Cooperación y relaciones culturales internacionales

  • Alfons Martinell Sempere

    Alfons Martinell Sempere (1948), Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Girona, Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Barcelona. Director de la cátedra Unesco: "Políticas culturales y cooperación" de la Universidad de Girona. Profesor titular de la Universidad de Girona especializado en temas de organización y gestión de instituciones del campo de la gestión cultural, políticas culturales y la educación no formal desde 1992.

    Experiencia profesional:

    Director general de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España (mayo 2004–julio 2008).

    Presidente de la Fundación INTERARTS, Observatorio Políticas Culturales Urbanas y Regionales de Barcelona; institución dedicada a la investigación y orientación sobre políticas culturales territoriales y el fomento a la cooperación cultural internacional de 1995 a 2004. Experto en el campo de la formación de gestores culturales, cooperación cultural y desarrollo, políticas culturales territoriales y cultura y educación. Técnico superior de Administración especial municipal, especializado en cultura y educación en el Ayuntamiento de Girona (1980-1992), desempeñando diferentes funciones. Director académico de los campus euroamericanos de cooperación cultural realizados en Barcelona (2000), Cartagena de Indias (Colombia, 2002), Sevilla (2003) y Buenos Aires, (2009) organizado conjuntamente por la Organización de Estados Iberoamericanos y la fundación Interarts. Director de los seminarios de Formación de formadores en gestión cultural organizados por la Red Iberformat, Organización de Estados Iberoamericanos, Unesco, CONACULTA (México), Ministerio de Cultura de Chile (2003). Tiene publicados diferentes libros, artículos y trabajos en el campo de gestión cultural, políticas culturales, cultura y desarrollo, cooperación cultural internacional, la educación en el tiempo libre, gestión municipal, educación social. Ha impartido docencia sobre temas relacionados con las políticas culturales, cooperación cultural internacional y gestión cultural. Ha participado en diferentes actividades de cooperación cultural y docencia en instituciones internacionales.

PID_00159499

Introducción

En este modulo intentamos situar la gestión cultural en un contexto más amplio que las organizaciones e instituciones culturales, analizando en profundidad el papel de la cultura en un mundo globalizado e interdependiente donde la gestión cultural ha de operar de forma más amplia que en los proyectos culturales locales o nacionales.
En otras asignaturas de este bloque hemos analizado la morfología de las políticas culturales, los agentes culturales, actores sociales de la vida cultural de una sociedad, así como las características específicas de la gestión en organizaciones culturales.
Dentro de esta asignatura sobre marcos institucionales y legislativos que inciden en la gestión cultural, este modulo propone una profundización sobre las características de la creciente internacionalización de la gestión cultural ante los nuevos contextos de la sociedad contemporánea.

Objetivos

  1. Presentar la gestión de la cultura en el marco de las relaciones internacionales y de la política exterior.

  2. Reflexionar sobre el concepto de cooperación cultural en sus distintas dimensiones.

  3. Aproximarse a una definición de política cultural exterior a partir del estudio general, situando su función en el marco de las relaciones internacionales y la política exterior.

  4. Conocer los aspectos fundamentales para la internacionalización de proyectos culturales en diferentes marcos organizativos.

  5. Situar la función de la gestión cultural cuando se actúa en escenarios internacionales y en la creciente interdependencia entre contextos en un mundo globalizado.

  6. Conocer los elementos que configuran las políticas culturales con orientación al exterior o a su internacionalización.

  7. Analizar las estrategias y contenidos más habituales en las políticas culturales al exterior actualmente.

  8. Conocer los grandes debates que se están dando en el marco de nuevas formas de relaciones internacionales y problemas que existen en relación con las prácticas actuales.

1.La gestión cultural en el marco de las relaciones culturales

La gestión de las políticas culturales, el sector cultural y los ámbitos afines a la cultura contemporánea se enfrentan, como otros sectores de la vida social, a nuevos escenarios y retos emergentes de los cambios de nuestra sociedad y de una nueva realidad mundial.
Los conceptos clásicos de eficacia y eficiencia de las políticas públicas, centradas en una lectura únicamente de proximidad y en la resolución de problemas y necesidades locales, se encuentran alterados y provocados por la influencia de nuevas dinámicas que introducen altos niveles de complejidad (fenómenos migratorios, movilidad, transferencia de información, etcétera).
Todo esto obliga a un cambio de mentalidad en la gestión de las organizaciones culturales. Se pasa de las clásicas preocupaciones por la rentabilidad (directa o indirecta) de sus sistemas organizativos (o productivos, según el caso) a la gestión de procesos de generación de conocimiento y movilidad de los fenómenos expresivos creativos en una sociedad más globalizada.
En este contexto se incorporan las potentes aportaciones conceptuales, que desde diferentes organismos internacionales se están realizando (UNESCO, BID, Banco Mundial, etcétera), sobre los valores añadidos o plusvalías que la cultura aporta a otras estrategias políticas, y más concretamente a las relaciones internacionales y a dinámicas de desarrollo y bienestar local.
Estas evidencias cuestionan básicamente las lecturas clásicas (o mejor, las amplían) sobre el papel de la cultura en la sociedad contemporánea. Pasan por transitar de un conjunto de actividades con un alto valor simbólico (que siguen teniendo una gran importancia) a considerar sus impactos a todos los niveles: económico, político, social, educativo, etc.

Por mediatización de la cultura se entiende, por un parte, la importancia simbólica de los medios de comunicación, que por medio del entretenimiento o la información están expresando modos de vivir, sistemas de creencias, sensibilidades, estéticas, conformaciones valorativas. Pero, por otra parte, se refiere también a la inserción de múltiples expresiones culturales (algunas de ellas tradicionales) en los medios, así como la convergencia en los medios de relaciones entre ellas.

G. Rey (2008). Las tramas de la cultura (pág. 45). Bogotá: Convenio Andrés Bello, Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo.

Podemos afirmar que la perspectiva actual de las políticas culturales, tanto públicas como privadas o del tercer sector, sufren un cambio sustancial y constante que se caracteriza por el mantenimiento de sus tradicionales prácticas y valores. La incorporación de estas nuevas dimensiones dan un nuevo valor a la cultura en las sociedades contemporáneas.
Por esta razón, las políticas culturales no pueden encerrarse, únicamente, en sus procesos internos de planificación, gestión y evaluación; tienen la obligación de abordar sus relaciones en contextos cada vez más amplios, si no quieren verse desplazadas, en su responsabilidad social, por otros sectores que ven en la cultura una dimensión política y económica muy importante en la realidad contemporánea.
Al igual que en otros sectores de la realidad social, como dice Galbraith,
Los problemas y necesidades ya no se pueden plantear únicamente desde la perspectiva local y nacional. En este sentido se entiende la necesidad de incorporar la perspectiva internacional para entender y responder a estas nuevas realidades en diferentes ámbitos de la vida social.
De acuerdo con estas apreciaciones, el sector cultural y sus políticas (a pesar de su función y la responsabilidad de dar respuesta a las necesidades de proximidad y de inmediatez) se encuentran en la encrucijada de integrar y aceptar, en sus planteamientos, sistemas y estructuras, una necesaria respuesta a los problemas y situaciones derivadas de este cambio social que podemos denominar globalización. De otra forma, podemos afirmar que en la actualidad una política cultural de una institución pública o privada, o el simple proyecto de gestión o producción cultural, no pueden plantearse sin tener en cuenta y aceptar las dinámicas de internacionalización que se están produciendo en su entorno.
Es en este nuevo contexto donde la cooperación y las relaciones culturales internacionales adquieren un nuevo perfil y dimensiones:
  • de acuerdo con el gran número de interacciones entre las culturas,

  • con la emergencia de nuevas regiones geopolíticas,

  • con los cambios culturales derivados de las tecnologías de la comunicación,

  • con los procesos de globalización y un nuevo rol o protagonismo de lo local.

2.¿Qué entendemos por relaciones internacionales?

Por relaciones internacionales se entienden las funciones que pueden ejercer personas, organizaciones o instituciones en el marco del derecho internacional. Cuando estas relaciones se realizan en el nivel del estado, se consideran como relaciones diplomáticas por las cuales dos estados se autorizan mutuamente a ejercer funciones a su personal en otro país, de acuerdo con la Convención de Viena de 1961. Existen dos modalidades de relaciones exteriores de los estados: por una parte, las relaciones bilaterales (país/país); por otro lado, la diplomacia multilateral a través de aportaciones de un país a un organismo internacional que gestiona conjuntamente unas relaciones para todos sus miembros (Naciones Unidas, FAO, OIT, UNESCO, etcétera).
Dentro de las relaciones diplomáticas también se incluyen una parte de las relaciones culturales cuando se establecen convenios bilaterales para el fomento e intercambio de sus culturas.
Las relaciones internacionales pueden establecerse en diferentes campos y especialidades (comerciales, económicas, educativas, defensa, investigación...), donde la diplomacia ejerce de representante, pero participan otros agentes que manifiestan su interés en actuar en otros países.
En este sentido, las relaciones culturales internacionales contemplan la acción cultural exterior del gobierno y un conjunto de intervenciones de otros actores culturales (productoras, artistas, compañías, editoriales, organizaciones no gubernamentales, etcétera), que cada vez adquieren más protagonismo por la creciente sensibilidad y necesidad de una mayor internacionalización de sus proyectos culturales y por una demanda que amplía su ámbito de acción a otros países y continentes.
Por lo cual, no es una exclusividad de los estados o sus gobiernos, sino de toda la sociedad que se le ha ido denominando como diplomacia pública.

3.Una aproximación a la cooperación internacional

La cooperación internacional se constituye a partir de las acciones conjuntas de varios estados u otros entes internacionales con el fin de llevar a cabo unos objetivos comunes. Puede ser puntual o permanente de acuerdo con sus contenidos y campo de acción; puede ser técnica (intercambio de conocimientos y habilidades), institucional, transfronteriza, etc.
La cooperación cultural son las relaciones internacionales que se fundamentan en el conocimiento mutuo de las diferentes expresiones de sus culturas, el respeto a las formas culturales diferentes, el enriquecimiento de sus agentes culturales a partir del contacto entre formas culturales diferentes. La cooperación cultural fomenta el conocimiento y respeto de la otredad (el otro) a partir de relaciones de confianza que faciliten la convivencia pacífica en el espacio internacional. Se puede entender como el conjunto de flujos, intercambios, colaboraciones, cogestiones y demás que pueden realizarse entre diferentes agentes de diferentes países.
Dentro del amplio alcance de la cooperación internacional, destaca la cooperación al desarrollo. Es un conjunto de políticas que coordina la OCDE por medio del CAD, que regula y controla las ayudas al desarrollo que aportan los países con mayores recursos, de acuerdo con directrices internacionales de ayuda a los países menos desarrollados y a la lucha contra la pobreza.

4.La cooperación cultural internacional

La cooperación cultural fue un instrumento al servicio de las diplomacias oficiales de relación y aproximación de los estados en sus contactos y convenios. Las denominadas "embajadas" culturales se convirtieron en un elemento que acompañaban a las relaciones diplomáticas. Pero hoy en día esta visión se ha visto incrementada por nuevas perspectivas y posibilidades, cuando se puede valorar los aportes de la cultura a una mayor comprensión del otro y una dimensión imprescindible de las relaciones internacionales para aproximar culturas y crear condiciones para una convivencia pacífica y un mayor intercambio entre la ciudadanía y las sociedades civiles.
Pero este concepto limitado del papel del estado en la cooperación cultural se ha visto cuestionado, y principalmente ampliado, por la emergencia de nuevas organizaciones civiles y privadas que actúan en el campo de la cooperación cultural al margen o paralelamente a las relaciones oficiales, fomentando articulaciones bilaterales más ligeras y constituyendo redes artísticas y culturales que actúan (en algunos casos y situaciones) de forma más espontánea, rápida y eficaz en cuanto a la proximidad a la ciudadanía, con lo que se convierten en un valor muy importante en los procesos de integración; así lo han considerado los diferentes encuentros internacionales. Este proceso se inscribe en las nuevas posibilidades de comunicación y desplazamiento, como en la pérdida de exclusividad de los estados en las relaciones internacionales y en la emergencia de una nueva dimensión de la cooperación cultural internacional que ha adaptarse a estos cambios y posibilidades.
Algunas de estas consideraciones se han observado de forma muy clara y explícita en la realidad del espacio cultural europeo, donde los intercambios, coordinaciones y proyectos en común se han convertido en una nueva forma de relación de los ciudadanos y las organizaciones de los diferentes estados-nación que han perdido la hegemonía de las relaciones internacionales. Pero, a la vez, han contribuido a la construcción política de Europa desde las prácticas de los diferentes agentes que han participado en los programas europeos, donde una condición para participar era la coordinación con otros socios de diferentes países o la movilidad de la ciudadanía (por ejemplo, los Erasmus).

5.Antecedentes de la cooperación cultural en el espacio internacional

Tradicionalmente las relaciones de cooperación cultural de España se han orientado de forma muy distinta a América Latina por la historia y la lengua; a Europa por la proximidad y el proceso de integración política; al Mediterráneo sur por historia, proximidad e interdependencia, y paulatinamente a otras regiones geopolíticas. Esto ha sido uno de los componentes prioritarios y significativos de su política exterior desde hace décadas, con políticas muy variadas y a veces poco definidas.
La consideración de unos espacios culturales comunes en diferentes regiones por la lengua y la memoria histórica compartida u otras consideraciones han influido en la definición de ciertas políticas por una dinámica propia muy intensa y una aceptación muy clara por parte de nuestras contrapartes. Estas practicas han facilitando la circulación de personas, grupos y proyectos culturales entre los países latinoamericanos y la península ibérica, con gran intensidad e incremento en los últimos años, pero no sin ciertas dificultades de crear unas relaciones más abiertas e igualitarias entre los dos contextos.
En estos ámbitos de cooperación, con un predominio de protagonismo del Estado español, se han visto desbordados por los procesos que apuntábamos en el anterior punto. La aparición de una gran sensibilidad social por la cooperación para el desarrollo, la interdependencia entre el norte y el sur, y los valores políticos de la solidaridad entre los jóvenes han provocado la institucionalización de diferentes plataformas y organizaciones no gubernamentales con un importante peso mediático y político. La movilidad de personas y organizaciones culturales, el turismo cultural, coproducciones culturales, intercambios de eventos (exposiciones, ciclos... y la emergencia de redes culturales).
Todo ello dibuja un nuevo mapa para la cooperación cultural internacional, donde podemos observar cuatro fenómenos significativos:
  • Se da una emergencia de sensibilidades hacia los procesos de integración política, en el caso de la Unión Europea, u otras formas de integración como pueden ser los las cumbres iberoamericanas de jefes de estado o la Unión del Mediterráneo, creando estructuras estables de cooperación internacional que incorporan (aunque un poco tímidamente) programas culturales. Estas instancias han creado un gran número de programas de cooperación bilateral (entre países) y multilateral, así como un amplio conjunto de acciones regionales que empiezan a fructificar con iniciativas y proyectos de cooperación cultural más amplios y definidos. En estos ámbitos se han incorporado programas culturales de diferentes dimensiones y amplitud, pero que hemos de considerar en los escenarios de la gestión cultural.

  • Hay una tendencia a un desplazamiento de la exclusividad de las estructuras del Estado en la cooperación cultural, a compartir con otras organizaciones el protagonismo de los proyectos de cooperación y la emergencia de nuevos agentes sociales que intervienen en el campo de las relaciones internacionales. Como se evidencia en el gran crecimiento de las ONG, se da un aumento de la cooperación cultural en las administraciones municipal y regional, y una presencia de un sector privado cada vez más influyente en la vida cultural (por ejemplo, las fundaciones y la industria cultural).

  • Se da una paulatina incorporación de la perspectiva cultural en los planteamientos y proyectos de cooperación para el desarrollo con todo el significado y contradicciones que este hecho evidencia.

  • Una gran parte de la cooperación cultural internacional se sigue articulando a partir de prácticas y metodologías clásicas (becas, giras, exposiciones...), con criterios muy individualizados, o desde ciertas instancias oficiales, fundaciones, etcétera, que no han permitido una gran visibilidad de la pluralidad artística en nuestros escenarios culturales de la realidad latinoamericana contemporánea.

6.Perspectivas para la gestión cultural

En este sentido, consideramos conveniente proponer una reflexión sobre la cooperación cultural que nos permita aportar nuevas ideas y planteamientos para una adecuación de nuestros proyectos de gestión cultural a estas nuevas realidades.
  • Profundizar sobre el concepto de espacio cultural como un ámbito de acción capaz de asumir una larga tradición, configurado como un espacio cultural diferenciado del resto del mundo, a partir de unos espacios lingüísticos fruto de procesos históricos muy intensos. Pero este espacio tiene, además de sus signos de identidad y afinidad comunes, una dimensión multicultural muy profunda. En el interior de cada país o región conviven diferentes culturas y lenguas que reclaman un reconocimiento y una proyección que permitan la interlocución con otros espacios mundiales. Esta característica, entre lo común y compartido de un espacio cultural, con la riqueza de diferentes culturas internas, presenta una nueva y particular dimensión y potencialidad de la diversidad cultural, que se ha de abordar desde una visión muy amplia y respetuosa. No podemos olvidar los procesos políticos y sociales que se están produciendo en Europa, la existencia de un gran número de redes artísticas y el aumento de interacciones entre las realidades locales, regionales y nacionales en el espacio europeo. Por otro lado, los tratados de libre comercio en América del Norte entre Canadá, Estados Unidoa y México, así como el Mercosur y el Pacto Andino están configurando unas realidades territoriales diferentes que están sustituyendo la típica y errónea visión de Latinoamérica como una unidad cultural y la existencia de estructuras supranacionales que modificaran el papel de los estados-nación a corto plazo. Pero el elemento más significativo de esta reflexión se orienta a concebir y fomentar una nueva relación entre el espacio europeo y otros espacios en el campo de la cultura. Y en este contexto España ha de desempeñar un papel muy importante que supere los planteamientos tradicionales de nuestras relaciones. El espacio cultural se presenta con unas grandes posibilidades donde se relacionan realidades complejas, llenas de diversidades, multiculturalidades, y con identidades culturales procedentes de diferentes niveles, donde lo más significativo va a ser lo local y regional en un campo de interacciones en el juego complejo de la globalización.

  • Incorporar la dimensión política de la cultura. La creciente preocupación por el desarrollo democrático y el gobierno, frente a la emergencia de diferentes y complejos problemas sociales y políticos en nuestras sociedades, reclama la integración de todas las potencialidades sociales para el mantenimiento de un estado de derecho y democrático que permita el bienestar y el desarrollo. En este escenario, la cultura adquiere una función muy importante como elemento de cohesión social, construcción de ciudadanía y configuración de una política democrática a partir de su intervención en la vida social. La recuperación del espacio público, la facilitación de un ambiente de libertad cultural sin censura, el fomento de la participación en la vida cultural de la comunidad, la democratización del acceso a los bienes y servicios culturales, la recuperación de la memoria colectiva, el respeto de las diferentes expresiones artísticas, la pluralidad de actores y creadores, etcétera constituyen unos activos muy importantes para la vida política con una gran repercusión en la construcción de los significados democráticos entre los ciudadanos. Estas contribuciones presentan algunas reflexiones sobre el debate acerca de las relaciones entre cultura y democracia.

  • La necesaria defensa de la diversidad cultural como patrimonio de la humanidad en el marco de la Convención sobre la diversidad de las expresiones culturales y artísticas (Unesco) reclama una evolución de las políticas culturales clásicas hacia planteamientos más proactivos en la protección y salvaguarda de las formas culturales que configuran nuestra realidad pasada y contemporánea. El principio de defensa del interés general y el servicio público en el sector cultural reclaman una revisión profunda de sus postulados y prácticas, con el fin de ofrecer garantías para la libertad y diversidad cultural, frente a procesos de mundialización agresivos que pueden generar pérdidas irreparables en nuestro tejido cultural.

  • La cultura como sector socio-económico, dentro de sus diferentes dimensiones y perspectivas, configura un conjunto de actividades en la vida social de nuestros países. Actualmente se disponen de datos sobre su dimensión como sector social con un gran impacto en aspectos intangibles o plusvalías a otras actividades, como por su aporte neto a la vida económica en forma de PIB, empleo, empresas, etc. En este sentido, la defensa de la cultura también cobra una dimensión socio-económica muy importante como factor de desarrollo, con impactos muy claros en las economías emergentes. La defensa de las culturas y la diversidad también tienen repercusión en sectores industriales y en la capacidad de incorporación de expresiones y productos culturales en los mercados internacionales. Estas dimensiones tienen grandes repercusiones a nivel global por el interés de las grandes corporaciones en un mercado cultural creciente y por la dialéctica con las dinámicas locales de desarrollo.

  • El fomento de nuevos agentes culturales para la cooperación cultural se convierte en una necesidad imperiosa para una verdadera interacción entre estos espacios geopolíticos. La lógica de interconexión requiere contrapartes con capacidades y habilidades para el trabajo en común surgidas desde diferentes instancias y niveles de las estructuras sociales. La diversificación de los agentes permite ampliar las posibilidades de actuación y superar las instancias clásicas de la cooperación cultural que encuentran dificultades para controlar y mantener el gran número de intereses y posibilidades. Para este fin se requiere incorporar agentes procedentes de la sociedad civil, el sector privado y, sobre todo, la presencia de instancias públicas locales y regionales con capacidad de proyección de sus realidades en el contexto internacional, y los fenómenos de globalización. La inversión ha de dirigirse a crear un capital humano capaz de trabajar en dinámicas de desarrollo e internacionalización de sus propios proyectos y aprovechar todas las facilidades que los procesos de globalización posibilitan, aceptando desempeñar un papel en estos nuevos escenarios.

  • Las redes culturales y artísticas como expresión de las nuevas estructuras de cooperación internacional en la era de la información. Los procesos de consolidación del espacio cultural europeo, fruto de los cambios políticos del viejo continente, han generado la emergencia de unas nuevas formas de articulación de las prácticas culturales a partir de la mentalidad del trabajo en redes diversificadas (networking). Estas estructuras emergentes nacen de la libre voluntad de grupos o personas interesadas en la interacción para compartir su experiencia con otras realidades. Son una de las expresiones de los cambios en las prácticas sociales que las nuevas tecnologías de la comunicación están introduciendo y de una mentalidad que las nuevas generaciones van integrando rápidamente en sus formas de trabajo. Pero también es el desarrollo de una nueva cultura política en las relaciones internacionales, una nueva forma de "diplomacia transversal", autónoma y libre, una nueva concepción del ciudadano internacional al margen de las estructuras del poder o las elites económicas, que actúan paralela y/o alternativamente a ciertas políticas culturales oficiales con una gran autonomía y eficacia. El networking constituye una estrategia y una "cultura organizativa" que permite encontrar respuestas a las necesidades profesionales y artísticas de los creadores y gestores. Pero una de las mejores posibilidades se centra en las potencialidades de una perspectiva internacional de lo local, la opción de jugar en espacios más amplios desde la práctica cultural de proximidad, de intentar actuar en lo que hemos denominado "globalización ascendente", donde la voluntad de internacionalización se pude realizar desde posiciones modestas y periféricas. Un potencial importante de democratización y solidaridad en el hecho creativo y artístico como expresión de unos derechos culturales universales. El trabajo y el fomento de redes no se ha desarrollado mucho en Latinoamérica debido a las posiciones predominantes del papel de los estados en las políticas de relaciones internacionales. Las reducciones presupuestarias de los programas de ajuste estructural y la implementación de políticas económicas neoliberales han limitado mucho los recursos para estos fines en la mayoría de los países con menos renta per cápita. Este hecho ha influido notablemente en una cierta parálisis de los proyectos internacionales de los países latinoamericanos por la ausencia de otras estructuras asociativas que substituyeran el papel hegemónico de las instituciones estatales. Consideramos importante una reflexión en cada una de las realidades nacionales para analizar estos procesos y fomentar el desarrollo de formas organizativas alternativas y redes que permitan un juego de la realidad latinoamericana en el contexto internacional a partir de sus diferentes posibilidades. Este aspecto hemos de dejarlo en manos de los agentes de cada país o de los nuevos espacios geopolíticos.

  • Nuevos contenidos para nuevas necesidades de la cooperación cultural internacional para estudiar y analizar los cambios políticos, sociales, económicos y culturales de las relaciones internacionales, los cuales están condicionando las lecturas tradicionales sobre el futuro de la cooperación cultural. Se necesita una nueva generación de políticas, agentes, ideas y contenidos para el fomento de un amplio espacio de intercambio cultural entre América y Europa que integre las nuevas posibilidades y nos presente unas nuevas lecturas del otro espacio. En un mundo en globalización e interconexión muchas de nuestras percepciones van a entrar en crisis al disponer de más información y conocimiento mutuo que influye en nuevas perspectivas en el diseño de proyectos culturales de cooperación. En este sentido la existencia de redes internacionales nos puede permitir un mayor intercambio de experiencias e información, más próxima a los fenómenos artísticos contemporáneos de las dos realidades pero con una cierta decantación por el necesario conocimiento en Europa de lo que esta aconteciendo culturalmente en Latinoamérica. Este conjunto de países, regiones, culturas e identidades de un continente muchas veces sólo es conocido por el exotismo étnico de sus formas tradicionales, pero con poca presencia en los escenarios europeos de las formas expresivas contemporáneas. La mutua transferencia de conocimiento y experiencia en el campo artístico simboliza la expresividad más clara de la interdependencia entre norte y sur en muchos aspectos sociales y económicos pero también en la confrontación de sus formas simbólicas y culturales.

Con estas líneas mantenemos la propuesta de reflexión sobre la cooperación cultural internacional, su finalidad y sentido como expresión de una necesidad de la sociedad contemporánea, y su función como aportación a otros aspectos de las relaciones y los conflictos internacionales, así como la necesaria reflexión sobre la perspectiva cultural en la cooperación para el desarrollo y la lucha contra la pobreza.
Nuestros interlocutores de diferentes países e instituciones nos proponen abrir un amplio debate sobre la necesidad de profundizar en procesos de cooperación más amplia y abierta a la realidad europea. Quizás es el momento de encontrar nuevas prácticas para un nuevo contexto, como nos anuncia Castells:
Cita

(...) hemos entrado en un mundo verdaderamente multicultural e interdependiente que sólo puede comprenderse y cambiarse desde una perspectiva plural que articule identidad cultural, interconexión global y política multidimensional

M. Castells (1997). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1 La sociedad red. Madrid: Alianza.

7.La gestión de la cooperación cultural internacional

Para esta nueva visión de la cooperación cultural internacional, la gestión cultural, como práctica ejecutiva de sistemas y organizaciones, tiene el reto de encontrar nuevas metodologías y formas que aproximen su quehacer tradicional a las exigencias de los nuevos escenarios. Desafío que no está exento de incertidumbres y potencialidades en un contexto cambiante y muy dinámico, lo cual requiere que el sector cultural tenga la capacidad de generar cambios más rápidos de los que estaba habituado, debido a las grandes transformaciones de la sociedad actual, para no perder el tren de unos procesos que se nos presentan casi como irreversibles. Esta agilidad operativa ha de encontrar un equilibrio entre los procesos de gestión cultural local y las dinámicas de intercambio internacional para contribuir a la misión global de facilitar el acceso a la cultura como derecho fundamental de las personas.
Lecturas recomendadas

Para más información podéis consultar:

Martinell, A. (2003).

"Nuevas competencias de gestores culturales ante el reto de la internacionalización".

Pensar Iberoamérica. Revista de cultura

(n.° 2). Organización de Estados Iberoamericanos.

8.Una aproximación a la política cultural exterior

Si hasta ahora hemos tratado la cooperación cultural en el marco de las relaciones internaciones, en este capítulo abordamos un complejo e imprescindible tema para situar la gestión cultural en el "exterior"; es decir, una aproximación a la definición de política cultural exterior.
No existen estudios especializados sobre este tema, aunque es de gran actualidad en España, Europa y en muchos otros países debido al peso que va adquiriendo la cultura en las relaciones internacionales, como ya hemos avanzado anteriormente. Los estudios realizados hasta el momento en España son muy sectoriales: lengua, imagen, país, signos culturales, etcétera, que no tratan en su amplitud el concepto de política cultural exterior donde participan todos los agentes; por lo que nos movemos en un espacio amplio y muy discutible
Lecturas recomendadas

Para más información podéis consultar los siguientes documentos:

R. Weber (2003).

"

Los nuevos desafíos de la cooperación cultural europea

".

Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura

(n.° 2). Organización de Estados Iberoamericanos.

Fabiola Rodríguez Barba (2008).

"

La diplomacia cultural de México

".

ARI

(n.° 78/2008).

Diego Íñiguez (2006).

"

La acción cultural exterior y la eficacia del «poder blando»

".

Política exterior

(n.° 111).

A esto le hemos de añadir la falta de un marco normativo y conceptual claro sobre la política cultural exterior. Existe una variada y amplia gama de acciones y de "políticas" que inciden en la proyección cultural exterior. Por lo tanto, nos situamos en una dimensión donde las opciones son muchas y respetables, donde no existe una "doctrina" concreta que nos defina el objeto de estudio. Han de presentarse diferentes factores que nos permitan construir un referente para entender que está sucediendo y cuáles pueden ser sus líneas de trabajo que hemos de reconocer en una diversidad de opciones.
Para aproximarnos a una reflexión sobre política cultural exterior, hemos de incorporar todos los antecedentes y contenidos que a lo largo de la asignatura Fundamentos y conceptos de las políticas culturales ya se han presentado en este bloque.
Aunque existen diferentes opciones para abordar el tema, lo presentamos desde nuestros trabajos sobre el concepto general de políticas culturales. Podemos aproximarnos a una definición desde la posición de Néstor García Canclini:

"Conjunto de intervenciones realizadas por el estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o de transformación social"

Néstor García Canclini (1987) (1)

La Unesco, en la conocida declaración de Mundiacult 82, que es una de sus definiciones de referencia, presenta algunos matices cuando considera las políticas culturales como "prácticas sociales, conscientes y deliberadas, de intervenciones o ausencias de intervenciones que tienen como objeto satisfacer ciertas necesidades culturales mediante el empleo óptimo de todos los recursos materiales y humanos de que dispone una sociedad en este momento".
Estas definiciones nos aproximan más a las concepciones habituales en las políticas a nivel nacional, regional o local, pero a partir de esta base podemos ensayar algunas perspectivas hacia una definición de una política cultural exterior relacionando estos conceptos con las reflexiones que hemos realizado sobre relaciones internacionales en los anteriores capítulos del módulo:
  • Una política cultural exterior es un conjunto de acciones estudiadas y deliberadas (es decir decisiones) de acuerdo con unos valores y principios políticos, y en el marco de la pluridimensionalidad de la política exterior, y de acuerdo con los recursos disponibles.

  • En nuestro ordenamiento jurídico la política exterior, y en ella la política cultural exterior, se entiende como una política de estado en la mayoría de los países; por lo tanto, se entiende como competencia y responsabilidad del gobierno central, lo que no excluye que otros actores o agentes sociales participen en ella de forma ordenada o dirigida, o asumiendo su propia voluntad y personalidad en el conjunto de las relaciones internacionales. Es decir, existe una pluralidad de actores posibles, pero el gobierno tiene que asumir la responsabilidad pública y orientar el marco de acción de los otros agentes sociales que puedan intervenir.

  • La política cultural exterior responde a la realidad de un contexto determinado tanto en el nivel interno de un país como en el marco de las relaciones internacionales que mantiene.

  • La intencionalidad de una políticas culturales en el exterior puede responder a varios factores:

    • La necesidad de presentar, promover y proyectar la cultura de un país es fruto de la voluntad de buscar el reconocimiento de su propia idiosincrasia y de la voluntad de actuar en interdependencia con otras realidades culturales. Por lo cual, podríamos apreciar diferentes tipologías de necesidades que se inscriben bajo una misma voluntad de una acción cultural exterior, y en esto los agentes sociales que participen pueden tener su grado de protagonismo al aportar sus perspectivas en su configuración.

    • El principio de la defensa de la diversidad cultural es más real en la medida que las diferentes expresiones, lenguajes, formas o códigos con los cuales se manifiestan las culturas encuentran espacios de proyección e interacción internacional. El conjunto de interlocutores que participan, a través de sus formas expresivas o formatos nos permite presentarnos al "otro" y reconocer al "otro" en la vida cultural. Es decir, es necesario la participación de un amplio y plural abanico de actores culturales de la propia cultura más allá de las estructuras oficiales.

    • Es importante reconocer la reflexión que plantea la Unesco en su definición de política cultural, cuando matiza que es una acción de acuerdo con los recursos disponibles y la realidad política de cada momento y contexto. Es decir, los países con más recursos pueden llevar a cabo políticas exteriores más amplias, "agresivas" y expansivas, en contra de los países con menos recursos que muchas veces necesitan de apoyo para su presencia internacional. Este hecho plantea la necesidad de reflexionar sobre ciertas políticas en un contexto de cooperación al desarrollo o en el cumplimiento del artículo 16 de la Convención sobre la diversidad cultural

    • Toda política cultural tiene implícita una intencionalidad de sus promotores (gubernamentales o no), y algunas veces puede entrar en colisión con otras dimensiones de la política exterior del estado. En este sentido, las sociedades democráticas, y con una sociedad civil potente, pueden diversificar sus acciones que complementan y presentan una realidad cultural que no siempre coincide con la "oficial". Este es un aspecto muy importante en la actualidad, ya que algunos agentes culturales tienen sus propias "políticas" de relaciones internacionales.

Lectura recomendada

Jesús Prieto de Pedro, Alfons Martinell (2007). Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales. Primera reunión de expertos sobre la cooperación internacional. Documento de trabajo. Madrid, 10, 11 y 12 de julio de 2007.

Por lo tanto, podemos llegar a una primera conclusión.
Que no existe un patrón único de las políticas culturales en el exterior; a pesar de diferentes análisis y estudios aún es un campo poco definido y estudiado, donde existen muchas dudas de cómo será en el futuro. Los acelerados cambios que la globalización y todos los nuevos fenómenos mundiales están provocando no permiten predecir hasta dónde va a influir en estos escenarios. Lo evidente es la gran importancia que está adquiriendo la cultura en el ámbito de la política exterior de un país y de las relaciones internacionales en todas sus dimensiones.
Para profundizar más en las políticas culturales en el exterior actuales es imprescindible un análisis de su configuración y las influencias de algunas variables que pueden tener más o menos relevancia, de acuerdo con la realidad del entorno y el momento histórico en que se plantean.
  • En primer lugar, el gran peso de la/s identidad/es de cada país, la capacidad de su propia historia y su memoria colectiva, el peso que ha tenido a lo largo de los siglos y el papel que ha tenido en el escenario internacional.

  • El propio proceso de configuración como un estado moderno y los efectos culturales de los antecedentes, y la formación de su estructuración política contemporánea.

  • La función de la lengua nacional en el espacio internacional. Compartir lengua oficial con otras naciones y sus contextos de influencia. La pluralidad lingüística y la cooficialidad de otras lenguas.

  • La capacidad de influencia del conocimiento, la ciencia y el pensamiento humanista del país a través de sus personalidades e instituciones.

  • Los antecedentes históricos y coloniales y los procesos de emancipación de estos territorios, los cambios de límites fronterizos, estructuración de nuevas naciones, así como las influencias culturales que se dieron en estas situaciones y sus transformaciones posteriores.

  • El rol e influencia de la cultura de un país en las relaciones políticas, sociales y económicas de la propia sociedad y su voluntad de internacionalización.

  • Los flujos de influencia e intercambio de interlocutores personales y colectivos de la vida cultural que a lo largo de la historia se han tejido para su incorporación a las realidades actuales.

  • Los cambios que han sufrido nuestras sociedades por el efecto de la globalización y los impactos de la sociedad de la información que nos están alterando constantemente los contextos de referencia.

Podemos afirmar que en este momento coexisten diferentes formas de políticas culturales en el exterior, las cuales se sobreponen como en estratos que conviven con cierta facilidad. Si hacemos un corte desde una perspectiva longitudinal, podemos observar lo siguiente:
  • Por un lado, lo que podríamos definir como una política cultural exterior "clásica", centrada en las acciones que las estructuras del estado realizan en otros países en pro de una presencia de su realidad cultural. Muchas veces esta proyección es un acompañamiento a la presencia de las instituciones oficiales en el escenario internacional o el acompañamiento a otro tipo de encuentros, visitas, protocolo, etc. Podríamos convenir que este tipo de diplomacia cultural tiene por objetivo mostrar las características más explicitas de la cultura y sus expresividades más formales. Hemos de resaltar que este tipo de acciones encuentra sus límites en su propia realidad.

  • En otra dimensión, observamos la acción de la sociedad civil y el tercer sector (fundaciones, ONG, asociaciones culturales, artistas y creadores autónomos...), que tiene por objetivo llevar a cabo su misión y situar sus valores, principios y creaciones en el escenario internacional. Muchas de estas organizaciones sociales mantienen lazos con otras iguales en otros países al margen de las estructuras gubernamentales o con su ayuda indirecta. Esta forma de "política cultural exterior" se caracteriza por una voluntad de participación y por la incorporación de otros contenidos y formatos que la estructura oficial no puede asumir por diferentes razones.

  • De la misma forma, podríamos incluir las relaciones del sector privado y la industria cultural que se abre a la internacionalización como estrategia de nuevos mercados, la proyección exterior de sus productos o servicios, o la búsqueda de socios para el proceso de coproducción de proyectos culturales. También la simple participación de acuerdo con sus principios de responsabilidad social corporativa.

A estos "estratos" les podríamos añadir las redes de instituciones culturales (museos, centros de arte, teatros...); las redes de artistas y creadores; los proyectos europeos, iberoamericanos o multilaterales, entre muchos otros que podríamos ir detallando.
Lo más importante de esta lectura longitudinal es la gran pluralidad de actores que coinciden, en espacio y tiempo, dentro de un cierto "desorden o caos", fruto de la gran variedad de intenciones, valores, sistemas o marcos jurídicos, pero que son un capital importante para una política cultural exterior de un país. Una de sus diferencias en estas franjas de participación es el nivel de responsabilidad pública que tienen las estructuras del gobierno, el interés comercial del sector privado y la industria, así como la voluntariedad de los otros agentes sociales que se orientan por sus valores y fines.
Por lo que podemos convenir que una buena política es la que crea las condiciones y estimula una gran participación de actores sociales desde diferentes posiciones y especialidades, pero que sabe situar el papel del estado como motor de esta diversidad.
Algunas de estas ideas se han incorporado al concepto de diplomacia pública, que aunque es más amplio, puede entenderse como esta forma de gestionar las relaciones internacionales abierta a la participación de la sociedad en general.

9.Algunos elementos para una política cultural exterior

Para avanzar en una definición más amplia de política cultural en el exterior, hemos de analizar con más detalle algunos elementos de su propia configuración, ya que es imposible presentar modelos predefinidos por otras realidades como hemos presentado anteriormente; cada país define su política cultural exterior a partir de la integración sus antecedentes, historia y realidad; por ejemplo, alguno de los países con más tradición en política cultural exterior, como Reino Unido, Francia, Alemania o Estados Unidos, están actualmente en revisión y actualización de sus políticas culturales internacionales que proceden de etapas postcoloniales, así como el aumento de políticas culturales en el exterior de los llamados países emergentes como China, India, Brasil, México...
Lectura recomendada

Eduardo Nivón. Cultura e integración económica. México a siete años del Tratado de Libre Comercio.

Patricio Rivas. Cooperación cultural en el espacio del MERCOSUR.

Rodriguez. Diplomacia cultural.

Por lo tanto, consideramos que la definición de una política propia ha de responder a las variables que antes hemos mencionado y a un proceso de identificación de las potencialidades de todo tipo que un país dispone, para la ejecución de una verdadera política cultural exterior, más allá de la acción puntual que se pueda establecer.
Podemos afirmar que en España aún no existen procesos formales de establecimiento de programaciones estratégicas conjuntas en este campo y que la realidad actual es fruto de un gran número de actores e instituciones, que han creado un alto nivel de estratos que ahora confluyen en la actualidad y que es necesario identificar, poner en valor su potencial y crear mecanismos de coordinación e integración dentro de la diferencia y diversidad.
Un primer análisis nos permite presentar algunos de los elementos que pueden configurar una política cultura exterior abierta a incorporaciones y adecuaciones a cada realidad.
  • Principios y valores que sustentan las relaciones internacionales de un país en cuanto al gobierno y a la sociedad civil:

    • presentación a partir de nuestras identidades,

    • voluntad de darse a conocer a partir de la cultura,

    • voluntad de cooperar y conocer otras realidades,

    • aceptación de valores internacionales.

  • Nivel de relaciones exteriores bilaterales con un amplio número de países:

    • representaciones diplomáticas,

    • convenios bilaterales de cooperación cultura,

    • presencia en eventos internacionales,

    • acuerdos de reciprocidad,

    • intercambios y apoyo mutuo.

  • Disposición de instituciones especializadas en las relaciones y en la cooperación internacional gubernamentales y de la sociedad civil:

    • institutos Cervantes,

    • centros culturales de la AECID,

    • sociedades públicas,

    • fundaciones,

    • centros de estudios, observatorios,

    • centros docentes en el exterior.

  • Formación de capital humano como un factor de los intercambios culturales y científicos:

    • becas que atraigan al país,

    • becas para españoles hacia el exterior,

    • becas de formación de capital humano para el desarrollo,

    • intercambios universitarios y transferencia científica.

  • Disposición de sistemas de subvención y ayudas a la internacionalización de los agentes culturales:

    • creadores y artistas,

    • compañías,

    • empresa e industria,

    • organizaciones sociales.

  • Consideración de la imagen del país y como elemento de atracción internacional:

    • programa de imagen del país,

    • atracción de excelencia,

    • fomento de atracción turística y cultural,

    • imagen de creadores, artistas, científicos, deportistas, etc.

  • Presencia y posición política en los organismos multilaterales:

    • Unión Europea,

    • UNESCO,

    • NN. UU.,

    • Unión Mediterránea,

    • Secretaría General de Cumbres Iberoamericanas,

    • Organización de Estados Iberoamericanos.

  • Capacidad de integración de otros niveles de administración del Estado: comunidades autónomas y entes locales:

    • relaciones internacionales de las comunidades autónomas,

    • diplomacias locales,

    • intercambios locales y regionales.

  • Promoción y enseñanza de las lenguas:

    • institutos Cervantes,

    • Real Academia Española,

    • Asociación de Academias de la Lengua Española,

    • promoción de otras lenguas oficiales en el exterior.

  • Estructuras que faciliten la presencia de nuestro sistema educativo en el exterior:

    • centros educativos en el exterior,

    • UNED,

    • internacionalización y oferta virtual de las universidades.

10.Contenidos de una política cultural exterior

De acuerdo con los elementos presentados, podemos incorporar un largo listado de posibles contenidos, es decir, de opciones que se pueden llevar a cabo en el marco de una política. Como en todo diseño de una política, la ideología dominante, los valores de los diferentes actores sociales, así como los estados de opinión influyen en una u otra toma de decisiones o en la priorización de unos contenidos determinados. A continuación, de forma muy genérica, vamos a detallar algunos contenidos y nuevas ideas que actualmente se están presentando.
  • Relaciones culturales, intercambios e influencias mutuas entre países donde existen antecedentes históricos o memoria colectiva compartida. El desarrollo de esta línea de trabajo incorpora un amplio campo de acción que se expresa en diferentes formatos y actividades (centros de estudios, investigación, exposiciones, restauración edificios, etcétera).

  • La voluntad de promoción de las diferentes expresiones culturales del propio país como un elemento fundamental y central de toda política de acción cultural exterior. Tiene unas características muy generales porque pueden incluir un gran número de acciones, y a veces se entiende como un todo y único. El más importante es el desarrollo de este concepto de promoción, que en el fondo es una acción unidireccional del país al exterior donde los otros países son receptores de tu acción. Desde una perspectiva de organización y gestión de esta política, a nadie se le escapa que lo más importante es "qué" (nivel de pluralidad y diversidad) y "quién" (coordinación entre lo gubernamental y el sector cultural) selecciona lo que se va a promocionar dentro de la amplitud de posibilidades. A continuación iremos detallando estos aspectos.

  • La acción cultural exterior de las representaciones diplomáticas en el marco de sus competencias y de la unidad de la política exterior. Es una función generalista que adquiere diferentes dimensiones en relación con la antigüedad de las relaciones diplomáticas, la importancia cultural, los flujos culturales bidireccionales y la existencia de otros actores o equipamientos. Pero tienen la función de velar no tanto por el contenido como por la presencia de la cultura en las relaciones bilaterales.

  • Convenios bilaterales. Una forma de configurar una política exterior son los acuerdos bilaterales. En el caso de la cultura, la educación y la ciencia es un primer paso en el establecimiento de otros acuerdos entre dos países. Los mecanismos para la concreción de esta bilateralidad se concretan en forma de convenio, acuerdo, memorando de entendimiento, canje de notas que se negocian con diferentes ministerios para proponerlos al Consejo de Ministros para su ratificación. Los contenidos culturales también se incorporan a la comisión mixta de cooperación técnica al desarrollo. Estos acuerdos son instrumentos para la programación de otras actividades como la negociación de acuerdos sectoriales, intercambio de expertos y apertura de centros culturales, y para enmarcar las posibilidades de intercambio entre las organizaciones educativas, culturales, universitarias y científicas de los dos países. El conjunto de acuerdos bilaterales nos permite apreciar el nivel de relación de un país con sus socios.

  • Instituciones especializadas. Para llevar a cabo una política cultural exterior los gobiernos se dotan de instituciones o equipamientos especializados donde depositan diferentes funciones dentro del conjunto de la política cultural exterior y estructuras jurídico-económicas muy variadas. Es evidente que la idea inicial de concentrar en una sola institución, como el Instituto Británico, la Alianza Francesa o el Instituto Goethe (entre otros), es un modelo que ahora se cuestiona, ya que no puede asumir la diversidad de acciones que requiere la política cultural exterior, como se ha visto en diferentes estudios y en el análisis de las estructuras de estos países. A pesar de esto, el conjunto de instituciones permite acceder a amplias coberturas geográficas y a temáticas muy diferentes. Podemos observar tanto instituciones o equipamientos con una vocación de implementación en el exterior como otros que se inscriben en una acción prioritaria dentro del país, con la intencionalidad de sensibilizar y ayudar a la ciudadanía en su participación en la política exterior.

  • Ayudas a la formación de capital humano. Esta es una de las estrategias tradicionales y fundamentales de una política cultural exterior: utilizamos el instrumento de una ayuda para el estudio en diferentes niveles (profesional, grado, postgrado, doctorado, etcétera) y finalidades. Estas becas se pueden orientar en diferentes direcciones (españoles en el extranjero, extranjeros en España), con el objetivo común de establecer mejores relaciones a partir de la participación de ciudadanos en procesos de capacitación en otros contextos culturales para una aproximación a las realidades sociales y conocimiento mutuo, y para el establecimiento de relaciones de confianza y potencialidad de colaboración en el futuro. Este instrumento adquiere una gran importancia en los programas de becas dirigidos a los países en vías de desarrollo, donde la consolidación de capital humano es un elemento imprescindible para conseguir mejorar las condiciones de vida de sus países. Esta gran variedad de objetivos dentro de un mismo instrumento reclama la existencia de diferentes organismos e instituciones, así como un gran número de programas. Podemos resaltar el conocido programa de becas MAEC-AECID, que hace un gran recorrido de programas en una u otra de las variedades que presentábamos anteriormente. El sistema universitario español también tiene una larga trayectoria de becas abiertas a la atracción de estudiantes del exterior y en la movilidad de su alumnado por medio de programas como el conocido Erasmus, o los cursos de verano y para extranjeros. La Fundación Carolina se ha convertido en un referente para la región latinoamericana, con un gran impacto y valorización. Una de las instituciones pioneras de este tipo cooperación es la Comisión Fulbright, constituida en 1958, que ha formado a un largo número de profesionales en instituciones norteamericanas y que es un ejemplo de cooperación bilateral. A estas experiencias más conocidas hemos de añadir el aumento considerable de iniciativas de las comunidades autónomas, ayuntamientos, diputaciones, fundaciones y otras instituciones que ofertan becas de todo tipo y la especialidad para la formación de ciudadanos españoles en el extranjero. Quizás es menos intensa la atracción de personas hacia las instituciones españolas.

  • Presencia en eventos internacionales. Una de las líneas básicas de la programación de una política cultural exterior es el fomento y estímulo de la presentación de las diferentes formas expresivas de nuestra cultura en los escenarios internacionales. Estas acciones pueden ser el fruto de un esfuerzo de promoción de las instituciones oficiales y privadas del país, o una respuesta a solicitudes de las organizaciones culturales de otros países. Una y otra tendencia son muy importantes e interdependientes, ya que a una mayor presencia y conocimiento de nuestra realidad cultural le puede corresponder el reclamo de la presencia española en otros países. Las formas más habituales son las bienales de arte, las ferias de libro, los festivales de cine y teatro, las itinerancias con grandes equipamientos culturales, programaciones especiales, acuerdos de celebración de festivales o semanas dedicadas a la cultura española.

  • Ayudas a la internacionalización y fomento de presencia en el exterior. Este amplio instrumento es una de las herramientas más habituales de una política exterior. En España se está desarrollando más en los últimos años. Su función consiste en convocatorias y bolsas de ayudas para la presencia internacional de nuestras expresividades (por medio de sus actores), a partir de sus propios proyectos, o fruto de la invitación a participar en un evento u organización cultural de otro país.

    • Creadores y artistas. En el caso de los artistas visuales, existen ayudas para facilitar su presencia en bienales, salones o centros de arte. Consiste en un apoyo a su participación a partir de invitaciones o proyectos de trabajo en la red. Por otro lado, también existen ayudas a jóvenes artistas para estancias en otros países, y se recibe a otros artistas en lo que se denomina "residencias de artistas". Su función es promover la movilidad, los intercambios, el conocimiento de otros centros culturales y el trabajo en la red. La presencia e intercambio de artistas tiene el efecto de facilitar una agenda y un currículo internacional, y la posibilidad de darse a conocer en el exterior.

    • Compañías y agrupaciones culturales: La política más importante para su presencia exterior es el fomento de giras e itinerancias, fruto de ayudas específicas o de acuerdo, con su grado de incorporación al mercado, o intercambios con otras instituciones similares. Las orquestas, compañías de teatro o lírica, grupos musicales, interpretes, directores de orquesta o teatro buscan su internacionalización a partir de sus contactos o con las ayudas que pueden conseguir de la Administración pública. De la misma forma, la participación en festivales de gran renombre permite su promoción y el conocimiento de las propuestas creativas de nuestras agrupaciones culturales de todo tipo, sean compañías nacionales, de las comunidades autónomas, ayuntamientos o entidades de carácter privado.

    • Empresas e industrias culturales. Nuestra producción cultural representa un sector cultural muy importante que se articula a través de lo que denominamos industrias culturales; las cuales necesitan abrir nuevos mercados y situar sus productos en el escenario internacional. La cinematografía, edición, discografía, diseño, moda y demás requieren de un tipo de política específica, algunas veces más cercanas al crédito oficial, o del acompañamiento de organizaciones de comercialización exterior como el ICEX, entre otros. Estas mismas producciones también participan en festivales, ferias y promociones de todo tipo tanto en cuanto a marca de país como a empresa privada.

    • Organizaciones sin ánimo de lucro/sociedad civil. El incremento e importancia de las actividades que están realizando las organizaciones del tercer sector implica una voluntad de internacionalización de sus actividades. Por un lado, las grandes fundaciones culturales, principalmente las relacionadas con grandes empresas, mantienen un constante intercambio de circulación e intercambio de sus producciones, básicamente exposiciones, con otras instituciones similares de otros países; por otro lado, presentan en España producciones de sus socios, con lo que generan una circulación importante de ofertas de todo tipo. También intervienen las organizaciones no gubernamentales que desde otro tipo de estructuras del tercer sector mantienen una actividad de fomento de las artes y la cooperación cultural internacional. Estos agentes configuran un gran activo para un país en clave del fomento de intercambios, la promoción cultural y la cooperación cultural. Estas acciones se apoyan a partir de las convocatorias de los diferentes organismos oficiales, como el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación en su diferentes convocatorias, el Ministerio de Cultura, las comunidades autónomas, fundaciones, ayuntamientos, asociaciones civiles, etc.

  • Imagen de país y atracción internacional

    • Imagen de país. Un componente muy tratado en las políticas exteriores es lo que se denomina la creación de una imagen de país, que es la suma de diferentes factores, uno de ellos el cultural. Muchas veces estas políticas son dirigidas desde posicionamientos muy mercantilistas y de técnicas de marketing donde presentan la cultura desde una lectura muy superficial y utilitaria, sin grandes preocupaciones por la calidad y la autenticidad. A pesar de estas observaciones, es evidente que la cultura en sus diferentes dimensiones es un elemento muy importante para la constitución de lo que se denomina imagen de país. En este sentido, el papel de la lengua, la historia, el patrimonio cultural, la literatura, el cine tienen una gran importancia y se relacionan con otros elementos de política exterior, que hemos ido desarrollado en este texto. Quizás uno de los elementos más significativos para una imagen actual, moderna y contemporánea es la función que pueden desarrollar nuestros creadores más significativos (Almodóvar, Caballé, Barceló, Calatrava, Vila Matas, Trueba...); la organización de grandes eventos como olimpiadas, exposiciones internacionales, capitalidad de la cultura y el "éxito" que pueda tener nuestra cultura a mundialmente. Por otra parte, la excesiva promoción o utilización de tópicos clásicos de la imagen exterior española han llevado a un cierto reduccionismo cultural, y muchas veces entra en colisión con otra imagen más positiva, como la incorporación de nuestra diversidad con la participación de comunidades autónomas, regiones y ciudades. Nos hemos de plantear cómo participa la cultura en la creación de esta imagen, pero también si ésta se realiza desde la vida cultural real y contemporánea o desde construcciones únicamente publicitarias.

    • Atracción de excelencia y expertos. Algunos países utilizan los instrumentos de la política cultural exterior para la atracción de personas de alto nivel que puedan ayudar a aumentar la competitividad del país. Esta estrategia se orienta más a expertos y científicos pero también a la incorporación de intérpretes, directores culturales, residencia de creadores en el país, etc.

    • Fomento e impacto del turismo. La vida cultural de nuestro país, su historia, patrimonio natural y monumental, arquitectura y gastronomía representan un activo importante para el turismo como fenómeno económico e industrial. Si lo analizamos desde la perspectiva de lo que se ha denominado turismo cultural también tiene un valor significativo, y a veces preocupante cuando la industria turística convierte un sitio o actividad cultural únicamente como un recurso de su sistema de producción. Todo junto se incorpora a la creación de una imagen de país en todas sus dimensiones, y los grandes enclaves turísticos van incorporando programaciones culturales en sus ofertas de promoción y a la búsqueda de lo que se denomina turismo de más calidad que el que ha explotado España en las últimas décadas. Al fenómeno turístico se le van añadiendo nuevas dimensiones como el denominado turismo intelectual o turismo de la lengua, con atracción de un gran número de personas para estudiar castellano u otras lenguas de España, o estudiar temas de la cultura española.

  • Multilateralidad cultural. En un mundo tan interdependiente y con procesos de globalización tan acentuados, las relaciones bilaterales no pueden asumir la complejidad de muchos problemas y situaciones que se presentan en el contexto internacional actual. Por lo que es muy importante disponer de una multilateralidad cultural potente y eficaz, capaz de asumir aquellas responsabilidades que se escapan de las posibilidades de una política cultural exterior nacional. Muchos de los problemas culturales vigentes tienen una dimensión supranacional. Una de las características de los últimos años es la debilidad de las estructuras multilaterales en el ámbito de la cultura; en lo cual creemos que se está avanzando, pero será necesario afianzarlo para que pueda asumir su propio rol en la comunidad internacional.

    Respecto a la Unión Europea, a pesar de las pocas competencias y presupuesto de que dispone en el campo de la cultura, ésta mantiene el programa marco conocido como Cultura y los programas Media y Erasmus Mundus, entre otros, que tienden a apoyar proyectos de índole europeo pero que no adquiere la dimensión que a nuestro parecer tendría que asumir la cultura en este proceso de integración europea. La aprobación de una "agenda europea para la cultura en un mundo globalizado" en 2007 (Agenda Lisboa) abre un camino importante cuando incide de forma muy explícita en las relaciones exteriores y de cooperación y en la promoción de la diversidad cultural. La celebración en 2008 del Año Europeo del Diálogo Intercultural es la expresión de una voluntad de trabajar hacia una identidad cultural europea. Pero aún no existe un planteamiento de una política cultural exterior común de la Unión Europea en terceros países; y cada vez se detecta más la necesidad de avanzar en este sentido.

    • Las cumbres iberoamericanas de jefes de estado y de gobierno que se iniciaron en 1991 han creado un espacio iberoamericano con la participación de veintidós países, donde la cultura ha incorporado diferentes programas como Ibermedia, Adai, Iberescena, PICBP, que casi representan la mitad de los programas iberoamericanos y que tienen un gran impacto y aceptación en la región. La adopción de la Carta Cultural Iberoamericana es un instrumento que ha de permitir avanzar en la construcción de mecanismos para un espacio cultural iberoamericano más amplio y potente.

    • La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es el organismo multilateral con más impacto en el sector cultural, en la defensa del patrimonio inmueble e inmaterial, de la cultura y desarrollo, del dialogo cultural y la convención sobre diversidad cultural. Sus programas tienen un gran impacto, y la colaboración con la Unesco es imprescindible para completar las posibilidades de una política cultural exterior. Además, la Comisión Nacional y la red civil de asociaciones, clubes, cátedras y centros de la Unesco que se extienden por todo el país es una garantía de participación de la sociedad civil en la defensa de los principios y valores que la Unesco defiende en todas sus actuaciones.

    • La Organización de las Naciones Unidas también actúan en el sector cultural en el ámbito de las competencia del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que en el año 2004 desarrolló el informe sobre desarrollo humano: "La libertad cultural en el mundo diverso de hoy" y que cuenta con un conjunto de acciones en diferentes países del planeta en el campo de cultura y desarrollo gracias a las aportaciones del Fondo España para los Objetivos del Milenio. Últimamente se ha incorporado una línea de trabajo en la convocatoria y programa de la Alianza de Civilizaciones, la cual se ha formalizado como un espacio de fomento de los valores de la convivencia y la paz, donde la cultura puede aportar diferentes líneas de trabajo que están desarrollando altos representantes para esta iniciativa y también para los planes nacionales de la misma, como tiene España.

La acción de las comunidades autónomas y entes locales. A pesar de que nuestro marco constitucional sitúa las competencias en política exterior en el gobierno central, las comunidades autónomas y los entes locales han ido incorporándose a este marco de relaciones internacionales. De acuerdo con sus políticas culturales, fomentan el establecimiento de sistemas de colaboración con otros países y participan en la política exterior común de España. En algunas comunidades autónomas esta política tiene más importancia según sus objetivos y presenta una variable que hay que tener en cuenta en el diseño de una política cultural exterior. A veces estos procesos pueden generar tensiones y conflictos, pero es evidente su voluntad de incidir en el escenario internacional con su potencial, a tenor de las competencias descentralizadas en el campo del fomento a la creación, patrimonio y difusión cultural en general. En esta línea también las ciudades han creado un modelo de colaboración o de diplomacia local e interlocal a partir de las relaciones bilaterales o hermanamientos a asociaciones organizadas que actúan en regiones geopolíticas o a nivel internacional.
  • La lengua como un elemento de política exterior y de creación de un espacio cultural supranacional representa una línea estratégica muy importante y una forma de cooperación muy peculiar. Los grandes debates sobre la lengua española se han desarrollado en el marco de la Asociación de Academias de la Lengua Española, donde la colaboración de España ha sido muy importante por medio de la Real Academia Española y la colaboración en proyectos de gran envergadura, como el Diccionario Panhispánico de Dudas y el proceso de elaboración de la Nueva Gramática de la Lengua Española, compartida por todas las formas lingüísticas de todos los países con la ayuda de becarios que apoyan el trabajo de los académicos, lo que ha dado un gran resultado. En la misma línea está el apoyo a los departamentos universitarios y de estudios lingüísticos de todo el pluralismo de nuestro país, a las redes de hispanistas y estudiosos de la cultura española y a la función que están desarrollando los lectores en este campo.

  • El impacto de los flujos de emigración es una variable que hay que incorporar en los contenidos de la política cultural exterior. Si en otras décadas se podía orientar a los emigrantes españoles hacia el exterior, en este momento se ha tener en cuenta el impacto que tiene en nuestra sociedad y el potencial de intercambio y de relaciones culturales con los países de origen de los emigrantes en España. Quizás es un campo con pocas opciones, pero será necesario una reflexión profunda en este sentido para encontrar formas de interlocución y favorecer el contacto y el conocimiento mutuo.

A esta larga relación de posibles contenidos de una política cultural exterior le podríamos ir añadiendo otros ítems como las organizaciones de defensa de autor, las tensiones y conflictos sobre reivindicaciones históricas, los efectos de la globalización, etcétera; es decir, unos contenidos dinámicos y capaces de ir incorporando otras dimensiones teniendo en cuenta la realidad de cada momento.
La variedad de contenidos y de sus posibles actores nos evidencia la complejidad de este tipo de políticas, ya que pueden definirse por una línea u otra. En esta aproximación no pretendemos agotar el tema, sino sólo presentar un panorama general de posibles incorporaciones que cabe estudiar.

11.¿Cómo se define una política cultural exterior?

Para la elaboración de una política es necesario establecer unos principios básicos a partir de la política cultural en sus diferentes niveles (local, autonómico, nacional) y establecer una relación con la especificidad de la política exterior incorporando a ésta la dimensión cultural según los parámetros que exige la acción exterior. A partir de aquí el diseño de una política requiere:
  • Integración de los antecedentes desde las prácticas y en un momento determinado, como la asunción de los acuerdos vigentes, algunos aspectos de la dimensión histórica y la tradición.

  • Estudio, análisis e identificación de la realidad actual en el sector cultural y en la acción exterior, con una capacidad de prever escenarios de futuro que van a ser significativos.

  • Decidir opciones y prioridades de acuerdo con los antecedentes, el diagnóstico y los valores y principios que un gobierno desee incorporar a esta política.

  • Valoración de la acción teniendo en cuenta la gestión de los recursos disponibles a nivel económico, los recursos humanos, los sistemas de conocimiento, las infraestructuras, etcétera. Situación de la acción política con respecto al equilibrio y preferencias que un gobierno decida según su plan de acción.

  • Previsión de las iniciativas, normativas y legislativas, que se requieran para llevar a cabo los objetivos de la política descrita.

  • Disponibilidad de una estructura de administración y gestión capaz de llevar a cabo los objetivos encomendados

  • Estudio de los sistemas de participación y coordinación de actores y agentes sociales, definiendo sus posibles roles y facilitando su participación en el conjunto de la política cultural exterior del país

  • Diseño de una política de comunicación y visibilidad tanto del país como a nivel internacional

  • Establecimiento de sistemas de control. Seguimiento y evaluación para conocer los impactos de esta política y adecuar la acción a la información disponible.

m6102_m4_01.gif

12.Los agentes o actores de la política cultural exterior

Ya hemos tratado el tema especifico de los agentes culturales en una asignatura de este bloque "Gestión y políticas culturales" del máster, pero es necesario profundizar un poco más cuando intentamos analizar su papel en una política cultural exterior.
Las características de la acción cultural exterior requieren un perfil de agentes culturales específicos.
  • En primer lugar, podríamos definir las estructuras organizativas especializadas que sólo actúan en la política cultural exterior.

  • Por otra parte, disponemos de instituciones y agentes culturales que entre sus funciones y misiones incorporan la participación en la acción cultural exterior.

  • Y también podríamos afirmar que muchos proyectos culturales de todo tipo incluyen una dimensión de presencia internacional.

Por todo ello, si incorporamos a la definición de agente cultural la voluntad de acción exterior, disponemos de un amplio abanico de posibilidades de participación desde posiciones muy variadas y diversas.
Como ya hemos expresado, lo que caracteriza una política cultural exterior en un mundo globalizado es la pérdida de exclusividad de las estructuras de representatividad del Estado, comunidades autónomas, regiones y ayuntamientos frente a una mayor participación y presencia de agentes y creadores diferentes en los escenarios culturales internacionales, y la existencia de muchas más posibilidades de movilidad y de autonomía de los propios actores. Todo esto se puede observar en el aumento de flujos de colaboración, intercambio y cooperación a todos los niveles, y en un incremento de la mentalidad de trabajo en la red a partir de estructuras formales e informales.
A pesar de esta realidad no podemos olvidar la responsabilidad pública de las estructuras gubernamentales en la política cultural exterior, es decir, hemos de comprometernos y garantizar su función en el marco de este amplio tejido que hemos ido presentando.
Lo que caracteriza la función de las estructuras del Estado es su obligación de asumir la representación en el exterior, disponer de sus instituciones y programaciones propias en consonancia con su política, y el cumplimiento de los acuerdos internacionales a nivel bilateral y multilateral.
Por otro lado, sus políticas pueden encontrar confluencias con las de los otros agentes y fomentar la participación de la sociedad civil en la política cultural exterior, facilitando la acción de otros actores y promoviendo la presencia internacional de nuestras expresividades a partir de un principio democrático de aceptación de la pluralidad.
Es decir, la función de las políticas públicas de acción cultural exterior han de contemplar, en primer lugar, la acción directa de las instituciones de la administración del Estado y las acciones que vayan dirigidas a estimular la acción de otros agentes, por medio del apoyo de servicios, subvenciones u otros sistemas de fomento a la participación.
Por esta razón, en el diseño de estas políticas es muy importante avanzar en instrumentos de coordinación y conocimiento mutuo facilitando espacios de encuentro y estructuras orgánicas de planificación concertada.
Cuando hablamos de tantos actores desde estructuras y niveles diferentes, con intereses y valores diferentes, vamos comprendiendo que la política cultural exterior tiene una alta complejidad. Ésta se caracteriza, como ya hemos dicho, por una variedad de actores que actúan en el mismo sentido pero desde posiciones y funciones diferentes, y además con una alta movilidad y dinamismos en los planteamientos; es decir, con escenarios y contextos cambiantes. Por esta razón, la gestión de estas políticas presenta dificultad si las contraponemos a otras más lógicas y estables.
Pero nos interesa presentar, conocer e identificar los actores principales de la acción cultural exterior, los que tienen por objeto la especificidad de esta misión y los que tienen la responsabilidad pública en el marco de las competencias gubernamentales si se desea conocer a los agentes más importantes, y, de forma muy esquemática, a algunos de ellos, para que pueda buscarse información más detallada e ir incorporando nuevos actores a esta presentación. Es imposible descubrir todos los agentes que intervienen en la acción cultural exterior, y mucho más si hablamos del sector privado o de organizaciones sin ánimo de lucro, ya que no existen registros ni se puede disponer de toda esa información.

Bibliografía

Castells, M. (1997). La era de la información. Economía, sociedad y cultura(vol. 1). La sociedad red. Madrid: Alianza.
Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial.
Delgado Gómez-Escalonill, L.; Figueroa, M. (2008). "Los compromisos internacionales de España en materia de cultura".DT(n.° 4). Instituto Elcano.
Galbraith, J. F. (1996). Una sociedad mejor. Barcelona: Crítica.
Iñíguez, D. (2006). "La acción cultural exterior y la eficacia del poder blando".Revista Política Exterior(n.° 111).
Marco, E. (2008). "Una mirada al sistema británico de relaciones culturales internacionales: acción cultural y diplomacia pública".ARI(n.° 34). Instituto Elcano.
Martinell, A. (2001). Diseño y elaboración de proyectos de cooperación cultural. Madrid: OEI
Martinell, A. (2003). "Nuevas competencias de gestores culturales ante el reto de la internacionalización".Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura(n.° 2). Organización de Estados Iberoamericanos.
Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (2007). Estrategia de cultura y desarrollo de la cooperación española. Madrid: MAEC.
Rey, G. (2008). Las tramas de la cultura. Bogotá: Convenio Andrés Bello, Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo.
VV. AA. (2008). Encuentro andino sobre diplomacia cultural. Bogotá: Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.
VV. AA. (2008). New paradigms, culture in the EU external relations. Ljubljna: Ministry of Foreigh Affaires of de the Republic of Slovenia.
Los nuevos desafíos de la cooperación cultural europeaPensar Iberoamérica. Revista de CulturaWeber, R. (2003). "".(n.° 2). Organización de Estados Iberoamericanos.
Artículos recomendados:
Delgado Gómez-Escalonill, L.; Figueroa, M. (2008). "Los compromisos internacionales de España en materia de cultura".DT(n.° 4). Instituto Elcano.
Iñíguez, D. (2006). "La acción cultural exterior y la eficacia del poder blando".Revista Política Exterior (n.° 111).
Marco, E. (2008). "Una mirada al sistema británico de relaciones culturales internacionales: acción cultural y diplomacia pública".ARI(n.° 34). Instituto Elcano.
(2007). "Culture is a central component of international relations. It's time to unlock its full potential". .
Páginas web de referencia:
Portal de cultura del Consejo de Europa. https://www.coe.int/culture
Portal de ERICarts, una organización independiente que trabaja en la investigación comparativa cultural y la política cultural en cooperación con expertos de más de cuarenta países europeos. https://www.ericarts.org
Sistema de información de ámbito europeo sobre medidas e instrumentos en política cultural, que presenta perfiles de políticas culturales por países. Desarrollado por el Consejo de Europa/ERICarts. https://www.culturalpolicies.net
La red Culturelink ofrece perfiles por países y bases de datos consultables en línea sobre política cultural en países de Asia, Europa y América del Norte. https://www.culturelink.org/culpol
Portal de cultura de la Comisión Europea, con numerosos recursos sobre actividades, eventos, cooperación cultural, industrias culturales, diversidad, normas, diálogo intercultural, etc. https://ec.europa.eu/culture/portal