vocación o naturaleza aplicada y cuando es fruto de una demanda vehiculada por alguna Administración pública o entidad del ámbito no gubernamental (tercer sector) que espera una utilidad práctica y de intervención para la transformación social. Por lo tanto, se trata de recoger implicaciones prácticas para diseñar una política o intervención social en el ámbito estudiado. Idealmente, tampoco hace falta que sean recomendaciones técnicamente muy detalladas, porque nuestro objetivo como científicos no es proporcionar recetas ni planes de actuación en concreto, sino en todo caso grandes líneas de intervención que se tienen que adaptar y fundamentar de una forma específica a cada contexto.
8) Listado de la bibliografía y webgrafía.
Hay diferentes formatos oficiales de cita bibliográfica disponibles. Se trata de adoptar un modelo (o seguir el que esté indicado como estándar en un formato de artículo de una revista especializada) y ser coherentes con el formato elegido. Es muy importante distinguir la bibliografía realmente citada (consultada o leída directamente) de la referida (que se cita en las obras que hemos consultado, pero no se ha leído o trabajado de forma directa). También referenciar de forma rigurosa las fuentes procedentes de internet, incluyendo los enlaces e indicando la fecha de descarga o consulta en línea de la información. Cuando se trata de artículos de revista que disponen de formato papel y formato electrónico, hay que citarlos «como si» solo tuvieran edición en papel, a pesar de que se pueda adjuntar después el enlace de descarga.
9) Si procede: anexos (con materiales fruto del trabajo de campo: transcripciones, fotografías, material gráfico y audiovisual recogido, etc.).
En ocasiones, se pueden agregar las transcripciones de las entrevistas, fotografías y otros materiales gráficos y audiovisuales como anexos, para fines de auditoría o simplemente para que cualquier lector pueda profundizar en la investigación. Hay que recordar, sin embargo, que nunca se tiene que poder identificar la identidad real de los participantes. La confidencialidad de los datos tiene que ser absoluta.
Bibliografía recomendada

Comas, D.; Pujadas, J. J.; Roca, J. (2004). Etnografia. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.

Hernández, R.; Fernández, C.; Baptista, P. (2014, ed. original 2003). Metodología de la investigación. México: McGraw-Hill.

Turabian, K. (2007). A Manual for writers of research papers, theses, and dissertations. Chicago: The University of Chicago Press

Walker, M. (2000). Cómo escribir trabajos de Investigación. Barcelona: Gedisa.

5.Anexo

5.1.Categorización

Ejemplos de propuestas de categorización elaborados por alumnos de la asignatura en ediciones anteriores.
5.1.1.Ejemplo de categorización 1
Problemática: en qué medida los centros de día recuperan la socialización y permiten salir del aislamiento a las personas mayores en situación de dependencia por dificultades físicas, psíquicas o sociales.
Listado de categorías y códigos – entrevista 1 (dirección 1):
Situación de dependencia del usuario de un centro de día
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Socialización y relaciones sociales de los usuarios
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Participación de los usuarios dentro y fuera del centro
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Integración social de los usuarios dentro y fuera del centro
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Calidad de vida y bienestar
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El centro relacionado con la socialización de los usuarios
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Factores que pueden intervenir en la socialización
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5.1.2.Ejemplo de categorización 2
Problemática: ¿cuál es el impacto en la enseñanza-aprendizaje del uso de las tabletas en la escuela secundaria?
Listado de categorías para la codificación de las entrevistas al profesorado:
Apoyo metodológico
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Apoyo pedagógico
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La tableta como incentivo
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Impacto generacional
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Acceso al conocimiento
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Familiarización con las TIC y las nuevas tecnologías
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Recursos económicos
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5.1.3.Ejemplo de categorización 3
La problemática de búsqueda propone el estudio y la búsqueda de información sobre si se desarrollan las capacidades de los niños con síndrome de Down adecuadamente en cuanto a su aprendizaje y socialización durante la etapa escolar.
La búsqueda, además, intenta saber de qué manera estos niños están normalizados dentro del sistema escolar, cómo se hace, cómo la sociedad los acoge de manera igual (o no), de qué manera se acepta la diferencia dentro del centro escolar, qué tipo de coordinación existe entre las familias, escuela, centro de salud mental, hasta dónde llega el proceso educativo con ellos, etc.
Listado de categorías para las entrevistas a la madre de una niña Down y la profesora de educación especial:
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5.1.4.Ejemplo de categorización 4
Problemática: incidencia del control parental en el uso del teléfono móvil en las relaciones paterno-filiales y las diferentes consecuencias que tiene el uso de este dispositivo en niños y niñas de edades comprendidas entre 9 y 12 años en la Junta Municipal del Distrito de Loranca, Nuevo Versalles y Parque Miraflores del municipio de Fuenlabrada.
Listado de categorías y códigos para las entrevistas a los consejeros:
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5.1.5.Ejemplo de categorización 5
Problemática: impacto de las actividades cooperativas en el proceso de aprendizaje de niños en riesgo de exclusión social en el marco de un centro abierto de Terrassa.
Listado de categorías para codificar las entrevistas a los educadores:
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5.1.6.Ejemplo de categorización 6
Problemática: partiendo de la base de que existe, por parte de la sociedad, una estigmatización hacia las personas con problemas de consumo de drogas, nos interrogamos sobre cómo esta estigmatización influye en la pérdida de lazos afectivos/familiares; con el objetivo de explorar qué impacto tendría en las recaídas de consumo en el CAS visitado.
Listado de categorías para codificar las transcripciones de entrevista a las profesionales:
Las profesionales entrevistadas
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Centro de atención y seguimiento
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Usuarios
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Drogas
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Consumo de sustancias
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Estigma
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Familia
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5.2.Codificación

5.2.1.Ejemplo de aplicación de la plantilla de categorías y códigos de recogida en el módulo (véase Ballestín, 2008) a un fragmento del diario de campo del cual proceden
Plantilla de codificación
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Aplicación
Observación en 4.º de primaria (grupos A y B)
Viernes 9/03/XX. Clase de refuerzo
10:30 a 11:45, mañana
Lugar: aula de refuerzo.
Maestra: Patricia.
Alumnos observados: Siham, Kamal; Patricia, Alejandra, Rafa, Eric.
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5.2.2.Ejemplo de aplicación de la propuesta de categorías y códigos de recogida en el ejemplo de categorización 4 a una de las entrevistas efectuadas
Entrevista 1. Mario.
Número: Mario.
Rol/cargo en la institución: miembro del Consejo Infantil de la Junta Municipal del Distrito Loranca, Nuevo Versalles y Parque Miraflores del Ayuntamiento de Fuenlabrada.
Sexo y edad: hombre, 12 años.
Fecha y horario de la entrevista: martes 27 de noviembre del 201X, a las 18:15 h.
Lugar de la entrevista: sala de reuniones del edificio de la Junta Municipal del Distrito Loranca, Nuevo Versalles y Parque Miraflores, del Ayuntamiento de Fuenlabrada.
Duración: 29´20´´
Incidencias: no se produce ninguna incidencia inesperada durante la entrevista.
Valoración general: el estado de ánimo del entrevistado y del entrevistador fue muy favorable a la realización de las preguntas, el cuestionario se desenvolvió según el guion de una manera muy fluida, se cubrieron prácticamente todas las preguntas del cuestionario y las que no se hicieron fue porque según el desarrollo de las respuestas del informante, no tenía sentido que se hiciesen. En cuanto a los resultados de la entrevista, bajo mi punto de vista son muy positivos, el entrevistado reunía todas las cualidades y experiencia que se necesitaban sobre el objeto de la investigación y además no rehuyó ninguna de las preguntas. En todo momento se mostró relajado y dispuesto a responder con diligencia a todas las cuestiones que se le planteaban.
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