Generalidades sobre los métodos cualitativos: rasgos básicos, variantes, campos de aplicación e historia

  • Carles Riba Campos

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Introducción

  • Después del primer contacto con la metodología cualitativa en la asignatura Metodología de las ciencias sociales: Etapas, métodos, técnicas y análisis, este primer módulo servirá de introducción a la metodología cualitativa en criminología.

  • Abordará las raíces históricas de la investigación cualitativa en criminología y su evolución a lo largo de las últimas décadas.

  • Repetirá los rasgos básicos de las técnicas cualitativas, comparándolas con el enfoque de las técnicas cuantitativas. Partiendo de la observación como técnica clave de la metodología cualitativa, propondrá una tipología propia.

  • Más allá y para conectar el aprendizaje de las técnicas cualitativas con su uso aplicado, se presentarán los aspectos prácticos de la programación de una investigación criminológica. Para terminar, se hará referencia a la calidad de los datos en la investigación cualitativa.

Objetivos

Los objetivos que deberéis haber alcanzado una vez trabajados los contenidos de este módulo son:
  1. Conocer las raíces y el desarrollo de la metodología cualitativa en la criminología.

  2. Distinguir los métodos cualitativos y cuantitativos con sus ventajas y desventajas.

  3. Tipificar las diferentes técnicas de los métodos cualitativos.

  4. Tener unas nociones básicas sobre la programación de una investigación criminológica.

  5. Aplicar las características que garantizan la calidad de una investigación cualitativa.

1.Introducción histórica: tradiciones cualitativas en la criminología

Como ya sabemos de la asignatura Fundamentos de criminología, el surgimiento de la criminología como disciplina independiente es bastante reciente. En su mayor parte, se desarrolló como un subcampo de la sociología. Se puede decir que su marginalización dentro de la disciplina de la sociología ha contribuido a su desarrollo independiente. Cabe recordar que esta división es importante, tanto en términos de situar el campo de los vínculos históricos entre las dos disciplinas, como en la comprensión de las consecuencias de esta división para el estudio académico de la delincuencia en general, y el lugar de la investigación cualitativa en criminología en particular.

1.1.Los inicios: la Escuela de Chicago

La investigación cualitativa estuvo en el centro de los primeros estudios de la delincuencia. La investigación de campo, según la tradición de la Escuela de Chicago y su uso del paisaje urbano como un laboratorio social, dieron lugar a numerosos estudios de la delincuencia y la desviación.
En este sentido, se puede decir que la investigación cualitativa criminológica se remonta a los estudios etnográficos de la delincuencia y la desviación realizada por la Escuela de Chicago en las décadas 1920 y 1930.
Pero hay que señalar que el término de la investigación cualitativa no estaba familiarizado en el primer tercio del siglo XX y en ese momento no existía una clara distinción entre las metodologías cualitativa y cuantitativa.
Vale la pena mencionar algunos de los estudios etnográficos muy conocidos (la mayoría de ellos pertenecen a la Escuela de Chicago): todos examinan diferentes subculturas marginales y las relaciones de estas subculturas con las instituciones de control social. Unos ejemplos de ello son:
  • Anderson (1923) "The Hobo": explora el mundo de los trabajadores ocasionales, las personas marginadas que viven justo dentro de la ley.

  • Trasher (1927) "The Gang": se trata de uno de los trabajos pioneros más importantes en la investigación sociológica sobre las bandas juveniles.

  • Shaw (1930) "The Jack Roller": es un estudio de caso de una carrera delictiva.

  • Whyte (1993 [1943]) "Street Corner Society": el autor describe en este estudio de caso su vivencia en un barrio degradado de Boston dominado por inmigrantes italianos con un enfoque sobre la formación y organización de bandas.

1.2.La era positivista

Con la evolución de los métodos de investigación de la encuesta y el avance de las técnicas estadísticas, este modelo de la investigación fue impugnado dentro del amplio campo de la sociología, por lo que también cayó en desgracia entre aquellos que estudian la delincuencia en particular. En la criminología, los métodos cualitativos fueron empujados hacia el fondo.
Incluso se puede decir que la brecha entre metodologías cualitativas y cuantitativas es todavía más palpable en la criminología que en sus raíces sociológicas. Su emergencia como una disciplina separada (con revistas independientes y un público específico) se ha traducido en un mayor aislamiento de la disciplina de los desarrollos teóricos de otras ciencias sociales. Este desarrollo ha limitado la fertilización cruzada de ideas entre disciplinas. También ha significado que muchas de las tendencias que han sacudido la reclamación de la sociología como ciencia positivista –por ejemplo, las ideas posmodernas y postestructuralistas– hayan tenido un impacto mínimo en la criminología.
Más allá aún, la investigación a gran escala de la delincuencia es generalmente financiada por agencias gubernamentales en los ámbitos de la justicia y la salud pública. Por lo tanto, esperan unos resultados con una relevancia directa para la política, basados en un “rigor científico” que cada vez recibe más importancia y que en gran medida continúa definiéndose en términos cuantitativos y positivistas. Esta tendencia se refleja en el predominio de modelos que comprueban teorías ya existentes, a menudo con el uso de conjuntos de datos grandes y complejos que requieren técnicas estadísticas avanzadas.

1.3.El resurgimiento de los métodos cualitativos

Desde la década de los setenta, los métodos cualitativos se han vuelto cada vez más importantes, no solo en la investigación social, sino también en criminología. Para comprender el papel que desempeñan los métodos cualitativos en la investigación criminológica, es útil resumir la entrada de los métodos cualitativos en la criminología empírica reciente y qué perspectiva sobre el crimen se desarrolló dentro de esta tradición de investigación.
En los años sesenta en Estados Unidos, el labeling approach (la teoría de etiquetado) trató de lanzar un nuevo paradigma en la investigación social sobre la desviación. El labeling approach estaba (y está) muy vinculado al interaccionismo simbólico y la etnometodología.
Un punto principal de la crítica del labeling approach dirigido a la investigación criminológica es el siguiente:
En la investigación criminológica clásica en general se define el crimen y la desviación del mismo modo como lo hacen la ley penal y el sistema legal; además, la criminología simplemente adopta las atribuciones y las etiquetas del sistema legal.
Estas definiciones constituyeron la base no solo de la jurídica, sino también de la investigación sociológica sobre cómo determinados tipos de delitos se distribuyen entre la población y sobre la etiología de la delincuencia. El labeling approach deconstruyó este recurso supuestamente seguro de la investigación criminológica y lo convirtió en el tema de la investigación. Para reconstruir empíricamente la delincuencia como una construcción social y jurídica, los métodos cualitativos se pusieron en juego.
El labeling approach se centra en cómo se produce el crimen mediante la reconstrucción de las prácticas rutinarias de las instituciones de control social y mediante la reconstrucción de los principios implícitos que generan estas prácticas. Esta perspectiva sobre la delincuencia caracteriza la investigación etnometodológica sobre la desviación.
Algunos de los ejemplos son el trabajo de Cicourel (1976) sobre la justicia de menores, la investigación de Lautmann (1972) sobre los tribunales y, en particular, muchos estudios sobre la policía (por ejemplo, Feest y Blankenburg, 1972; Feest y Lautmann, 1971).
Durante buena parte de los años sesenta y setenta, la investigación sobre la práctica del control social no llegó a los estándares metodológicos que se han desarrollado en la investigación cualitativa desde entonces. Estos estudios no llegaron a ser importantes para el desarrollo de una metodología avanzada, pero con el lanzamiento de un nuevo sujeto se abría la perspectiva de una nueva investigación.
Las carreras desviadas fue otro tema introducido por el labeling approach en la criminología, que puede ser visto como una variación del interés interaccionista en "trayectorias". Esta cuestión se plantea en la investigación etnográfica sobre las subculturas desviadas y en estudios de casos biográficos. Estos estudios, la mayoría de ellos incluidos en la perspectiva del interaccionismo simbólico, revitalizaron, en cierta medida, la tradición de la Escuela de Chicago. Prefieren un diseño cualitativo con objeto de comprender cómo reacciona la gente ante los procesos de etiquetado. Este interés por la investigación a menudo va acompañado de una actitud políticamente emancipadora: dar voz a los excluidos y a los forasteros.
Recientemente se ha producido un resurgimiento de apreciación de la investigación cualitativa en criminología, en gran parte como resultado de la revitalización de los estudios de barrio de la delincuencia, así como el creciente interés por los aspectos situacionales de la delincuencia.

1.4.El establecimiento de la metodología cualitativa

Pese al dominio de los paradigmas positivistas que adoptan enfoques cuantitativos, existen muchos estudios sobre la delincuencia, la criminalización y los procesos de justicia penal de carácter cualitativo de gran significado.
Esta investigación surge de varias fuentes:
  • Estudios académicos de otras disciplinas de las ciencias sociales: su investigación se ocupa de cuestiones criminológicas, pero no participan activamente en la disciplina (por ejemplo, Adler y Adler, 1985; Bourgois, 1995; Comfort, 2003; Glassner y Loughlin, 1987; Ferguson, 2000; Katz, 1988; Pattillo, 1998; Venkatesh, 2002);

  • Estudios de los propios criminólogos y sociólogos (criminológicos o antropólogos) (por ejemplo, Anderson, 1999; Fagan y Wilkinson, 1998; Ferrell, 1996; Fleisher, 1998; Jacobs, 1999; Maruna, 2001; Moore, 1991; Shover, 1996; Sullivan, 1989; Vigil, 1988; Wright y Decker, 1994 y 1997);

  • La criminología feminista, que estudia el género, la raza, la delincuencia y la justicia penal. Es una de las fuentes más activas (por ejemplo, Böttcher, 2001; Britton, 2003; Joe-Laidler y Hunt, 1997; Kruttschnitt et al., 2000; Maher, 1997; McCorkel, 2003; Miller, 1998, 2001, Miller y White, 2003; Mullins y Wright, 2003; Richie, 1996).

  • Intentos de integrar la investigación cualitativa y cuantitativa (por ejemplo, Facin y McCarthy, 1997; Infermera, 2002; Sampson y Laub, 2003).

2.Rasgos básicos, variantes y campos de aplicación

2.1.Los métodos cualitativos: rasgos básicos

Los métodos cualitativos presentan un perfil propio y parten de una posición respecto a qué es y cómo se lleva a la práctica la actividad científica diferente de la de los métodos cuantitativos.
Una presentación inicial de los métodos de investigación cualitativa no puede prescindir de los contenidos ofrecidos en la asignatura Metodología de las ciencias sociales - Etapas, métodos, técnicas y análisis, donde se proporcionaba una lista sistemática de las diferencias entre métodos cualitativos y cuantitativos, lista que ahora será nuestro punto de partida en una caracterización en detalle de los primeros de estos métodos.
Hay que recordar que estas dos líneas metodológicas orientan la investigación criminológica en dos direcciones que son complementarias, pero que ofrecen diferentes rendimientos en aplicación a diferentes objetos de estudio. El investigador debe estar atento a qué objeto de estudio ha definido, y a cuáles son los objetivos que quiere lograr mediante la investigación, para decidir qué metodología aplicará, más cualitativa o más cuantitativa. Aun así, seguramente esta es una visión un poco convencional de la investigación: de hecho, la mayoría de los investigadores están instalados, ya desde su fase de formación, en grupos de trabajo que, siguiendo alguna tradición académica, cultivan la investigación cualitativa o cuantitativa en alguna de sus numerosas variantes. Pero, en todo caso, la elección se ha tenido que hacer en algún momento, quizá en el pasado por el científico que inició la línea de investigación; y sobre todo es absolutamente cierto que las metodologías cualitativa y la cuantitativa se pueden emplear, bien con propiedad y adecuación, bien incorrectamente, según si son aplicadas a objetos de estudio adecuados o no; y según se desarrollen con relación a objetivos que son los que se encuentran al final del camino elegido o con relación a otros muy alejados de este.
  • Un investigador que tuviese como meta la consecución de resultados universalmente generalizables y replicables cometería un error notable si eligiera la vía cualitativa;

  • y al revés, otro investigador que persiguiera resultados con validez ecológica, contextual, para recoger las peculiaridades de una persona o de un grupo, haría muy mal decantándose por la vía cuantitativa.

Este tipo de valores diferenciales básicos en una y otra metodología son los que recordaremos ahora por medio de la lista a la que aludíamos más arriba:

Métodos cuantitativos

Métodos cualitativos

Habitualmente prefieren las estrategias nomotéticas.

Prefieren habitualmente las estrategias ideográficas.

Suelen optar por la simplificación, esquematización o reducción del objeto de estudio.

Suelen optar por la construcción de objetos de estudio más densos y complejos y por perspectivas holísticas o globales sobre estos.

Generalmente utilizan las estrategias experimentales y, por lo tanto, buscan relaciones causales o al menos bidireccionales.

Prefieren las estrategias observacionales, renuncian casi siempre a la busca de relaciones causales, y optan por el establecimiento de relaciones globales.

Suelen buscar validez interna y de replicación antes que validez de aplicación ecológica.

Suelen buscar validez de aplicación y ecológica, antes que validez interna o de replicación.

Buscan la objetividad por medio de la experimentación o la observación no participante, desde puntos de vista exteriores (éticos) respecto al objeto de estudio.

Tienen en cuenta la subjetividad por medio de la observación participan te o de la observación documental, mediante la adopción de puntos de vista interiores (émicos) respecto al objeto de estudio y asumiendo la intersubjetivi dad como valor.

Se interesan por la pura información, matemática o física, que se desprende de los datos y muestran tendencia a confiar más en las unidades y medidas moleculares.

Tienen muy en cuenta los significados inferidos de los sujetos o comunicados por ellos, lo que provoca que habitualmente utilicen unidades molares y que el investigador adopte el papel de intérprete o hermeneuta a partir de materiales verbales o escritos.

Estas diferentes bifurcaciones, que surgen en el camino de un investigador ideal al enfrentarse a las dudas o dilemas metodológicos correspondientes, se pueden representar gráficamente, tal como se aprecia en la figura siguiente.
El enfoque de una investigación como resolución de dilemas metodológicos
El enfoque de una investigación como resolución de dilemas metodológicos
Tanto la presentación tabular como la gráfica ponen de manifiesto que las decisiones básicas, explícitas o implícitas, que hacen que un investigador se oriente hacia las metodologías cualitativas o cuantitativas se centran en diferentes dilemas, seis en la tabla y cuatro en la figura, ante los cuales este mismo investigador debe elegir. Los comentamos brevemente, a título de recordatorio, ciñéndonos solo a los cuatro ámbitos de decisión de la tabla anterior, con el propósito de ser lo más sintéticos posible:
1) Nomotético-ideográfico. El investigador cuantitativo quiere generalizar; el cualitativo a menudo prefiere tratar su muestra como un caso particular.
2) Experimento-observación. Las consecuencias de esta elección se refieren a la validez de los resultados y al grado de complejidad del objeto de estudio. Los métodos experimentales, típicamente cuantitativos, operan una cierta esquematización o simplificación del objeto de estudio, mientras que los observacionales, más compatibles con el espíritu cualitativo, tratan de conservar su complejidad o globalidad. Por otro lado, los métodos experimentales buscan validez interna o de replicación, es decir, procuran que las relaciones entre variables independientes y dependientes obtenidas sean consistentes y se puedan reencontrar tantas veces como sea necesario al repetir el experimento original; estos son los valores cuantitativos por excelencia; en cambio, los métodos observacionales buscan más bien la aplicabilidad directa en el contexto de la validez llamada ecológica.
3) Objetivo-subjetivo. La objetividad, tal como es vista en la perspectiva de los métodos cuantitativos, implica una aproximación distanciada, externa, al objeto de estudio, a la conducta, sujetos y contextos investigados, aproximación que denominamos ética y que se realiza por medio de la experimentación o de la observación no participante, la propia de las ciencias naturales. Por el contrario, la busca de la subjetividad, tanto en el investigador como en los investigados, y la toma en consideración del punto de vista de los individuos son típicas de las aproximaciones émicas y de los métodos cualitativos, los cuales acceden al mundo privado o personal de los sujetos mediante la interacción con estos y la observación participante o el análisis de documentos.
4) Información-significado. Los métodos cuantitativos tienden a buscar la información criminológica pura, que significa desnuda de cualquier connotación personal, grupal, contextual o cultural, como consecuencia –precisamente– de su valoración de la objetividad en el sentido que las ciencias naturales dan a este término (consistencia, estabilidad, fiabilidad, exactitud de la información recogida); esto los inclina a utilizar unidades moleculares, analíticas. En contraposición, los métodos cualitativos conceden bastante importancia a los significados derivados de los contextos individuales y sociales, si bien estos proporcionan una visión más borrosa y menos generalizable del comportamiento humano; en consecuencia, todo esto los decanta a niveles de análisis molares o globales, a la vez que más centrados en situaciones y casos.
Las decisiones implícitas en los dos últimos dilemas son indispensables para alcanzar el corazón de la metodología cualitativa. La cuestión no es solo practicar la observación participante y, por lo tanto, escuchar e interpretar lo que dice la gente, sino también tomarlo seriamente y admitirlo en el corpus de datos de la investigación. Como dijeron Harrè y Secord:

"para tratar a la gente como si fueran seres humanos ha de ser posible aceptar sus comentarios sobre sus acciones como auténticos, si bien revisables, como informes de fenómenos sujetos a la crítica empírica [...] Es un rasgo esencial del enfoque que estamos defendiendo para la psicología que todas o casi todas las cosas que decimos habitualmente sobre nosotros mismos y sobre el resto de la gente deberían ser tomadas seriamente como informes o datos relevantes para una ciencia psicológica. Esto no significa que estos enunciados se deban aceptar sin crítica, sino que los fenómenos sobre los que quieren informar existen realmente y además son relevantes".

R. Harré; P. F. Secord (1972). The Explanation of Social Behaviour (págs. 101-105). Oxford: Blackwell. (La traducción es nuestra).

Evidentemente, estas decisiones metodológicas no se toman a la ligera, sino en el seno de programas o planes de investigaciones concretos y, como acabamos de remarcar, con relación a objetos de estudio determinados. Por ello, una caracterización puramente formal y metodológica de la investigación cualitativa y cuantitativa es insuficiente: hay que completarla con una especificación de otros aspectos más ligados al suelo que pisa el investigador y, sobre todo, a los tipos de objeto de estudio sobre los que puede trabajar cada una de estas metodologías. Así, y a partir de ahora, restringimos nuestro interés a los métodos cualitativos.
1) En cuanto a los objetos de estudio abordados, los métodos cualitativos en las ciencias sociales se ocupan de temas:
  • Relacionados con las representaciones personales y culturales, con las intenciones y valores –compartidos– de las personas.

  • Relacionados con procesos sociales, grupales e interpersonales que utilizan la expresión, la comunicación y –naturalmente– el lenguaje.

  • Ligados a procesos vinculados con las reglas que gobiernan el comportamiento en distintos ámbitos (familiar, educativo, laboral, público, etc.) de la sociedad humana.

En resumen, los estudios cualitativos difícilmente pueden prescindir de material verbal o escrito y basan sus interpretaciones de las acciones humanas en el contexto molar y social en el que estas tienen lugar.
2) En cuanto al talante del investigador cualitativo que toma estas decisiones y trabaja en estas áreas temáticas, cabe señalar lo siguiente:
  • Busca la comprensión detallada de fenómenos complejos, tanto desde su punto de vista, como observador, como desde el punto de vista del sujeto.

  • Exhibe un talante habitualmente reflexivo, crítico y relativista respecto a los valores oficiales de la ciencia.

  • No mantiene la definición del problema de investigación de manera inmutable a lo largo de la investigación, sino que redefine este mismo problema y revisa las interpretaciones en el curso del mismo proceso de recogida y análisis de información.

  • Por lo tanto, de manera correspondiente, es frecuente que tampoco mantenga igual los protocolos aplicados a lo largo de una misma investigación.

  • En suma, el investigador cualitativo difícilmente se puede desvincular o distanciar de la realidad que estudia, lo que lo obliga a adaptarse continuamente y, a menudo, a comprometerse, aunque esto implique una pérdida de objetividad.

Todos estos son los rasgos generales que delimitarían el territorio metodológico de la investigación cualitativa. Quizá os habéis dado cuenta de que en ningún momento hemos dicho que los métodos cualitativos prescindan, de raíz, del rigor y de la cuantificación. La frontera entre las dos orientaciones metodológicas no pasa exactamente por aquí. Hay técnicas de análisis de contenido típicas de la metodología cualitativa que pueden aportar recursos matemáticos y formales tanto o más sofisticados que los de la metodología positivista y cuantitativa. En todo caso, lo que sí es cierto es que, en el territorio de la metodología cualitativa, la cuantificación y la formalización matemática no tienen el mismo papel preponderante, sine qua non, que en la cuantitativa.
Es fácil adivinar que, dentro de este territorio, el método cualitativo no existe: lo que existe son los métodos cualitativos, con sus variantes y diferencias. Si bien el tronco principal de la metodología de cualquier investigación cualitativa exhibe los rasgos metodológicos principales antes enumerados, podremos encontrar investigaciones cualitativas que ofrecen apariencias muy diferentes entre sí, en cuanto al modo concreto de aplicar la metodología y de acoplarse a objetos de estudio concretos dentro de las diferentes áreas de conocimiento de las ciencias sociales y del comportamiento.
Emprender una investigación cualitativa no pide solo, por ejemplo, hacer entrevistas y analizar las respuestas mediante alguna técnica de análisis de contenido. Esto puede desembocar en un informe final totalmente cuantitativo. Tampoco pide, simplemente, practicar la observación, dado que esta modalidad de registro puede ser muy cuantitativa si no es participante, es decir, si contempla al sujeto de lejos, como si fuera un mineral o una bacteria, y sin ningún tipo de interacción con él.
En definitiva, creemos que hay que ser estrictos, precisamente por la importancia que, en el momento actual del desarrollo de las ciencias sociales, atribuimos a la metodología cualitativa. El relieve progresivo que esta ha cobrado en los últimos años provoca que cada vez esté más admitida en los círculos académicos, pero esta implantación tiene como contrapartida una utilización a veces impropia, contaminada, incluso frívola, del término cualitativo.
Sin embargo, ninguna de estas últimas aseveraciones excluye la compatibilidad y posibilidad de combinar los métodos cualitativos y cuantitativos en un mismo programa de investigación, sobre objetos de estudio próximos o complementarios, o –si lo preferís– sobre diferentes aspectos de un mismo objeto de estudio. Esta es, sin duda, otra cuestión. La filosofía que hay detrás de una utilización combinada e integrada de métodos cualitativos y cuantitativos es totalmente pragmática: como hemos visto, cada método aporta valores diferentes a la investigación y, por lo tanto, su aplicación conjunta o secuenciada aumenta en algún factor el nivel científico de los resultados.
Los métodos cualitativos abordan la subjetividad, la comunicación y el lenguaje, en contexto social, y suelen ser ideográficos, emplear la observación participante émica y centrarse en unidades molares y de significado.

2.2.Una tipología de los métodos cualitativos

Una investigación criminológica se puede considerar más o menos cualitativa en la medida en que presente más o menos rasgos propios de los métodos cualitativos.
Así, de las argumentaciones precedentes podemos concluir que una manera de dotar de un poco de nitidez y orden a la mezcla, a menudo caótica, de los métodos cualitativos es tratar de clasificarlos a lo largo de una dimensión de genuinidad o autenticidad, desde los más propiamente cualitativos hasta los que lo son menos. No obstante, al hacerlo, con objeto de evitar confusiones, descartaremos todos los perfiles metodológicos que hemos tildado de híbridos y que incorporan manifiestamente características cuantitativas, puesto que consideramos que entonces quedan obviamente fuera del territorio cualitativo. Ahora bien, entre los que permanecen dentro hay unos más específicamente cualitativos y otros que no lo son tanto.
Para establecer la gradación entre ellos recurriremos a dos criterios básicos:
  • el tipo de observación utilizada y

  • el tipo de material o datos recogido en relación con el objeto de estudio.

A pesar de que estas modalidades volverán a aparecer más adelante en este texto (y de que, entonces, se desarrollarán y ampliarán sus características), ahora debemos recordar brevemente los rasgos esenciales que las definían.
1) La observación no participante. Sería la típica del astrónomo o el naturalista clásico, la que no exige nada del ser pasivo que contempla: una estrella, una bacteria, un ratón. De hecho, es la observación tradicionalmente conceptualizada por la ciencia. Constituye una simple transducción o traslado de la realidad al lenguaje científico, sin haber intervenido previamente sobre ella. Corresponde a la perspectiva ética. No se supone subjetividad en la entidad observada o, si se supone, no se hace nada para que se manifieste.
La observación no participante se puede aplicar a dos tipos diferentes de material, que dan lugar a dos modalidades más de observación:
2) La observación directa. Es la observación del comportamiento "en directo". Esto quiere decir que el registro de datos se realiza mientras el sujeto actúa, en el mismo periodo o momento en el que se producen las respuestas o acciones intencionales del sujeto. Si el comportamiento se ha filmado o grabado en vídeo o magnetófono, la observación de este material mediante la reproducción continúa siendo observación directa.
3) La observación indirecta. Es la observación de los productos o consecuencias del comportamiento. Si la observación del comportamiento de fumar es observación directa, el registro de las colillas dejadas en un cenicero es observación indirecta. Por lo tanto, esta observación es siempre ex post facto, es decir, posterior a los hechos en los que se basa.
Aun así, la forma más habitual de observación indirecta en las ciencias sociales es la observación documental, en la que el producto del comportamiento es, precisamente, un documento –una carta, un diario, un mensaje electrónico– que constituye el material observado y pendiente de interpretación.
4) La observación participante. Es la propia de las ciencias sociales, la que indaga en la subjetividad de las personas estudiadas mediante la interacción con ellas, las preguntas y el diálogo. Si el observador debe preguntar o –al menos– ha de estar en situación de poder preguntar y de acceder a la privacidad del sujeto, es ineludible que establezca una relación social con este mismo sujeto, relación que puede ser más formal o informal, más superficial o más profunda, tal como sucede, por ejemplo, en las entrevistas.
A pesar de que la observación participante incorpora componentes experimentales en cuanto a que, en general, es indiscutible la influencia del observador sobre el sujeto, corresponde a la perspectiva émica, dado que este mismo observador quiere acceder a los puntos de vista y al espacio de representaciones y valores de la persona o grupo que tiene delante.
Una vez establecido este punto de partida, y en orden a remarcar los criterios que nos permitirán clasificar los métodos cualitativos, distinguiremos en consecuencia:
  • En cuanto al tipo de observación utilizada, entre observación participante, observación no participante directa y observacióndocumental.

  • En cuanto al tipo de material o datos registrados, entre material verbal (oral o escrito) y materialno verbal.

Si construimos una tabla a partir de este criterio, cruzándolos en filas y columnas, podemos aislar seis tipos de métodos cualitativos en las casillas formadas y establecer el carácter más propio o impropio.
Clasificación y gradación de los métodos cualitativos según el tipo de observación y el material registrado

Material verbal oral/escrito

Material no verbal

Observación participante

(oral) 1

2

Observación no participante indirecta (documental)

(escrito) 3

4

Observación no participante directa

(oral) 5

6

En la casilla 1 encontramos uno de los perfiles más propios de los métodos cualitativos, que supone la utilización de informantes y el uso de entrevistas u otras formas de observación participante, así como la compilación de información verbal, transcrita a partir de la comunicación oral. Esta información es la que se analiza.
En la casilla 3 tenemos otro perfil típicamente cualitativo. Ahora la observación es de documentos de varias clases y, por lo tanto, indirecta, después de las acciones que los han generado; pero el material para el análisis continúa siendo verbal, en forma de escrito o simbólico en general (dibujos).
Las casillas 2 y 5 incluyen perfiles metodológicos algo más alejados del núcleo de lo que se suele considerar cualitativo.
La casilla 2 corresponde a estudios de observación participante centrados en comportamiento no verbal, en categorías de acción o actividad. Sería el caso de los estudios de comunicación no verbal o de expresión, facial o gestual. La expresión, el gesto, ciertas acciones corporales comunicativas, no son lenguaje, pero o bien son asimilables al lenguaje o bien están reguladas por códigos biológicos y/o culturales y, por lo tanto, son descifrables a partir del conocimiento de los códigos en cuestión.
La casilla 5 contendría los estudios que, si bien no emplean la observación participante, registran el comportamiento verbal que el sujeto produce espontáneamente, lo transcriben y lo transforman en datos.
Las casillas 4 y 6 presentarían los perfiles menos compatibles con el enfoque auténticamente cualitativo.
En la casilla 4 se utiliza la observación indirecta, pero esta no es de tipo documental en sentido estricto. Esto quiere decir que la observación no se aplica a material lingüístico o derivado del lenguaje, sino a otros productos de las acciones humanas, como herramientas, esculturas, cuadros, edificios, etc.; o, en el caso de los animales, construcciones, como los diques de los castores o los panales de las abejas, o huellas y rastros. Por lo tanto, esta es una opción rara en el mundo del criminólogo. No tanto en el del antropólogo, el arqueólogo o el etólogo, quienes siguen y analizan a menudo las obras y los impactos que personas o animales dejan en el ambiente.
Finalmente, en la casilla 6 no se emplea ni observación participante, ni documental, y los comportamientos recogidos tampoco son verbales. Se trataría, pues, de una metodología observacional precariamente cualitativa. Solo una interpretación en clave simbólica o comunicativa del comportamiento, una voluntad interpretativa y una exploración en profundidad de cada sujeto daría a estos estudios una pátina cualitativa.
Un investigador aplica un método cualitativo genuino en la medida en que se basa en la observación participante o la documental y adopta la perspectiva del intérprete de material verbal o simbólico.

3.Programación de una investigación criminológica

3.1.Asuntos generales

Para enraizar los métodos cualitativos, en este capítulo trataremos algunos asuntos prácticos que nos ayudarán a entender mejor la realidad de una investigación cualitativa. (A pesar de concentrarnos aquí en la versión cualitativa, las siguientes pautas también son válidas en su gran mayoría para la investigación cuantitativa).
Más concretamente, analizaremos brevemente la programación de una investigación criminológica:
Primero, y tal y como ya he explicado en la asignatura Metodología de las ciencias sociales - Etapas, métodos, técnicas y análisis, cada investigación empieza con la elección de la metodología, las técnicas y los instrumentos que utilizar. Pero más allá del nivel de rigor y precisión y del grado de su adecuación a las características del objeto de estudio, en la práctica la factibilidad es igual o incluso más importante que los aspectos mencionados anteriormente. Al final no sirve un diseño ideal de una investigación, si esto implica que no se puede llevar a cabo. Por lo tanto, la investigación perfecta no existe, sino que siempre se orienta a su posible traducción de los conceptos teóricos a la práctica.
Por lo tanto, la factibilidad depende de los puntos siguientes:
  • La capacitación del personal participante en la investigación.

  • La asequibilidad y corrección de las fuentes de información necesarias.

  • El nivel de operacionabilidad.

  • El tiempo que requieren.

  • El coste humano, social y económico.

  • Las limitaciones deontológicas.

Por ejemplo, relacionado con los costes, solo se suelen considerar los aspectos económicos en relación con las posibilidades presupuestarias. Pero también hay que tener en cuenta otras perspectivas, como el esfuerzo del equipo (tanto el personal contratado como el propio), las molestias causadas a la población objeto de estudio, etc. Todos estos tipos de costes deben mantener una proporción justificable respecto a las necesidades y dimensiones de la investigación y sus resultados esperados.

3.2.La elaboración del plan de actuación

Más allá del diseño metodológico, también es necesario elaborar un plan de actuación que incluya:
  • Actividades y recursos debidamente coordinados, definidos (respecto al contenido y su temporalidad) y previstos.

  • Responsabilidades claramente definidas y como posibles medidas de sustitución o complementariedad.

  • Flexibilidades en el diseño para poder corregir los desajustes y establecer las variaciones necesarias de la programación.

El plan de actuación incluye: el esquema del proyecto, la definición precisa y operativa de los objetivos y del objeto de la investigación, la definición de los contenidos o de las variables, la metodología, las técnicas y los instrumentos; los fondos; los organismos, los grupos y las personas implicadas; el plan operativo; el marco contractual; el presupuesto.
Para poder relacionar las diferentes actividades, se elabora un cuadro relacional de las actividades con la descripción de cada actividad, el tiempo de realización previsto, la dependencia con otras actividades y la persona o el grupo de personas responsables.
Ejemplo de un cuadro relacional de actividades

Código

Descripción de la actividad

Tiempo de realización previsto

Dependencia

Persona o grupo responsable

A

Revisión bibliográfica

4 semanas

-

Director y técnica

B

1.er listado de contenidos

1 semana

A

Técnica

C

Selección y adiestramiento de entrevistadores

2 semanas

B

Director

D

Elaboración guía de entrevistas

2 semanas

B

Técnica

E

Grupos de discusión

2 semanas

C, D

Entrevistadores

F

Entrevistas a profesionales

2 semanas

C, D

Entrevistadores

G

Elaboración 1.er informe

2 semanas

A, C, D

Director y administración

H

Análisis de las entrevistas

4 semanas

E, F

Técnica y entrevistadores

I

Elaboración del informe final

6 semanas

H

Director, técnica y administración

Más allá del cuadro relacional de actividades, se suele hacer un cronograma de Gantt para la planificación temporal. Este gráfico consiste en un diagrama proyectado sobre un cuadro de doble entrada. En uno de sus ejes se sitúan las actividades y en el otro la secuencia temporal en unidades homogéneas.

Actividades / en semanas

1

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3

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5

6

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19

20

Revisión bibliográfica

1.er listado de contenidos

Selección y adiestramiento de entrevistadores

Elaboración guía de entrevistas

Grupos de discusión

Entrevistas a profesionales

Elaboración 1.er informe

Análisis de las entrevistas

Elaboración del informe final

Los presupuestos deben incluir los siguientes conceptos:
  • Dirección del estudio (en tiempo empleado).

  • Demanda bibliográfica: consultas en bases informatizadas, fotocopias de artículos, adquisición de publicaciones.

  • Desplazamiento: transporte, alojamiento, dietas.

  • Trabajo de campo: entrevistadores (en número de entrevistas), obsequios a entrevistados o participantes en grupos, transcripción de entrevistas y grupos, transporte y dietas, y seguridad social.

  • Proceso informático.

  • Pago a asesores.

  • Dactilografía.

  • Gastos de material (papel, etc.).

  • Gastos de infraestructuras (alquiler, etc.).

  • Costes financieros.

  • IVA.

Después de la programación de una investigación criminológica hay que:
  • Gestionar el equipo humano.

  • Ajustar el diseño a nuevas necesidades de la investigación.

  • Controlar el presupuesto.

Con herramientas como el cuadro relacional de las actividades, el cronograma de Gantt y los presupuestos, la investigación criminológica se operacionaliza.

4.La calidad de los datos en la investigación cualitativa

Organizaremos el tema de la calidad de los datos en tres grandes compartimentos:
  • el de la fiabilidad,

  • el de la validez y

  • el de la generalización.

4.1.La fiabilidad en la investigación cualitativa

Por lo tanto:
El concepto de referencia de la investigación cualitativa en el tema de la fiabilidad es la consistencia de registros, medidas o interpretaciones.
El concepto de fiabilidad tiene una cierta amplitud, pero también contiene un núcleo de significación irreductible del cual nos ocuparemos antes de nada. Este núcleo se podría condensar en el concepto de consistencia, es decir, en la idea de la igualdad o equivalencia de un registro, medida o interpretación a lo largo de sus diferentes repeticiones. Estas repeticiones se pueden hacer en diferentes dimensiones, como veremos enseguida, y admiten dos lecturas complementarias: por un lado, una negativa, según la cual, al repetir la operación considerada, los errores serán minimizados o eliminados; por otro lado, una positiva, según la cual los resultados serán iguales o suficientemente parecidos.
En la práctica, este planteamiento implica dos orientaciones bastante diferentes. En una de ellas, el interés apunta sobre todo a la coincidencia o agrupación de los resultados de diferentes operaciones de registro, medida o interpretación efectuadas en un mismo material, sin exigir, además, que estas operaciones den resultados verdaderos, juzgándolos a partir de algún criterio. En la otra, en cambio, también se hace esta segunda exigencia, de modo que registros, medidas o interpretaciones no solo deben tener una variabilidad mínima en sus repeticiones, sino que se han de acercar o coincidir con un valor de referencia.
No es nuestra intención exponer exhaustivamente la teoría del error en las disciplinas sociales, pero una parte de esta teoría es perfectamente asumible por la metodología cualitativa. Si bien, a veces, la posición cualitativa tiende a relativizar la importancia de los errores, a situarlos en otra perspectiva, no puede dejar de admitir que hay errores, que estos son posibles, que un observador puede ver blanco cuando todo el mundo ve negro, o que un día puede ver blanco y a día siguiente no ver nada. Y aunque estas equivocaciones puedan estar dotadas de sentido y ser aprovechadas en la interpretación final del material recogido, esto no excluye que también puedan ser clasificadas como errores desde un punto de vista general.
La metodología de las ciencias sociales ha planteado y sistematizado de varias maneras los errores en la investigación. Nosotros nos ceñiremos más bien a las fuentes y formas de error en la investigación observacional y de campo, que, como ya sabemos, son las más compatibles con la mentalidad cualitativa.
1) Según el origen, nos podemos encontrar con errores:
a) De expectación. Un científico comete errores de expectación cuando registra, mide o interpreta a favor de sus expectativas de resultados o, particularmente, de las hipótesis que mantiene. Esto hará que a menudo falsee, consciente o inconscientemente, la información que le llega. A veces, el error de expectación depende más de la ideología del investigador que de la teoría o las hipótesis que maneja: así, puede atribuir más conductas agresivas a los niños que a las niñas, o viceversa, sin ninguna evidencia empírica; o puede evaluar los textos de escritores negros por debajo de los redactados por blancos, en cuanto a riqueza de vocabulario, sin que haya tampoco ninguna base para hacerlo.
b) De halo. Este error se produce cuando un observador o un analista tiene determinados prejuicios sobre un sujeto (delincuente, autor, entrevistado, etc.) o grupo, prejuicios que hacen aparecer su comportamiento bajo una luz falsa, generalmente desfavorable. A menudo, estos prejuicios nacen de algún contacto conflictivo con el sujeto al principio de la investigación, momento en el que se crea el halo. A partir de entonces, los comportamientos se trasladan sesgados, mal anotados, medidos o interpretados, a los datos. Los ejemplos son tópicos: un maestro tiene "manía" a un alumno por un incidente que lo enfrentó a él a principios de curso y, por ello, en los registros que le hemos encargado sobre su conducta en clase, este alumno siempre aparece más déspota o agresivo de lo que realmente es.
c) De deriva. Este error o sesgo es consecuencia de una deficiente definición de las categorías y, por lo tanto, de una imperfecta construcción del sistema que forman. En concreto, este sistema no cumplirá probablemente el criterio de exhaustividad semántica. Debido a esta carencia, el observador, una vez iniciado el registro definitivo y sistemático de datos, se encontrará con nuevos ejemplares de comportamiento o de texto no previstos en el sistema de categorías con el que trabaja. Entonces, en vez de empezar nuevamente y reestructurar el sistema, incluye sobre la marcha estos nuevos ejemplares en algunas de las categorías ya existentes, lo que, inevitablemente, generará un sesgo. En efecto, la primera parte de la investigación se habrá hecho con una clasificación de variables y la segunda, con otra.
d) De fatiga. Obviamente, la fatiga perceptiva o física del científico puede ser la causa directa o indirecta de errores. Aun así, esta fuente de error es más importante en la observación del comportamiento vivo que en la observación de material grabado o en el análisis de textos, situaciones estas últimas en las que el científico puede interrumpir el trabajo tantas veces como desee para recomenzarlo cuando se vuelve a encontrar en condiciones mentales óptimas.
2) Según la forma o proceso del error, este puede consistir en:
a) Fallos de detección. El observador o el analista de textos pueden no percibir una unidad o categoría que ha ocurrido realmente o que verdaderamente está presente en el texto.
b) Fallos de interpretación. El observador o el analista clasifican o interpretan una unidad de registro, comportamental o textual, de manera incorrecta. Esto quiere decir que la etiquetan como una categoría cuando, de hecho, corresponde a otra o no corresponde a ninguna.
c) Fallos de recuento o medida. Por ejemplo, limitándonos a la frecuencia, el observador o el analista cuentan mal el número de veces que ha tenido lugar un comportamiento o un segmento de texto.
d) Fallos de anotación. Todos los errores anteriores se acaban concretando en la anotación, en el registro propiamente dicho, en el papel o en la pantalla. Podemos omitir una anotación o, por el contrario, apuntar una ocurrencia que no ha tenido lugar, o asignar una categoría a una columna o casilla equivocada, etc. En conjunto, podemos incurrir en:
  • Errores de comisión. Cuando consignamos lo que no deberíamos haber consignado.

  • Errores de omisión. Cuando no consignamos lo que deberíamos haber consignado.

4.2.La validez en la investigación cualitativa

En general, la validez que puede servir a la investigación cualitativa se debe entender en clave observacional y semiótica.
Como el concepto de fiabilidad, el de validez admite muchos sentidos y aplicaciones según la metodología que lo utiliza. A pesar de que hay buenas clasificaciones de la validez (especialmente en el área de la psicometría), este es un tema más próximo a la clasificación y a la sistematización. Por ello, nos limitaremos a precisar los límites del concepto dentro de los cuales la metodología cualitativa puede encontrar un significado, sacar un rendimiento.
Hay que tener presente que las ideas tradicionales en torno a la validez están muy vinculadas a la epistemología positivista, y se han cultivado y desarrollado en el terreno de la construcción y el uso de tests, terreno en el que han conseguido la mejor definición.
El marco conceptual de la validez ante el que la metodología cualitativa puede tomar partido delimita una noción predominantemente observacional y semiótica.
  • Observacional porque se trata de un tipo de validez útil y adecuada al perfil metodológico del trabajo de campo.

  • Semiótica porque la validez que puede interesar al investigador cualitativo es la que juzga el espacio que hay entre significante y significado, es decir, entre un indicador o unidad de registro y los segmentos comportamentales o textuales concretos a los que aquellos apuntan; o entre una categoría y los indicadores que dan contenido; o entre un objeto de estudio y las categorías o variables que lo definen. Estamos hablando, pues, de una validez, sobre todo, semántica.

Aun así, estos rasgos son perfectamente compatibles con otros que se suelen atribuir a la validez. Con una visión más global podemos decir, también, que la validez evalúa el espacio de correspondencia entre dos conjuntos de elementos.
Por ejemplo, entre las categorías abstractas y los indicadores o unidades concretas, entre la categoría expresión de alegría y las unidades de registro o indicadores cejas +, labios +, que permiten reconocerla.
En definitiva, la validez quiere ser una evaluación del ajuste o calidad de una representación, del grado en que un objeto de estudio está bien representado por sus variables o categorías, las categorías por sus indicadores o unidades, etc.
En nuestro terreno, el significado esencial de la validez se referirá a los recorridos de interpretación categorial y contextual. Se preocupará principalmente por las unidades coherentemente definidas, las clasificaciones bien acabadas, las inferencias correctamente realizadas, las asignaciones de significado aceptables.
A través de este prisma, habrá que distinguir niveles y subniveles de validez en la elaboración de la información comportamental, social o textual.

4.3.La generalización en la investigación cualitativa

Los conceptos de validez y generalización tienen puntos de conexión, pero es importante distinguirlos metodológicamente.
4.3.1.Representatividad
El alcance de generalización de unos resultados depende de sus condiciones de representación en palabras de Egon Brunswick o, si queréis, de su representatividad respecto a la totalidad de los fenómenos a los que se quieren aplicar, totalidad que, en lenguaje estadístico, significa población.
Por lo tanto, el concepto de generalización tiene una sutil relación con el de validez y, como ya hemos comentado más de una vez, esto provoca que se confundan a menudo (de hecho, veremos que algunos tipos de generalización son rotulados como validez). En los dos casos se trata de si un conjunto de elementos representa a otro o puede ser sustituido por este. Pero la función de representación en un caso y otro es diferente:
  • Cuando se trata de validez, la meta que se busca alcanzar es que una noción abstracta, con contenido teórico o simplemente semántico, tenga plena y justificada correspondencia con instancias o hechos concretos. Una actitud de desprecio, por ejemplo, se puede vincular a miradas de soslayo o a un cierto tipo de lenguaje insultante o distanciador.

  • Por el contrario, cuando buscamos capacidad de generalización, el desafío está en el hecho de que una colección de elementos de la cual predicamos unas propiedades y de la que se extraen unos resultados sea realmente un subconjunto del conjunto al que se quieren aplicar estas propiedades o estos resultados.

Esta diferencia es bastante formal y no anula las conexiones –innegables– entre ambos conceptos. Tal vez bastaría con decir que:
  • La validez es básicamente semántica y se resuelve en el espacio de la denotación o la designación; establece si una cosa significa o mide otra, o se refiere a otra.

  • En contrapartida, la generalización siempre es de resultados, tanto si son cualitativos (propiedades, clasificaciones, relaciones) como cuantitativos (medidas, ecuaciones, modelos matemáticos).

Como sugeríamos más arriba, las dos nociones centrales respecto al tema de la generalización son etiquetadas como validez, lo cual no contribuye muy bien a facilitar su comprensión. Nos referimos a las nociones de validez interna y externa. Hagamos ahora una pequeña introducción.
4.3.2.Validez interna y externa
Dentro del ámbito de la generalización hay que distinguir también dos aspectos. Generalizar puede significar:
  • Conseguir sistematizaciones o leyes universales asimilables a la teoría existente o con valor teórico. Este fin tiene que ver con la validez interna y la capacidad de replicación.

  • Conseguir que unos resultados sean aplicables a condiciones diferentes de aquellas en las que fueron obtenidos o bien a la población de referencia. Este fin tiene que ver con la validez externa entendida como validez de aplicación.

Enseguida comprenderéis que nuestro marco de referencia para la investigación cualitativa partirá más del segundo de estos aspectos que del primero. Validez interna y replicación son temas acuñados en el reino del método experimental, y elaborados, sin duda inteligentemente, por Donald Campbell y sus discípulos; pero es obvio que ofrecen una utilidad bastante restringida en el área del trabajo de campo y de la investigación cualitativa.
Haremos un corto recorrido por los núcleos de estos conceptos, a modo de introducción.
1) La validez interna tiene como objetivo que las relaciones entre variable(s) independiente(s) y dependiente(s) sean realmente las que se han encontrado y no otras; es decir, que estas relaciones sean firmes y no espurias; que estén garantizadas por el diseño de la investigación. A pesar de que nos hemos referido a relaciones en general, estas se suelen materializar en vínculos causa-efecto; pero ya hemos comentado que estos no son los únicos vínculos por los que se interesa el científico social.
Expresado así, solo el objetivo de la validez interna parece un poco absurdo o esotérico. Un profano enseguida se preguntaría: “¿Y por qué no tiene que ser así?”. Pero es que todavía falta añadir una idea capital a las exigencias anteriores: y es que la garantía de las relaciones entre unas variables seleccionadas, excluyendo otras, viene proporcionada por el control, por la eliminación o neutralización de las variables independientes que no se quiere que se introduzcan en los resultados. Si lo hacen, son variables extrañas o confusas.
Entonces ya sabemos la razón por la que se teme que las relaciones obtenidas puedan ser otras que las que parecen ser: si el control es ineficaz, alguna variable extraña puede afectar a los valores registrados de las variables dependientes.
Ejemplo
Así, puede suceder, por ejemplo, que la reacción agresiva de un sujeto en una prueba no solamente esté en función del nivel de alcohol en la sangre (como cree el investigador), sino también del ruido ambiental, dado que esta última variable, no prevista en principio en el experimento, se ha infiltrado en el registro debido a una insonorización deficiente del laboratorio.
No obstante, es evidente que la noción de validez interna está íntimamente ligada a la de control eficaz de variables y, por lo tanto, a situaciones artificiales de registro, experimentales. Por consiguiente, es una noción en principio ajena a la metodología cualitativa, que –como ya sabemos– prefiere las situaciones naturales de registro y los procedimientos observacionales.
2) En cuanto a la validez o capacidad de replicación, podríamos hacer afirmaciones idénticas o muy parecidas. Si unos resultados han sido obtenidos en unas condiciones especificables, en cuanto que controladas, entonces serán reproducibles tantas veces como repitamos el registro en condiciones iguales a las de la investigación original de referencia.
Ahora bien, cae por su propio peso que una situación será más reproducible cuanto más simplificada sea y cuanto más especificados estén sus rasgos. Por ello, un experimento auténtico, bien realizado, es en principio reproducible, es decir, replicable, puesto que el control de las variables excluidas hace disminuir el número de factores en juego que pueden influir en el fenómeno estudiado. De este modo, la exclusión de variables empobrece el fenómeno o su contexto de ocurrencia pero, en compensación, lo hace más fácilmente repetible, reproducible o replicable.
En una investigación observacional o cualitativa, en la que las condiciones de registro admiten menos especificación y el recurso del control apenas es utilizado, la posibilidad de replicar con éxito unos resultados es bastante menor.
Ejemplo
Permitidnos un símil operístico. Si ponemos en escena una ópera con estética vanguardista, dejando a los personajes solos en el escenario desnudo, sin decorados e iluminados exclusivamente por un foco de luz en medio de la penumbra, este montaje será más fácil de reproducir que si el director de escena opta por un montaje clásico, con mobiliario y attrezzo de época, vestuario según la documentación histórica, luces calculadas al por menor y numerosos cambios de decoración. La simplificación es legítima pero es una puerta abierta a la imitación.
En resumen, las nociones de validez interna y replicación no se adhieren a la investigación cualitativa o tiene un papel en ella bastante secundario, dado que esta clase de investigación no busca generalizaciones universales, teóricas, basadas en leyes garantizadas por el control experimental.
Este juicio cambia radicalmente si consideramos la validez externa. Esta es una noción igualmente trabajada en el ámbito experimental pero, en contraste con las anteriores, perfectamente compatible con la metodología de campo y cualitativa. Aquí, para no alargar excesivamente nuestra exposición (que apunta a otras direcciones), daremos a la validez externa el sentido de capacidad de aplicación o, sencillamente, aplicabilidad de unos resultados a condiciones diferentes de aquellas en las que fueron obtenidos.
Se quiere, pues, que los resultados que obtenemos con unos sujetos, en un ambiente y en un periodo determinados, sean extrapolables a otros sujetos, otros ambientes, otros periodos. Los primeros, como ya hemos dicho y veremos pronto, son subconjuntos de los segundos.
Afirmar que la validez externa es compatible con la investigación cualitativa no equivale a decir que esta se tenga que fijar siempre, obligatoriamente, el objetivo de generalizar, de extrapolar sus resultados; ni que, cuando lo hace, las vías para conseguirlo sean las mismas que en la investigación experimental o cuantitativa.
Para aclarar esto hay que hacer distinciones en el interior de la noción de validez externa de aplicación, distinciones que nos permitirán entender mejor las posiciones típicas de la investigación cualitativa en cuanto a la generalización.
En la investigación cualitativa puede ser útil la noción de validez externa o aplicabilidad de unos resultados, pero no, o mucho menos, las de validez interna y replicación.
4.3.3.La triangulación
El esfuerzo de generalización que acabamos de explicar exige una acumulación ordenada de casos. Otra dirección de generalización es la llamada triangulación, concepto fundamental en investigación cualitativa. Podríamos decir que la triangulación trabaja desde dentro del caso hacia fuera, dilatándolo, dándole más extensión o, incluso, trascendiéndolo para enlazarlo con otras trayectorias de investigación.
El término triangulación nace de un símil topográfico. Como otros conceptos clave de la metodología criminológica y social, ha sido desarrollado por Campbell, a pesar de que es anterior a él. Sin embargo, como se esperaría al tratarse de un autor comprometido con el pensamiento positivista, su formulación original es poco útil a la investigación cualitativa.
Efectivamente, en una primera aproximación, la triangulación es una táctica global que sigue el simple principio de la multiplicación de medios para lograr un fin.
En el mundo de las ciencias sociales, en el que las herramientas de trabajo del científico a menudo se deben juzgar precarias, la triangulación consistiría en la aplicación de registros y medidas diversas y heterogéneas, pero relacionadas con la teoría que encuadra la investigación. Ahora bien, la formulación inicial tenía sobre todo valor psicométrico; lo que pretendía en realidad era cubrir con múltiplos indicadores el área conceptual de un constructo hipotético. Se esperaba que diferentes medidas, tomadas desde diferentes puntos de vista metodológicos, o con diferentes técnicas, coincidieran, y que en esta zona de coincidencia validaran la construcción teórica.
Es famosa la propuesta de Campbell y Fiske de una matriz multirrasgo y multimétodo en la que se puedan introducir y acomodar los datos obtenidos por medio de varias aproximaciones en cuanto a procedimiento y medida. Este abanico de aproximaciones –según se denomina– asegura la validez convergente de los resultados.
Aun así, ya hemos remarcado que la investigación cualitativa no se interesa habitualmente por la validez de constructo, sino por la de contenido. Por otro lado, hay que reconocer que la idea de multiplicación de métodos y de puntos de vista es atractiva para el investigador cualitativo. Por ejemplo, las aportaciones de diferentes observadores pueden ser integradas en un marco teórico amplio; que los mismos conocimientos y opiniones de los diferentes sujetos se pueden incorporar al discurso científico; que diferentes tipos de observación, incluso la experimentación, caben en un proyecto de investigación, tomando de cada uno lo más aprovechable de cara a los objetivos marcados.
La triangulación, pues, se puede entender de dos maneras:
  • como una táctica dirigida a la racionalización y sistematización de aproximaciones éticas, positivistas, al material de estudio;

  • como un recurso para profundizar, potenciar, los recursos émicos y críticos de la investigación cualitativa.

Podemos ilustrar esta diferencia con una analogía física.
  • Supongamos que estamos intentando localizar el origen de una señal de radio. Para conseguirlo, necesitamos dos antenas móviles y direccionales que, una vez orientadas, acaben recibiendo plenamente la señal. La dirección de procedencia de cada señal será así registrada y la intersección de las proyecciones desde cada receptor localizará la fuente de ondas en el espacio. No obstante, el procedimiento mejorará y la localización será más precisa y fácil si aumentamos el número de unidades de detección, con objeto de "tapar" la proporción de error atribuible a cada unidad. En cualquier caso, está claro que la triangulación, es decir, la multiplicación de medios de detección y localización sirve aquí para mejorar la calidad del registro o la medida, en el sentido de concentrarla en un valor único, lo que reduce el error.

  • En la investigación cualitativa, el propósito de la triangulación no solo es este, sino casi el contrario. Más bien tiene que ver con la construcción de una red de conexiones que amplían la perspectiva del investigador en la multiplicidad y permiten contemplar agregados –o mejor, integrados– los diferentes registros, medidas o interpretaciones.

A diferencia de la generalización en mosaico, la triangulación cualitativa no implica encajar casos enteros en un rompecabezas que es su molde teórico, sino que implica vincular informes de observadores, resultados obtenidos con métodos distintos, medidas de varios tipos, etc., dentro del mismo caso o uniendo casos entre sí.
Es evidente que este interés prioritario para desplegar el abanico de valores y perspectivas sobre un fenómeno o tema de investigación no niega la utilidad de conocer el punto de intersección de todos ellos, que es el interés predominante del otro estilo de triangulación. No olvidemos que la investigación cualitativa busca tanto la parte común o parecida de los fenómenos como las diferencias entre sí. Pero en ningún caso se limita a la primera de estas dos posibilidades.
Ahora daremos un paso más para explorar las posibilidades de la triangulación en las ciencias sociales y del comportamiento y concretar, así mismo, las líneas que sigue generalmente.
Lectura recomendada

El panorama de itinerarios de triangulación que presentamos a continuación ha sido pintado básicamente por Denzin, a pesar de que nosotros utilizamos igualmente otras fuentes.

Podéis ver: N. K. Denzin (1970). The Research Act in Sociology: A Theoretical Introduction to Sociological Method. Londres: Butterworth.

Podemos triangular:
  • Tiempo. Combinando estrategias de seguimiento o longitudinales con otras secuenciales o transversales, en un estilo de investigación bastante cultivado por la psicología evolutiva y educativa.

  • Espacio/situaciones. Repitiendo la investigación con la misma muestra o sujetos en diferentes situaciones (por ejemplo, trabajo, escuela, familia, ocio, etc.), sociedades o culturas.

  • Niveles de análisis. Integrando la información procedente de niveles más moleculares con la manifiesta en niveles más molares (por ejemplo, utilizar datos sobre expresión facial junto con datos sobre acciones o desplazamientos sobre el terreno; o, tratándose de textos, trabajar con palabras y con párrafos).

  • Observadores. Las aportaciones de diferentes observadores pueden servir para establecer acuerdos entre ellos o para trazar el perímetro de su desacuerdo, y en el segundo caso trabajar sobre el área así definida.

Esta vía de triangulación adquiere el máximo sentido cualitativo cuando encadena versiones éticas (de los científicos) con émicas (de los sujetos o grupos que se estudian). Así, en una investigación sobre el fracaso escolar en un centro, podemos articular información procedente del director, de los profesores, de los padres, de los inspectores y –por qué no– de los propios alumnos, con la obtenida directamente por el observador u observadores encargados de la investigación.
1) Métodos. Es quizá la columna vertebral de la triangulación. En la acepción más corriente, consiste en emplear diferentes métodos o técnicas en el mismo objeto de estudio (no en repetir la aplicación de un solo método en varias ocasiones, procedimiento que estaría más cerca de la fiabilidad o la replicación).
La triangulación de métodos se puede concretar en diferentes fases de las operaciones de investigación:
  • Datos o registros. Aprovecha información procedente de diferentes fuentes o varias clases de material (documentos, transcripciones, grabaciones, etc.).

  • Medidas. Se sirve de diferentes tipos de medidas o índices para obtener un retrato más completo del fenómeno investigado (por ejemplo, frecuencia y tiempo, en registros comportamentales; o medidas psicométricas y medidas físicas).

  • Métodos propiamente dichos. Conjuga diferentes opciones metodológicas, como la observación participante, la no participante (directa o indirecta) o diferentes diseños de experimentación en un mismo proyecto de investigación. También se puede referir a la utilización combinada de varias técnicas de análisis (análisis de contenido intratextual y extratextual, diferentes aproximaciones estadísticas).

El esfuerzo que esta triangulación requiere queda compensado por las ganancias obtenidas en cuanto a capacidad de generalización. Así, en caso de aplicar conjugadamente metodología observacional y experimental, una parte de los resultados aportará validez interna y capacidad de replicación y, la otra, validez externa y ecológica.
2) Teorías. Triangulación a menudo asociada a la multiplicidad de observadores o de métodos. Como ya hemos dicho en otro lugar, la integración de diferentes puntos de vista exige una posición metateórica desde la cual sea factible realizarla. El investigador que coordina una investigación diversificada de este modo se debe colocar en una posición más "elevada" que la de la teoría particular en la que este se encuentra cómodo.
En cualquier caso, en un campo como el de las ciencias sociales, en el que la unificación teórica está pendiente o no es posible, la unión de distintas teorías, a menudo claramente complementarias, en un cuadro metateórico es casi un deber ineludible.

Resumen

En este módulo introductorio hemos visto el paralelismo de la evolución de la criminología como disciplina y el papel de la investigación cualitativa. Se ha destacado la influencia de la Escuela de Chicago, el positivismo y el labeling approach a lo largo de las últimas décadas.
En un segundo apartado, se han abordado los diferentes usos de los métodos cualitativos y cuantitativos, así como sus ventajas y desventajas. Por medio de los diferentes tipos de observación y material, hemos aprendido a distinguir y clasificar las técnicas de investigación cualitativa.
Como la metodología de investigación no suele ser una teoría sino en general un trabajo de campo, se ha explicado de manera práctica la aplicación de las técnicas cualitativas (y cuantitativas) en el campo mediante la programación de una investigación criminológica.
Por último, hemos conocido nociones básicas que garantizan la calidad de los datos cualitativos, como la fiabilidad, la generalización, la representatividad y la validez.

Actividades

Buscad una investigación criminológica basada en métodos cualitativos y responded a las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es el objeto de estudio?
2. ¿Cuál es el objetivo del estudio?
3. ¿Qué técnicas se usan?
4. ¿Cómo se tipificarían estas técnicas?
5. ¿Los datos cumplen la cualidad necesaria?
Elaborad la programación hipotética de este estudio.

Ejercicios de autoevaluación

1. El labeling approach se basa en...

a) etiquetar la delincuencia.
b) redefinir el crimen.
c) reconstruir la delincuencia como una construcción social y jurídica.
d) cuantificar la delincuencia.

2. ¿Qué grupo de investigadores tuvo un cierto protagonismo para el establecimiento de los métodos cualitativos en la criminología?

a) Los criminólogos en general.
b) Las criminólogas feministas.
c) Los sociólogos.
d) Los antropólogos.

3. El investigador cualitativo NO busca...

a) la información criminológica pura.
b) la reflexión y crítica respecto a los valores oficiales de la ciencia.
c) la comprensión en detalle de fenómenos complejos.
d) la comprensión émica de las situaciones sociales.

4. Para planificar el tiempo que requiere una investigación criminológica, se suele elaborar...

a) un cronograma de Gantt.
b) un cuadro relacional de actividades.
c) un esquema temporal de actividades.
d) una programación de una investigación criminológica.

5. La programación de una investigación criminológica debe ser...

a) fija para cumplir con la programación hecha.
b) flexible para ajustar el diseño a nuevas necesidades de la investigación.
c) aproximativa porque no se puede prever.
d) transparente por los objetos de estudio.

6. ¿Cuáles son los elementos clave de la calidad de los datos en la investigación cualitativa?

a) La generalización y la fiabilidad.
b) El rigor, la validez y la fiabilidad.
c) La fiabilidad, la validez y la generalización.
d) La triangulación.

Ejercicios de autoevaluación
1. a) Incorrecto.
b) Incorrecto.
c) Correcto.
d) Incorrecto.

2. a) Incorrecto.
b) Correcto.
c) Incorrecto.
d) Incorrecto.

3. a) Correcto.
b) Incorrecto.
c) Incorrecto.
d) Incorrecto.

4. a) Correcto.
b) Incorrecto.
c) Incorrecto.
d) Incorrecto.

5. a) Incorrecto.
b) Correcto.
c) Incorrecto.
d) Incorrecto.

6. a) Incorrecto.
b) Incorrecto.
c) Correcto.
d) Incorrecto.


Glosario

cronograma de Gantt m
Tipo de gráfico de barras que representa un calendario. Se ilustran los datos de inicio y finalización de las actividades de un proyecto.
Escuela de Chicago f
En los años veinte y treinta, la Escuela de Chicago (Chicago School) –importante tanto en la sociología como en la criminología– produjo el primer conjunto de estudios cualitativos especializándose en la investigación sobre el entorno urbano, combinando teoría y trabajo de campo etnográfico.
etnografía f
Técnica de investigación que explora los fenómenos culturales reflejando el conocimiento y los significados que guían la vida de personas y grupos sociales.
labeling approach m
(teoría de etiquetado) Desarrollado durante los años sesenta, sostiene que la desviación no es inherente a un acto, sino que enfoca el hecho de que las mayorías tienden a etiquetar negativamente a las minorías o –dicho de otro modo– las etiquetan y las ven como una desviación de las normas culturales.
positivismo m
Según el paradigma positivista, los datos derivados de la experiencia sensorial y tratados de manera lógica y matemática son la única fuente del conocimiento científico (tanto en las ciencias sociales como naturales). Cualquier conocimiento debe salir de la evidencia empírica.
triangulación f
Término que se suele utilizar para indicar que más de dos métodos se usan para el mismo estudio. Sirve para verificar los datos.

Bibliografía

Altheide, D. L.; Johnson, J. M. (1994). ” Criteria for Assessing Interpretative Validity in Qualitative Research”. En: N. K. Denzin; Y. S. Lincoln (ed.). Handbook of Qualitative Research (págs. 485-499). Thousand Oaks (Cal.): Sage.
Meuser, M.; Löschper, G. (2002). Introduction: Qualitative Research in Criminology. Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research (vol. 3, núm. 1).
Miller, J.The status of qualitative research in criminology. University of Missouri-St. Louis
Pons, I. (1993). Programación de la investigación social. Madrid: CIS
Silverman, D. (1994). Interpreting Qualitative Data. Methods for analysing talk, text and interaction. Londres: Sage. (El capítulo recomendado es el 7: Validity and Reliability.)
Stake, R. E. (1994). Case Studies. En N. K. Denzin; Y. S. Lincoln (Ed.). Handbook of Qualitative research (págs. 236-247). Thousand Oaks (Cal.): Sage.
Yin, R. K. (2006). Case Study Methods. En J. L. Green, G. Camilli y P. B. Elmore (Ed.), Handbook of Complementary Methods in Education Research (págs. 111-122).
Webs recomendadas
Trochim, W. M. K. (2006). Qualitative Validity. Research Methods Knowledge Base. Web Center for Social Research Methods. Cornell University. Consultado el 30 de agosto del 2008 desde https://www.socialresearchmethods.net/kb/qualval.php
Presentación bastante solvente de la validez cualitativa.
Ratcliff, D. (2002). Validity and Reliability in Qualitative Research. The Qualitative Research Web Page. Consultado el 30 de agosto del 2008 desde https://qualitativeresearch.ratcliffs.net/validity.pdf
Unos párrafos breves y accesibles sobre validez y fiabilidad cualitativa.
Myers, M. (2000). Qualitative Research and the Generalizability Question: Standing Firm with Proteus. The Qualitative Report (vol. 4, núms. 3/4). https://www.nova.edu/ssss/QR/QR4-3/myers.html
Un artículo sobre las posibilidades y vías de generalización en perspectiva cualitativa, en el contexto de los estudios de enfermería.