Introducción a las técnicas cualitativas

  • Carles-Enric Riba Campos

     Carles-Enric Riba Campos

    Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la UB (1986), profesor titular de Metodología de las ciencias del comportamiento en la Facultad de Psicología de la UB y profesor consultor de la UOC. Actualmente dirige Anuari de Psicologia, revista de psicología general publicada por la UB. Su actividad docente e investigadora está vinculada a la sistematización y aplicación de la metodología psicológica en el ámbito del trabajo de campo y la observación, con especial énfasis en la significación social del comportamiento y en la comunicación. Desde esta perspectiva, ha relacionado el enfoque semiótico con la metodología propia de las ciencias sociales y, dentro de este cruce de intereses, ha nacido su particular dedicación a la metodología cualitativa, entendida como un conjunto de estrategias y recursos dirigidos a la comprensión en profundidad y en clave intersubjetiva del comportamiento humano. Ha publicado varios libros y artículos sobre las temáticas indicadas.

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1.Rasgos distintivos de las técnicas cualitativas

1.1.Revisión de conceptos. "Técnica cualitativa": ¿una paradoja?

A primera vista, la noción de "técnica" no encaja demasiado bien en el esquema de los métodos cualitativos.
La concepción canónica, generalmente aceptada, de la estructura y funcionamiento troncal de la investigación cualitativa parece a priori contraria a la idea de técnica. Argumentaremos esta primera idea a partir de un recordatorio de los principales conceptos asociados a la metodología cualitativa, por un lado, y al concepto de técnica, por otro, con el objetivo de fundamentar esta primera impresión de contrasentido o paradoja.
1) Por una parte, los métodos cualitativos:
  • Prefieren habitualmente las estrategias idiográficas.

  • Suelen optar por la construcción de objetos de estudio más densos y complejos y por perspectivas holísticas o globales sobre ellos.

  • Prefieren las estrategias observacionales y renuncian casi siempre a la búsqueda de relaciones causales, a la vez que optan por el establecimiento de relaciones globales.

  • Suelen buscar validez de aplicación y ecológica, antes que validez interna o de replicación.

  • Tienen en cuenta la subjetividad a través de la observación participante o de la documental, mediante la adopción de puntos de vista interiores (émicos) con respecto al objeto de estudio y la asunción de la intersubjetividad como valor.

  • Tienen muy en cuenta los significados inferidos de los sujetos o comunicados por ellos, lo cual hace que se sirvan habitualmente de unidades molares y que el investigador adopte el papel de intérprete o hermeneuta a partir de materiales verbales o escritos.

Estas orientaciones metodológicas ligan con objetos de estudio:
  • Relacionados con las representaciones personales y culturales, con las intenciones y valores –compartidos– de las personas.

  • Relacionados con procesos sociales, grupales e interpersonales que se sirven de la expresión, de la comunicación y –naturalmente– del lenguaje.

  • Ligados a procesos vinculados con las reglas que gobiernan el comportamiento en los diversos ámbitos (familiar, educativo, laboral, público, etc.) de la sociedad humana.

  • En suma, los estudios cualitativos difícilmente pueden prescindir de material verbal o escrito y apoyan sus interpretaciones de las acciones humanas sobre el contexto molar y social en el que aquellas ocurren.

Y en consonancia con todo ello el talante del investigador cualitativo se caracteriza por los rasgos siguientes:
  • Busca la comprensión en profundidad de fenómenos complejos, tanto desde el punto de vista de él mismo, como observador, como desde el punto de vista del sujeto.

  • Exhibe un talante habitualmente reflexivo, crítico y relativista con respecto a los valores oficiales de la ciencia.

  • No mantiene la definición del problema de investigación de manera inmutable a lo largo de la investigación, sino que redefine este mismo problema y revisa sus interpretaciones en el curso del mismo proceso de recogida y análisis de información.

  • Por lo tanto, de manera correspondiente, tampoco es frecuente que mantenga iguales los protocolos aplicados a lo largo de una misma investigación.

  • En suma, el investigador cualitativo difícilmente puede desligarse o distanciarse de la realidad que estudia, lo cual lo obliga a adaptarse continuamente y, a menudo, a comprometerse aunque ello suponga pérdida de objetividad.

2) Por otra parte, el concepto de "técnica" se tiene que distinguir del de método, y tendremos en cuenta las siguientes ideas fundamentales:
  • Denominamos técnicas a los diferentes protocolos que hay que utilizar en los diferentes momentos de la aplicación de un método concreto. Por lo tanto, el investigador no sólo selecciona estrategias metodológicas y métodos dentro de ellas, sino que también escoge entre las técnicas posibles y pertinentes dentro del proceso de aplicación de un método.

  • Una técnica se entiende así como un protocolo o guión de operaciones o instrucciones fijo, que hay que seguir sin demasiadas alteraciones o cambios. Una vez seleccionadas una o diversas técnicas dentro de la aplicación de un método, el investigador, en principio, ya no tiene que continuar su trabajo selectivo.

  • Consiguientemente, pues, las técnicas son códigos o estructuras relativamente cerradas y rígidas que el científico utiliza tal como se especifica en el "manual de instrucciones". Por el contrario, las estrategias y los métodos son más abiertos y flexibles, por cuanto toleran diversas líneas de realización y posibilidades dentro de una orientación global única.

Es fácil advertir un buen número de incompatibilidades o disonancias conceptuales entre las características enumeradas en el punto 1 y las del punto 2. Ateniéndonos a las más evidentes habrá que resaltar que:
  • Las técnicas funcionan como instrumentos invariables a medio plazo. Así, un test se tiene que revisar periódicamente, pero no entre una y otra de sus aplicaciones ni –menos todavía– en el interior de cada una de éstas. Al contrario, en una investigación cualitativa se pueden redefinir el problema, el objeto de estudio y los instrumentos de registro y análisis utilizados de manera prácticamente continua.

  • Por lo tanto, en la fase más aplicativa y concreta del método el investigador cualitativo todavía tiene la opción de cambiar el rumbo o escoger entre diferentes caminos, opciones que estarían reñidas con el uso de una técnica entendida como protocolo cerrado, uso que por cierto permite a menudo que el investigador principal delegue en un ayudante la aplicación de protocolos de registro o análisis. Así un test puede ser pasado a los sujetos por una persona mínimamente cualificada, que también podría tal vez hacer ciertos cálculos o recuentos de puntuaciones; en cambio, la interpretación de los resultados en clave diagnóstica será conveniente que la haga un clínico experto, probablemente el que dirija la investigación correspondiente. Pero en el ámbito cualitativo esta subdivisión del trabajo será todavía más arriesgada: no es prudente que una entrevista en profundidad o la conducción de un estudio de grupos focales sea encargada a alguien con conocimientos puramente técnicos y que no tenga presente el alcance de la investigación en su totalidad.

  • En el marco de la metodología estándar las técnicas han sido definidas como códigos cerrados, en los que cada instrucción tiene un valor y no hay lugar para la ambigüedad ni para ningún tipo de relativismo. Inversamente, el investigador cualitativo desarrolla su actividad mediante códigos abiertos, concediendo un importante espacio a la polisemia y a la multiplicidad de versiones e interpretaciones.

En resumidas cuentas, parece, tal como sospechábamos al principio de estos párrafos, que hay una conspicua contradicción entre la noción estricta de técnica y la orientación global de la metodología cualitativa. Las dudas que provoca esta contradicción se pueden presentar de manera más gráfica materializándolas en un caso concreto.
Podemos preguntarnos: ¿es una técnica la entrevista en profundidad en la tradición de Carl Rogers? ¿Es una técnica el análisis de contenido?, etc.
Podemos avanzar que la respuesta a preguntas como éstas no será siempre la misma. Es obvio que si la respuesta a la primera de estas preguntas ha de ser afirmativa tendremos que ampliar el marco de referencia en el que situamos la noción de "técnica". Con respecto a la segunda, la respuesta dependerá de qué tipo de análisis de contenido consideremos.
Con el fin de validar la noción de "técnica" en el marco de los métodos cualitativos, habrá que ampliarla y adaptarla a ciertas características de estos métodos.

1.2.Las técnicas en clave cualitativa I: la permeabilidad del método y la incorporación de los números

El uso de técnicas, incluidas las numéricas, es compatible con la metodología cualitativa, pero será más o menos pertinente según cuál sea la epistemología subyacente.
1.2.1.Permeabilidad al uso de técnicas de las diferentes tradiciones cualitativas
Los métodos cualitativos no constituyen una colección homogénea ni un frente monolítico de estrategias y prácticas de investigación. De la misma manera que todos los investigadores cuantitativos aceptarían la etiqueta de "positivistas" tampoco hay un denominador común único, o indiscutible, entre todos los métodos cualitativos. Algunos de estos métodos admiten mejor que otros la inclusión de técnicas y dan más margen a la rentabilidad de éstas. Las metodologías de los incidentes críticos o de los escenarios y especímenes de Barker, por ejemplo, son eminentemente observacionales, se utilizan en el trabajo de campo y permiten una interpretación final en clave cualitativa; pero al mismo tiempo se aplican como técnicas que, a pesar de su flexibilidad, están estructuradas como protocolos estables que hace falta aprender y memorizar. Por el contrario, otras aproximaciones cualitativas como la teoría fundamentada o el análisis del discurso presentan una fachada técnica menos visible, ya que dependen más de la experiencia, los conocimientos y la habilidad del analista, dentro de la orientación teórica escogida, que de protocolos precisos y cerrados.
En un marco de consideraciones más global, la permeabilidad a las técnicas de las tradiciones cualitativas y de los métodos que se asocian depende de los diferentes lenguajes o sustratos epistemológicos que las sostienen y, en particular, de cómo enfrentan el problema de la representación. En esta perspectiva Gubrium y Holstein hacen uno aportación bastante interesante, distinguiendo cuatro orientaciones troncales dentro del haz de las tradiciones cualitativas particulares: fenomenología, interaccionismo simbólico, constructivismo, etnografía, etnometodología, estructuralismo lingüístico, narrativa y semiótica, etc. Cada una de estas orientaciones daría respuestas diferentes a las preguntas sobre representación, sobre cómo se concibe, qué interesa de ella. Estas cuatro orientaciones troncales son:
1) La orientación que estos autores tildan de "naturalista", con vocación realista y detallista ejecutada a través de la voluntad de captar qué pasa, qué se observa, en situaciones de campo; qué contenido tienen los contextos cotidianos. La interpretación del científico no querría imponer significados y pretendería profundizar en el qué ocurre en la realidad, sin considerar que ese qué depende de un cómo, es decir, de la forma de representación escogida para hacerlo inteligible. Pero no hay que olvidar que tanto las interpretaciones del científico (desde fuera) como las del sujeto (desde dentro) son representaciones de la realidad, no la realidad misma.
2) La orientación "etnometodológica", denominación que, en este contexto, tiene un significado más extenso que el que habitualmente se atribuye a esta tradición cualitativa, que incluye también el análisis conversacional. Es tan detallista como la anterior pero está centrada en el estudio de la interacción hablada y de las prácticas sociales justificadas o integradas en términos de sentido común. Ahora, los procedimientos de registro preferidos son las grabaciones en audio o vídeo. El sesgo de la etnometodología es el inverso del naturalismo: el foco de interés del científico se centra en el cómo, pero tiende a olvidar el qué, tanto del hecho como de su contexto. Eso equivale a decir que vemos más la carne que el esqueleto de la representación ofrecida de la realidad social o conductual.
3) La orientación que Gubrium y Holstein denominan "emocionalismo". Éste busca un contacto íntimo con los sujetos estudiados, una relación intensa y profunda con ellos. En armonía con ello, el procedimiento preferido de recogida de información es la entrevista abierta, las historias de vida o los registros biográficos. Ayuda a captar la subjetividad, las experiencias de los sujetos y su mundo privado, pero a costa de hacerlo a través de una categorización popular, no analizada, de la emoción y el sentimiento. El déficit del emocionalismo sería parecido al del naturalismo, pero todavía ofrecería aristas más agudas, dado que confundiría la realidad con la realidad del sujeto, y con un determinado color de la representación –el emocional– de esta realidad.
4) Finalmente, el postmodernismo llevaría el relativismo hasta un extremo "disgregativo", cuestionando tanto la noción de "sujeto" como la de "campo", y produciría discursos en los que se mezclarían ciencia, ensayo y opinión. La recogida de información se haría mediante cualquier sistema. El relativismo y la crítica inherente a esta tradición podrían fácilmente caer en el sofisma y, aunque revelaran el engaño de las representaciones, ello iría acompañado de una poco pragmática negación de los contenidos de las prácticas conductuales y sociales y, en consecuencia, de un nihilismo poco útil a la sociedad y poco científico.
Si aceptamos la clasificación de Gubrium y Holstein, salta a la vista que la utilización de técnicas más abiertas o más rígidas encaja mejor con las dos primeras de estas tradiciones, cuando buscamos el qué o el cómo de ciertos comportamientos, procesos o dinámicas psicológicas o sociales, aunque ese cómo o ese qué constituya sólo una parte de la realidad abordada. Al revés, las dos últimas tradiciones promueven prácticas de investigación y de discurso mucho más laxas, relativistas y mucho menos sistemáticas y asimilables a las normas científicas genéricas, por lo que el uso en estas dos tradiciones de técnicas establecidas y con un grado de flexibilidad limitado sería mucho más problemático.
1.2.2.Los números y la investigación cualitativa
Un factor particular, pero crucial, que condiciona el aspecto más o menos técnico de los protocolos de investigación es la cuantificación, los números. Claro está que, más allá de la insuficiente etiqueta léxica que marca la dicotomía entre "cualitativo" y "cuantitativo", hay otros rasgos distintivos que separan los dos continentes metodológicos, tal como hemos recordado al inicio de este módulo. Ciertamente, los estudios cualitativos pueden caracterizarse como aquéllos en los que los datos aparecen más bien en forma de palabras que de números" (Miles y Huberman, 1984, p. 21), pero esta afirmación no excluye tajantemente la utilización de cifras o de cálculos matemáticos. En ningún caso tenemos que pensar que este recurso señale la principal diferencia entre los métodos cualitativos y cuantitativos.
Al fin y al cabo, la investigación cualitativa tiene que plantearse una cuestión central: la de si quiere ser científica o no. Cualquier respuesta a esta pregunta es respetable, pero las reglas del juego tienen que ser obedecidas sea cual sea la posición que adopte el científico. Y si la investigación cualitativa quiere ser científica, entonces tiene que guardar una serie de normas generales que cualquier tipo de metodología tendría que cumplir, tanto la cualitativa como la cuantitativa. Medir o, cuando menos evaluar, describir, clasificar, son funciones que toda ciencia tiene que ser capaz de cumplir en algún momento de su desarrollo o de su historia. Y toda ciencia tiene que intentar justificar sus resultados o interpretaciones en clave de fiabilidad, validez o generalizabilidad, entendida de una manera u otra. Cuando el investigador cualitativo no hila demasiado fino en este terreno –se despreocupa completamente del tema de la cientificidad– es cuando muestra el flanco a la crítica de los investigadores cuantitativos, crítica a veces legítima.
En resumidas cuentas, no tenemos que excluir el uso de técnicas de registro, medida o análisis matemático o numérico en el seno de metodologías básicamente cualitativas. El problema que se derivará de este uso no será el de su legitimidad o pertinencia, sino el de cómo optimizar y dotar de eficacia a esta utilización combinada de recursos cualitativos y cuantitativos, cómo triangularlos dentro de una misma investigación o de diversas investigaciones coordinadas.
Lecturas recomendadas

Podéis ampliar la información sobre el problema de cómo combinar métodos y, particularmente, cómo articular metodologías cuantitativas y cualitativas, en los siguientes textos:

U. Flick (2004). Introducción a la investigación cualitativa (XXI), 277-285. Madrid: Morata.

S. Schmelkes (2001). La combinación de estrategias cuantitativas y cualitativas en la investigación educativa: Reflexiones a partir de tres estudios. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 2 (3), 1-13. Incluimos este texto como ejemplo de una posible estrategia de integración entre métodos cualitativos y cuantitativos.

Si queréis profundizar en la cuestión desde una óptica más global podéis acceder a

B. R. Johnson y A. J. Onwuegbuzie (2004). Mixed Methods Research: En Research Paradigm Whose Time Has Come. Educational Researcher, 33 (7), 14-26.

Cómo combinar métodos
Sea como sea, el problema de cómo integrar medidas o análisis cuantitativos dentro de investigaciones cualitativas remite al tema más general de cómo combinar métodos y, particularmente, cómo articular metodologías cuantitativas y cualitativas, tema del que ya habéis tenido una cata en la asignatura Introducción a los métodos de investigación en psicología.
Silverman (2006, p. 52) hace algunas sugerencias sobre la manera cómo se pueden incorporar técnicas cuantitativas numéricas en una investigación cualitativa. Aparte de la prudente y justa puntualización de que los números también pueden "hablar" (se entiende que, una vez relacionados, interpretados), las principales de estas sugerencias apuntan a que el uso de medidas y técnicas cuantitativas de análisis:
1) Permite valoraciones globales del corpus completo de datos, los cuales se suelen perder en el análisis cualitativo intensivo, detallado y focal.
2) Permite situar en un marco de referencia estable y defendible las impresiones que observadores o sujetos tienen sobre determinados aspectos de la conducta o la interacción.
En esta línea, dicho autor explica que, en un estudio sobre la atención a enfermos de cáncer en Inglaterra, la percepción que los propios pacientes comunicaban y que también tenía el investigador, de que la consultas privadas duraban más y dejaban más margen de intervención a los pacientes que las de la sanidad pública, se vieron confirmada por simples medidas de tiempo y frecuencia, en relación a la totalidad de pacientes y médicos de la muestra. Ello, a su vez, permitió hacer algunos contrastes estadísticos comparativos, de manera que las conclusiones adoptadas desde la vertiente cualitativa fueron confirmadas por las de la vertiente cuantitativa, y las cuantitativas fueron profundizadas y también validadas por el análisis cualitativo, integrándose así las dos aproximaciones hasta afirmar un modelo de interpretación coherente y blindado.
Las orientaciones naturalistas y etnometodológicas son las que admiten mejor el uso de técnicas dentro de la investigación; las técnicas numéricas, en general, son utilizables en régimen de complementariedad dentro de investigaciones cualitativas.

1.3.Las técnicas en clave cualitativa II: el arte y el oficio; la reflexividad y la espiral de la investigación

El uso de las técnicas en el ámbito cualitativo se puede asociar al oficio del investigador y también a la reflexividad y a la progresión en espiral de la investigación.
1.3.1.La técnica como arte u oficio
Otra perspectiva desde la cual contemplar el papel de las técnicas en la metodología cualitativa es ésta: etimológicamente la palabra técnica proviene del término griego tecnh, que se refería a una habilidad aplicada a la creación de algo, particularmente a la que convertía un elemento natural en otro artificial, por ejemplo una masa de barro en un ánfora.
Sin embargo, esta actividad no se podía ejercer de cualquier manera, sino que tenía que estar sostenida por una trama de reglas. Así pues, entre el método –un juego de reglas que permiten recorrer un camino hacia una meta– y la técnica –una habilidad aplicada a algo concreto, de una manera concreta– puede haber diferencias mínimas o sutiles según el marco en el que se consideren, diferencias que incluso pueden llegar a ser de matiz. Esencialmente, el método deja margen a las elecciones y da más libertad a quien lo practica, mientras que la técnica es más cerrada y admite menos flexibilidad, dado que las reglas que utiliza están en buena medida determinadas por el objeto, o el objetivo, al que se refieren. Pero es innegable que entre los dos conceptos hay una zona de difícil adscripción.
De hecho, en su acepción original griega, la palabra técnica podía denotar tanto un arte como un oficio: el arte de esculpir, el arte de navegar, el arte de gobernar; así como –también– el oficio de esculpir, el oficio de navegar, el oficio de gobernar. En la dirección que marcan estas acepciones es como podemos acomodar el concepto de técnica a la metodología cualitativa. Se ha afirmado muchas veces que el investigador cualitativo tiene que tener oficio, y en el espacio de las acciones, condiciones y objetivos que separan el arte de la ciencia, es evidente que las disciplinas sociales que se trabajan mediante métodos cualitativos ocuparían una posición más cercana a la actividad artística, por la creatividad y la apertura de criterios que toleran, que a las ciencias naturales.
Con eso no sugerimos que un investigador experimental no pueda ser creativo, ni que tenga que tener oficio, a la hora de planificar o decidir; ahora bien, el papel que cumplirán las técnicas en su actividad de indagación o intervención es diferente del que tendrían en una investigación cualitativa: en ésta, no sólo el método admite transformaciones a lo largo de la investigación (como en la investigación experimental, por ejemplo, al sustituir una hipótesis por otra, al añadir o eliminar variables independientes o sujetas), sino que las propias técnicas aplicadas también lo permiten. Así, un investigador que esté construyendo una historia de vida no sólo podrá ampliar la muestra inicial o decidir analizar documentación de los sujetos, además de sus declaraciones en las entrevistas, sino que tendrá que ser capaz de modificar el guión de éstas últimas a lo largo del proceso de indagación o de cambiar sobre la marcha su manera de relacionarse con los entrevistados, recogiendo al final la experiencia adquirida por medio de estos cambios.
Por consiguiente, parece que la inclusión de las técnicas en el seno de la metodología cualitativa tiene que ver forzosamente con el oficio del investigador, aunque, a su vez, este oficio se refiere preferentemente a la capacidad que esta clase de investigador tenga de cambiar de rumbo, de avanzar y retroceder, de sustituir, de introducir variaciones en sus planes, tanto metodológicos como técnicos. En conjunto, esta capacidad enlaza con el recorrido en espiral típico de la investigación cualitativa y con su carácter reflexivo y ligado al contexto de aquello que se estudia y a los procesos mutantes en que se encuentra inmerso, tema que abordaremos en el siguiente subapartado.
1.3.2.Técnica, reflexividad y espiral cualitativa
Se dice que la investigación cualitativa es reflexiva en dos sentidos:
  • Porque, al estudiar los actos de habla o las acciones significativas de sujetos, grupos o sociedades, el observador tiene que tener en cuenta que unos y otras retornan al propio sujeto emisor, son percibidos por este mismo agente, el cual les ha atribuido un significado. Este significado mantenido o modulado repercute en los mensajes o acciones posteriores.

  • Porque el observador se encuentra sumergido en la misma situación que estudia, forma parte sustancial de ella, circunstancia que hace imposible defender una pretensión de objetividad parecida a la de la ciencia clásica. Por lo tanto, cada descripción o interpretación es relativa a un triángulo particular –incluso singular–, el triángulo observador-observado-contexto; y eso también dificulta la generalización entendida de la manera habitual. Ha habido autores radicales en este terreno que han llegado a afirmar la inconmensurabilidad de cada situación o contexto de observación/interpretación. No habría ninguna fórmula ni lógica ni estadística que permitiera transformar un ámbito de observación concreto en otro, establecer un puente entre ellos. Lo máximo que podemos hacer es ponerlos uno al lado del otro, averiguar qué elementos tienen en común. Si pretendiéramos generalizar a partir de diferentes contextos de observación estaríamos eliminando las diferencias, las particularidades y los matices, estaríamos homogeneizando mundos personales o culturales, operación que no tendría interés para un investigador cualitativo.

En ambos casos, tanto las acciones del sujeto como las del investigador, en el contexto de la investigación, recaen sobre ellos mismos y alteran su depósito de experiencia, son reflexivas.
Ved también
Todos estos temas se empezaron en los módulos 1 y 6 de la asignatura Métodos de investigación cualitativa. Recordad que la dificultad de generalizar en perspectiva cualitativa se solucionaba a través de una estrategia inductiva (generalización en mosaico) referida al estudio de casos.
Resultado de todo ello es que la descripción, o interpretación, que en términos convencionales denominaríamos "objetiva" –es decir, la del científico– nunca coincide totalmente con la del sujeto, grupo o cultura estudiados; y, de manera correspondiente, la caracterización que el científico hace de las prácticas sociales raramente justifica una previsión del curso de la acción y de los procesos de significado que lo acompañan, a menos que incorpore los juicios de los estudiados junto a los suyos. Además, en el curso de la investigación el mismo sujeto no sigue una línea recta en el desarrollo y construcción de los mundos que va creando y habitando, ya que se ve afectado por su percepción del cambio en el contexto, quizás inducidos en parte por el mismo investigador.
Lectura recomendada

La idea de la inconmensurabilidad entre ámbitos de sentido proviene de Alfred Schütz. Ved F. J. Noya (1995). Metodología, contexto y reflexividad. Una perspectiva constructivista y contextualista sobre la relación cualitativo-cuantitativa en la investigación social. En J. Gutiérrez; J. M. Delgado (Eds.), Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales (pp. 121-140). Madrid: Síntesis.

¿Supone todo ello un obstáculo infranqueable para el investigador cualitativo? No, pero sí que lo obliga a adoptar una estrategia adaptativa peculiar: tiene que acercarse a aquello que investiga, pero también alejarse con el fin de adquirir cierta perspectiva; tiene que revisar continuamente tanto los instrumentos de registro y análisis como el rumbo metodológico global, de manera que si no se han alcanzado los objetivos prefijados hará falta sustituirlos o adaptarlos; tiene que avanzar unas veces y retroceder otras, según los resultados obtenidos hasta el momento, pasando progresivamente por situaciones parecidas, enriquecidas por la experiencia; y cada vez que reanuda el objeto de estudio escogido tiene que redefinirlo en mayor o menor medida. En definitiva, tiene que hacer un camino sinuoso y a menudo en espiral.
El arte, la creatividad y el oficio del investigador se muestran en su competencia al desplazarse por este laberinto y al progresar hacia su salida, seguramente para entrar en otro laberinto. La metodología cualitativa reconoce habitualmente que su avance no se produce en línea recta, ni siquiera en zigzag, sino mediante una estrategia que podríamos denominar de "mancha de aceite" o en una espiral que va conectando las diferentes partes de una investigación o diferentes investigaciones entre sí.
Dentro de esta dinámica, es temerario suponer que una técnica pueda mantenerse estable e inmutable a lo largo del proceso de una investigación. El investigador cualitativo no suele servirse de instrumentos estandarizados, especialmente en las primeras fases de su trabajo (Shaw, 2003, p. 32). Aunque demostrará su oficio mediante el buen uso de algunas técnicas, es igualmente cierto que éstas serán flexibles, revisables sobre la marcha y adaptables a la enorme variedad de circunstancias de la investigación psicológica y social.
Visto el carácter artesanal de la investigación cualitativa, el oficio que exige y el proceso reflexivo y en espiral que implica, las técnicas que se utilicen siempre estarán abiertas a la revisión, la modificación o la sustitución.

2.Ámbitos de aplicación de las técnicas cualitativas

2.1.Registro, muestreo y el comienzo del análisis

Las técnicas de análisis se pueden aplicar a lo largo de toda una investigación -al muestreo, al registro de información o a la interpretación-, ya que el análisis en investigación cualitativa se lleva a cabo desde el primer contacto con el tema de estudio.
Distinguiremos desde el principio tres ámbitos en los que las técnicas cualitativas se pueden aplicar: el muestreo, el registro y el análisis en sí mismo.
Pero hay que tener presente que en la investigación cualitativa las operaciones de análisis están vivas desde los primeros momentos de una investigación. Efectivamente, el investigador cualitativo se presta menos que ningún otro a la falacia de que, en un primer momento, no analiza ni interpreta, y mantiene su mente completamente neutral ante la realidad que desfila delante de él, mientras que, a partir del registro de información en unas condiciones determinadas, ya se puede permitir interpretar y hacer inferencias. Eso no es así y muchos textos de análisis cualitativo insisten en este punto. Desde el instante en que el investigador selecciona sujetos por su pertinencia para los objetivos del estudio y decide cuáles son los moldes y filtros que le servirán para reunir y organizar la información, está efectuando algún tipo de análisis. Volveremos a esta cuestión más adelante.
2.1.1.Muestreo
En la investigación cualitativa, igual que en la cuantitativa, el muestreo consiste en cualquier operación o decisión de selección de los sujetos, de las conductas o materiales o de los contextos que se quieren estudiar, operaciones asociadas a la delimitación y definición del objeto de estudio que aborda la investigación. Sin embargo, en la perspectiva cualitativa estas operaciones suelen estar limitadas o moduladas por la orientación básicamente idiográfica que orienta la investigación hacia metas locales y singulares, es decir, por su preferencia por el estudio de casos.
No obstante, ello no libera al investigador cualitativo de la necesidad de escoger el caso que abordará. Por otra parte, hay que darse cuenta de que, incluso dentro de un caso o de un grupo de casos, también son inevitables las elecciones –por ejemplo, con respecto a quién observar, a quién entrevistar, qué documentos habrá que tener en cuenta, incluso qué metodología general convendrá seguir–, y dichas elecciones son las que requieren unas pautas técnicas, unas reglas precisas, con el fin de realizarlas bien.
Las decisiones de muestreo tienen evidentes repercusiones en la dirección y alcance de la generalización, que, como también sabemos, en el enfoque cualitativo se resuelve mediante la triangulación o la inducción de casos, más que a través inferencias estadísticas.
Otro factor que diferenciaría el muestreo cualitativo del cuantitativo sería su carácter cambiante. El investigador cualitativo modifica sus planes en el curso del mismo proceso de investigación, sin esperar a haber obtenido un corpus de datos completo. Así, una primera selección de informantes puede preceder a la ampliación de esta muestra inicial al cabo de un tiempo, incluso a un cambio de estrategia en la elección.
Digamos finalmente que según algunos autores el muestreo no sólo afecta a las fuentes o contextos de información seleccionados (sujetos, acciones, documentos, instrumentos, situaciones), sino que se puede referir igualmente a
  • qué parte de la información recogida se procesa o interpreta en último término (habida cuenta de que no todo lo que se ha registrado tiene la misma rentabilidad o pertinencia),

  • en qué parte de los resultados o interpretaciones se publica o presenta ante la comunidad científica.

2.1.2.Registro
Las técnicas de registro o recolección de información corresponden a todas aquellas operaciones, protocolos o tareas que, en el curso de una investigación, tienen como finalidad la obtención de materiales clasificables o interpretables; en definitiva, sirven para la obtención de datos. En la perspectiva cualitativa, estos datos, como ya hemos indicado, serán preferentemente verbales y poseedores de un significado asignado por el sujeto, grupo o cultura de referencia; pueden incluir cualquier manifestación de la comunicación y la interacción social humanas, escrita, oral o gestual; textos, grabaciones acústicas y audiovisuales. Finalmente, digamos que estos datos, en tanto que material sobre el que se aplica el análisis, tienen que conformar descripciones o categorizaciones ricas y densas, las cuales serán la base de una interpretación global y en profundidad, objetivo que persiguen la mayoría de las investigaciones cualitativas.
Gibbs (2007, p. 2) aporta la siguiente lista de datos registrables en una investigación cualitativa, la cual adaptamos ligeramente:
  • Grabaciones en vídeo o audio de entrevistas individuales y focales.

  • Transcripciones de estas mismas entrevistas.

  • Materiales etnográficos recolectados mediante observación participante e informantes.

  • Documentos públicos (prensa, libros, revistas).

  • Documentos privados o personales (cartas, diarios, autoinformes).

  • Grabaciones en audio o vídeo de interacciones diádicas o grupales, y de conversaciones, en observación participante o no participante.

  • Correo electrónico.

  • Chats.

  • Webs.

  • Publicidad estática, televisiva o cinematográfica.

  • Grabaciones de programas de televisión.

  • Películas.

  • Vídeos domésticos.

  • Fotos.

Con todo, el material más frecuentemente analizado en las investigaciones cualitativas es el texto, ya sea producto de transcripciones del comportamiento verbal de los sujetos, ya en forma de documento genuino. Los materiales audiovisuales se suelen transformar en texto mediante transcripción por el mismo analista. Conviene aquí hacer una distinción que contribuirá a evitar malentendidos. La autoría de los textos en cuestión puede ser de los sujetos o del observador científico. Cuando un observador realiza un registro narrativo del comportamiento de los niños en un aula, o de una situación (grabada) de concurso televisivo, está creando documentos; en cambio, cuando trabaja sobre una carta, un diario o un informe oficial, el documento es un producto del sujeto o de la institución estudiados.
Ved también
En la asignatura Métodos de investigación cualitativa ya se expusieron algunas técnicas de registro, total o parcialmente cualitativas, con un grado de desarrollo considerable. Ejemplo de eso serían los módulos o apartados sobre entrevistas, sobre el espécimen de Barker o sobre los incidentes críticos, aunque, ciertamente, la metodología asociada a estas técnicas desbordaba la fase de registro propiamente dicha.
A menudo, el investigador cualitativo no analiza el material registrado "en bruto", sino que primero lo filtra o elabora, organizándolo con el fin de facilitar el mismo registro y –también– la clasificación, evaluación (o medida) de la información obtenida. Así, también en la asignatura antes citada habéis aprendido que el científico organiza el material conductual o verbal recogido a través de un proceso de codificación que incluye operaciones de segmentación y categorización. En el módulo "Las técnicas cualitativas en la selección y tratamiento de la información" ampliaremos y profundizaremos lo que allí se dijo al presentar las diferentes fases de este proceso.
2.1.3.Análisis
El análisis de los datos cualitativos implica una transformación de éstos, desde unos valores de significado a otros. El análisis siempre supone desmenuzamiento, selección y clasificación o arreglo de la información obtenida y, a partir de aquí, de este arreglo, lleva a una asignación de significados nuevos. Dicho en términos más metodológicos y convencionales, el análisis cualitativo exige al investigador dos tipos de competencias: la de organizar los datos, sintetizándolos y representándolos, y la de interpretarlos y extraer conclusiones de ellos.
Sin embargo, estas dos fases no son totalmente secuenciales, como en el caso de la investigación cuantitativa, sino que a menudo interactúan sincrónicamente a lo largo de dos procesos paralelos que se alimentan mutuamente. Como hemos sentenciado, el análisis puede empezar desde el inicio de una investigación, con la entrada del investigador en la situación de campo: este último no es un simple embudo por donde entra la información encriptada; al contrario, analiza aquello que percibe desde el primer momento. Al mismo tiempo que el investigador obtiene y ordena respuestas de entrevistas, recoge material documental o hace observaciones eventuales, inicia la interpretación –siempre provisional– de los datos ya almacenados (que quizás orientará sus registros posteriores), y tal vez lo hace sobre la base de un diario de investigación. Nada de eso equivale a decir que esta dinámica sea desordenada o arbitraria: al contrario, igual que el análisis cuantitativo, el cualitativo se tiene que llevar a cabo con una estrategia sistemática, además de reflexiva, aunque el grado de flexibilidad que se tolera sea mayor.
El corolario de este carácter interactivo del proceso organización ↔ interpretación es que el análisis puede no acabar con la interpretación de los datos. En efecto, volviendo a un tema recurrente en las páginas previas, el avance de la investigación es cíclico y en espiral y, en consecuencia, el significado atribuido a aquellos datos nos obliga a reflexionar sobre ellos, sobre su arreglo y sobre las conclusiones que se han derivado, empujándonos a empezar de nuevo otro proceso diferente sobre la base de lo que hemos aprendido en el primero.
Con el fin de completar esta visión general del análisis cualitativo adaptamos la caracterización que Miles y Huberman (1984, pp. 212 y ss.) hacen de sus dos momentos –la organización y la interpretación–.
Por otro lado, la organización de los datos tendría dos vertientes; la reducción de datos y la representación de datos.
La reducción de datos incluye, desde el punto de vista de estos autores:
  • operaciones que podrían considerarse de muestreo, como la selección de casos, contextos o instrumentos de recogida utilizados en la investigación y que determinan la apariencia final que tendrán los datos.

  • Focalizaciones del interés del investigador que llevan a agrupar los datos "brutos" o bien a desglosarlos y a examinarlos en detalle.

  • Clasificaciones, categorizaciones, tipologías, abstracciones en definitiva de este mismo material en bruto.

  • Paráfrasis.

  • Sumarios y resúmenes.

  • Descartes.

  • Cuantificación.

Podéis notar que, bajo una óptica cualitativa, la cuantificación no coincide con la reducción de datos, sino que es una de sus formas.
La representación de los datos consiste, para los autores citados, en un compuesto organizado de información que constituye la base sobre la cual el investigador puede hacer comparaciones, establecer relaciones y llegar a conclusiones. El soporte material de esta base es diverso:
  • El texto narrativo es el formato de representación históricamente más frecuente de los materiales cualitativos. Claro está que nos referimos a las notas, diarios o resúmenes del propio investigador, entendidos como punto de partida de la interpretación que sigue directamente.

  • Matrices, gráficos, redes, esquemas, mapas, entendidos como formas de representación de los datos alternativos al texto, los cuales suponen un grado de arreglo y de elaboración superior a aquel.

Por otro lado, la interpretación de los datos ya organizados (reducidos y representados de una forma particular) incluye la extracción de conclusiones y la verificación de éstas.
Las conclusiones, como ya hemos indicado, comportan una asignación extra de significado a los datos. En la práctica, el significado asignado suele nacer de las comparaciones efectuadas y de las relaciones establecidas entre clasificaciones de sujetos, categorías (verbales o textuales) o contextos. En un tipo de investigación la evaluativa– el significado se ajusta a un juicio de valor cualitativo que ordena el caso estudiado con respecto a los otros de su mismo tipo y deriva en una propuesta de intervención.
La verificación va ligada a la consistencia y validez de los datos tenidos en cuenta y, en clave plenamente cualitativa, a su contraste con el punto de vista de informantes y sujetos. Y, una vez más, las conclusiones y su verificación se influencian mutuamente a lo largo del proceso interpretativo.
En la investigación cualitativa la relación entre muestreo, registro y análisis no es lineal ni rígida: en cualquier momento el investigador puede revisar la selección hecha, los registros obtenidos o la organización e interpretación de sus datos.

2.2.Organización de estos materiales

En este módulo introductorio, y especialmente en el anterior apartado, se han apuntado los temas principales de esta asignatura, tal como se irán desgranando y apareciendo a lo largo de los siguientes. Sin embargo, ya hemos sugerido que los temas en cuestión –técnicas cualitativas de muestreo, de registro y de análisis– tendrán un peso diferente dentro del conjunto, por razones que también se han argumentado.
Las técnicas de muestreo y registro quedarán expuestas en el módulo "Las técnicas cualitativas en la selección y tratamiento de la información". El muestreo cualitativo dirigido a sujetos o situaciones suele ser muy laxo, fuera de la tradición de la teoría fundamentada (grounded theory), y por consiguiente, su presentación en este módulo se concentrará en aspectos generales ligados a la mencionada tradición, dejando para el módulo "El análisis de contenido en perspectiva cualitativa" todo lo que hace referencia al muestreo específicamente textual, en el contexto del análisis de contenido.
Por otra parte, recordamos de nuevo que los registros cualitativos ya fueron parcialmente explicados en la asignatura Métodos de investigación cualitativa, como materialización del enfoque científico propio de estos métodos en formas de recogida de información adecuadas. Tanto la entrevista como los registros de especímenes y los incidentes críticos suponen, como mínimo, protocolos de registro adaptados a la mentalidad cualitativa. Asimismo, allí nos referimos puntualmente a las técnicas de transcripción de entrevistas o conversaciones, diferenciándolas de las de búsqueda y obtención de documentos. Ahora, nuestra exposición se concentrará en la sistematización y ampliación de lo que allí se dijo, y a continuación pasará a ocuparse de los aspectos de codificación y categorización, desarrollados en la última parte del módulo a partir de los conceptos de segmentación y categorización ya trabajados también en la mencionada asignatura.
El resto de estos materiales tratará de las diferentes orientaciones del análisis de datos cualitativos, fase en la que más se han diversificado y enriquecido los protocolos de cariz técnico, cada uno de los cuales mantiene una personalidad propia a pesar de compartir con los otros una base epistemológica y metodológica común.
De acuerdo con este planteamiento, en el módulo "El análisis de contenido en perspectiva cualitativa" abordaremos el análisis de contenido en general, desde el muestreo textual hasta las unidades y medidas.
En el módulo "El análisis del discurso" entraremos en las técnicas de análisis del discurso, después de haber hecho una breve puesta al día de los conceptos básicos e imprescindibles.
Finalmente, en el módulo "El análisis de la imagen" haremos una revisión de las técnicas de análisis no textual, adaptadas al estudio de la imagen y los materiales visuales, y lo haremos tanto en la vertiente de la comunicación no verbal y las acciones humanas como en la de los "textos" icónicos, como la fotografía, la televisión o el cine.

Bibliografía

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