El análisis del discurso
Índice
- 1.Qué es el discurso
- 1.1.Presentación
- 1.2.¿Qué es, qué puede ser el discurso?
- 1.2.1.Panorama conceptual
- 1.2.2.La complejidad del discurso
- 1.3.Tipos de discurso: discurso oral y discurso escrito
- 1.3.1.El discurso oral
- 1.3.2.El discurso escrito
- 1.4.Géneros y modalidades del discurso
- 1.4.1.Los géneros
- 1.4.2.Modalidades de organización del discurso
- 2.Qué es el análisis del discurso
- 3.Protocolos, parrillas y herramientas del análisis del discurso
- 4.Tres ejemplos abreviados de análisis del discurso
- Bibliografía
1.Qué es el discurso
1.1.Presentación
Camarero: ¿Cuántos años tienes?
Cliente: Veintidós.
Camarero: De acuerdo, ahora mismo.
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una(s) instancia(s) productora(s) (persona(s), colectivo(s), sociedad(es);
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una(s) instancia(s) receptora(s) (igualmente, persona(s), colectivo(s), sociedad(es);
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y una serie de mensajes fijados, o susceptibles de ser fijado, por la escritura.
1.2.¿Qué es, qué puede ser el discurso?
1.2.1.Panorama conceptual
1.2.2.La complejidad del discurso
Con el fin de profundizar en la visión foucaultiana del discurso, consultad:
L. Íñiguez (2006). El lenguaje en las ciencias sociales: fundamentos, conceptos y modelos. En L. Íñiguez (Ed.), Análisis del discurso. Manual para las ciencias sociales (2.ª ed., pp. 47-87). Barcelona: UOC.
1.3.Tipos de discurso: discurso oral y discurso escrito
1.3.1.El discurso oral
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Un elemento de participación simultánea, que incluye emisores y receptores que, en el ámbito de la enunciación y el discurso oral, se denominan interlocutores.
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Cuando la enunciación es inmediata y cara a cara (que es la situación prototípica y original), hay un elemento de presencia simultánea, de compartición de espacio y tiempo, de los interlocutores. Si no es cara a cara (por ejemplo, en una conversación telefónica o en una videoconferencia), sólo se comparte el momento. Pero también son posibles enunciaciones en diferido con respecto al tiempo, como las que nos ofrece a menudo la radio o la televisión.
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Un elemento de relación interpersonal, de diferentes tipos y grados, que los interlocutores crean, mantienen y negocian a lo largo de la interacción sobre la base de parámetros psicosociales (rol, estatus, aspecto físico, sexo, edad, indumentaria). Generalmente, el tipo de relación entre los interlocutores orienta el nivel de formalidad de la interacción, desde las más coloquiales hasta las más cultas o ritualizadas.
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El orden de los turnos de palabra no está fijado ni se ha establecido previamente.
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En general, no habla más de una persona a la vez, pero si hay superposición, ésta no suele prolongarse demasiado tiempo.
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Hay mecanismos para corregir las transgresiones en la toma de palabra.
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La duración de los turnos no está fijada.
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La duración de una conversación no se determina previamente (a diferencia, por ejemplo, de una rueda de prensa o un coloquio después de una conferencia).
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Los contenidos de la conversación no están especificados previamente (a diferencia, por ejemplo, de una sesión de grupo).
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El número de interlocutores puede variar.
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el de la heteroselección, según el cual quien tiene la palabra selecciona a quien hablará a continuación, y
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el de la autoselección, según el cual quien no tiene la palabra empieza a hablar sin que quien estaba hablando lo haya seleccionado como interlocutor. El cambio de turno utiliza una serie de recursos típicos como el par adyacente ("Buenos días-Buenos días", "Hola-Hola") o la tríada pregunta-respuesta-reconocimiento ("¿Qué hora es?-Las nueve-Gracias").
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Recursos acústicos paralingüísticos
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Calidad de la voz (aguda-grave, nasal, gutural, chillona, suave).
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Entonación y cadencia de la voz (sonsonete).
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Vocalizaciones no articuladas y ruidos respiratorios (bostezos, suspiros, tos, silbidos).
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Recursos en el canal visual, fuera de la escritura
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Aspecto del enunciador o interlocutor: estatura, corpulencia, indumentaria, en general colores; también los llamados artefactos, como las gafas, el peinado, las joyas...
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Cinésicos, es decir, los gestos de manos y brazos, las expresiones faciales y las posturas corporales.
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Proxémicos, referentes a la distancia de interacción entre los interlocutores, al ángulo de orientación de cuerpos y miradas.
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Factores ambientales, físicos (luz, temperatura) o de decoración (mobiliario, pintura, música). Se entiende que estos factores son recursos en tanto que pueden ser regulados por los interlocutores.
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Recursos en otros canales
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En el canal táctil (tocar, acariciar, sujetar) y de contacto (superficies corporales de contacto, contacto con piel o vestido).
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En el canal olfativo: olores corporales, perfumes.
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1.3.2.El discurso escrito
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Emisores y receptores que, en el ámbito de la situación de enunciación y del discurso escrito se denominan escritores (o autores) y lectores.
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Un elemento de demora y separación entre las dos fases de la comunicación, emisión y recepción, o escritura y lectura. La comunicación no se realiza in praesentia, sino in absentia: los participantes no tienen que compartir ni tiempo ni espacio. En otras palabras, el momento y el lugar del acto de escribir no tienen por qué coincidir con los del acto de lectura; y de hecho, no coinciden prácticamente nunca.
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Instrucciones para la interpretación. Como la lectura es "en diferido", el texto tiene que incorporar alguna instrucción sobre cómo tiene que ser leído y entendido.
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El elemento de relación interpersonal es secundario, aunque en nuestra opinión, sigue siendo pertinente de diferentes maneras. Así, en una relación epistolar, el estilo y el contenido del texto tienen en cuenta la singularidad del destinatario; un cartel publicitario tiene que contemplar al menos el tipo de cliente potencial al que va dirigido.
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El texto es lineal, tanto en el proceso de creación como en el de lectura, y también lo suele ser en la simple manifestación a los ojos del espectador, a menos que sea muy corto o conste de una sola frase o unidad de lectura.
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El texto está segmentado; lo está desde el punto de vista morfosintáctico y desde el gramatical en letras, sílabas, palabras, frases, oraciones; y lo está igualmente desde un punto de vista temático o visual en líneas, párrafos, apartados, capítulos.
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El texto está puntuado con relación a los dos rasgos precedentes. La puntuación sirve tanto para segmentar como para establecer relaciones internas en el texto y mantener la continuidad o linealidad. Los signos de interrogación y admiración están más bien al servicio de la expresión de la entonación o el énfasis. Se distingue entre el uso estilístico de la puntuación y el uso lógico o normativo.
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El texto está titulado. Es decir, la mayoría de textos llevan encabezamientos en los que se anuncia la intención, el tema principal o la utilidad del texto completo o de esta parte del texto. Cumplen la función de informar por anticipado o de captar la atención. Los títulos aparecen en los índices. En los diarios actuales, los títulos o encabezamientos se han convertido en un factor clave en el diseño del mensaje.
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Instancias, alegaciones, certificados, escrituras de compraventa (ámbito administrativo).
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Leyes, sentencias, contratas, sumarios (ámbito jurídico).
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Libros sagrados, encíclicas, declaraciones de las autoridades, catecismos, libros de doctrina (ámbito religioso).
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Manifiestos, bandos, discursos, parlamentos, declaraciones en prensa (ámbito político).
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Informes, correspondencia, actos, comunicados (ámbito institucional y organizacional).
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Anuncios en diarios, revistas, televisión, radio; eslóganes, prospectos (ámbito publicitario).
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Novelas, ensayos, teatro, poesía, guiones cinematográficos y televisivos (ámbito literario).
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Noticias, reportajes, editoriales, crónicas, artículos de opinión (ámbito periodístico).
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Artículos, informes, monografías, memorias de becas (ámbito científico).
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Instrucciones de uso, informes técnicos (ámbito tecnológico).
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Anuncios en tiendas y centros comerciales, catálogos, lista de precios (ámbito comercial).
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Correspondencia personal, notas domésticas, listas de compras, tarjetas (ámbito doméstico y cotidiano).
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Recetas (médicos), facturas (comerciantes), programas, apuntes, exámenes (profesores/alumnos), etc. (ámbitos profesionales en general).
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El material de soporte
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El papel: clase de papel, más basto (cartón) o más fino (satinado).
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La pizarra (de diferentes tipos).
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La pared, la valla (carteles, grafitis).
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La pantalla (texto e hipertexto).
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El formato
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Las medidas del papel o de la página en pantalla (DIN-A3, DIN-A4, etc.).
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El tamaño de la página, es decir, la anchura de los cuatro márgenes.
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El número de páginas.
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Los colores o matices de gris.
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Portadas, contraportadas.
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La tipografía en sentido amplio
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Tamaño y grueso de las letras, según los diferentes estilos de fuente.
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El uso de negrita, cursiva, subrayados, versales.
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Los espacios interlineales.
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El uso de mayúsculas y minúsculas.
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La organización de la página (tablas, columnas, cuadros).
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La inclusión y combinación de otros sistemas semióticos diferentes del lenguaje
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Los icónicos: dibujos, fotografías, esquemas, representaciones analógicas en general.
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Los sistemas mixtos, icónico-convencionales, como los gráficos o las tablas.
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1.4.Géneros y modalidades del discurso
1.4.1.Los géneros
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La estructura interna del texto: qué tipo de texto, cómo está compuesto, con qué materiales y recursos lingüísticos (sintácticos, estilísticos, léxicos); cómo está secuenciado, organizado; cuál es su soporte material; cuál fue el proceso de producción.
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La situación comunicativa concreta que se afronta: desde publicar una nota en el tablón de anuncios de una escuela hasta hacer una declaración institucional el jefe de gobierno en un momento de crisis, o sacar a la luz una novela satírica; su carácter más o menos formal o ritual; la función comunicativa (expresar, contar, despedirse, saludar, informar, evaluar, sancionar, persuadir, etc.); el tipo de participación en el que se implican autores o lectores.
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La estructura externa: el ámbito comunicativo escogido (familiar, institucional, político, masas, etc.); la tipología de los que participan (clientes, lectores, críticos, votantes, gente del propio gremio); el grado de adecuación del discurso en cada ámbito (el educativo en clase, el médico o sanitario en la consulta; el jurídico en el juicio...).
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Género lírico-poético: himno (forma primitiva); oda, elegía, sátira, epístola, égloga (formas clásicas); canción, villancico, romance, balada (formas populares); canciones trovadorescas y sonetos (renacimiento).
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Género épico-narrativo: sagas, leyendas, epopeyas (en verso); romance, cuento, apólogo (verso o prosa); novela en sus distintas modalidades, autobiografía, relatos cortos y cuentos (prosa).
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Género teatral: tragedia, tragicomedia, drama, melodrama, auto sacramental, comedia (formas no musicales); ópera, opereta, zarzuela, revista, comedia musical, oratorio (formas musicales).
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Género didáctico-ensayístico: diálogos tipos Platón (con componentes dramáticos); ensayo, artículo, tratado, biografía (textos objetivos); refrán, dicho, aforismo (textos objetivos pero fragmentarios); discurso, sermón (textos objetivos con forma oratoria); autobiografía, diario, confesión, memorias (textos subjetivos).
1.4.2.Modalidades de organización del discurso
La narración
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La temporalidad: toda narración presenta una serie de acontecimientos en un tiempo que transcurre (aunque puede ir hacia delante o hacia atrás). El tiempo canónico utilizado es el pasado, aunque hay excepciones a este uso (por ejemplo, el presente histórico).
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La unidad temática: los acontecimientos relatados están ligados en una sola historia que puede estar formada por varias historias entrelazadas por vínculos más o menos evidentes. La unidad se apoya en uno o más sujetos protagonistas.
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El cambio: estados y situaciones se transforman a lo largo del tiempo, especialmente en el ámbito emocional (de suerte a desdicha, o viceversa; de alegría a tristeza; de humillación a venganza satisfecha).
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La unidad de acción: el tema y los cambios se convierten en integrados a través del proceso narrado, desde la situación inicial hasta la final.
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La intriga o "suspense": la construcción del relato deja en cada momento un abanico de vías abiertas de desarrollo de la acción (y de expectativas para el lector u oyente), las cuales adquieren credibilidad gracias a las relaciones causales establecidas entre los acontecimientos relatados.
La descripción
[0] La subida es muy recta, pero el camino está lleno de curvas continuas y cortas que permiten vencer la perpendicularidad de la montaña. [1] La escena es increíblemente desoladora. [2] En mil lugares se pueden ver las señales dejadas por los aludes invernales: árboles rotos y caídos por el suelo, unos totalmente destrozados, otros caídos sobre rocas salientes de la pared de la montaña o atravesados sobre otros árboles. [00] Conforme vas subiendo, el camino queda cortado por precipicios cubiertos de nieve por los que ruedan constantemente rocas que se desprenden de más arriba. Uno de estos precipicios es particularmente peligroso; el más mínimo ruido, como podría ser hablar en voz demasiado alta, provoca un impulso de aire suficiente para causar la destrucción de aquél que ha hablado. Los pinos no son ni exuberantes, ni muy altos; más bien son tétricos y hacen que el paisaje parezca todavía más duro. [3] observé el valle que tenía a mis pies; de los arroyos que lo atravesaban surgía una niebla extensa que se retorcía formando densas coronas en torno a las montañas opuestas, cuyas cumbres se escondían detrás de las nubes uniformes. La lluvia continuaba cayendo desde el cielo oscuro y se sumaba a la impresión melancólica que me producía el hecho de encontrarme allí en medio..."
Mary W. Shelley (1992). Frankenstein (pp. 126-127). Barcelona: Barcanova.
La argumentación
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El objeto, pregunta o tema que se argumenta (tiene título).
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El argumentador o locutor, que tiene que presentarse como poseedor de un punto de vista, como ocupando una posición con respecto al tema.
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Carácter del tema u objeto de argumentación, que suele ser polémico y susceptible de tratamiento dialógico, en una discusión o debate. Si hay argumentación es que hay opiniones contrapuestas, diversidad de puntos de vista, oposición, falta de acuerdo.
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El objetivo, que, en general, como ya hemos dicho, es conseguir la adhesión o el convencimiento de los destinatarios del argumento.
La explicación
El diálogo
2.Qué es el análisis del discurso
2.1.Definición y delimitación del análisis del discurso
2.1.1.Definiciones del análisis del discurso
2.1.2.Metas e intereses
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No busca sólo contenidos; en particular, no busca cuantificar unidades y establecer relaciones entre ellas, como en el análisis de contenido, aunque puede hacerlo eventual y complementariamente.
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No busca solamente formas, la estructura subyacente del texto, sus elementos o patrones invariantes, las reglas que lo conforman como una representación típica de la realidad, tal como hicieron en la segunda mitad del siglo xx los autores de tendencia estructuralista en el análisis textual.
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La especificidad de los objetivos del análisis del discurso se hace patente en la búsqueda de las reglas pragmáticas del discurso: el analista quiere averiguar sobre todo cómo se construye el discurso como representación, como tejido de signos; y qué permite construir el discurso, cuál dinámica social hace posible o promueve. Si lo consideramos una herramienta, un recurso, nos preguntamos cuáles son las pautas de acción que en cada contexto guían su fabricación, y cuáles las que guían su aplicación o uso.
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la mirada del analista va más allá del contexto intratextual, ya que no está interesado únicamente en averiguar las leyes que gobiernan la construcción del texto en sí mismo;
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y también rebasa el ámbito de los contextos intertextuales, ya que no está especialmente interesado en hacer comparaciones entre tipo de texto;
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el contexto se sitúa y amplía en el ámbito del contexto extratextual, ubicando el texto en sus condiciones históricas y sociales de producción, las cuales le dan las claves de significación, justamente, que hay que descubrir. El contexto no es sincrónico o transversal, es decir, independiente del tiempo histórico (como en el análisis estructuralista, básicamente formal). Efectivamente, como el texto es una representación compleja, que tiene que revelar sus reglas de construcción y uso, hay que entenderlo en el sistema de significación o campo de fuerzas sociales donde nació, los cuales precisamente se transforman continuamente en el tiempo.
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En el análisis de contenido el sujeto no es primariamente relevante, ya que el analista se fija preferentemente en las unidades textuales y en sus relaciones.
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En los estudios estructuralistas el sujeto tampoco tiene importancia, ya que la subjetividad y la idiosincrasia son borradas por el peso del sistema en el que se acomoda el texto.
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En el análisis del discurso hay que incluir a los sujetos en el análisis, dado que las prácticas discursivas dependen, entre otros factores, del tipo de actor y de destinatario y de sus intereses, inducidos por el grupo social al que pertenecen. Diferentes actores, individuales o sociales, demostrarán diferentes capacidades de construcción de discurso, diferentes competencias de representación y acción social y, en consecuencia, tienen que ser incorporados al protocolo de análisis a menos que éste quede incompleto.
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En el análisis de contenido el componente positivista que suele guiarlo mueve a ofrecer los resultados de manera conclusiva; las cifras y su interpretación suelen ir aferradas al texto y cualquier ambigüedad o polisemia es suprimida o minimizada.
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En los análisis estructuralistas y lingüísticamente más formales el aislamiento del código y el establecimiento del sistema donde se amolda el texto también prohíben generalmente cualquier grieta u obertura en la interpretación.
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En el análisis del discurso "una interpretación definitiva parece ser una contradicción en sí misma. La interpretación es algo que siempre está en marcha, que nunca concluye" (Gadamer). El análisis cualitativo, materializado en la indagación hermenéutica, busca la comprensión en profundidad de los códigos y las prácticas sociales tal como se reflejan en los textos, y este propósito empuja el análisis mucho más allá de donde lo llevaría la metodología de las ciencias naturales.
2.1.3.Delimitación y diferencias
En lo tocante a diferenciaciones sistematizadas, ved, por ejemplo C. Penalva y M. A. Mateo (2006). Técnicas cualitativas de investigación (p. 113). Alicante: Ediciones Universidad de Alicante. Tenéis acceso a este material en la web de RUA, Repositorio Institucional de la Universidad de Alicante. Recuperado el 2 de febrero del 2009 desde https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/2466/1/Num77_Tecniques_ qualitatives.pdf.
2.2.Líneas de desarrollo y aplicación del análisis del discurso
2.2.1.Tradiciones ligadas de manera directa o indirecta, en su práctica o en sus resultados, al ámbito psicológico
Podéis consultar:
J. Potter y M. Wetherell (1987). Discourse and Social Psychology: Beyond Attitudes and Behaviour. London: Sage.
Ved también C. Willig (2003). Discourse Analysis. En J. A. Smith (Ed.), Qualitative Psychology. A Practical Guide to research methods (pp. 159-183). London: Sage.
2.2.2.Tradiciones dominadas por la perspectiva lingüística o semiótica
Denotaciones
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Connotaciones
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Agencias sociales
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---|---|---|
Transmisor/a de conocimientos sobre el mundo.
Transmisor/a de conocimientos sobre la sociedad.
Transmisor/a de reglas de conducta.
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Educador
Sabio
Guía
Mentor
Preceptor
Madre/padre
|
Familia
Grupo social de referencia
Municipio
Estado
|
Agente de control, disciplina.
|
Autoridad
Premio-castigo
Persuasión, argumentación
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Ídem
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Tiene competencias psicopedagógicas.
Tiene vocación.
|
Bueno-malo
Maestro/a-discípulo
Maestro/a-alumno/a
Aprendizaje-fracaso escolar
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Evaluación social y profesional del maestro/a
Universidad: facultad de pedagogía, escuela de magisterio.
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De preescolar
De primaria
De secundaria
De bachillerato
De universidad
|
Público-privado
Religioso-laico
Parvulario
Escuela
Instituto
Centro de formación profesional
Facultad
|
Estado-instancias privadas-Instancias religiosas
|
De matemáticas
De lengua
De sociales
...
|
Formación (artística, técnica ...)
|
Mundo profesional
Mercado
Sindicatos
Patronal
|
3.Protocolos, parrillas y herramientas del análisis del discurso
3.1.Unidades de análisis y esquemas de referencia
La formulación que Dell Hymes hace del análisis del discurso aparece en D. H. Hymes (1972). Models of the Interaction of Language and Social Life. En J. J. Gumperz y D. H. Hymes Directions in Sociolinguistics. The Ethnography of Communication (pp. 35-71). New York: Blackwell.
Encontraréis una versión en forma de esquema claro, que es la que trasladamos aquí con mínimas alteraciones, en el libro de Calsamiglia y Tusón (2007, pp. 4-5).
3.2.Preguntas iniciales y direcciones del análisis
3.2.1.Preguntas
Podéis consultar:
J. Potter (2003). Discourse Analysis. En M. Hardy y A. Bryman (Eds.), Handbook of Data Analysis (pp. 607-624). London: Sage.
A. Coyle (2007). Discourse Analysis. En E. Lyons y A. Coyle (Eds.), Analysing Qualitative Data in Psychology (pp. 98-116). London: Sage.
3.2.2.Direcciones del análisis
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Si el analista presta atención a la dimensión interlocutiva eso significa que está interesado por la mecánica y dinámica de la interacción, básicamente por las posiciones adoptadas por los interlocutores en el desarrollo de la conversación y por el control interactivo aplicado.
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Si se detiene en la dimensión temática, su investigación se centrará en las diferentes actuaciones que hacen los participantes con respecto al tema, en sus aportaciones y en cómo consolidan (negociando, manipulando) una determinada línea de desarrollo o tratamiento.
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Si opta por estudiar la dimensión enunciativa, querrá indagar los recursos discursivos que poseen los participantes (argumentativos, por ejemplo) y las diferentes posiciones o puntos de vista desde los cuales generan el discurso.
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Número de tomas de palabra.
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Número de palabras.
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Duración de la interacción.
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Autoselección.
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Heteroselección.
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Pausa.
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Encabalgamiento.
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Interrupción.
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Aserción.
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Pregunta.
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Validación (acuerdo/desacuerdo).
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Demanda de validación.
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Respuesta.
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Gestión (de los turnos, de los temas, del contrato comunicativo).
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Iniciativa.
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Directiva.
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Reactiva.
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De relanzamiento.
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Continuativa.
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Desligada.
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primera persona: yo, nosotros.
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segunda persona: tú, vosotros.
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tercera persona o impersonal.
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Lo que hay que preguntar no es el estado del enunciador ni el estado del mundo (que supuestamente refleja el enunciado), sino qué acción se lleva a cabo al decir/escribir las cosas de esta manera y no de otra.
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Una primera consecuencia de eso es que hay que indagar qué hacen los participantes y cómo lo hacen, con qué objetivo; no por qué lo hacen. Las preguntas causales, que ya sabemos que son peligrosas, son particularmente evitadas por el análisis del discurso. ¿Tendría que sustituirse una pregunta como "por qué X dijo Y"? por otra como "¿X dijo Y de manera que sirviera a sus propósitos o motivos"?
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Hay que buscar inductivamente cuáles son las preocupaciones o intereses de los participantes; los conceptos, categorías u objetos con los que tratan y a través de los cuales se manifiestan.
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Hace falta "tematizar" o –en nuestros términos– adoptar una posición émica con respecto a las cuestiones planteadas. Éstas, por lo tanto, tendrían que ser cuestiones de los propios sujetos investigados; de lo contrario, habría que justificar por qué se introducen en la investigación.
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Como nos situamos en un espacio conceptual que conecta el sujeto y el mundo –el espacio del lenguaje como acción social– tenemos que estudiar las relaciones correspondientes entre sujetos, mundo y discursos a través de las diferentes versiones que nos suministran los mencionados sujetos.
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Hay que investigar cómo el enunciador oral o escrito sostiene sus propios enunciados: qué razones da para saber lo que dice saber, cómo afronta la posibilidad de ser o no creído.
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Hay que analizar con intención retórica; preguntarse qué se está negando, insinuando, refutando, etc., al hablar/escribir de esta manera –y no de otra–.
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Hay que analizar con herramientas semióticas. Por ejemplo, tratando de averiguar por qué no se ha dicho algo que se podría haber dicho utilizando palabras o expresiones similares a las utilizadas. Teóricamente, eso implica que la selección de una palabra o expresión en un contexto de enunciación determinado es altamente indicativa del uso idiosincrático o convencional del lenguaje en ese mismo contexto, tal como nos hacen saber la pragmática y la sociología lingüísticas.
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Hay que analizar secuencialmente, atendiendo al contexto antecedente y consiguiente del fragmento o unidad analizado (revisad el módulo 2 de la asignatura Métodos de investigación cualitativa y el módulo "El análisis de contenido en perspectiva cualitativa" de ésta), y atendiendo también en esta dirección el orden de los turnos si se trata de una conversación. Con este foco sobre el discurso podremos dilucidar qué estructura temporal tiene, qué relaciones sintagmáticas suscita.
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Ciertamente hay que buscar patrones recurrentes generados en el caldo de cultivo de la cultura y unificados por ella. Sin embargo, el análisis estará completo cuando localicemos también casos o patrones desviados con el fin de redefinir las reglas descubiertas en un ámbito de fenómenos más amplio o conocer con detalle las excepciones al código.
3.3.Fases del análisis del discurso
3.4.Herramientas e instrumentos en el análisis del discurso
3.4.1.Las herramientas del análisis del discurso
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La sintaxis, que estudia, en los diferentes niveles de los enunciados o los mensajes, las reglas de organización que los componen, particularmente en la dimensión secuencial manifiesta, pero también en la no manifiesta de la estructura del código. Se trata de establecer qué enunciados son correctos y cuáles no, según una determinada gramática o código.
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La semántica, que se ocupa de las relaciones de los signos con los objetos, hechos o fenómenos percibidos o pensados, aquéllos que se encuentran en el reino de lo que llamamos "realidad".
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La pragmática aborda y fija las reglas de uso de signos y mensajes en función de los contextos interpersonales y sociales de producción, de enunciación o emisión, y de recepción o interpretación.
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La retórica, también presente en algún punto de este módulo y que ahora añadimos a la tríada básica ya enumerada. La retórica estudia la manipulación formal o expresiva de los enunciados o los mensajes, con vistas a conseguir la atención y la adhesión del destinatario o de la audiencia (como en el discurso argumentativo), mediante figuras y tropos como la metáfora, la metonimia, etc.
3.4.2.Nociones básicas de semiótica textual
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el significante s, que es su vehículo o soporte físico, perceptible por algún canal (visual, acústico),
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del significado S, aquello a lo que sustituye y, por lo tanto, representa.
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De hecho, en la tradición pragmática el signo necesita de un tercer elemento –el interpretante– que establezca la regla de relación entre ambos, entre el significante y el significado, entre la representación y el objeto o hecho representado. Esta regla de relación, aplicada, pone en marcha o activa una semiosis o proceso de significación.
Una introducción bastante adecuada de la semiótica general y la lingüística, suficiente para las necesidades de esta asignatura, sigue siendo, a pesar de los años pasados desde su primera publicación, el libro de E. Carontini y D. Peraya (1979). Elementos de semiótica general. El proyecto semiótico. Barcelona: G. Gili. Otro texto accesible y recomendable por su carácter claro y sistemático es el de R. Barthes (1971). Elementos de semiología. Madrid: Alberto Corazón.
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el plano de la expresión, en el que se encuentra el conjunto de significantes entrelazados, utilizados por un usuario;
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el plano del contenido, correspondiente al conjunto de significados, también ligados entre sí, incluidos en el enunciado.
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La sustancia o materia indiferenciada, todavía sin seleccionar ni segmentar, sobre la que se ha querido construir el mensaje. Por ejemplo, la materia fónica o la escritura con respecto a la expresión; las representaciones culturales en general, con respecto al contenido.
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La forma, o aspecto que toma la sustancia una vez segmentada, articulada, organizada mediante las reglas aplicables, gramaticales o de otros tipos. Por ejemplo, el aspecto concreto de un enunciado, con su sintaxis y vocabulario con respecto al plano de la expresión; o la organización de los significados en un sistema léxico dado, con respecto al plano del contenido (buenos contra malos, realidad versus fantasía, etc., en un relato).
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A través de la denotación, o lo que es lo mismo, como la vinculación directa e inmediata entre un significante y un significado, o una expresión y un contenido, tal como la sanciona la cultura o la academia. Equivaldría aproximadamente al significado principal de un diccionario, y sería utilizado y reconocido sin ambigüedad tanto por emisores como por receptores. En este tipo de significación la relación ERC es biunívoca.
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A través de la connotación, en la que la vinculación entre expresión y contenido no es ni inmediata, ni única, ni inequívoca. El plano E de la expresión no se conecta con un solo significado C, sino con un cúmulo de significados que se asocian al principal y que pueden ser evocados en el receptor. Por consiguiente, la fórmula de relación sería ERC,C'C''C'''..Cn. Un significante se asocia a muchos significados. Profundizando un poco más, también podemos afirmar que la connotación aparece a partir de un sistema denotativo: ERC se relaciona en segunda instancia con un significado diferente, de manera que (ERC) R'C'. De aquí, podemos distinguir dos clases de connotación:
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las connotaciones que tienen un cierto carácter ontológico, o lógico, en virtud de las asociaciones inducidas, las cuales se basan en sistemas de clasificación o de relación "objetivos". Por ejemplo, es comprensible que al oír la palabra "asno" podamos asociarla a una "mula" o un "caballo";
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las que tienen un carácter claramente cultural y son fruto de experiencias o asociaciones pasadas que han cristalizado en un determinado uso del lenguaje. Por ejemplo, la justa vinculación de "asno" en el paisaje rural tradicional del Mediterráneo, como animal de carga y transporte, o la injusta que liga este significado a "persona poco inteligente".
Tanto en un caso como en otro la regla R , que vincula la palabra [asno] (E) con el significado "asno" (C), pasa al plano de la expresión y se transforma en la regla R' dentro de (ERC) R'C', donde C constituiría el significado "caballo" o "mula", o el significado "persona poco inteligente".
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3.4.3.Nociones básicas de semántica textual
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Los actores, que a su vez pueden pertenecer a seis categorías repartidas en tres dimensiones. Son las posiciones que en un discurso pueden ocupar los actores, no excluyentes entre sí.
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la dimensión sujeto-objeto;
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la dimensión emisor-receptor o enunciador-destinatario;
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la dimensión adyuvante-oponente.
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Los predicados, que pueden ser
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estáticos o cualidades (del actor),
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y dinámicos o funciones (qué hace el actor, cómo es la acción, cuáles son los objetivos, beneficios, metas).
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de contradicción (entre lo prescrito y lo no prescrito; o entre lo prohibido y lo no prohibido);
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de contrariedad (entre lo que se prescribe y lo que se prohíbe, o entre lo que no se prescribe y lo que no se prohíbe),
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y de implicación (entre lo prescrito y lo no prohibido, entre lo prohibido y lo no prescrito).
3.4.4.Nociones básicas de retórica textual
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la adjunción,
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la supresión,
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la sustitución, y
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el intercambio.
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identidad,
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semejanza,
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diferencia,
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oposición, y
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contigüidad.
Figura o tropo
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Operación C → C'
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Relación R' a (ERC)R'C'
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Metáfora o comparación
"Vimos un rayo sobre la pista"
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Sustitución
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Semejanza
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Metonimia o sinécdoque
"Las mejores piernas del atletismo actual"
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Sustitución, la parte por el todo
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Contigüidad
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Oxímoron
"La carrera duró un momento eterno"
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Adjunción o intercambio
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Oposición: contradicción respecto al todo
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Antítesis
De tanto que me gusta este corredor, lo estoy aborreciendo"
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Adjunción
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Oposición: contradicción con respecto a partes de la cuestión
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Ironía o sarcasmo
"Vaya, éste se lo ha tomado con calma" (aludiendo al corredor que acaba de batir el récord mundial).
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Sustitución
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Oposición: contradicción
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Hipérbole o exageración
"¡Una pizca más y llega antes de salir"!
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Sustitución
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Diferencia, de - a +
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Litote
"Éste ha debido entrenar poco"
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Sustitución
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Diferencia, de + a -
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Antonomasia
"Hemos visto al rey de los 100 m"
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Sustitución
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Identidad, de elemento a clase
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La anáfora, que a través de una repetición enfática y periódica de términos consigue dotar de una mayor presencia a un determinado significado, ligando cada repetición a las anteriores utilizaciones del término. En general, una anáfora vincula una palabra o frase con otros anteriores en la narración.
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La catáfora, que hace la operación contraria, sugiriendo o anticipando una idea o un hecho que aflorará después, o inmediatamente después, en la narración.
4.Tres ejemplos abreviados de análisis del discurso
4.1.Ejemplo 1: Negociación del contexto y argumentación
4.1.1.Ejemplo 1a: Negociación de contexto en un examen oral
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/ Tono ascendente
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\ Tono descendente
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― Tono mantenido
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== Al inicio de una intervención indica que no ha habido pausa con respecto a la intervención previa
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=*****= Encabalgamiento entre turnos (los asteriscos indican palabras).
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- Palabra truncada
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> Al inicio de una toma de palabra: quien interviene mantiene el turno a pesar de la presión del otro
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[] Fenómenos no léxicos (risa, tos)
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(...) Pausa o corte.
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Negrita: Énfasis
4.1.2.Ejemplo 1b: Estrategias argumentativas en el Parlamento
"A. [...] Pero la confusión no es exactamente el peor de los defectos ni de los problemas; nosotros entendemos que hay otros y que entre ellos está la desigualdad. El artículo primero dice que uno de los principios fundamentales de la Constitución es la igualdad [...] pero el artículo segundo y todo el artículo octavo vienen a romper esa igualdad. Si se aprueban tal como están, habrá dos clases de territorios en España y, por tanto, también dos clases de españoles, aquellos que tengan derecho a constituirse en nacionalidades y aquellos que quedan relegados, porque así parece, a la simple consideración de regiones. Porque aquí, ya lo hemos visto, no se trata de un problema puramente semántico, porque entiendo que si se tratara de un problema puramente semántico no habría tanto interés en mantener el concepto. Estimo que si se quiere mantener es porque el concepto de "nacionalidades" va a entrañar un contenido jurídico-político distinto del concepto de "regiones".
B. Se ha hablado de confusión, se ha dicho que el término "nacionalidades" introduce una gran confusión, y esto me parece que se apoya en dos puntos que yo quisiera, alternativamente, examinar. El primero de ellos es que, con todos los respetos, el mismo respeto que él quería sostener para los que vamos a defender posiciones distintas, y con toda sinceridad, he de manifestar que, o se está tratando de una interpretación demagógica de la Constitución o, realmente, no se conocía el texto de la Constitución. Quiero decir esto porque en la Constitución no se definen de ningún modo dos clases de españoles. En la Constitución, al hablarse de las nacionalidades o regiones que integran España, no se hace alusión en absoluto a cuáles van a ser aquellas nacionalidades que se sienten con conciencia de tal y van a identificarse con esta expresión, ni aquellas que quedarán satisfechas con la expresión "región", sino que se establece para unos y para otros un mismo tratamiento en el Título correspondiente. No hay distinción en cuanto al contenido sustantivo de lo que va a ser la autonomía; está a la merced, a la libre decisión de los habitantes de cada una de estas comunidades autónomas el decidir el nivel que quieren dar a sus propias competencias dentro del respeto constitucional, y (así) unas serán "nacionalidades" porque así se sienten, y otras serán "regiones" porque así querrán serlo. [...] Por tanto, no es verdad que se establezcan gradaciones distintas entre unas y otras; no se establecen dos clases de españoles. El problema ninguna relación guarda con lo que aquí estamos tratando. [...] (Actas del Congreso del Gobierno español del 12 de mayo de 1978, en E. Miche, 1998)."
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Categorías de argumentación, arraigadas en los indicadores léxicos en cursiva:
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La propuesta es confusa - confusión (segmento 1).
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La propuesta entra en contradicción con otros artículos o con la misma Constitución (segmento 3).
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No es un problema semántico y, por lo tanto, que se pueda pasar por alto (según dicen los oponentes) (segmento 4). Aquí se utiliza un recurso retórico –el entimema– que no es una figura o tropo, sino un silogismo simplificado, sin premisa inicial, que en este caso sería la de que, realmente, los artículos de referencia crean asimetría entre las comunidades.
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Provocará desigualdad (segmentos 2 y, por implicación, el 5).
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Categoría de conclusión
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Los oponentes quieren esta desigualdad (que los descalifica) (segmento 6).
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Categorías de argumentación, arraigadas en indicadores léxicos en cursiva:
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La propuesta no es confusa (segmento 1).
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La propuesta no provoca desigualdad (segmento 3, 4, 5, 7).
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Deja libertad de decisión a personas y colectivos (segmento 6).
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Categoría de conclusión
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El proponente, o es demagogo, o es ignorante (de la Constitución) (segmento 2). Esta categoría se introduce a través de una antítesis muy clara, que contrapone el respeto y las calificaciones insultantes.
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Lo que plantea el proponente carece de pertinencia (segmento 8).
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4.2.Ejemplo 2: Construcción del discurso psicopatológico y diagnóstico en la consulta psicológica (counselling)
Este ejemplo está extraído de M. Craven y A. Coyle (2007). Counselling Psychologists 'Talk about 'Psychopathology' and Diagnostic Categories: a Reflective Account of a Discourse Analytic Study. En E. Lyons y A. Coyle (Eds.), Analysing Qualitative data in Psychology (pp. 235-247). London: Sage.
Sujeto 1Supongo que está usted buscando cosas que podrían (4) sí. No he pensado en eso antes así pero mmm (.) pero eso podría (.) diferenciarlos con respecto a como alguien puede reaccionar en una situación determinada por ejemplo o si tiene (1) si está pensando en maneras que no estarían dentro de lo que usted pensaría que es el terreno de la normalidad.
Sujeto 2Ella es una esquizofrénica-paranoica (1.5) con pruebas claras de eso (.) alucinaciones auditivas y visuales (.) múltiples síntomas (1)
Sujeto 3lo que eso significa para el cliente (.) es lo que importa de los clientes (.) emmm (.) aquello que ellos expresan o son capaces de expresar lo que yo encuentro más importante más bien que (.) sigo (.) más bien que cualquier diagnóstico que hayan recibido.
Sujeto 4368. Sujeto 4. No lo digo en el sentido de que yo piense que las categorías diagnósticas son 369. absolutamente necesarias y de que son las que tendríamos que usar y las que nos dirían cómo (.) 370. tendríamos que pensar (.) sabe (.) cómo tendríamos que formular los problemas del cliente o el que 371. sea sin embargo (.) en términos de la necesidad de (1.5) emmm no necesariamente la necesidad 372. pero (.) sí en términos de esta necesidad tener una comprensión del DSM (.) y ser capaz 373. de utilizarlo (.) y ser capaz de saber hablar este lenguaje (2) pero eso no
374. necesariamente (.) me afecta (.) o mi práctica cuando estoy con un cliente en una situación 375. de uno - a - uno
376. Entrevistador. De acuerdo.
377. Sujeto 4. Usted no me oirá decirle a nadie que es un "trastorno límite" o cosas parecidas
378. entiende que quiero decirle
379. Entrevistador. Trato de hacerlo (.) parece como si hubiera diferentes niveles ya que dice que 380. la cuestión es diferente en su trabajo clínico [] por lo cual yo me preguntaba si me 381. podría explicar estas diferencias o cómo se produce eso
382. Sujeto 4. Bien emm digamos por ejemplo que tengo este cliente/a diagnosticado de trastorno 383. límite de personalidad y que tiene un serio problema de personalidad emmm la manera cómo lo 384. hablaré con otros profesionales será muy diferente de cuando estoy con él/a vale (.) No le diré 385. seguramente (.) "Usted tiene un trastorno límite" o "Dada su patología de personalidad límite 386. eso es lo mejor que puede hacer" yo seguramente le diría algo como
387. Entrevistador. [Mmm]
388. Sujeto 4. (.) "Usted ya sabe que estamos aquí juntos con el fin de pensar juntos cuáles
389. necesidades tiene (.) y Usted sabe cuál es la mejor manera (.) emm de ayudarle"
390. Entrevistador. De acuerdo (1) sí de acuerdo por tanto de acuerdo sí
391. Sujeto 4. y seguramente yo tendría en la cabeza qué es lo que le ayudaría más o le iría mejor 392. pero yo no necesariamente (.) yo no le diría "Bien, como usted tiene un trastorno límite creo que
393. tendría que derivarlo al hospital tal" o algo así
394. Entrevistador. Sí, sí, de acuerdo.
395. Sujeto 4. pero yo trataría de trabajar con él/a para ver qué quiere, qué es lo mejor
4.3.Ejemplo 3: Construcción del discurso sobre las madres solteras en Inglaterra
Intervención parlamentaria 1¿Estará de acuerdo mi honorable compañero en que la estabilidad familiar mejora cuando los niños nacen de una amorosa relación entre un hombre y una mujer? La fuerte tendencia a que chicas y mujeres muy jóvenes consigan pisos o casas por haber tenido niños es perjudicial tanto para ellas como para los niños, porque estos niños no disfrutan del entorno adecuado que tendrían que tener. ¿Considerará mi honorable compañero esta cuestión y hará todo lo que pueda con el fin de propiciar la estabilidad familiar, ya que es el fundamento de la nación?
Intervención parlamentaria 2... el gasto global en ventajas para padres y madres solteros ha crecido de 2,4 billones de libras en el periodo 1981-1982 hasta 6 billones de libras en el periodo 1991-1992, sin variación de precios.
Intervención parlamentaria 3Éstos son números bien increíbles. ¿Estará de acuerdo mi honorable compañero en que, cuando el sistema anima a las mujeres jóvenes a tener hijos fuera del matrimonio y a disfrutar del derecho a tener viviendas sociales y otras ventajas, quizás el sistema ha ido demasiado lejos? ¿Me puede confirmar que el Gobierno emprenderá acciones con el fin de extender y fomentar la responsabilidad parental, particularmente la paterna?
Intervención parlamentaria 4... en la mayoría de los casos la mujer resulta ser la corruptora ...
Intervención parlamentaria 5... las relaciones ilícitas continuadas han sido iniciadas, la mayoría de veces, por mujeres ...
Intervención parlamentaria 6... las mujeres ... no sienten nada de vergüenza, ni a sus propios ojos ni a los de los demás, cuando son madres de hijos bastardos, y todavía les produce menos repugnancia atender las demandas de un hombre para adelantar una boda –de hecho, casi siempre aparecen con un niño cuando van a la iglesia–.
Intervención parlamentaria 7Me encuentro con un hecho chocante, que prueba que la mujer en estos casos suele ser la parte más culpable; y que cualquier remedio que se aplique, si tiene que ser efectivo, tiene que ir dirigido a ella.
Intervención parlamentaria 8Actualmente, tener un hijo bastardo, en vez de ser una molestia para la madre, es una fuente de beneficios.
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Las madres solteras son un problema, dado que su número aumenta y dependen de la subvención estatal (Intervenciones 1-3).
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Las madres solteras son una amenaza para la familia tradicional, que es la única viable en términos educativos (Intervención 1).
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Ligadas a lo anterior: las madres solteras son moralmente responsables de su situación y, por lo tanto, reprobables, por tener descendencia sin disponer de medios económicos ni del entorno educativo adecuado, incurriendo en una dependencia innecesaria y aprovechándose del estado (Intervenciones 1, 3 –la falta de responsabilidad parental o de estabilidad familiar depende del papel de la mujer–; y 8 y 6 –esta última con respecto a la falta de conciencia moral–). Otros textos, que no hemos incluido, justificarían la atribución de la responsabilidad de criar delincuentes y favorecer la miseria.
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Implícito en todos los extractos: las madres solteras son todas iguales, un colectivo homogéneo; caen en la misma casilla social. Recordad el razonamiento del final del subapartado anterior: la generalización suele traducir una posición de poder por parte del generalizador, va asociada a la superioridad jerárquica de quien la practica. Y no habiendo excepciones, la argumentación cobra fuerza adicional.
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Las relaciones sexuales (como factor causal de la maternidad) fuera del matrimonio son inaceptables en cualquier caso (en función del contexto, esta categoría está implícita en las intervenciones 4, 5, 6, 7 –por ejemplo, al referirse a la vergüenza en la intervención 6–).
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La iniciadora/incitadora de la relación sexual ilícita es la mujer (Intervenciones 4, 5 y, por implicación, 7).
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El hombre es una víctima, la mujer, una predadora. El discurso sobre la responsabilidad sexual de la mujer, que es quien llevaría la iniciativa, sirve al mismo tiempo para exculpar al hombre (se deduce en régimen de complementariedad de las intervenciones 4, 5, 7; y es bastante explícita en la intervención 6, en la que es el hombre quien pide casarse...; la única excepción a esta intencionalidad del discurso estaría en la intervención 3, en la que se reclama –en clave compensatoria, eso sí– más responsabilidad paternal).