Violencia de género y acción socioeducativa

Índice
- Introducción
- Objetivos
- 1.Contextualización de la violencia sobre las mujeres. Género y patriarcado
- 2.Violencia machista
- 2.1.¿Qué es la violencia machista? Evolución del concepto
- 2.2.Ámbitos en los que se puede dar la violencia machista
- 2.3.Características de la violencia contra las mujeres
- 2.4.Tipología de violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja
- 2.5.Mitos en torno a la violencia contra las mujeres
- 2.6.El ciclo de la violencia
- 3.Prevención de la violencia machista
- 4.Consecuencias de la situación de violencia
- 5.El acompañamiento profesional en casos de violencia machista
- Resumen
- Glosario
- Bibliografía
Introducción
«Todo acto basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad, que se da tanto en la vida pública como en la privada. [...] Es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que han conducido a la dominación de la mujer por el hombre, la discriminación de la mujer y la interposición de obstáculos contra su pleno desarrollo. La violencia contra la mujer a lo largo de su ciclo vital se deriva especialmente de pautas culturales, en particular de los efectos perjudiciales de algunas prácticas tradicionales [...]».
Objetivos
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Aproximaros al conocimiento del fenómeno de la violencia de género y las causas de la existencia de este fenómeno.
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Conocer e identificar los diferentes tipos de violencia que se ejerce contra las mujeres en el ámbito de la pareja.
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Tener conocimiento de las consecuencias de la violencia de género en las mujeres.
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Comprender el abordaje de la violencia machista desde la perspectiva de la prevención.
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Adquirir y desarrollar herramientas para ejercer el rol profesional ante personas con este problema específico.
1.Contextualización de la violencia sobre las mujeres. Género y patriarcado
1.1.El sistema sexo-género
1.2.Estereotipos y roles de género
«Una imagen mental muy simplificada (en general) de alguna categoría de personas, institución o acontecimiento que es compartida, en sus características esenciales, por un gran número de personas [...]. Los estereotipos van a menudo, aunque no necesariamente, acompañados de prejuicios, es decir, de una predisposición favorable o desfavorable hacia cualquier miembro de la categoría en cuestión».
1.3.Androcentrismo y sociedad patriarcal
«El patriarcado es la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y criaturas dentro de la familia, y la extensión de este dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad en general. Esto supone que los hombres tienen el poder en todas las instituciones importantes de la sociedad y que las mujeres se ven privadas de acceder a este poder. En cambio, no implica que las mujeres no tengan ningún tipo de poder o que las hayan privado completamente de derechos, influencia y recursos.»
Gerda Lerner (1990).
«Cuando los dominados aplican a quien los domina unos esquemas que son el producto de la dominación, o, dicho de otro modo, cuando sus pensamientos y sus percepciones están estructurados de acuerdo con las propias estructuras de la relación de dominación que se les ha impuesto, sus actos de conocimiento son, inevitablemente, unos actos de reconocimiento, de sumisión».
Bourdieu (2000, p. 26).

2.Violencia machista
2.1.¿Qué es la violencia machista? Evolución del concepto
2.2.Ámbitos en los que se puede dar la violencia machista
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Violencia en el ámbito de la pareja: es la violencia ejercida contra una mujer, por el hombre o por la persona que tiene o ha tenido relaciones similares de afectividad.
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Violencia en el ámbito familiar: consiste en la violencia ejercida contra las mujeres y las menores de edad en el seno de la familia, por miembros de la misma familia, en el marco de las relaciones afectivas y de los vínculos del entorno familiar.
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Violencia en el ámbito laboral: consiste en la violencia que se puede producir en el centro de trabajo y durante la jornada laboral, o fuera del centro de trabajo y del horario laboral si tiene relación con el trabajo, y que puede ser de dos tipos:
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Acoso por razón de sexo: cualquier comportamiento no querido relacionado con el sexo de una persona con ocasión del acceso al trabajo remunerado, la promoción en el puesto de trabajo, la ocupación o la formación, que tenga como propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de las mujeres y de crearles un entorno intimidador, hostil, degradante, humillante u ofensivo.
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Acoso sexual: cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico no querido de índole sexual que tenga como objetivo o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una mujer o de crearle un entorno intimidador, hostil, degradante, humillante, ofensivo o molesto.
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Violencia en el ámbito social o comunitario: puede presentar las formas siguientes:
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Agresiones sexuales: violencia física y sexual contra las mujeres y las menores de edad, en la que el sexo se utiliza de manera premeditada como arma para demostrar poder y abusar de ellas.
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Acoso sexual.
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Tráfico y explotación sexual de mujeres y niñas.
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Mutilación genital femenina o riesgo de sufrirla: incluye cualquier procedimiento que implique o pueda implicar una eliminación total o parcial de los genitales femeninos o produzca lesiones en los mismos, aunque haya consentimiento expreso o tácito de la mujer.
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Matrimonios forzados.
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Violencia derivada de conflictos armados: incluye el asesinato, la violación, la esclavitud sexual, el embarazo forzado, el aborto forzado, la esterilización forzada, la infección intencionada de enfermedades, la tortura o los abusos sexuales.
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Violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, como por ejemplo los abortos selectivos y las esterilizaciones forzadas.
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2.3.Características de la violencia contra las mujeres
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Es aquella que afecta a las mujeres por el solo hecho de serlo. Es ejercida por algunos hombres para mantener el control y el dominio sobre las mujeres.
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Es un rasgo social y, al mismo tiempo, un fenómeno individual. A pesar de que en un caso de violencia machista sea un solo individuo quien lleve a cabo la agresión, detrás hay una determinada organización social que lo permite y unas pautas culturales que lo legitiman.
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Deriva de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres, consecuencia de los estereotipos de género, la idea de superioridad masculina y los valores que refleja el código patriarcal.
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Tiene un carácter instrumental. La violencia machista no es un fin en sí misma, sino que es un instrumento de dominación y control social hacia las mujeres. La violencia intenta domesticar a la mujer, se utiliza para mantener el vínculo que la sujeta, de forma que obstaculiza su autonomía y libertad.
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Es estructural e institucional. La violencia contra las mujeres no es un fenómeno aislado ni circunstancial en las relaciones entre hombres y mujeres, sino que constituye un aspecto estructural de la organización del sistema social. Se trata de un fenómeno transversal a todas las clases sociales y que aparece en las diferentes etapas del ciclo vital.
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Es ideológica. Muchas veces no se entiende por qué la mujer no se resiste ante la violencia machista ni por qué continúa en una relación marcada por la violencia. Para responder a este interrogante, hay que tener en cuenta los aspectos ideológicos y estructurales de la violencia, la importancia de las dependencias sociales y psicológicas, además de las económicas, que vinculan a las mujeres con sus agresores. El código patriarcal no afecta solo a las creencias de los hombres, sino también a las de las mujeres, que entienden que su éxito personal está vinculado con el matrimonio estable y la unión familiar. Su vida y su existencia social se justifican en la dependencia respecto a un hombre.
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Está por todas partes. La idea de la sumisión de la mujer como una manera de asegurar la paz en el matrimonio está todavía muy presente. Incluso en algunas parejas en las que no hay violencia física, no es infrecuente hacer alusiones a la misma como forma de aviso a la mujer para mantener el orden establecido de superioridad masculina en la pareja.
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Afecta a todas las mujeres. A pesar de que la violencia no se reparte equitativamente entre todas las mujeres, supone una amenaza potencial para todas, por el hecho de que va dirigida a su grupo. Es un fenómeno que las afecta colectivamente, puesto que influye en el conjunto de la sociedad y refuerza el poder simbólico del hombre, en detrimento de los derechos de las mujeres.
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No es natural, es aprendida. La violencia no es un comportamiento natural, es una actitud aprendida mediante la socialización. Los valores que sostienen el aprendizaje de la violencia como forma de dominación de las mujeres son el sexismo y la misoginia.
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Es tolerada socialmente. La violencia contra las mujeres ha sido tolerada tradicionalmente como un hecho «natural» y transmitida de este modo a niñas y niños, y también en los modelos masculinos y femeninos que se presentan sirviéndose de los medios de comunicación. Hay una cierta aceptación en el ámbito social de la violencia o, al menos, no se rechaza de manera definitiva. Esto puede hacer dudar a la mujer del apoyo que puede recibir si hace pública su situación de violencia.
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«A la mujer y a la burra, cada día una zurra.»
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«A la mujer y a la cabra, soga larga.»
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«A la mujer bailar y al asno rebuznar, el diablo se lo debió de enseñar.»
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«A la mujer casada y casta, el marido le basta.»
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«Piedra rodadera no es buena para cimiento, ni mujer que muchos ama lo es para casamiento.»
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Pasa desapercibida y es difícil de advertir. Se trata de un hecho estructural en la mayoría de las sociedades, lo que la hace difícil de percibir. Ha sido necesario empezar a denunciar la violencia contra las mujeres para hacerla visible. Es un fenómeno que se retroalimenta: no es posible ver la violencia si no se considera que es un problema, y solo es posible definirla como problema después de haberla hecho visible.
2.4.Tipología de violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja
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Violencia física: cualquier acto u omisión de fuerza contra el cuerpo de una mujer, con el resultado o el riesgo de producirle una lesión física o un daño. Incluye desde empujones, bofetadas, zarandeos, lanzamiento de objetos, etc., hasta palizas, uso de armas o asesinato.
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Violencia psicológica: toda conducta u omisión intencional que produzca en una mujer una desvalorización o un sufrimiento, por medio de amenazas, de humillación, de vejaciones, de exigencia de obediencia o sumisión, de coerción verbal, de insultos, de aislamiento o cualquier otra limitación de su ámbito de libertad.
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Violencia sexual y abusos sexuales: cualquier acto de naturaleza sexual no consentido por las mujeres, incluida la exhibición, la observación y la imposición, por medio de violencia, de intimidación, de prevalencia o de manipulación emocional, de relaciones sexuales, con independencia de que la persona agresora pueda tener con la mujer o la menor una relación conyugal, o no, de pareja, afectiva o de parentesco.
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Violencia económica: privación intencionada y no justificada de recursos para el bienestar físico o psicológico de una mujer y, si procede, de sus hijas o hijos, y la limitación en la disposición de los recursos propios o compartidos en el ámbito familiar o de pareja.
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A veces, se diferencia como ámbito específico también la violencia ambiental: control de las relaciones sociales y familiares, con el fin de conseguir el aislamiento de la mujer. También se manifiesta con ruptura de objetos y violencia contra los animales domésticos.
2.5.Mitos en torno a la violencia contra las mujeres
2.6.El ciclo de la violencia

3.Prevención de la violencia machista
3.1.Diferentes tipos de prevención
3.2.¿Qué quiere decir prevención en el caso de la violencia contra las mujeres?
3.3.Ámbitos susceptibles de prevención de la violencia machista
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Población en general: hace falta que las administraciones se impliquen a la hora de elaborar programas de sensibilización de la población, una vez se haya hecho un estudio previo sobre sus creencias, actitudes y comportamientos.
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Educación formal: hay que incorporar a los currículos escolares la coeducación y la promoción de valores y habilidades sociales, que favorezcan la comunicación y la resolución de conflictos, y potencien las relaciones igualitarias entre hombres y mujeres. Se hace necesaria la revisión de los materiales curriculares, que a menudo incorporan una visión androcéntrica de la historia.
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Educación en el ocio: en este ámbito, se pueden incluir programas preventivos en equipamientos de ocio (casales, ludotecas, etc.) y entidades (centros recreativos, agrupamientos escultistas, etc.). También en las actividades extraescolares.
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Servicios sociales: hay que potenciar programas de prevención primaria y secundaria, para no focalizar la mayor parte de los esfuerzos en la intervención cuando ya ha aparecido el problema.
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Profesionales que trabajan en el ámbito: es preciso que los profesionales tengan una formación especializada, la cual los dote de estrategias de intervención eficaces y de acuerdo con la especificidad del problema que están abordando.
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Salud: es necesario incorporar la mirada de género para detectar situaciones de relaciones abusivas y otras manifestaciones de violencia machista en la atención en los equipamientos de salud.
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Medios de comunicación: hay que tratar los hechos relacionados con la violencia machista desde el derecho a la intimidad y el respeto a la dignidad de las personas. Hay que dar voz a las mujeres mismas y presentar los hechos sin caer en el sensacionalismo ni sacarlos de contexto. Por el gran alcance que tienen, pueden contribuir a la visibilización de todos los tipos de violencia y mostrar las consecuencias negativas de la violencia para víctimas y agresores.
3.4.Prevención de la violencia en las relaciones de pareja
3.4.1.El amor romántico
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Esperar una entrega total a la otra persona.
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Hacer de la otra persona el hecho único y fundamental de la existencia.
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Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
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Depender de la otra persona y adaptarnos a ella, posponiendo los intereses propios.
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Perdonarlo y justificarlo todo en nombre del amor.
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Consagrarnos al bienestar de la otra persona.
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Estar todo el rato con la otra persona.
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Pensar que es imposible volver a querer con esta intensidad.
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Sentir que nada vale tanto como aquella relación.
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Desesperarnos ante la idea de que la persona querida se vaya.
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Pensar todo el rato en la otra persona, hasta el punto de no poder trabajar, estudiar, comer, dormir o prestar atención a otras personas menos importantes.
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Vivir solo para el momento del encuentro.
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Prestar atención a cualquier señal de altibajos en el interés o el amor de la otra persona, y vigilar estas señales.
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Idealizar a la otra persona, sin aceptar que pueda tener algún defecto.
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Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
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Tener deseos de ayudar a la otra persona y apoyarle sin esperar reciprocidad ni agradecimiento.
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Obtener la comunicación más completa.
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Conseguir la unión más íntima y definitiva.
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Hacerlo todo junto con la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y apetencias.
3.4.2.Los mitos del amor romántico
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Mito de la «otra mitad» o creencia de que elegimos a la persona que llenará nuestro vacío, que nos estaba predestinada y que ha sido la única elección posible. La aceptación de este mito puede derivar en un alto nivel de exigencia en la relación, en la frustración por el hecho de no conseguir los resultados queridos y en la tolerancia excesiva (si es la pareja ideal, hay que esforzarse más y también ser más permisivos).
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Mito del emparejamiento o de la pareja: la vida en pareja (heterosexual) es el estado natural de las personas, universal y presente en todas las culturas, al igual que la monogamia. Las personas que no están incluidas dentro de este grupo mayoritario (personas no emparejadas, personas homosexuales emparejadas o no, etc.) pueden llegar a tener conflictos a escala interna o de aceptación social.
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Mito de los celos o creencia de que los celos son un signo de amor, e incluso el requisito indispensable de un amor de verdad. Este mito acostumbra a usarse para justificar comportamientos egoístas, injustos, represivos y, a veces, violentos.
3.4.3.Relaciones de pareja abusivas
3.4.4.Indicadores de abuso
Tipo de conducta o intencionalidad |
Indicadores |
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Control |
Pide explicaciones sobre lo que hace su mujer, adónde va, con quién está. Controla sus llamadas telefónicas, la manera de vestir. Niega su intimidad y privacidad. Controla también los ingresos familiares. |
Intimidación |
Atemoriza con miradas, gestos. Rompe objetos significativos para ella, mobiliario. Maltrata a los animales domésticos. |
Celos |
Desconfía de la mujer, la acusa de flirtear con otros hombres, le pone «trampas» para ver si ella lo engaña. |
Aislamiento |
Le prohíbe relacionarse con vecinos, amigos o familiares. Se muestra contrariado si hace determinadas actividades y le prohíbe otras. |
Humillación |
Ridiculiza los actos de ella, lo que piensa, sus deseos. No reconoce ni estimula las capacidades de ella. Exagera sus defectos. Se ríe si ella se enfada. La compara con otras mujeres, siempre de manera despectiva. Flirtea con otras mujeres delante de ella. |
Culpabilización |
La responsabiliza de todo lo que no funciona en la relación. No suele pedir perdón cuando comete algún error. La acusa de ser posesiva en la relación. |
Poder en la relación |
Él es quien establece las reglas de la relación. Sus asuntos siempre son más importantes y prioritarios. Mantiene una doble moral: él puede hacer cosas que ella no puede hacer. Habitualmente, no se muestra cariñoso ni abierto al diálogo. Ella tiene que saber siempre qué es lo que él necesita y lo que no quiere. Él le da órdenes y la hace callar. Decide por su cuenta. Promete cambios que después no hace. Amenaza con dejarla. Si se enfada, desaparece. La obliga a tener relaciones sexuales aunque ella no quiera o es desconsiderado y violento cuando las mantienen. |
Comportamiento en la relación |
Él hace comentarios despectivos sobre las mujeres. Piensa que las mujeres son inferiores a los hombres. Muestra poca tolerancia a la frustración. Se ofende con facilidad. Es autocompasivo y se sitúa en la posición de víctima. Es impulsivo. Utiliza expresiones agresivas. Tiene prejuicios raciales. Aunque se muestre seductor con los otros, tiene un comportamiento desagradable con ella. |
3.4.5.Prevención de las relaciones de pareja abusivas
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Hay que poner énfasis en el hecho de que establecer relaciones de pareja igualitarias beneficia a todo el mundo. Tanto hombres como mujeres son responsables de establecer relaciones basadas en la confianza y el respeto. La lucha contra la violencia machista tiene que ser una tarea compartida por todo el mundo. Es importante conocer las ideas y creencias del colectivo sobre el amor y las relaciones de pareja (cuáles son los roles que atribuyen a cada cual dentro de la relación, cuáles son las bases en las que piensan que se tiene que construir la relación, qué mitos han tenido más importancia en la creación de la pareja, etc.).
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Hace falta que vaya dirigida a fortalecer los factores de protección de la persona y el entorno. Para esto, hay que identificar previamente los elementos que pueden facilitar la aparición de la violencia, para potenciar aquellas creencias, ideas y habilidades que permiten establecer relaciones igualitarias y no violentas. Centrarse en las potencialidades de las relaciones permite tener una expectativa más optimista, aumentar la confianza en la relación, influir en su dinámica y rechazar las profecías autocumplidoras que puede sugerir el hecho de enfatizar los peligros de las relaciones.
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Hay que conocer a la población a la que va dirigida la acción. La prevención de las relaciones abusivas de pareja se tiene que hacer extensiva a todos los sectores de la población. Se puede hacer prevención a todas las edades, desde el embarazo con las madres y los padres del futuro bebé, hasta la infancia, la adolescencia, la juventud y la adultez. Solo hay que tener en cuenta la población a la cual se dirige la acción para adaptar conceptos y estrategias. También hay que considerar si ha habido una demanda o interés previo para abordar este tema o bien se ha planteado la acción preventiva por medio de la detección de una necesidad. Por supuesto, el abordaje es diferente, puesto que en el segundo caso tiene que haber un factor añadido bastante importante, como es la motivación, y hay que encontrar estrategias para despertar el interés de la población.
4.Consecuencias de la situación de violencia
4.1.Consecuencias en las mujeres
4.1.1.El síndrome de la mujer maltratada
4.1.2.El estrés postraumático
4.1.3.La depresión
4.1.4.La teoría de la indefensión aprendida
4.2.Consecuencias en las hijas y los hijos
4.2.1.Principales consecuencias de la exposición a situaciones de violencia
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Consecuencias físicas, retraso en el crecimiento, alteraciones de la alimentación y el sueño, retraso en el desarrollo motor, etc.
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Alteraciones emocionales: ansiedad, depresión, baja autoestima, etc.
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Problemas en el ámbito cognitivo: retraso en el lenguaje, absentismo escolar, bajo fracaso escolar, etc.
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Problemas de conducta: falta de habilidades sociales, agresividad, inmadurez, delincuencia, etc.
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A veces, las mujeres que sufren violencia se encuentran en un estado físico y emocional tan dañado que pueden tener dificultades para atender las necesidades básicas de las hijas y los hijos.
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Incapacidad de los agresores de establecer una relación cercana y cariñosa con las hijas y los hijos. Esto puede generar problemas de vinculación afectiva y de establecimiento de relaciones de aferramiento o vínculo primario.
M. A. Espinosa (2006). Las hijas e hijos de mujeres maltratadas: consecuencias para su desarrollo e integración escolar [documento en línea] (pp. 29-30). Emakunde / Instituto Vasco de la Mujer. <https://www.emakunde.euskadi.net>
4.2.2.Posibles alteraciones en el desarrollo psicoevolutivo
4.3.La resiliencia: un concepto para la esperanza
«La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida “sana” en un medio insano. Estos procesos se llevan a cabo con el paso del tiempo y dan afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. La resiliencia no se tiene que pensar como un atributo con el que nacen los niños o que adquieren durante su desarrollo, sino que se trata de un proceso que caracteriza un complejo sistema social, en un momento determinado del tiempo.»
Rutter (1993).

5.El acompañamiento profesional en casos de violencia machista
5.1.Perspectiva de género
5.2.La mujer como superviviente de la violencia vivida
5.3.De los perfiles a la disolución de los mitos
5.4.Indicadores de alerta
En el ámbito físico |
En el ámbito psicológico |
En el ámbito relacional |
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5.5.Rol del profesional
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En cuanto a la vinculación profesional-mujer:
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Debemos tener en cuenta que nos encontramos ante una persona adulta, que está en una situación de crisis, pero que es ciudadana de pleno de derecho y tiene capacidades, habilidades y derecho a decidir sobre su vida.
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Debemos aceptar sin reservas a la persona que tenemos delante y nos relata una situación de violencia, sin juzgarla, ni darle consejos, ni expresar nuestra opinión.
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Tenemos que explicitar nuestra función de acompañamiento en el proceso y ofrecer herramientas (para eso tenemos un «saber»).
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Debemos mostrar nuestra disponibilidad, crear un clima tranquilo, de confianza, y mostrar nuestra empatía.
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Tenemos que aplicar la escucha activa al relato de la mujer. Debemos tener en cuenta qué explica y cómo lo hace. Es preciso respetar el ritmo de cada mujer en su relato.
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Tenemos que asumir la responsabilidad que nos corresponde en la relación de ayuda; no nos tenemos que atribuir responsabilidades que no nos pertocan (éxitos-fracasos).
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Tenemos que considerar el conflicto como inherente a las relaciones humanas (y como posibilitador de cambio). Debemos contener las posibles situaciones conflictivas que puedan surgir, gestionarlas y trabajar.
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En cuanto a la mujer:
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Tenemos que partir de la individualidad y la diferencia de cada una de las mujeres con las que trabajamos. Tenemos que respetar el ritmo de cada una.
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Debemos mostrar las diferentes alternativas, para que sea ella quien decida (no infantilizar ni incapacitar a la persona adulta con la que trabajamos). La mujer es la propia agente del cambio.
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Debemos respetar a la mujer y no juzgar sus decisiones (derecho al no cambio). La mujer es quien tiene que plantear los objetivos que se deben trabajar en su proceso de recuperación y quien se tiene que responsabilizar de sus actuaciones.
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Debemos tomar como punto de partida sus potencialidades, y no sus carencias.
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La tenemos que ayudar a ser consciente de la realidad en la que se encuentra, para tomar decisiones sobre su futuro tan ajustadas a la realidad como sea posible.
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La tenemos que ayudar a ser consciente del derecho a expresar sus necesidades y a querer satisfacerlas.
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Debemos entender que se encuentra en un proceso de luto (de una relación, de una manera de vivir, de la relación con la familia, de su casa, del barrio, del trabajo, etc.). Tenemos que trabajar los sentimientos de pérdida y nostalgia.
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Debemos aceptar la expresión de ambivalencias, cambios de opinión, miedos, etc.
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En cuanto a la violencia:
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Tenemos que ofrecer información sobre la violencia contra las mujeres: qué es, causas, consecuencias, etc.
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Tenemos que ofrecer una visión objetiva de los mitos y las expectativas sobre el rol sexual femenino y masculino, y sobre creencias y estereotipos de género.
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Tenemos que dejar muy claro que no son culpables de la situación de violencia vivida. Las personas somos responsables de nuestras elecciones en la vida, también en la de pareja (en la mayoría de los casos). Sin embargo, el uso de la violencia en las relaciones de pareja no es nunca justificable y es responsabilidad de la persona que la ejerce.
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Tenemos que reconocer los posibles trastornos asociados con la violencia y relacionarlos con la experiencia vivida, para poderlos trabajar en el proceso de recuperación.
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En cuanto a su relación con el agresor:
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Debemos aceptar los sentimientos ambivalentes que pueden mostrar hacia el agresor.
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En caso de que la mujer decida volver, no tenemos que juzgar su decisión. Le tenemos que explicitar que siempre puede pedir ayuda si la necesita. Le tenemos que ofrecer pautas de protección.
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Debemos explicitar que es posible que la violencia se vuelva a dar si el agresor no está en tratamiento o no ha sido legalmente sancionado por su conducta.
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5.6.Un modelo de atención profesional
«[...] no existe una explicación sencilla para la violencia contra la mujer en el hogar. Ciertamente, cualquier explicación tiene que ir más allá de las características individuales del hombre, la mujer y la familia, y mirar hacia la estructura de las relaciones y el papel de la sociedad en apuntalar esta estructura.»
Informe de las Naciones Unidas (1980), La violencia contra la mujer en la familia.

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La cultura de referencia
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Las formas de organización social
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Las creencias
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Las ideologías
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La legitimación institucional de la violencia, que tiene un modelo de poder vertical y autoritario.
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Los modelos violentos que proporcionan los medios, que generan determinadas actitudes y legitiman conductas violentas.
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Las instituciones educativas: a menudo no ofrecen alternativas a la resolución violenta de conflictos interpersonales. Los planes de estudio tienen que integrar el trabajo de las relaciones interpersonales para romper con imágenes estereotipadas.
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Las instituciones religiosas: sostienen un modelo de familia patriarcal, aconsejan la resignación, la sumisión de la mujer al hombre y tienen una falta de presencia femenina en los órganos de poder.
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La falta de recursos para aplicar las leyes y la impunidad de los agresores en muchos casos.
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La victimización secundaria: instituciones o profesionales que tienen que ayudar a la mujer vuelven a victimizarla (sin darle atención, sin creerla, enviándola de un servicio a otro sin respuesta, haciéndole repetir su historia a una gran variedad de profesionales, etc.).
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Su historia personal (violencia en la familia de origen: algunos autores consideran que se da un efecto cruzado según el cual el hombre que ha sido víctima pasiva pasa a ser agresor y en cambio la mujer se define en el rol de víctima mediante la indefensión aprendida).
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La estructura familiar basada en el autoritarismo.
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El aprendizaje de resolución de conflictos mediante la violencia.
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El aislamiento social o familiar.
5.7.El circuito de atención a la violencia machista en Cataluña
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Ámbito estatal: Ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género.
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Cataluña: Ley 5/2008, de 24 de abril, del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista.
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Servicio de atención permanente. El servicio de atención permanente de la línea 900 900 120 es gratuito y confidencial, y funciona cada día del año durante las veinticuatro horas. Este servicio es universal y ofrece atención e información integral sobre los recursos públicos y privados al alcance de las mujeres en situaciones de violencia.
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Servicios de información y atención a las mujeres. Son servicios de información, asesoramiento, primera atención y acompañamiento, si procede, en relación con el ejercicio de los derechos de las mujeres en todos los ámbitos relacionados con su vida laboral, social, personal y familiar. Los servicios de información y atención a las mujeres se destinan a todas las mujeres, especialmente a las que sufren situaciones de violencia machista.
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Servicios de atención y acogida de urgencias. Estos servicios especializados facilitan la acogida temporal, de corta duración, a las mujeres que están o han sido sometidas a situaciones de violencia machista y, si es el caso, a sus hijas e hijos, para garantizar su seguridad personal. Asimismo, facilitan recursos personales y sociales que permitan una resolución de la situación de crisis.
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Servicios de acogida y recuperación. Son servicios especializados, residenciales y temporales, que ofrecen acogida y atención integral para posibilitar el proceso de recuperación y reparación a las mujeres y a sus hijas e hijos dependientes, que requieren un espacio de protección debido a la situación de riesgo motivada por la violencia machista, velando por su autonomía.
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Servicios de acogida sustitutorios del hogar. Estos servicios temporales que actúan como sustitutorios del hogar tienen que ofrecer apoyo personal, psicológico, médico, social, jurídico y de ocio, llevados a cabo por profesionales especializados, para facilitar la plena integración sociolaboral a las mujeres que se encuentran en situaciones de violencia.
-
Servicios de intervención especializada. Son servicios especializados que ofrecen una atención integral y recursos al proceso de recuperación y reparación a las mujeres que han sido o están en situaciones de violencia, y también a sus hijas e hijos. Asimismo, tienen que incidir en la prevención, sensibilización e implicación comunitaria.
-
Servicios técnicos de punto de encuentro. Servicios destinados a atender y prevenir, en un lugar neutral y transitorio, el problema que surge en los procesos de conflictividad familiar y, en concreto, en el cumplimiento del régimen de visitas de los hijos y las hijas establecido para los supuestos de separación o divorcio de los progenitores o para los supuestos de ejercicio de la tutela por la Administración pública, con el fin de asegurar la protección de menores de edad.
-
Servicios de atención a la víctima del delito. Tienen como finalidad, entre otras cosas, ofrecer a las mujeres información y apoyo en los procedimientos legales que se derivan del ejercicio de los derechos que les reconoce la legislación vigente.
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Servicios de atención policiales. Son los recursos especializados de la policía de la Generalitat que tienen como finalidad garantizar el derecho de las mujeres que se encuentren en situaciones de violencia machista, y también sus hijos e hijas dependientes, a la atención especializada, a la protección y a la seguridad ante la violencia machista.
Resumen
Glosario
- amor romántico m
- Modelo de amor que fundamenta el matrimonio monógamo y las relaciones de pareja estables. El amor idealizado es considerado como un sentimiento superior, que tiene que ser para toda la vida, exclusivo y que implica un elevado grado de renuncia.
- autoestima f
- Autovaloración de uno mismo, de la propia personalidad, habilidades y actitudes, que son los aspectos que constituyen la base de la identidad personal.
- dispareunia f
- Presencia de dolor o molestia antes, después o durante las relaciones sexuales.
- disociación f
- Mecanismo de defensa que consiste, según el psicoanálisis, en escindir elementos disruptivos del yo del resto de la psique. Algunos elementos inaceptables son negados de la conciencia.
- duelo m
- Proceso de adaptación emocional posterior a cualquier pérdida (de alguien querido, de una relación, de un trabajo, etc.).
- empoderamiento m
- Proceso por el cual las mujeres incrementan su estado de conciencia sobre sí mismas y su capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno, de modo que se asumen como sujetos de pleno derecho, se erigen en protagonistas de sus vidas y son capaces de impulsar cambios positivos en las situaciones que viven.
- feminidad f
- Conjunto de atributos asociados al rol tradicional de las mujeres y que tienen que definir su conducta tanto en el ámbito social como en la intimidad.
- micromachismos m pl
- Conductas sutiles de dominación que casi todos los hombres llevan a cabo de manera cotidiana en el ámbito de las relaciones de pareja, que implican un abuso de poder y que los sitúan en una posición de dominación en relación con las mujeres. Suelen ser invisibles e incluso estar perfectamente legitimadas por el entorno social.
- misoginia f
- Aversión u odio a las mujeres y a todo lo que se considera como femenino. La palabra misoginia proviene del griego μισογυνία, ‘odio a la mujer’.
- sexismo m
- Comportamiento individual o colectivo que desprecia un sexo en virtud de su biología, y perpetúa la dominación de los hombres y la subordinación de las mujeres.
- trauma m
- Malestar intenso causado por un suceso negativo, brusco e inesperado, que amenaza la integridad física de una persona o su bienestar.
- victimización f
- Proceso social complejo en el que la historia, el contexto social y los discursos ideológicos confluyen en torno a una persona: la víctima.
- victimización secundaria f
- Proceso que se traduce en una nueva victimización.
- vínculo primario m
- Vinculaciones profundas, base y fundamento de cualquier relación posterior, que el bebé establece con las figuras de aferramiento básicas.