Los maltratos infantiles

Índice
- Introducción
- Objetivos
- 1.¿Qué son los malos tratos infantiles?
- 1.1.Concepto
- 1.2.Tipos
- 1.3.Abuso sexual (MT sexual)
- 2.El maltrato en la familia
- 3.Padres que maltratan
- 4.La identificación con el agresor
- 5.Efectos psíquicos del maltrato
- 6.Algunas indicaciones para la aproximación profesional
- Resumen
- Glosario
- Bibliografía
Introducción
Objetivos
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Aclarar conceptos básicos: maltrato, tipos, vínculo, transmisión, etc.
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Facilitar elementos para la detección del maltrato.
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Comprender el maltrato desde una óptica relacional, abriendo camino a intervenciones más comprensivas y reparadoras.
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Conocer algunos de los más importantes desarrollos teóricos y estudios clínicos efectuados en estas áreas.
1.¿Qué son los malos tratos infantiles?
1.1.Concepto
1.2.Tipos
1.3.Abuso sexual (MT sexual)
1.3.1.Concepto
Es «cualquier clase de contacto con excitación sexual con un menor por parte de un adulto desde una posición de autoridad o poder sobre el niño: contactos sexuales, inducción a la pornografía o a la prostitución».
PAPPS (2005).
S. Ferenzi (1932). Confusión de lengua entre los adultos y el niño. Conferencia pronunciada en el XII Congreso Internacional de Psicoanálisis en Wiesbaden. Obras Completas (volumen 1). Madrid: Espasa Calpe [documento en línea]. <https://www.isabelmonzon.com.ar/confulenguas.htm>
«Las seducciones incestuosas se producen habitualmente de este modo: un adulto y un niño se aman; el niño tiene fantasías lúdicas, como por ejemplo desempeñar un papel maternal respecto al adulto. Este juego puede tomar una forma erótica, pero permanece siempre en el ámbito de la ternura. No ocurre lo mismo en los adultos que tienen predisposiciones psicopatológicas, sobre todo si su equilibrio o control personal están perturbados por alguna desgracia, el uso de estupefacientes o de sustancias tóxicas. Confunden los juegos de los niños con los deseos de una persona madura sexualmente y se dejan arrastrar a actos sexuales sin pensar en las consecuencias.»
S. Ferenczi (1932).
«Es difícil adivinar el comportamiento y los sentimientos de los niños tras esos sucesos. Su primera reacción será de rechazo, de odio, de desagrado y opondrán una violenta resistencia: no, no quiero, me haces daño, ¡déjame! Esta o similar sería la reacción inmediata si no estuviera inhibida por un temor intenso. Los niños se sienten física y moralmente indefensos, su personalidad es aún débil para protestar, incluso mentalmente, la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los deja mudos, e incluso pueden hacerles perder la conciencia. Pero cuando este temor alcanza su punto culminante, les obliga a someterse voluntariamente a la voluntad del agresor, a adivinar su menor deseo, u obedecer olvidándose totalmente de sí mismos e identificándose con el agresor.»
S. Ferenczi (1932).
1.3.2.Tipos
«Por lo general, hay que descartar aquellas historias relativas a madres que manifestaron su sorpresa y espanto cuando se enteraron de algo “que no podían ni sospechar”: no hemos visto una sola madre inocente cuando se trataba de un incesto que venía prolongándose desde hacía tiempo, incluso cuando la madre escapa al castigo que probablemente tendrá que sufrir el marido.»
Kempe (1979, pp. 93-94).
2.El maltrato en la familia
2.1.Consideraciones prácticas
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A pesar de todo lo que haya ocurrido (el MT, la separación), los lazos padres-hijo continúan y suele existir el deseo continuado en el niño de reunirse con sus padres. La realidad muestra cómo la mayoría de los niños que han sido separados quieren volver a casa con sus padres, aunque hayan vivido allí situaciones de mucha violencia.
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Hay situaciones en las que sabemos que existen MT que no podemos demostrar porque no hay indicadores objetivables. Hay modos de dañar gravemente a un niño que no dejan huellas claras en el momento, y sí pueden ser diagnosticadas años después, cuando las consecuencias emocionales son evidentes. Tal es el caso de muchos abusos sexuales e incestos.
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Entre ellas, el maltrato psíquico puede ser difícil de precisar. En un marco que enfoca únicamente los indicadores objetivables, los elementos que configuran el MT psíquico no aparecen: las proyecciones masivas y rígidas sobre el hijo, la falta de respuesta a sus demandas afectivas, etc. En las relaciones padres-hijos, puede ser muy difícil precisar cuándo una particularidad se puede considerar maltrato, sobre todo cuando se da en clases sociales o culturas diferentes. Por ejemplo, el hecho de que un niño de trece años deje la escuela para trabajar en la tienda del padre, ¿es maltrato?
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La realidad nos lleva a constatar la insuficiencia de las intervenciones profesionales, que muchas veces tienen que actuar en las sucesivas generaciones de una misma familia. En muchos casos, la separación del niño maltratado de sus padres no impedirá la repetición del maltrato hacia sus propios hijos en el futuro.
«Porque son estos los que no se rompen con la separación; más bien tienden a permanecer siempre presentes, a veces de una forma torturante aunque invisible para gran parte del entorno; son los vínculos que se establecen (en su carácter patológico, débil o tóxico) los que pueden hipotecar seriamente la vida de un ser humano sin que en ningún momento exista un golpe o una desatención material; y porque las lesiones o las carencias no son sino emergentes visibles de formas muy dañadas de relación.»
Galán (2009, p. 6).
2.2.La relación padres-hijo. El vínculo
«Freud, como investigador de la mente humana, abrió el camino hacia el descubrimiento y el conocimiento de la importancia de la vida psíquica del niño como condicionante del comportamiento del futuro adulto. Hasta entonces, los niños y niñas habían sido minusvalorados y considerados como seres que no se enteraban de nada, que no sentían y por los que no hacía falta preocuparse psíquicamente.»
Viloca (2006, conferencia).
«Con el tiempo, las cualidades de la relación diádica del niño con la persona principal que le cuida acaban internalizándose y empiezan a definir elementos de la propia personalidad del niño. A partir de sus relaciones iniciales (...) los niños desarrollan modelos operativos internos o “representaciones internas”: 1) del yo. 2) De otras personas. 3) De la relación entre ellos. Al estar en relación con otras personas el yo no solo se forma sino que se reconoce a sí mismo. El yo, formado en su relación con otros, busca entonces interpretar a otras personas basándose en la comprensión que tiene de su propio yo. En ese sentido, las pautas del vínculo y la cualidad de las interacciones sociales experimentadas por el niño también se convierten en una propiedad suya.»
Howe (1997, p. 91).
«El inmaduro cerebro del bebé construye los circuitos neuronales que forjarán la mente para el resto de la vida, a través de las relaciones con los padres y personas del entorno.»
Coderch (2010, p. 14).
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Amor-ternura predominando sobre desconfianza y odio.
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Esperanza predominando sobre desesperanza.
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Confianza predominando sobre desconfianza.
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Contención-reverie (capacidad de empatía con el bebé y el niño y de sentir, pensar y fantasear con él y por él) predominando sobre incontinencia.
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Capacidad de integrar límites.
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Tolerancia a la espera y la frustración.
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Capacidad de pensar.
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Conciencia moral. Pulsiones frente a sociedad: moral, motivación, premios.
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Objetivos, valores, lealtades.
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Formas de apoyo en crisis familiares y sociales.
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Ideal del yo.
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En la psicosexualidad.
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En la agresividad-destructividad.
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En el conocimiento.
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En los procesos de duelo.
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Perspectiva socioconductual: familia estructurada, desestructurada, «en reversión», sobreimplicada o aglutinada, subimplicada, ansiosa-tensa, etc.
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Perspectiva psicoanalítica: familia de pareja básica, matriarcal, patriarcal, banda de chicos, casa de muñecas, en reversión, etc.
3.Padres que maltratan
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El llanto del bebé
Observemos cómo nos hace reaccionar a todos el llanto de un bebé (un bebé llora en su cochecito en el bus, en la cola del supermercado, etc.; todos comenzaremos a inquietarnos, algunos darán consejos a la madre, otros harán comentarios en voz alta, es posible que alguien se queje o que otro se acerque y quiera intervenir dándole el chupete o acariciándolo, etc.). Nos hace revivir lo mas desvalido en nosotros. Un adulto que no tolere esto puede desesperarse y golpear al niño para que calle. Intentará eliminar toda exigencia del niño, todo lo que perturbe, «y los niños siempre son perturbadores».
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El comienzo de la deambulación
Mientras el bebé no puede moverse por sí mismo, los alejamientos y separaciones son marcados por la madre. La deambulación confronta a la madre con la autonomía del hijo, que puede ya moverse sin su control, lo que puede significar peligro y desencadenar muchos temores. Y esto quizá genera violencia.
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El control de esfínteres
Las dificultades en el control, que pueden ser vividas como ataques. Es el «me lo hace a mí».
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La entrada en la escuela, como salida al mundo
El hecho de separarse del niño, y dejarlo a cargo de otros, puede ser vivido como algo terrorífico.
4.La identificación con el agresor
«Cuando nos sentimos agobiados por una amenaza ineludible, nos identificamos con el agresor. Con la esperanza de sobrevivir, sentimos y nos convertimos precisamente en lo que el atacante espera de nosotros, en cuanto a nuestra conducta, percepciones, emociones y pensamientos.»
Frankel (2002, pp. 1-10).
5.Efectos psíquicos del maltrato
5.1.El trauma
5.2.La retraumatización
5.2.1.El silencio del trauma
«¿Qué es traumático? Un ataque o sus consecuencias. La capacidad adaptativa de respuesta de los niños, incluso muy pequeños, a ataques sexuales y otros ataques apasionados es mucho mayor de lo que se imagina. A la confusión traumática solo se llega, la mayor parte de las veces, cuando ataque y respuesta son desmentidos por el adulto cargado de culpa, y se les trata como si fuesen una cosa punible.»
Ferenczi (1932, citado en Daurella, 2005).
5.2.2.La retraumatización propiamente dicha
«Las personas que han sufrido abusos en la infancia tienen una probabilidad mayor de sufrir abusos de adultos.»
Read (2006, p. 290).
5.3.Las identificaciones, la construcción de la personalidad
B. Janin (2002). «Las marcas de la violencia: los efectos del maltrato en la estructuración subjetiva». Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente (33/34, 149-171).
R. Royo (2007). Del silenci, paraules. Aloma: revista de psicologia, ciències de l’educació i de l’esport (20, 183-199).
R. Royo (2008). No puc confiar en tu: el vincle terapèutic en nens i adolescents victimes de la violència. Revista catalana de Psicoanàlisi (XXV/2, 77-91).
«Fausta, de seis años, llega a la consulta de la mano de su madre porque ha matado a un gatito golpeándolo contra la barandilla de la escalera de la casa. La historia es la de una niña desobediente, rebelde, calificada de “imposible por sus padres y profesores”. La historia familiar es la de un matrimonio de conveniencia, con un padre que pega violentamente a los niños y una madre que engaña al marido desde hace mucho y que hace tiempo que ha empezado a utilizar los golpes sufridos por Fausta para preparar una separación de la que espera obtener ventajas económicas. Aparentemente alineada con la madre, víctima de un padre “malo”, Fausta parece haber oscilado, en el momento en que mató al gatito, hacia el polo opuesto de la identificación con el agresor. [...] Fausta ha interiorizado una relación entre una víctima y un perseguidor. [...] puede identificarse con la víctima, como le sucede a menudo en la vida real, o con el agresor, en el síntoma (matar al gatito) o en la fantasía.»
Cancrini (2006, p. 161).
«La investigación ha mostrado que en la mayoría de personas que han experimentado traumas falla la capacidad de mentalización. Los niños no son capaces de aprender palabras para referirse a sentimientos (...) y los adultos tienen más dificultad para reconocer expresiones faciales cuanto más grave haya sido el MT sufrido en su infancia.»
Fonagy (2005, congreso IPA).
5.4.A modo de recapitulación
6.Algunas indicaciones para la aproximación profesional
Para ampliar el tema, véase el artículo de Rosa Royo (2008). No puc confiar en tu: el vincle terapéutic en nens i adolescents victimes de la violència. Revista catalana de Psicoanàlisi (XXV/2, 77-91), del que este texto está parcialmente extraído.
«Pero las presiones más difíciles de soportar, que hacen a la asistente tan susceptible a las demandas irrazonables de otras personas, provienen de sí misma. Se trata de la exigencia interna de reparar de modo omnipotente al pobre, el enfermo, el perjudicado, el desvalido (...). Es preciso tomar en serio la posibilidad de que el esfuerzo se vuelva demasiado grande y determine el abandono del trabajo o una crisis, o que la asistente se proteja contra el dolor convirtiéndose en una persona superficial, dogmática y rígida.»
Salzberger (1970, p. 160).
(La cursiva es del autor.)
Resumen
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Prevenir factores que facilitan el maltrato e incidir sobre ellos.
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Elaborar un diagnóstico que contemple al niño «en» la familia sin minusvalorar ni negar los efectos del maltrato en su desarrollo.
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Diseñar una intervención más especializada y continuada, que permita restaurar en lo posible el crecimiento del niño MT.
Glosario
- identificación con el agresor f
- Mecanismo de defensa frente al peligro proveniente de otro y que consiste en apartar los propios estados mentales y someterse, anticipar y complacer al agresor en la idea de sobrevivir.
- mentalización f
- Capacidad para representarse estados mentales, para conocerse a uno mismo y conocer a los otros. Capacidad de conjeturar acerca de la posible relación entre el estado mental interno de una persona (anhelos, motivaciones, deseos, creencias) y lo que parece que está haciendo.
- relaciones primeras f pl
- Relaciones de vínculo íntimo y estable que el niño construye desde su nacimiento con la persona o las personas más próximas (madre, padre o cuidador).
- teoría del vínculo f
- Teoría que propone la existencia de una predisposición innata a relacionarse con seres humanos concretos, independientemente de otras necesidades (como la alimentación o el calor).